Las voces de visitantes y lugareños se alzan en Nevesmortas, entonando una melodía lenta que de algún modo suena a todos quienes la escuchan. Con los días son más quienes llevan la música a sus labios, y el rumor de la canción se convierte en un murmullo sempiterno que resuena de fondo en algunas zonas de la villa, sobre todo al noreste del lugar.
En la Atalaya mendigos y enfermos se aferran al cántico, y lo que al principio solo era el ritmo de una melodía se convierte en voces pidiendo piedad y misericordia a los dioses. La canción sustituye a las plegarias, pero traen armonía al lugar. Los pesares cesan, la misericordia de extraños y familiares acompaña la canción que parece avivar la llama de Lathander.
En la sala de curas los enfermos entonan la canción junto a aquella que fue encerrada en ámbar, asegurando que este vibra y acompaña a sus voces. Los enfermos y heridos se unen, y de algún modo esto calma sus dolores y pesares.
En el teatro se reúnen músicos atraídos por los rumores y ciudadanos que han encontrado en esa música un momento de calma en estos tiempos de incertidumbre y miedo. Los instrumentos parecen cobrar vida en manos de los intérpretes, que aseguran que la inspiración ha llegado a ellos. Poco a poco el teatro se llena al amanecer y anochecer de cada día, e incluso guardias y mercaderes aprovechan el final de sus jornadas para acudir.
Poco a poco, la canción se escucha en los caminos, de boca de viajeros y comerciantes que han visitado Nevesmortas. Y estos aseguran que incluso en los bosques las aves parecen acompañarlos.
En la Atalaya mendigos y enfermos se aferran al cántico, y lo que al principio solo era el ritmo de una melodía se convierte en voces pidiendo piedad y misericordia a los dioses. La canción sustituye a las plegarias, pero traen armonía al lugar. Los pesares cesan, la misericordia de extraños y familiares acompaña la canción que parece avivar la llama de Lathander.
En la sala de curas los enfermos entonan la canción junto a aquella que fue encerrada en ámbar, asegurando que este vibra y acompaña a sus voces. Los enfermos y heridos se unen, y de algún modo esto calma sus dolores y pesares.
En el teatro se reúnen músicos atraídos por los rumores y ciudadanos que han encontrado en esa música un momento de calma en estos tiempos de incertidumbre y miedo. Los instrumentos parecen cobrar vida en manos de los intérpretes, que aseguran que la inspiración ha llegado a ellos. Poco a poco el teatro se llena al amanecer y anochecer de cada día, e incluso guardias y mercaderes aprovechan el final de sus jornadas para acudir.
Poco a poco, la canción se escucha en los caminos, de boca de viajeros y comerciantes que han visitado Nevesmortas. Y estos aseguran que incluso en los bosques las aves parecen acompañarlos.
Tened piedad de nosotros, dioses, conforme a vuestra misericordia, y conforme a vuestras múltiples piedades borrad nuestra inquidad.
Limpiad completamente la mancha de inquidad y limpiad nuestros pecados, pues reconocemos esta impureza y siempre están nuestros actos frente a nosotros.
Solo contra vosotros hemos pecado, y hemos hecho mal frente a vuestro juicio, pero siempre somos justos en nuestras palabras para que el orden venza bajo la búsqueda de nuestra perfección.
Pues hemos sido concebidos en imperfección, y en pecado nos concibió nuestra madre para dar forma a nuestra obra. He aquí que hemos forjado la única verdad gracias a que lo desconocido y oculto de vuestra sabiduría nos manifestó vuestros planes.
Purifícanos con vuestro silencio y estaremos limpios, pues hemos purgado mal e impurezas allí donde el miedo las había retorcido. Da a los oídos de Toril gozo y alegría, y exultarán los huesos de los caídos a un nuevo y perfecto renacer donde sus almas no serán humilladas.
Apartad vuestro rostro de nuestro pecado, pues solo fuimos la mano que guio los actos que escribisteis, y borrad todas nuestras inquidades.
