Operación "Salpicón de pulpo"

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TanisHAnderson
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Operación "Salpicón de pulpo"

Mensaje por TanisHAnderson »

Cansada y con un buen dolor de cabeza.
Así se encontraba, cuando se dejó caer sobre la cama sosteniendo la vacía botella azulada.
Se medió incorporó en los cojines y llevó la botella a los labios. Suspiró al volver a comprobar que no quedaba ninguna gota y susurró malhumorada y con desgana.
La botella se oscureció y el cristal se convirtió en un polvillo negruzco que cayó al suelo.

Dirigió nuevamente su atención a la mesa del cuarto donde había pasado las últimas horas.
Sobre esta se encontraba un extraño tubo, un mapa de la Marca, varios pergaminos y un tintero vacío en el que reposaba una pluma.
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Se frotó el puente de la nariz antes de dar un amplio bostezo y ,sin darse cuenta, quedar dormida.

Dekhana y media atrás…

- ¿Qué puede salir mal?
Había escuchado esa pregunta en numerosas ocasiones y la lista de posibles respuestas a veces era corta, generalmente muy larga y en pocas ocasiones no había.
Sostuvo la mirada en Seda, tenía la sonrisa que parecía estar entre el suicidio y el sacar tajada o algo interesante.
Val apartó el flequillo rebelde y observó los pergaminos y la caja.
Si eso era una celda no le agradaba la idea. Sin embargo, el plan podía acabar saliendo bien. Mal. U horriblemente mal.
Alzó una mano.

- A ver… pretendes que vayamos allí y ¿preguntemos?
- ¡Si! Un poco de maquillaje, algo de teatro y ..
- Vale, vale –negó la pelirroja – A fin de cuentas, tampoco le veo otro camino. Pero ¿cómo pretendes presentarte?
La única respuesta fue una sonrisa de Seda. Que demonios…

Días después todo estaba preparado.
La idea era simple. Se presentarían como señora y criada. Solo esperaban que tuviesen ocasión a hablar antes de acabar heridas o cosas peores.

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Los Soldados custodiaban la puerta flanqueándola. Y seguramente ambos vieron el destello rojizo al otro lado de las puertas del puente y se cuadraron.
Las puertas metálicas se abrieron y la pareja apareció frente a ellos.
Dos féminas. Bien raras las dos.
Dieron la voz de alto sosteniendo prestas las hachas.
Una clavó el bastón en el suelo y pronunció unas palabras en un extraño idioma con voz pausada. Se acercó y mostró un pergamino, el cual ardió al poco.

- Supongo que esto facilita las cosas. – dijo la mujer pelirroja.
- ¿Venís de parte de ella? Cada vez envía emisarios más raros.
Val miró de reojo a Seda. ¿Y quién demonios era esa ella?
- Mi señora no tiene por qué hablar con vosotros. Abrid paso en vez de dejarnos aquí.
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Los Soldados respondieron hoscamente y Val tras reprender a su “criada”, la excusó por su lealtad y carácter defensivo.
- Seda, baja el ritmo… aquí hay otras reglas. – susurró a través del conjuro que Seda había lanzado antes de cruzar las puertas.- Venimos buscando información sobre…
Uno de los soldados la interrumpió mientras se encaminaba al interior de la ciudadela.
Val se mordió el labio.

El soldado no tardó en regresar acompañado de una enana. Hosca y algo malhumorada.

