CAPITULO I
A la deriva
Dicen que algunas personas nacen malvadas, o mezquinas, que son irremediables… que es mejor tenerlas lejos. Yo creo que en el fondo muchos buscamos ser buenos, pero hay situaciones a lo largo de la vida que te cambian, a veces el destino es el que es mezquino con uno y bueno… uno aprende.
Recuerdo aquel día, como su hubiese sido hace tan solo unas lunas, todo era tan simple, tan fácil… a veces mi día solo se trataba de jugar, divertirme con lo primero que encuentre. Nunca faltaba la comida ni el afecto de mis padres.
Todo era tan fácil…
Una pareja se encuentra en el muelle esperando pacientemente la hora de zarpar, de a ratos en silencio, de a ratos no tanto.
- - No deberíamos estar aquí…
- Creo que no entiendes la situación, querida. Sabes perfectamente que pasará si nos quedamos después de lo que hice.
- ¿Pero no puedes arreglarlo? Siempre puedes, tu escuchaste a Ramsey, estos días no han parado de saquear barcos ¡viajar es una locura!
- Marie, ya verem… *un joven niño de unos 9 años aparece en la escena*
- ¡Mira papá! ¡Esta seguro servirá! *le entrega una pequeña roca*
- Hmm… debería ser un poco mas plana, sigue buscando hijo *El niño asiente y se retira despreocupadamente por donde vino*
- - Craig…
- Marie…
- ¡RAMSEY! *un hombre corpulento ya entrado en sus 50 interrumpe a la pareja* ¿Qué? ¿no estábamos jugando a decir nuestros nombres?
- Ja ja, muy gracioso.
- No estamos de humor hoy, amigo.
- Pues no diría lo mismo del pequeño, juraría que lo he visto haciendo travesuras hace nada.
- ¿Y? ¿Qué esperabas? Es un niño. Vamos Ramsey, dile que es peligroso viajar ahora.
- Es tan peligroso como siempre, los rápidos de Jarmun no son precisamente conocidos por ser tranquilos. Dicho esto, zarparemos en unos minutos. *el joven niño vuelvo a la escena y se dirige directo a su padre*
- ¿y esta?
- Es perfecta
- ¿Me vas a enseñar a hacerlo?
- Si prometes portarte bien el viaje
- Vale…
- Entonces observa, la clave está en tratar de que la parte plana de la roca “roce” el agua. *procede a lanzar la roca, la cual rebota unas 9 o 10 veces y luego sonrie*
- Lo haces parecer fácil…
- Tampoco es tan difícil, hijo.
- Lamento interrumpir el momento padre/hijo, pero ya estamos zarpando así que acomódense que será un viaje movido.
Pasan las horas en un viaje que para algunos de sus tripulantes se hacen eternas.
- - *Marie observa a Craig, quien está algo nervioso* Sabes, si te sigue cayendo mal al estomago esto de viajar en bote quizás deberías alejarte de estribor.
- Ya se me pasará. ¿y Ludo?.
- Creo que no tiene los mismos problemas para viajar que su padre. *señala con la mirada al joven niño durmiendo entre unas cajas*
- Bueno, no podía sacar todo lo malo. *ríe un poco y luego suspira*.
- - ¡Maldita sea mi suerte, piratas orcos! Rápido, niños y mujeres a la popa. Cualquiera que pueda empuñar un arma quédense conmigo y será mejor que se preparen.
- Marie, rápido, ve con Ludo. Escóndanse y no salgan hasta que haya terminado todo.
- Maldición, Craig, te dije que esto pasaría *dice entre lágrimas y desesperación*. Esto está mal, esta muy mal, los dioses nos están castigando, es tu culpa, sabía que habría consecuencias.
- ¡Basta, no importa si tiene que ver con los dioses o no, no me discutas y hazlo!
- - Están abordando, espero que tengas algún truco preparado, Craig.
- Siempre tengo algo. *dice con cierta tranquilidad, a pesar de la situación*
- - Son demasiados… *exclama Craig, que ya hace rato dejo de lado su actitud calmada, quien mediante sus poderes arcanos logró acabar con por lo menos 4 orcos*. Esto no pinta bien.
- Malditos, como se atreven a abordar MI nave. *lucha furiosamente a la par de Craig, por momentos es difícil distinguirlo de los orcos debido a su contextura y ferocidad*
- - Creo… creo que ese era el último. *exclama Ramsey agitado luego de despachar a uno*
Un orco que portaba una honda, a la distancia, logra dar un impacto certero en la nuca de Ramsey, sus ojos se tornan blancos y cae rendido al suelo.
- - ¡RAMSEY! *mira para todos lados, quedaban 3 orcos que se acercaban furiosamente a él. Luego observa en dirección a donde están su mujer e hijo y cierra sus ojos*… que así sea.
- - ¿Mamá? ¿ya terminó todo? ¿Dónde está papá? *dice el niño entre lagrimas*
- No lo sé.. espera aquí, no te muevas por favor. *se levanta para observar la escena*
- - Ludo, por favor, quédate conmigo, estaremos bien. ¿Recuerdas como nadar cierto? *intenta tranquilizar a su hijo mientras observa los rápidos*
- S..si.. pero ¿y papá? *preguntó mientras sollozaba*
- El estará bien, nos encontrará, siempre lo hace. *dice sin apartar la vista de los rápidos*
Los minutos, que antes parecían una eternidad, ahora pasaban con cada parpadeo hasta que el barco no aguantó mas y se hundió por completo.
Y eso... eso es todo lo que recuerdo de aquel día. Como dije antes, el destino puede ser muy mezquino y a veces uno solo aprende de él.