Talhoffer, una espada.

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Daan
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Talhoffer, una espada.

Mensaje por Daan »



***
El mercenario escupió sangre, saliva y odio desde el suelo mientras gritaba.

¡Talhoffer! ¡No puedes abandonarnos! ¡Y menos antes de una batalla!

El otro mantuvo la calma con el espadón en guardia.

Puedo y lo estoy haciendo.

¡Cobarde!

Cobardes son los que masacran a una población indefensa por oro –escupió al suelo–. Hemos caído muy bajo.

El otro rió con fuerza y cinismo.

¿Es por eso? ¿En serio? Siempre fuiste un idiota mojigato... ¿Y a dónde piensas ir? ¡Tilverton ya no existe! ¡Tu familia ha muerto! ¡Sólo nos tienes a nosotros!

El otro hombre miró fijamente al que había sido su mejor amigo y compañero de armas.

No tengo nada, cierto –hizo una pausa pensativo antes de continuar–. Así se viaja ligero.

Echó a andar hacia la salida de la vieja casa en ruinas.

¡TALHOFFER! ¡EL CAPITÁN TE BUSCARÁ Y ACABARÁ CONTIGO!

Entonces aguardaré preparado... –suspiró.

Y marchó.
Última edición por Daan el Mié Oct 05, 2022 12:32 pm, editado 2 veces en total.
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Daan
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Re: Talhoffer, una espada.

Mensaje por Daan »

El “antes” y el “después” son elementos que están en la fuente de todas las artes de combate. Débil y fuerte, al mismo tiempo, con esta palabra debes recordarlo. Así, debes aprender con arte a obrar y guardarte. Si te asustas fácilmente, jamás aprenderás a combatir.
Tilverton. Hace 20 años...

¡Paso con la diestra! ¡Golpe con la siniestra! ¡Balancea! ¡Mantén!

Con un ladrido, el soldado viejo dio la orden de parar y examinó a los muchachos con ojo crítico. Se acercó a un adolescente rubio y enjuto y, con la vara con la que señalaba las órdenes, golpeó detrás de la rodilla que el muchacho tenía adelantada haciéndole trastabillar. Después, golpeó de abajo a arriba los brazos con los que el joven sostenía su espadón, casi temblando por el peso.

¡Talhoffer! ¡Esa rodilla más flexionada! ¡Levanta los brazos, maldito holgazán! ¡Y mantén la postura! Por el amor de Ao, ¡jamás haré de vosotros buenos soldados si no hacéis músculo! ¡Continuad!

El pequeño grupo de cadetes reanudó como si fuera uno sólo el entrenamiento en el patio de armas.

¡Paso con la siniestra! ¡Balanceo a la diestra! Avanzad la pierna retrasada. ¡Repetid! ¡Sólo repitiendo aprenderéis a salvar la vida en la refriega!


En algún lugar cercano al Mar de la Luna. Hace 10 años...

Talhoffer mantuvo la guardia en alto. Repitió ese balanceo que hacía parecer grácil el espadón que portaba, y que lo desplazaba a gran velocidad contra sus enemigos. Había gritos de hombres y mujeres a su alrededor, ceniza flotando en el ambiente, y resplandor de fuegos que se habían iniciado por doquier en la ciudad asaltada.

Cosas que transcurrían como en otro mundo. Dentro de la mente del soldado, lo importante era que, en el frente, la carga se había mantenido firme y línea de batalla avanzaba, poco a poco, pero imparable.

El estandarte del Zhentilar ondeaba a sus espaldas junto a figuras de oscura armadura.

Repitió el movimiento, segando miembros y concentrado tan sólo en reproducir las maniobras que había aprendido muy temprano en su vida.


Nevesmortas. Unos días atrás...

La pluma se deslizó con un sonido suave en la habitación comunal de La Rosa y El Martillo.

“Si quieres dar pruebas de tu arte, ven desde tu siniestra golpeando a diestra y desde la diestra a la izquierda. Es así que combatirás muy eficazmente. Recuerda, esta es la primera lección de la espada y debes aprender a dar tus golpes correctamente de los dos lados, si quieres esgrimir con más fuerza y precisión.”

Talhoffer terminó de escribir y limpió la pluma. Su espadón estaba apoyado muy cerca de él, y el reflejo de su hoja le devolvía distorsionada la imagen de un rostro en el que el rubio ya pasaba a blanco en alguna partes.

Con tranquilidad, sacó el carboncillo y pasó a los dibujos.

Que Oghma le concediera inspiración.
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Daan
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Re: Talhoffer, una espada.

Mensaje por Daan »

Talhoffer canturreaba cada vez que salía a los caminos de Nevesmortas. Aprendió aquella canción en las filas del zhentilar, acompañando las caminatas y las noches en las tabernas también, donde había habido buenos momentos de camaradería entre los soldados. Incluso con su capitán.

Por ello, cuando Jon conjuró un silencio sobre él antes de cargar contra los minotauros, no pudo dejar de sentirse un poco incómodo...

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