- Si venís a comprar más esclavos, no hay. – Dijo secamente mirando a ambas.
- (¿Esclavos?) ¿No? Hm… lastima. ¿y cuánto tiempo tardarán en estar disponibles?
- ¿otro millar? Un par de meses. Necesitan el entrenamiento y adoctrinamiento adecuado.
- Que… (¿Millar?) decepcionante. – emitió un quedo suspiro. – Sin embargo, me han encomendado venir aquí a buscar información sobre otra cosa.
La enana sostuvo al mirada de Val.
- ¿y tenéis con que pagar esa información?
- Seguramente. Claro que el precio tendrá que ser en la justa medida de la calidad de la información. – cogió los pergaminos que llevaba al cinto y se los acercó a la enana.
Esta extendió los pergaminos y examinó los calcos de Seda. Conforme sus ojos recorrían los grabados, su expresión cambiaba y acabó pasando los dedos con suma delicadeza sobre ellos.
- (interesante) – ladeó la cabeza- ¿Asumo que sabéis de qué se trata?
- ¿De dónde los habéis sacado? Son runas del Arte invisible. La gran Duerra de las profundidades.
- De una caja. Con sus cierres rotos y – hizo un gesto a Seda – esto.
Seda sacó el molde de una gema que acercó a la enana, la cual la cogió y apretó con algo de fuerza.
- Una mente cristalizada.
- ¿Una qué?
- Esto fue diseñado para contener la mente de un Ulitharid.
- (¿y eso que mierdas es?) – Val asintió. – Un Ulitharid. Y eso….¿es?
- Un ilicido. Un poderoso ilicido.
- (un carapulpo.. genial)
- ¿De dónde habéis sacado esto? – preguntó la enana.
- Me encantaría tener todas las respuestas a las preguntas pero..- se detuvo al escuchar el susurro de Seda- … no tengo todo el conocimiento. Sin embargo, he oído que fue encontrada en una expedición a la ciudad Ilicida. ¿La caja puede arreglarse? ¿Serviría para contener a otro ser?
La enana observaba la gema y los pergaminos con los calcos.
- Solo sirve para contener a un Ulitharid. Es el fin por el que fue creada.
- ¿Y lo de la gem… mente cristalizada?
- Contenía la mente del Ulitharid. Si está libre, ya habrá encontrado otro recipiente.
- (¿recipiente?)
La enana alzó la vista hacía ambas.
- Si encontráis su paradero y nos informáis os pagaremos…
Ambas hicieron el mejor esfuerzo por no verse alteradas cuando la enana terminó de hablar.
- Y… ¿podría ser en especias?
- Depende de lo que queráis. No somos un mercado.
Y como en todo plan, cuando todo va bien y perfecto.. algo falla.
- Pregúntales cuanto nos dan por el paradero de la caja o la ca… - Seda tosió cuando se dio cuenta de que el conjuro había terminado y su susurro era audible para los soldados y la enana.
- Creí que no sabíais el paradero de la caja. – dijo la enana.
Val se estiró y sonrió
- Que no lo sepamos ahora, no quita que no podamos saberlo si el trato por esa información es buena. – había puesto su mejor sonrisa y esperaba que la simpleza de la mentira funcionase.
- La caja no nos interesa.
- Está bien, está bien.
- ¿Alguna otra pregunta?
- Si… Vuestro nombre.
La enana hinchó levemente el pecho.
- Orhia, Sacerdotisa de Duerra. La próxima vez que vengáis preguntad por mí.
- Oh.. sin duda así haremos. Y tal vez… no tenga que quedarme a las puertas como una pedigüeña. ¿nos devolvéis los pergaminos y la gema?
La enana asintió y ambas recogieron los objetos que habían entregado.
Se retiraron ambas partes y regresaron tras las puertas del puente.

Nada más cruzarlas Seda fue la primera en hablar.
- ¿¡Han dicho que nos pagarían…
Val le pidió silencio mientras abría un nuevo portal.
Había otros sitios mejores donde hablar que permanecer por más tiempo allí.
Y aunque no le hacía gracia alguna....

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Re: Operación "Salpicón de pulpo"

Mensaje por TanisHAnderson »

Bibliotecas.
Lugares llenos de información de tiempos pasados. De lugares. De gente olvidada. De dioses. Razas.
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Un lugar ideal para buscar cuando te encuentras con algo que no tienes ni idea de qué es… o por dónde empezar.
La cuestión, como todo, es que no todas las bibliotecas son iguales.
Y si quieres buscar algo en concreto sobre algo, lo mejor es buscar en el lugar más probable.
Sundabar tiene una buena biblioteca.
La Cámara de los Sabios de Argluna, sin duda.
Pero había otras bibliotecas más recónditas y menos luminosas que seguramente darían el conocimiento que necesitaban. O eso esperaban.

Val había viajado por muchos caminos. Había visto muchos lugares.
Demonios, hasta había visitado el propio plano del Caos.
Y aun así.. cada vez que entraba en la habitación de Seda, no imaginaba la existencia de un lugar más desordenado.
Pergaminos a medio escribir por el suelo, las sillas, la mesa. Botellas amontonadas, ropa sucia…
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Val negó apartando un montón de pergaminos y botellas vacías de la cómoda y se sentó sobre ella.
Korissa por su parte parecía darle igual y se tiró encima del butacón.
Seda de acomodó sobre su cama, si es que bajo todo lo que tenía encima de ella, seguía existiendo una cama.
- ¿Qué te parece cobrar XXX o en especias? – preguntó Seda a Korissa cuando las tres se habían acomodado.
- Pues depende. Si implica morir o mierdas de esas no me parece rentable.
- Quizás deberías comenzar por el principio, Seda – Dijo la pelirroja mientras abría una botella azulada.
- Eso sería una buena idea, mira – asintió Korissa a Val.
Y Seda comenzó a explicarse. O a intentarlo.
Val alternaba la vista entre ambas y daba de tanto en tanto algún trago.
La conversación giraba vertiginosamente en detalles que no venían a cuento, pullas y desvaríos.
- (Boomoatmooo..)- pensó mientras llegaba a la mitad de la botella consumida.
Y aun así…
Trató de hacer oídos sordos mientras se concentraba en calcular para cuanto más le iba a dar la botella a este ritmo.
Y ellas seguían desviándose más , más y más.
- .. si te comportas como una princesita no es mi problema.
- Yo no me comporto como una princesita. ¡Eres tú, que más borde y naces canto!
Val echó la cabeza hacía atrás.
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- ¡SILENCIO YA! – gritó con todas sus fuerzas acallando a ambas que se quedaron mirándola mientras se recomponía.
Lo que había sido una larga charla de giros y desvaríos se puso en claro en pocos minutos cuando todas estuvieron centradas en el tema.

