Dalorian Slay
Publicado: Vie Feb 23, 2007 11:59 am
De pequeño, Dalorian siempre había sido marginado por el resto de los niños de Aguas Profundas por su sangre dracónica. Nunca quería jugar nadie con él, y siempre era el blanco de las burlas.
Su madre había sido una gran aventurera, pero cometió el error de intentar conseguir algo de tesoro de la guarida de la gran sierpe Balagos, al que tambien llamaban la Llama Voladora. El enorme dragón acabó con todo el grupo, entre ellos su esposo, y cuando solo quedaba ella, sola y asustada, Balagos, tomando apariencia humana, la torturó, la violó y le sacó un ojo, dejandola viva para que se arrepintiese de lo que había intentado hacer, que sufriera por haber perdido a todos sus amigos. Tras aquello, su madre se retiró de la vida de aventura y se estableció en Aguas Profundas.
Aunque repudiado por siempre, Dalorian vivía feliz junto a su madre, y no se preocupaba por nada. Pero a los 14 años, su madre murió. Dalorian no lo sabía, pero había muerto de pena, pena por haber perdido a su unico amor y a sus amigos, pero más pena aún por Dalorian, por ser hijo del monstruo que era. Ella lo quería, por supuesto, era su hijo, pero no podia evitar sentir arcadas cada vez que lo veía, y recordaba aquellos ojos carmesíes de placer mientras la montaba.
Dalorian no supo qué hacer. La única persona que le había tenido aprecio había muerto, y él sabía mejor que nadie que aquel no era su sitio, así que partió en busca de aventuras, pero con 14 años, Faerûn es un sitio peligroso para cualquiera, así que las mayores aventuras que tuvo fueron correr delante de monstruos durante horas.
Un día, mientras caminaba por las montañas, se adentró en una cueva, que resultó estar habitada por una dragona blanca. Dalorian no era tonto, y supo qué hacer para no ser devorado. Se arrodilló ante el dragón y suplico por su vida, poniendose a su servicio. La dragona sonrió porque iba a comerselo de todas formas, pero entonces vió sus ojos, y pensó que aquel intento de dragon no dejaba de ser un retoño de su diosa, y lo tomó a su cuidado. La dragona, llamada Arveiaturace, resultó ser una sacerdote¡isa de Tiamat, y le enseñó al joven Slay (el apellido de su madre) todo lo referente a la "madre de Dragones". La joven e influenciable mente del muchacho fue poco a poco corrompiendose por las enseñanzas del dragón, ya que era el unico ser aparte de su madre que le había prestado atención, y el muchacho acabó desarrollando un fuerte fervor por Tiamat. Una noche, un cazador de dragones elfo entró en la cueva a intentar acabar con la sierpe, y entablaron un duro combate, en el que el cazador resultó victorioso, pero muy malherído. Slay, al ver a la dragona muerta a los pies del cazador, no se lo pensó dos veces, sacó su daga de la bota, y se acercó al cazador simulando ser un esclavo. Aun podía recordar aquella mirada entre incrédula y suplicante del elfo cuando vió sus ojos de dragón mientras le rebanaba la garganta.
Desde entonces Dalorian se propuso alcanzar todo el poder que su diosa pudiera otorgarle, haciendo grande su nombre, y acabando con todos los que intentasen hacer daño a un dragón, para que su diosa lo convirtiera en un dragón de verdad.
Despues de años, ahora sus pasos lo han conducido hacia la Marca Argéntea, en donde espera encontrar más dragones o semidragones para encabezar una cruzada contra el culto del dragón. Por el camino ha conocido a Jessica Volkozz, con la que ha hecho buenas migas, a pesar de sus continuas peleas. Dalorian cree que puede ser una útil aliada en su proposito, aunque no olvida que probablemente la muchacha piense lo mismo de él.
Su madre había sido una gran aventurera, pero cometió el error de intentar conseguir algo de tesoro de la guarida de la gran sierpe Balagos, al que tambien llamaban la Llama Voladora. El enorme dragón acabó con todo el grupo, entre ellos su esposo, y cuando solo quedaba ella, sola y asustada, Balagos, tomando apariencia humana, la torturó, la violó y le sacó un ojo, dejandola viva para que se arrepintiese de lo que había intentado hacer, que sufriera por haber perdido a todos sus amigos. Tras aquello, su madre se retiró de la vida de aventura y se estableció en Aguas Profundas.
Aunque repudiado por siempre, Dalorian vivía feliz junto a su madre, y no se preocupaba por nada. Pero a los 14 años, su madre murió. Dalorian no lo sabía, pero había muerto de pena, pena por haber perdido a su unico amor y a sus amigos, pero más pena aún por Dalorian, por ser hijo del monstruo que era. Ella lo quería, por supuesto, era su hijo, pero no podia evitar sentir arcadas cada vez que lo veía, y recordaba aquellos ojos carmesíes de placer mientras la montaba.
Dalorian no supo qué hacer. La única persona que le había tenido aprecio había muerto, y él sabía mejor que nadie que aquel no era su sitio, así que partió en busca de aventuras, pero con 14 años, Faerûn es un sitio peligroso para cualquiera, así que las mayores aventuras que tuvo fueron correr delante de monstruos durante horas.
Un día, mientras caminaba por las montañas, se adentró en una cueva, que resultó estar habitada por una dragona blanca. Dalorian no era tonto, y supo qué hacer para no ser devorado. Se arrodilló ante el dragón y suplico por su vida, poniendose a su servicio. La dragona sonrió porque iba a comerselo de todas formas, pero entonces vió sus ojos, y pensó que aquel intento de dragon no dejaba de ser un retoño de su diosa, y lo tomó a su cuidado. La dragona, llamada Arveiaturace, resultó ser una sacerdote¡isa de Tiamat, y le enseñó al joven Slay (el apellido de su madre) todo lo referente a la "madre de Dragones". La joven e influenciable mente del muchacho fue poco a poco corrompiendose por las enseñanzas del dragón, ya que era el unico ser aparte de su madre que le había prestado atención, y el muchacho acabó desarrollando un fuerte fervor por Tiamat. Una noche, un cazador de dragones elfo entró en la cueva a intentar acabar con la sierpe, y entablaron un duro combate, en el que el cazador resultó victorioso, pero muy malherído. Slay, al ver a la dragona muerta a los pies del cazador, no se lo pensó dos veces, sacó su daga de la bota, y se acercó al cazador simulando ser un esclavo. Aun podía recordar aquella mirada entre incrédula y suplicante del elfo cuando vió sus ojos de dragón mientras le rebanaba la garganta.
Desde entonces Dalorian se propuso alcanzar todo el poder que su diosa pudiera otorgarle, haciendo grande su nombre, y acabando con todos los que intentasen hacer daño a un dragón, para que su diosa lo convirtiera en un dragón de verdad.
Despues de años, ahora sus pasos lo han conducido hacia la Marca Argéntea, en donde espera encontrar más dragones o semidragones para encabezar una cruzada contra el culto del dragón. Por el camino ha conocido a Jessica Volkozz, con la que ha hecho buenas migas, a pesar de sus continuas peleas. Dalorian cree que puede ser una útil aliada en su proposito, aunque no olvida que probablemente la muchacha piense lo mismo de él.