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Reghan Faldor (viejo post llamado Heilistraxxan)

Publicado: Dom Abr 08, 2007 5:53 am
por ArtemisEntreri
Faerun, un mundo repleto de magia donde las aventuras se suceden entre peligros, sorpresas y misterios. Infinidad de lugares aguardan a todo aquel que se crea capaz de adentrarse donde unos pocos sueñan con hacerlo y la gran mayoría desconoce ¿Qué palabras escoger para que estas estén a la altura de describirlo?
Muchas eras han pasado dándoles paso a otras, muchas guerras se han librado y se ha derramado cuantiosa sangre por el liderazgo y supremacía de las razas; Los bellos Elfos, toscos enanos, ingeniosos gnomos, ágiles medianos y los versátiles humanos, entre otras razas, luchan hoy en día por sobrevivir en un mundo plagado de trampas, seres monstruosos, injusticias y peligros innombrables que no dejan respiro ni descanso. Innumerables enemigos azotan cada esquina de nuestro vasto mundo, mientras, criaturas maléficas acechan en lo más profundo de bosques, cavernas y pantanos esperando el momento idóneo para desatar el desastre y la destrucción. Los orcos, trolls, los gigantes y los trasgos son solo una simple amenaza más a combatir en la vida diaria, pero no hemos de olvidar que convivimos con males aún peores: las enfermedades que asolan pueblos enteros, o las grandes sierpes, los Dragones.
Demasiados secretos siguen aún ocultos bajo reinos perdidos por las arenas del tiempo, se han despertado maldiciones tan antiguas como los propios dioses, y profecías que han perdurado durante eras han cruzado lado a lado los reinos, los Reinos Olvidados.
Esta es una de las múltiples historias que cuentan los bardos de ciudad en ciudad, mas yo, preferiré contarla tal y como ocurrió. Acomodaos y pasad las páginas, pues es una historia digna de ser leída.

Heilistraxxán
(Prólogo de la novela, juego de dioses)

Publicado: Dom Abr 08, 2007 5:53 am
por ArtemisEntreri
*Su voz retumba entre las paredes estilizadas por la humedad de la caverna como el bramido del mar al chocar contra los acantilados, una voz que aunque grave y casi sepulcral, resuena con matices de sabiduría y sosiego*