Cread en ellos, dioses, un corazón perfecto y renovad su espíritu a su nueva forma dentro de la obra. No les arrebatéis esta oportunidad ni alejéis vuestros sagrados dones.
Devuélvenos la alegría de vuestra salvación y fortaleced los espíritus nobles. Nosotros enseñaremos a los inicuos el camino a seguir, y los impíos se convertirán en nosotros.
Liberad la sangre, dioses, y en su reguero forjaremos la salvación. Nuestras lenguas entonarán eternamente la perfección. Dioses, nuestra boca se abrirá, y proclamará un nuevo orden.
Pues si no habríais querido sacrificios habríais tomado nuestra vida cuando la pusimos en vuestras manos. Un holocausto no habríais forjado.
Nuestros sacrificios son debilidades forjadas y perfeccionadas, almas liberadas en vuestra eternidad. Dioses, acoged a aquellos cuyos corazones hemos limpiado.
Sed benignos, oh dioses, y en vuestra buena voluntad con Toril que vuestro silencio permita que el canto lleve paz y orden en vuestro nombre.
Aceptad los futuros sacrificios que traerán justicia o quietud. Oblaciones y holocaustos para finalizar nuestra obra. Entonces ofreceremos corazones justos y renovados que acudirán a vuestros nombres.
Nosotros os haremos perfectos. Nosotros alzaremos un nuevo amanecer, bajo los pecados de nuestros actos. Perdonadnos, dioses. Perdonadnos, y dadnos vuestro silencio.
Limpiad completamente la mancha de inquidad y limpiad nuestros pecados, pues reconocemos esta impureza y siempre están nuestros actos frente a nosotros.
Solo contra vosotros hemos pecado, y hemos hecho mal frente a vuestro juicio, pero siempre somos justos en nuestras palabras para que el orden venza bajo la búsqueda de nuestra perfección.
Pues hemos sido concebidos en imperfección, y en pecado nos concibió nuestra madre para dar forma a nuestra obra. He aquí que hemos forjado la única verdad gracias a que lo desconocido y oculto de vuestra sabiduría nos manifestó vuestros planes.
Purifícanos con vuestro silencio y estaremos limpios, pues hemos purgado mal e impurezas allí donde el miedo las había retorcido. Da a los oídos de Toril gozo y alegría, y exultarán los huesos de los caídos a un nuevo y perfecto renacer donde sus almas no serán humilladas.
Apartad vuestro rostro de nuestro pecado, pues solo fuimos la mano que guio los actos que escribisteis, y borrad todas nuestras inquidades.
Cread en ellos, dioses, un corazón perfecto y renovad su espíritu a su nueva forma dentro de la obra. No les arrebatéis esta oportunidad ni alejéis vuestros sagrados dones.
Devuélvenos la alegría de vuestra salvación y fortaleced los espíritus nobles. Nosotros enseñaremos a los inicuos el camino a seguir, y los impíos se convertirán en nosotros.
Liberad la sangre, dioses, y en su reguero forjaremos la salvación. Nuestras lenguas entonarán eternamente la perfección. Dioses, nuestra boca se abrirá, y proclamará un nuevo orden.
Pues si no habríais querido sacrificios habríais tomado nuestra vida cuando la pusimos en vuestras manos. Un holocausto no habríais forjado.
Nuestros sacrificios son debilidades forjadas y perfeccionadas, almas liberadas en vuestra eternidad. Dioses, acoged a aquellos cuyos corazones hemos limpiado.
Sed benignos, oh dioses, y en vuestra buena voluntad con Toril que vuestro silencio permita que el canto lleve paz y orden en vuestro nombre.
Aceptad los futuros sacrificios que traerán justicia o quietud. Oblaciones y holocaustos para finalizar nuestra obra. Entonces ofreceremos corazones justos y renovados que acudirán a vuestros nombres.
Nosotros os haremos perfectos. Nosotros alzaremos un nuevo amanecer, bajo los pecados de nuestros actos. Perdonadnos, dioses. Perdonadnos, y dadnos vuestro silencio.