Historia de Alan

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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AsaMit

Historia de Alan

Mensaje por AsaMit »

Aquí pego la historia que hice para el otro foro, poned vosotros también las historias que hicisteis o animaos a hacer una nueva :wink:




La brisa de los mares mecía las ramas de los árboles. Parecía que los árboles hablaran entre ellos, comentando el maravilloso anochecer que el bosque estaba presenciando.
Alan estaba sentado bajo un árbol, contemplando a lo lejos el mar que se perdía en el horizonte. Sus ojos negros intentaban ver mas allá del horizonte, imaginando que un día podría surcar los mares hasta llegar a nuevos territorios desconocidos y vivir miles de aventuras. De pronto…

Madre- ¡Alan! *abre las ventanas dejando entrar la luz intensa de las mañanas*
Madre- Despierta *retira las sabanas*
Madre- ¿Sabes que día es hoy?
Alan- *tapándose la cabeza con la almohada* Es un maldito día…
Madre- Lávate la cara, tu padre quiere hablar contigo. Ah...y felicidades *retira la almohada y le da un beso en la mejilla*

El corazón empezó a latirle fuertemente. Intentaba evadirse de esas palabras que dejó en el olvido pero que algún día volverían, y esta vez para siempre.
Tras asearse, se sentó a desayunar junto a su padre. Cada vez que se acercaba más a él, su cara emblanquecía. Se alzó el silencio y Alan lo deseaba en ese momento más que cualquier cosa.

Padre- *sonríe bobalicón* Felicidades, ahora ya podrás servir a la milicia y así hacer algo útil en toda tu vida. Serás un gran guerrero, igual que tu padre. El rey te concederá privilegios por tus hazañas en las batallas, como a tu padre *ríe de nuevo aún más bobalicón*
Alan- *piensa* Siempre tú, tus hazañas, tu vida maravillosa, tu hogar, tus privilegios. Egoísta. No quiero ser como tú.
Padre- Contéstame, te estoy hablando. ¿No te parece maravilloso?
Alan- No quiero pertenecer a la milicia. Ya sabes perfectamente lo que deseo.
Padre- Serás como tu padre y punto. Esa vida que deseas no te proporciona un futuro seguro. ¿Acaso deseas ser un vagabundo, un ser inferior, que acepte las limosnas porque no tiene por donde caerse muerto?. De esta forma podrás ayudar a tu gente. Y no me discutas más, es la ley.
Alan- A la porra las leyes. Esas historias victoriosas solo cuentan lo que la gente quiere escuchar, ¿pero donde están los cientos de muertos que dejan sus vidas por ayudar a su rey?. No se sabe nada de ellos, solo se sabe el fardar del rey al verse rodeado de sus lujos.
Padre- *frunce el ceño* Cállate…
Alan- *armado de valor* Prefiero ser un ser inferior sin nada con lo que caerme muerto antes que ser el perrito faldero del rey.
Padre- *Sin pensarlo un momento le asesta un puñetazo en la cara* ¿Te he dejado las ideas claras ahora?

Alan cayó al suelo del gran golpe. Se le nublaron los ojos. Sentía frustración, ira, odio…
Sentimientos que nunca debió experimentar. Corrían lágrimas de dolor por las mejillas de su madre. El padre cogió el cinturón y se lo ajustó.

Padre- Me voy a la taberna. Ten la comida preparada para cuando llegue.
*sale de la casa sin preocupación alguna*
Madre- *se abalanza sobre Alan* ¡Alan!, ¡Tesoro!, ¿Estás bien?
*Alan se levanta sin mediar palabra y se apresura para aliviarse el moratón*
La madre dolorida, pues también es como si se llevara el golpe al ser fruto de ella, se seca las lágrimas y comienza a preparar la comida. Alan, tras aliviarse el moratón, va a su habitación para acostarse en la cama y reflexionar sobre lo ocurrido.
En la vida debes elegir tu camino. Cada camino lleva una serie de consecuencias a las que te tienes que adaptar conforme vas caminando.
Alan se plantea el dilema pudiendo elegir el camino de la cobardía, puesto que evade los problemas a los que se debe enfrentar por él mismo, pero al mismo tiempo realiza su sueño de descubrir nuevas tierras y llevar a cabo miles de aventuras; ó elegir el camino de la opresión, negándole sus sueños por los que ha estado anhelando toda su vida.
*Se escucha un portazo*

Padre- Ya he llegado *olisquea*
Padre- Sirve ya los platos, voy a cambiarme.
Madre- *Intenta no respirar el olor a alcohol que desprende por toda la casa* Ahora mismo los sirvo…*asquea*

Alan, al escuchar la voz de su padre, busca un tablón suelto de madera en el suelo y lo arranca dejando ver una bolsa abultada por algo. Se queda mirándolo un instante y decide cogerlo. Vuelve a tapar el agujero y se la esconde bien entre su atuendo.

Madre- ¡Venid a comer!

