Valiant Whitehawk

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Ark Roywind
Jabalí Terrible
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Valiant Whitehawk

Mensaje por Ark Roywind »

Ciudadela de la Militancia Estratégica, hace cuatro años, en la Academia Roja de la guerra.

— ¿Es él? — Preguntó la Dama Halconsangriento a su capitán, observando el comedor de iniciados desde una de las balconadas del piso superior.

El chico al que se dirigió su mirada, de apenas 16 años, permanecía apartado del resto de sus compañeros. Comía en solitario, leyendo un antiguo manual de estrategia militar sin prestar atención al alboroto que lo rodeaba.

— Así es, comandante. Me gustaría que se le amonestara. Deberíamos ser prácticos, relegarlo a trabajo de oficina. Se le va bien memorizar leyes. Nunca le faltará nada, honraremos a sus padres y tendrá una vida larga y plena al servicio de la Academia Roja.

— ¿Quieres apartarlo de su herencia por tener la mejor puntuación de la práctica de guerra, capitán?

El oficial frunció el ceño, suspirando con resignación.

— Sacrificó intencionadamente a varios de sus soldados, milady. Era consciente del resultado de las órdenes que dio, y no pareció importarle, tan solo quería alcanzar la victoria. Es nuestro deber proteger a los soldados a nuestro mando, no enviarlos a una muerte segura.

La mujer miró de nuevo al muchacho de cabellos rojos que parecía una piedra en mitad de un vendaval.

— He visto los informes, capitán. No solo fue el que antes alcanzó la condición de victoria, sino que su pelotón fue el que menos bajas sufrió y mayor número de civiles rescató.

El hombre, frustrado, descargó su puño contra la balaustrada de piedra, para disgusto de su superiora.

— Yo… lo siento, milady. Sí, cumplió el objetivo, pero… No debe hacerse de ese modo. Los entrenamos para dirigir o prestar su consejo táctico a otros hombres y mujeres. Si no se ganan el apoyo y lealtad de estos, no sirve de nada. Nadie quiere servir bajo el mando de alguien que solo ve en ellos una herramienta, que lo usa para un fin como si no tuviera valor. Es por su bien, comandante, nadie lo aprecia.

La mujer se mantuvo en silencio, viendo como todos los iniciados parecían evitar intencionadamente la mesa donde el muchacho estudiaba. Tal vez el capitán tenía razón, pero en el fondo, aunque suene frío, todos somos piezas de la Gran Maestra del tablero de lanzas.

— Está bien, abandonará la Academia — sentenció Halcónsangriento.

— Gracias, milady. Temía que sus compañeros se negaran a obedecerle de nuevo durante la siguiente prueba de guerra.

— Si lo hicieran, serían expulsados. No están aquí para hacer amigos y divertirse, capitán. La camaradería es importante, un líder debe hacerse seguir. Pero el orden de mando, la disciplina y el deber lo son aún más.

El soldado se llevó el puño al pecho como respuesta, mostrando respeto y disculpas en un solo gesto. Era un buen hombre, pero tal vez pasaba demasiado tiempo entre los iniciados, tendría que buscarle un nuevo puesto.

— En cuanto al iniciado Whitehawk, abandonará la próxima dekhana sus aposentos. Los Dragones Púrpura han solicitado apoyo a la Ciudadela de la Militancia Estratégica, y cumpliremos con nuestro deber otorgándoselo. El joven será enviado como paje junto a algunos de nuestros Caballeros del Halcón Rojo para servir en Cormyr.

A pesar de su claro disgusto, el capitán no osó oponerse a sus palabras. Era una orden, y debía ser obedecida. Más adelante le anunciaría que él también formaría parte del pelotón trasladado a Cormyr, ahora debía preparar una carta de presentación para el joven. Un escenario real le haría ver que los soldados son algo más que números, o lo obligaría a enfrentarse a ellos y forjar su carácter. Era un riesgo que estaba dispuesta a asumir.

Cormyr, hace tres años, en Marsember.

Valiant pasó de página, asintiendo. Las leyes eran sencillas, y aportaban orden a Cormyr.