¡Ah! Mis queridos oyentes, quizá os estéis preguntando en estos momentos ¿Cómo puede una sierpe como yo estar aquí, hablando tan pacíficamente con vosotros? Pues antes de comenzar mi historia, permitidme unos momentos para explicaros qué me trajo hasta aquí.
A decir verdad, no siempre fui tan bondadoso y honorable como me conoceréis algunos, y no es de sorprender, pues el negro de mis escamas es signo de vileza sin igual, y si, hubo un tiempo, cuando era joven, en el que dedicaba mis días a poner a prueba a los incautos viajeros que osaban asomar su desdichada cabeza en mis terrenos, terrenos que aprovecho para decir que suelen ser extensos, como de todo dragón que se precie, pero tras años de devorar, de maneras que prefiero omitir, a los casuales visitantes, decidí investigar otra formas de vida, menos lucrativas, si, aun que traen menos ardor de estomago.
Así fue como emprendí la tarea de investigar la vida cotidiana de los animales que correteaban en mis tierras, hasta que fui a parar con una manada de lobos. A decir verdad, me parecían muy iguales a vosotros, cazar en manada, proteger a sus crías, toda clase de “trabajos” sociales, entre los que incluyo las relaciones de familia y de amistad, incluso relaciones con algunos de vuestras razas, pero pronto encontré la diferencia. Un aciago día, un grupo de humanos si mal no recuerdo, dio muerte sin miramiento a los adultos de la manada, y allí, frente a la mirada asustada de las pobres crías, ocultas en el hueco de un árbol, arremetieron a cuchilladas contra los cadáveres aun calientes. Al poco tiempo, marcharon rumbo a alguna ciudad, con las pieles en sus mochilas, dejando atrás los restos demacrados, tiñendo la tierra de su roja sangre, pero parecía no importarles, al menos hasta que pidieron clemencia, arrodillados, lloriqueando e incluso algunos babeando de terror. El que les ocurrió es mejor saltárselo, aunque solo diré que pudieron comprobar en sus propias carnes el dolor y sufrimiento que habían dejado atrás. Bueno, después de todo tampoco es algo de lo que poder hablar abiertamente, hay gente que no soporta esta clase de escenas.
Prosiguiendo, regrese junto a las crías, aunque decidí usar cierto conjuro para que pensasen que era un lobo, de no ser así, habrían huido despavoridas, y pesar de que me costo conseguir su confianza, pude hacer que vieran en mi a un padre del que aprender.
Me acuerdo muy bien el día en que la vi por primera vez, ella solía recorrer los bosques, disfrutando de sus paisajes y habitantes, y recuerdo como día tras día, visitaba a mis crías ya convertidas en todos unos lobos hechos y derechos, incluso, habían veces que dormitaba junto a ellos placidamente, y los años fueron pasando, y mis pequeños, tal como aquella niña, crecían de manera irremediable, a veces me daba pena, pues sabia que pronto seria hora de que marcharan lejos, en busca de su propia familia pero aunque las generaciones de lobos pasaban, la joven elfa seguía viniendo. Ahora sé que le impulso a pasarse aquellos años junto a mis criaturas, aunque en aquel entonces no lo hubiese adivinado. Llego el momento en que los lobos partieron, todos menos una, que prefirió quedarse junto a la elfa, fue en aquel momento, cuando mi intriga y curiosidad me llevo a hacerme pasar por un indefenso lobezno, y para mi sorpresa, tras morir mi supuesta madre, me acogió intentando suplir el afecto maternal.
En verdad, es una historia demasiado larga para contarla, pero sabed que aquel gesto de bondad, creo el inicio de lo que seria el tesoro mas codiciado entre los que halla, pues, hoy por hoy, puedo decir abiertamente, que mejor persona no he conocido en la vida, y por eso se, que no existe mejor amiga como ella.
¡Vaya! Mirad que tarde es, lo cierto es que no pensaba extenderme tanto, bueno... continuaré con mi historia en otro momento, ya va siendo hora de descansar.

*se recuesta lentamente sobre sus patas delanteras, y tras un largo suspiro, cierra los ojos*

Publicado: Dom Abr 08, 2007 5:54 am
por ArtemisEntreri
*Tras escuchar los tímidos pasos que se acercan a su guarida, levanta pesadamente la cabeza y se recuesta a un lado mostrando su enorme panza*