Camina algo nervioso hacia la mesa ocupada por sus padres, se sienta y se dispone a comer. En todo lo que duró la comida solo reinó el silencio acompañado de unas voces susurrantes que perturbaban la cabeza de Alan. ¿Quizás el remordimiento?...

Tras comer, el padre se levanta y se desabrocha el cinturón mientras se frota la gran envergadura de su barriga.

Padre- *ríe bobalicón* Estaba para chuparse los dedos. Mujer, recuerda que al anochecer es el baile, así que recoge todo esto y ponte algo en la cara para que no se asusten mis compañeros. Alan, al anochecer a casa, recuerda que mañana te apuntaré en la milicia.
Madre- *sonríe forzada con la mirada llena de ira*
Alan-*permanece en silencio*
Padre- Me voy a hacer unos recados.

Alan se retira de la mesa y vuelve a la habitación. Se escucha unos llantos que provienen de la madre. Alan, coge una pluma y un pergamino y comienza a escribir.

“Madre, espero que no me guardes rencor al dejarte sola con este ser al que llamo padre, que no se merece llamar así. He decidido aventurarme solo allá donde me deparen los mares, libre de la opresión a la que estoy sometido. Cogí el oro que me dio “padre” para la milicia, lo emplearé para iniciarme fuera de este lugar. Te recordaré siempre por tu gran corazón y paciencia con la que aguantaste todos estos años casada con él y por el cariño que me diste para poder sobrevivir aquí.
*la última frase esta emborronada, parece haber caído unas lágrimas que humedecieron la tinta, aunque se puede distinguir: “Con cariño de tu hijo Alan” *


Cierra el pergamino y lo deja encima de la cama. Se asegura de que tiene la bolsa con el oro.

Alan- ¿Madre?
Madre- Estoy arreglándome, cariño.
Alan- Voy a casa de Nathan, volveré al anochecer.
Madre- Ten cuidado.
Alan- Llegó el día…*dice para sí*

Sale fuera de la casa y empieza a caminar hacia los muelles. Cuando lleva unos minutos de camino, se distingue al fondo un gran barco y a unos hombres llevando carga. Al lado del barco esta el supervisor. Un hombre alto de cabellos rubios y ropas bastante caras. Alan se acerca a él lentamente.

Alan- Buenas tardes Jach
Jach- ¡Hola Alan!, ¿Qué haces por aquí?
Alan- ¿Vais a zarpar al anochecer?
Jach- Si, llevamos una carga de algodón hacia Nevesmortas, ¿Por qué?
Alan- Necesito zarpar con vosotros e irme de aquí cuanto antes.
Jach- No es posible. Sabes que no le puedo hacer eso a tu padre. Me cortaría en pedacitos.
Alan- Lo he decidido. Quiero salir de aquí y aventurarme donde me depare el mar. No aguanto más aquí.
Jach- No, no va a poder ser, lo siento Alan.
Alan- ¿Prefieres que cuente lo de tu estafa con el dinero de las exportaciones que van destinadas a enriquecer las arcas del rey?...
Jach- *suspira* Es…está bien, pero que sea con toda precaución y sigilo. Al anochecer aquí en los muelles.
Alan-*asiente*

Finalizando su objetivo, decidió volver al lugar donde empezaron todos sus anhelos desde pequeño, puesto que es la última vez que lo verá.
Empezó a llover, sintiendo el frescor de la lluvia en su tez, sintiendo la fuerza del viento cuando tropieza en su rostro, captando el roce del viento en su piel. El tiempo es veloz y no se da cuenta de su paso estando en aquel lugar. Pudo pasarse la vida mirando al cielo y rogando la felicidad, pero dudo que a alguien le importe. Empezó a anochecer, Alan vió el resplandor de la luna al aparecer pero el siguió mirando al horizonte como se teñía de azul. Cuando se dió cuenta empezó a correr hacia los muelles sin descanso pues le esperaba una nueva vida.

Jach- ¿Estás preparado?
Alan- Si, zarpemos cuanto antes.
Jach- Ayúdame a cargar dos cajas que han quedado fuera.
Alan-*Asiente*
Jach- ¡Arriad las velas!. Todo el mundo que no este haciendo algo que vaya a los remos.

Tras prepararlo todo, el barco zarpó rumbo Nevesmortas. Mientras tanto…



Madre- Alan cariño, ya hemos llegado *coge un vaso con agua y va para su habitación*

Tras abrir la puerta se encuentra con el pergamino sobre la cama. La madre se teme lo peor y abre el pergamino para leerlo. Se oye un ruido como si algo se hubiera roto.

Padre- ¿Qué pasa ahora?, ¿Nunca voy a estar tranquilo en mi propia casa?

El padre entra en la habitación y puede observar como el vaso queda esparcido en pedazos por el suelo. Se puede distinguir un charco de sangre mezclado con agua que proviene de la madre tendida en el suelo con un corte en la muñeca, con la otra sujeta un trozo de cristal.
Trisquel

Mensaje por Trisquel »

Me encanta! lamento no haberla leido antes.
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