Diario de Zeke Mark
Publicado: Mié Abr 13, 2022 2:55 pm
Hace ya una dekhana que llegué a la Marca. Las historias que me habían contado mis compañeros se quedan cortas: éste es un lugar salvaje como hay pocos, donde las bestias y los bandidos acechan a cada paso. Es todo lo que había soñado y más.
Pero no todo son buenas noticias. Por lo que he entendido, la mayor fuente de conflictos son los orcos y trasgoides, y las suyas son batallas sangrientas, sucias y depravadas. Asaltan los caminos en busca de riquezas y carne humana… Los restos que encontré en su cueva son prueba de ello.
Me cuesta olvidar ese día… Asaltamos su hogar, un aventurero y yo, juntos. Acabamos con todos los guerreros que encontramos en su interior. Por supuesto, no toqué sus casas, tan sólo abatí a los que llevaban armas, listos para la batalla. Pero a la salida, cuando creíamos estar a salvo, nos asaltó su líder, que volvía de una de sus “cazas”, seguramente. Nos acusó de atacar su hogar, y eso es cierto, pero ¿qué justificación tiene él, cuando habrá acabado con quién sabe cuántas vidas inocentes sin dudar? Y, aún sabiendo esto, no puedo evitar preguntarme si no habré hecho como él…
Sé que estas dudas son impropias de un seguidor de Tempus. Mi amigo Velver me habría dicho que me olvidara del asunto, que bastaba con saber que había participado en una buena batalla. Recuerdo cómo me guío por los caminos de Tempus… Su fe en el Señor de la Batalla sí que era inquebrantable. “Los que ensucian su nombre matando al inocente y no al guerrero no merecen piedad”, me dijo una vez.
Quizás tenga razón. No puede haber una guerra en condiciones si seres como los osgos sabotean la batalla matando sólo al inocente. Puede que estas dudas sean una prueba del Señor de las Batallas, para comprobar si creo verdaderamente en sus enseñanzas. O tal vez sea sólo la falta de convicción nacida de tantos años de vida placentera en la ciudad…
Pero eso quedó atrás. Mi fe no flaqueará, lo juro.
Pero no todo son buenas noticias. Por lo que he entendido, la mayor fuente de conflictos son los orcos y trasgoides, y las suyas son batallas sangrientas, sucias y depravadas. Asaltan los caminos en busca de riquezas y carne humana… Los restos que encontré en su cueva son prueba de ello.
Me cuesta olvidar ese día… Asaltamos su hogar, un aventurero y yo, juntos. Acabamos con todos los guerreros que encontramos en su interior. Por supuesto, no toqué sus casas, tan sólo abatí a los que llevaban armas, listos para la batalla. Pero a la salida, cuando creíamos estar a salvo, nos asaltó su líder, que volvía de una de sus “cazas”, seguramente. Nos acusó de atacar su hogar, y eso es cierto, pero ¿qué justificación tiene él, cuando habrá acabado con quién sabe cuántas vidas inocentes sin dudar? Y, aún sabiendo esto, no puedo evitar preguntarme si no habré hecho como él…
Sé que estas dudas son impropias de un seguidor de Tempus. Mi amigo Velver me habría dicho que me olvidara del asunto, que bastaba con saber que había participado en una buena batalla. Recuerdo cómo me guío por los caminos de Tempus… Su fe en el Señor de la Batalla sí que era inquebrantable. “Los que ensucian su nombre matando al inocente y no al guerrero no merecen piedad”, me dijo una vez.
Quizás tenga razón. No puede haber una guerra en condiciones si seres como los osgos sabotean la batalla matando sólo al inocente. Puede que estas dudas sean una prueba del Señor de las Batallas, para comprobar si creo verdaderamente en sus enseñanzas. O tal vez sea sólo la falta de convicción nacida de tantos años de vida placentera en la ciudad…
Pero eso quedó atrás. Mi fe no flaqueará, lo juro.