Imagen

"Todas las personas que entren en Cormyr deben registrarse por los oficiales de una guarnición fronteriza".
"La moneda extranjera solo se puede usar en ciertos lugares. Cambie sus monedas por leones dorados de Cormyrea ante la primera oportunidad".
"Los aventureros deben adquirir un estatuto antes de emprender cualquier operación como grupo".
"Todas las armas deben estar en condiciones de servidumbre por la paz. Las únicas personas exentas de esta ley son los miembros de grupos aventureros autorizados y los miembros de grupos mercenarios que puedan ofrecer prueba de empleo".
"Está prohibido dañar a los gatos".
"Inclina la cabeza ante la realeza y la nobleza local".
"Los Dragones Púrpuras tienen derecho a registrarte si lo solicitan".
"Está prohibida la caza en terrenos privados".

Todas lógicas y razonables, excepto una. ¿Por qué iba alguien a sentir el impulso de dañar a un gato? Eran útiles ante alimañas, y requerían poca atención en sus cuidados. Además, según las convenciones sociales en cuanto a la estética, eran bonitos. Podría entenderlo si se tratara de gallinas. Las gallinas eran una molestia, su existencia alteraba el orden. Si no fuese por los nutrientes que aportaban mediante su carne y sus huevos ricos en proteínas, Valiant estaba seguro de que su eliminación aportaría justicia a Faerûn.
Cerró el libro, y abrió su diario. Las gallinas estaban asociadas a su pasado. Debía anotar los pensamientos que fluían en su mente para aportarlos al oficial que le dijo "Me gustaría poder entender lo que pasa por tu maldita cabeza". Su deber era obedecer y cumplir las órdenes.
Lothar, tuerto alcohólico con una espada grande
Sannish, dramático artesano del infortunio
Agh, ...
Ark Roywind
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Re: Valiant Whitehawk

Mensaje por Ark Roywind »

Ciudadela de la Militancia Estratégica, hace diez años, barracón para iniciados número once de la Academia Roja de la guerra.

— ¿Otra vez? — Preguntó Rowan, frunciendo el ceño.

En el umbral, la figura de Valiant era recortada por la lluvia. Estaba cubierto de huevos y barro, con el pelo pegado a la cara. Rowan resopló, frustrado, observando los camastros vacíos del barracón. Ya le resultaba raro que nadie hubiese vuelto antes.
El chico caminó hacia el interior, dejando el suelo chorreando y un rastro de huellas a su paso.

— Necesito un baño — comentó el chico pelirrojo, con su habitual tono monótono y desapasionado —. Las gallinas son un problema. Una molestia.

— El problema no son las gallinas, Valiant. Son los que te hacen eso. Lo que necesitas es plantarles cara.

Rowan apartó el pelo sucio de Valiant y le limpió la cara. Ni una lágrima, ni un atisbo de rabia o tristeza.

— ¿Plantarles cara? ¿Es una expresión?

— Sí, Valiant. Enfrentarte a ellos ¿Cuántas veces van esta dekhana?

— Cinco. Logré evitar la emboscada de ayer.

Sujetó al chico por los hombros. ¿Cuántos años tenía, diez? Era al menos cinco años menor que el resto de iniciados, y que él mismo. Aún le quedaba mucho tiempo en la Academia, y dudaba que las cosas fuesen a mejorar para él.

— Debes denunciar estos abusos a los oficiales al mando, Valiant.

— ¿Abusos? No son abusos, son huevos. Se ríen. Debe ser divertido.

— ¡Abre los ojos, idiota! Lo hacen justo por estas cosas, porque nunca respondes. Porque actúas… así.

— No lo comprendo. Tengo los ojos abiertos.

— Valiant, debes cambiar. Lo que te hacen es un castigo. No les gusta que alguien como tú los supere.

— ¿Un castigo? No he incumplido ninguna norma.

— Por ser quién eres. Por ser como eres.

— No puedo dejar de ser quién soy. Lo he intentado, pero no comprendo las emociones que otros buscan en mí. No puedo emularlas para satisfacerlos.

Rowan apretó los puños, dando una larga bocanada de aire.

— Estás nervioso. ¿He hecho algo malo? — Quiso saber Valiant.

— No… No has hecho nada malo. Ve a darte un baño, mañana tenemos práctica de combate a primera hora. Si te ven así te amonestarán.

El joven asintió, adentrándose en los barracones.

— ¿Dónde están los demás? — Preguntó Rowan, conteniendo la rabia —. Necesito hablar con ellos.

— Salieron corriendo tras arrojarme al suelo y golpearme. Táctica de evasión. El barro en los ojos y la contusión me impidieron averiguar hacia donde huyeron — comentó sin más, perdiéndose en los baños.
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