La Marca Argéntea

Ángela meditaba en su salón mientras se bebía un zumo. Trataba de resumir toda la reunión y pensar cual era su propósito en todo esto. Lo que iba buscando ya lo había conseguido, pero era insuficiente, tenía que seguir tirando del cable.

En ese caos mental, sin permiso ni señal alguna, se alzó en la sala.

Tras el debate agarró su nuevo portapergaminos y asintió con firmeza.

- Sentimientos... Prudencia... Sensatez. *se repetía la sacerdotisa*