El joven Irhian
Publicado: Mié Mar 07, 2007 12:34 pm
El día se despertó un poco nublado, caía una fina llovizna que poco a poco iba empapando el suelo, el viento soplaba ligeramente, era una mañana fría de invierno. Dentro de la casa el ambiente era mas agradable, la chimenea mantenía caliente el hogar.
La habitación estaba a medio oscuras, un dulce bebe dormía plácidamente en su pequeña cuna, cuando por la noche el niño lloraba, su padre le tocaba una suave melodía que lo calmaba en seguida mientras su madre lo balanceaba levemente... pasaron varias semanas, ese precioso bebe fue llamado Irhian.
Paso algún tiempo, el niño crecía fuerte y sano, dada su temprana edad aprendió a leer y escribir en seguida, se le veía muy despierto, le gustaba mucho que su padre Arlequín le contara algunos historias que el había vivido en sus viajes y aventuras...
Al ver que no le costaba mucho aprender, Arlequín decidió enseñarle todos sus conocimientos que el había aprendido, el joven Irhian tenia bastante curiosidad cuando veía algunos objetos o artefactos extraños, tenia la habilidad de poder identificarlos con suma facilidad.
Una mañana el joven Irhian correteaba jugando por la casa, persiguiendo a sus gatitos, cuando de pronto se quedo parado observando a su madre Dolores que hacia sus ejercicios matutinos de artes marciales, se acerco a ella.
-Que bien lo haces- le dijo a su madre con cara sonriente.
-Gracias- respondió ella.
- A mi también me gustaría mucho saber hacerlo- le dijo mirándola atento.
Desde aquel momento Dolores le empezó a enseñar desde lo mas básico hasta poder llegar a controlar todo su cuerpo, manteniendo también su mente preparada para cualquier dificultad. Aprendía rápidamente a utilizar nuevas habilidades, entrenando día a día para mejorar sus capacidades, le costaba un poco pero le gustaba que su madre le enseñara, se divertía mucho. No tenia mucho tiempo libre, con sus estudios y el entrenamiento. Una de las cosas que le costo mas fue conseguir meditar, ya que no lograba mantener la mente en calma pero con practica lo consiguió.
A los 5 años de edad, su madre se llevo al joven Irhian a uno de viajes por tierras lejanas y a visitar a algunos monasterios, donde podría ver diferentes técnicas de combate, que le servirían de mucha ayuda en el futuro...pasaron por multitud de bosques y caminos llenos de criaturas y todo tipo de animales, al lado de su madre se sentía muy seguro.
Se acercaron a la ciudad de Candelero en la costa de la espada, donde había nacido su padre Arlequín, lo fascino mucho la gran cantidad de libros que tenían en la biblioteca...estuvieron viajando unos años y entrenando mucho.
Empezaba anochecer y en el camino no habían encontrado ninguna posada para pasar la noche, así que decidieron acampar en un sendero próximo, al lado de un pequeño riachuelo...encendieron una hoguera y comieron un poco, después se acurrucaron cerca del fuego para no pasar frío.
Antes de dormirse, Irhian miro a su madre y le dijo:
-Hecho mucho de menos a papa, me gustaría volver a casa.
-entonces mañana compraremos provisiones y regresaremos a Nevesmortas- respondió Dolores con una sonrisa.
Pasaron varios meses y llegaron a casa un poco cansados, al ver a su padre...se acerco a el y le dio un fuerte abrazo, Arlequín estuvo muy contento de verlos a los dos. Aquella noche Irhian durmió cómodamente en su cama...soñando con sus viajes que había vivido.
No estuvieron mucho tiempo los tres juntos, ya que su madre tuvo que irse por motivos de familia, Irhian se quedo a cargo de su padre. Unos días después acompañaron a Dolores hasta la entrada de ciudad y allí se despidieron de ella...vieron como se alejaba velozmente por el camino......
La habitación estaba a medio oscuras, un dulce bebe dormía plácidamente en su pequeña cuna, cuando por la noche el niño lloraba, su padre le tocaba una suave melodía que lo calmaba en seguida mientras su madre lo balanceaba levemente... pasaron varias semanas, ese precioso bebe fue llamado Irhian.
Paso algún tiempo, el niño crecía fuerte y sano, dada su temprana edad aprendió a leer y escribir en seguida, se le veía muy despierto, le gustaba mucho que su padre Arlequín le contara algunos historias que el había vivido en sus viajes y aventuras...
Al ver que no le costaba mucho aprender, Arlequín decidió enseñarle todos sus conocimientos que el había aprendido, el joven Irhian tenia bastante curiosidad cuando veía algunos objetos o artefactos extraños, tenia la habilidad de poder identificarlos con suma facilidad.
Una mañana el joven Irhian correteaba jugando por la casa, persiguiendo a sus gatitos, cuando de pronto se quedo parado observando a su madre Dolores que hacia sus ejercicios matutinos de artes marciales, se acerco a ella.
-Que bien lo haces- le dijo a su madre con cara sonriente.
-Gracias- respondió ella.
- A mi también me gustaría mucho saber hacerlo- le dijo mirándola atento.
Desde aquel momento Dolores le empezó a enseñar desde lo mas básico hasta poder llegar a controlar todo su cuerpo, manteniendo también su mente preparada para cualquier dificultad. Aprendía rápidamente a utilizar nuevas habilidades, entrenando día a día para mejorar sus capacidades, le costaba un poco pero le gustaba que su madre le enseñara, se divertía mucho. No tenia mucho tiempo libre, con sus estudios y el entrenamiento. Una de las cosas que le costo mas fue conseguir meditar, ya que no lograba mantener la mente en calma pero con practica lo consiguió.
A los 5 años de edad, su madre se llevo al joven Irhian a uno de viajes por tierras lejanas y a visitar a algunos monasterios, donde podría ver diferentes técnicas de combate, que le servirían de mucha ayuda en el futuro...pasaron por multitud de bosques y caminos llenos de criaturas y todo tipo de animales, al lado de su madre se sentía muy seguro.
Se acercaron a la ciudad de Candelero en la costa de la espada, donde había nacido su padre Arlequín, lo fascino mucho la gran cantidad de libros que tenían en la biblioteca...estuvieron viajando unos años y entrenando mucho.
Empezaba anochecer y en el camino no habían encontrado ninguna posada para pasar la noche, así que decidieron acampar en un sendero próximo, al lado de un pequeño riachuelo...encendieron una hoguera y comieron un poco, después se acurrucaron cerca del fuego para no pasar frío.
Antes de dormirse, Irhian miro a su madre y le dijo:
-Hecho mucho de menos a papa, me gustaría volver a casa.
-entonces mañana compraremos provisiones y regresaremos a Nevesmortas- respondió Dolores con una sonrisa.
Pasaron varios meses y llegaron a casa un poco cansados, al ver a su padre...se acerco a el y le dio un fuerte abrazo, Arlequín estuvo muy contento de verlos a los dos. Aquella noche Irhian durmió cómodamente en su cama...soñando con sus viajes que había vivido.
No estuvieron mucho tiempo los tres juntos, ya que su madre tuvo que irse por motivos de familia, Irhian se quedo a cargo de su padre. Unos días después acompañaron a Dolores hasta la entrada de ciudad y allí se despidieron de ella...vieron como se alejaba velozmente por el camino......