Veo que no habéis podido aguantar la intriga y habéis decidido volver a que continúe mi historia...¿me equivoco? *esboza una mueca al tratar de sonreír*
Bueno, bueno, dejadme un tiempo para que me sitúe...*pasa algunos segundos en silencio* OH si! Ya recuerdo, aún no había comenzado...pues veréis, aquellos eran tiempos duros, quizá no para alguien como yo, pero si para cualquier joven aventurero, y ellos eran aun novatos, recuerdo perfectamente las primeras incursiones en zonas peligrosas, pero aun así, supieron salir adelante y continuar luchando pese a todo adversidad...y no lo pasaron bien, pues en todo momento tuvieron que hacer frente a la muerte de sus compañeros, traiciones y un centenar de enemigos que deseaban acabar con ellos, pero a pesar de su inexperiencia llegaron a ser héroes cuando contra todo pronóstico libraron una batalla tan cruenta que los siglos de paz de estremecieron, mas allí quedaron sus gritos de guerra, anclados en el tiempo como un eco ineludible para advertir a todo enemigo que aun existe el valor y la fuerza que otorga la amistad.
Amistad *suspira* me trae gratos recuerdos, hubo mucha buena gente con la que se cruzaron, gente a la que siempre guardarán en sus corazones, pues si no hubiese sido por ellos, esta historia épica hubiera desembocado en un desastre inmenso, y precisamente hasta aquí quería llegar. Hay veces que el destino te pone a prueba aunque no siempre es un enemigo a quien derrotar o una montañas que conquistar, sino una persona, una simple persona que podría equilibrar la balanza a vuestro favor si se actúas sabiamente, y uno de mis grandes ejemplo fue él. Nadie se podría imaginar la incalculable ayuda que les prestó pues su aspecto no es precisamente el de un gran guerrero o poderoso mago, era eso, una simple persona y nuestro temerario grupo de aventureros supieron ganarse su amistad...una amistad que perdura aun, y que lo seguirá haciendo en un futuro, pues dejadme que os diga algo, era yo un recién nacido cuando conocí a quien sin duda es mi mejor amigo, y mucho respeto siento por él ya que debéis saber que él era un dragón argénteo, un dragón de gran corazón y templanza, gracias a quien aprendí los valores del respeto y la confianza, dejadme daros un consejo...si algún día encontráis a alguien a quien llamar amigo, cubridlo y pretejedlo, puesto que él estará junto a vosotros el día en que más lo necesitéis.
Y con esta enseñanza, permitidme que haga un receso, debo saciar mi hambre y mi territorio de caza esta algo lejos, prometo continuar una vez regrese.

*Sin más demora, sale de la cueva batiendo sus alas para desperezarlas y con un pequeño salto, comienza a elevarse en el anaranjado cielo, fruto de los magníficos atardeceres de la zona*

Publicado: Dom Abr 08, 2007 5:54 am
por ArtemisEntreri
*La voz os sobresalta una vez más, parece que siempre sabe cuando llegáis*

Si, si, si, ya lo se, os estaréis preguntando ¿cuándo va acabar de contar su historia? Pero lamento deciros, que como todas las historias, esta no tiene fin, esa es la diferencia entre un cuento y un hecho real. Bueno *se acomoda* ya os había hablado de la amistad, pero no es dije por qué, y es precisamente por la persona que conocí hace ya mucho tiempo, cuando él era aún un joven inexperto. Oh! Mi viejo amigo, resultó ser un día lluvioso a pesar de lo soleada que había sido la mañana, y dando tumbos, perdido, sin saber donde estaba, fue a parar a mi, en ese momento, guarida. Al principio pensé que sería algún ladronzuelo, pero pronto vi en al algo que solo en ocasiones se encuentra. Era un joven ávido de conocimientos, ni tan siquiera se asustó ante mi presencia, sino que raudo como siempre, se precipitó a enzarzarme en una conversación como pocas he tenido. *sonríe* desde ese día no ha parado, y es de los pocos que se podrían jactar de haberse recorrido Faerun, visitado ruinas ocultas y...charlado con criaturas que muchos ni siquiera conocen, aunque jamás lo he escuchado hacer tal cosa, sino todo lo contrario, se ha dedicado a esparcir sus conocimientos en pro de una vida mas culta, mas loable, y dejadme deciros, que el día en que lleguéis, a estar junto a un Balor, y que este os cuente sus viejas batallas ancestrales como si dos amigos hablasen de su vida cotidiana, solo ese día, tendréis el mismo respeto que yo profiero con él.
Es una gran persona, bondadosa y sumamente inteligente, su memoria selectiva ha sido capaz de acumular grande cantidades de historias, leyendas y nombres, incluso a veces me las refresca a mi. Solo recordad mis palabras, por si algún día os cruzáis con él, escuchadle pues tiene mucho que decir, no dejéis que una simple concepción de lo que pueda ser habitual en alguien de su edad, os impida aprender de las tantas hazañas que mi buen amigo, Reghan Faldor, el famoso arqueólogo y escritor, ha gozado a lo largo de sus ya casi ochenta años.

*Dando por concluida la conversación por hoy, se envuelve entre sus alas, para continuar disfrutando de su siesta*