- Entonces ¿vamos a una biblioteca?
- Lo ideal sería ir a una si. Tal vez Sundabar. O Argluna. O ir directamente a preguntar a los carapulpos si nos dejan mirar. – dijo Seda pausadamente.
- Yo conozco una bastante antigua en Adbar.
- Como queráis. – suspiró Val mientras miraba la botella vacía.- Para ir a los carapulpos podemos optar por la ruta corta y pagar peaje.
Y ruta corta, media o larga parecía que iba a ser un nuevo tema de elección. Por fortuna para la paciencia de Val las tres optaron por la más corta.
Se dispusieron a prepararse y partir primero hacía Sundabar.



Claro que… los planes nunca salen como uno quiere.




Reunidas en la puerta norte, esperando por el carromato, Seda y Korissa parecieron escuchar algo.
Val las miró dejando que ellas guiasen, a fin de cuentas, su percepción del mundo era más... visual.

Rumbo norte, con un Shanu alegando que había visto un tejón y nada más, llegaron a las inmediaciones del territorio trasgo.
La tribu de insectos se arremolinaba, con canticos y cuchillos, alrededor de una inmensa mole que, tras ella, había dejado una estela de fuego en árboles y en el suelo.
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Un inmenso dragón rojo yacía con el cráneo roto y las alas aplastadas. Rodeado por un amplio grupo de trasgos que al verles llegar, parte se marcharon a la cueva y el resto presentaron batalla.

Solventado el primer problema con los insectos trasgoides con una buena remesa de flechas, virotes , estoque y magia, por parte de un recién aparecido Dam.. el dragón quedaba ante ellos.

Daga en mano, la pelirroja no desdeñó la oportunidad. Diente, escama, viales de sangre y alguna cosa más..
Korissa había revisado el terreno encontrando unas huellas y luego trataba de abrir las fauces del dragón.
Val limpió parte de la sangre de sus manos en la hierba y la ayudó.
Del interior de la boca del dragón salió un bicho con 4 patas y un cerebro palpitante.
Primero capturado en ambar, luego con una correa e inconsciente llevado por Korissa.
Un colgante con dos cráneos rotos de ilicido apareció en poder de uno de los trasgos y Seda se hizo cargo de él.
Por otra parte, en medio de la destrucción tras el dragón algo llamó la atención de Val. La magia bullía en un punto en concreto de forma similar a algo que ya había visto en otras ocasiones.
- Hm.. aquí hay resto de un portal. Un portal entre planos.
Le tocaba a Dam dejar que sus ligazones con la Urdimbre y sus conocimientos desvelarán algo más.
Mientras eso pasaba, el plan de capturar a un trasgo y preguntarle surgió. Era simple, a fin de cuentas los trasgos habían seguido en sus intentonas de echarlos de allí.
Capturaron un chamán y pese a los chillidos y farfulleos en trasgoide comenzó el interrogatorio.
Elfos orcos de piel amarilla verdosa.
Habían aparecido montando al dragón.
Habían dado las gracias a su montura caída.

Val observó el gran cuerpo del dragón.
El chamán trasgo seguía con que era un regalo de sus dioses. Mucha carne.

- Pide la libertad. ¿qué decís? – preguntó la pelirroja al grupo.
- Pues imagina. Si se comienza a pudrir todo esto la peste que dará. Si se encargan ellos es un problema que arreglan. – dijo Korissa.
Val retransmitió la decisión al chamán, quien en un torrente de agradecimientos desapareció rumbo a la cueva.
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- ¿Pero le vais a dejar vivo?
Val suspiró. Jean y Conor habían llegado entre el interrogatorio y la profusa explicación de Dam sobre el origen del plano del que había provenido el dragón.

El plano astral. Un plano demencial en el que los “yintonik” vivían. Un plano donde tiempo y espacio se distorsionaba. Donde nada crecía. Y esos “yintonik” vivían en los cadáveres de deidades ya muertas. Un plano sin nada… y por tanto estos se dedicaban ir de plano en plano, invadiendo y recolectando.

Bien, sin duda la cosa se complicaba pensaba Val.
Lamentablemente… faltaban muchas más complicaciones por llegar.
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