LA TORRE (por Deriel Lyonson)

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Yazston

LA TORRE (por Deriel Lyonson)

Mensaje por Yazston »

Parte I

La última vez que vi a Ariadna Seisvientos dejó en mí un mal sabor de boca...preocupada por algo que mi persona era incapaz de discernir.Pasé en vilo toda esa maldita noche que me separaba de ella, pues al atardecer del siguiente día, debía encontrarme con ella en las afueras de la villa. Se mostró reacia a contarme aquello que apenaba su alma, y yo, intentando guardar las apariencias, me mostraba fuerte y confiado cuando en realidad la camisa no me llegaba al cuerpo. Piensen vuesas mercedes que un caballero es un caballero y que fácil es hablar, pero difícil actuar cuando en la baraja pintan bastos. Voto a Sune que jamás hubiese imaginado donde mi galantería, mi estilo y mi buen hacer me llevaron, más no me arrepiento de nada, que no hay como poder erguirse al final del camino cuando me visite la dama negra, y saber a ciencia cierta que en todo momento se fue fiel a uno mismo y a sus propias convicciones...y en este caso, mi convicción, mi razón por la que luchar era la dama Ariadna, y vaya si hubo lucha... pero escuchen vuesas mercedes, que todo le llega al que sabe esperar y sin más remedio, empezaré por el principio.

El atardecer era sombrío, nubarrones grises cubrían el cielo...la villa estaba desierta, no obstante me dirijí a las afueras con toda la discreción que mi talento me permite, pues no sabía en que tinglado andaría mi bienamada metida, pero presentía que las comedias ya se habían desvanecido y ahora se daba paso a las tragedias; palco, primera fila, pasillo central...Yo tenía buena butaca en esta obra.
Cuando llegué al lugar concretado mi señora ya me estaba esperando, su semblante seguía tan pálido como en nuestro último encuentro...sabía que en nuestra charla saldría a la luz el motivo de la palidez de sus mejillas, así que intenté relajarme un poco y saludé con una sonrisa y una leve, elegante y cordial reverencia.
Mantenimos una charla amable y elegante, siempre en base a los principios de la educación, el respeto y el cariño que nos profesamos, pero...más bien pronto que tarde, salió a relucir a causa de mi escasa paciencia, el motivo de nuestro furtivo encuentro. Normalmente ella paseaba gustosa cogida de mi brazo por las calles de la villa mientras hablábamos de poesía, teatro, bailes, vestidos, atardeceres y arte, temas que fascinan mis sentidos, al igual, se habrán imaginado, que el dulce rostro de tan bella dama...
Oh, ya me estoy desviando del tema que nos abarca, tienen total libertad de inquirirme cuando sientan que doy rodeos o que me aparto del hilo central de la historia que, con mayor o peor fortuna, intento narrarles. Como decía a vuesas mercedes, bienintencionado, propuse a mi querida Ariadna que confiase en mí aquello que oprimía con fuerza su pecho.
En primer instante, nerviosa y blanquecina, me sugerió que precisaba de los servicios de un ladrón... En confianza camaradas, llegué a pensar que, de una forma u otra, había desvelado algún trapo sucio de mi pasado, más nada más apartado de la realidad...hablaba con el corazón en un paño, o en un puño, o como diantres se diga la cuestión era, que sincera y asustada algo había que quería recuperar o encontrar...perdí la compostura un instante y pregunté abiertamente que sucedía para precisar una "sombra". La dama podía llegar a ser lo que se propusiese menos estúpida y notó mi alarmado estado, entonces se mostró más reacia a contar nada...la verdad es que no soltaba prenda y mi inquietud no ayudaba en tal efecto, pero como pueden imaginarse vuesas mercedes, ya que me conocen, si ella precisaba alguien capaz de forzar la mejor cerradura o de entrar y salir a algún lugar sin ser visto había dado con la persona adecuada, pues a parte de poseer tal talento mi deseo era, por encima de todas las cosas, ganar la sonrisa de aquella que me cautivaba, de aquella que adormecía la realidad con tan solo una mirada.
Tanto insistí en prestar mi estoque a tal evento que al final, tras decirme que no quería exponerme a ningún peligro una y otra vez, accedió a narrarme una bella pero triste historia, y como ella hizo en su momento, hago yo ahora. Permítanme que me aclare la voz con un sorbo de buen vino y escuchen vuesas mercedes atentos, que no se arrepentirán de prestarme unos minutos de sus vidas....


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Yazston.
Yazston

Mensaje por Yazston »


LA TORRE

"Se dice que en el atardecer de los días, en un lugar atrapado por el recuerdo vivía un muchacha hermosa de tez blanca y pura. Se dice que la dicha hendió en su pecho el Amor por un zagal del mismo condado. Jóvenes ilusionados, compartiendo sonrisas y juegos, descubriendo un amor puro como las gotas de fina lluvia, como el cantar de los pájaros en una primavera eterna...eterna, como su dicha en aquellos días estivales. Se prometieron amor eterno y sellaron su juramento con un sagrado beso.
A lomos de un rojizo caballo un poderoso mago descubrió este edén, y quedó fascinado de sus bellos paisajes y de su inmaculada tranquilidad. Nadie sabe con seguridad que impulsó a ese hombre emprender el viaje que le llevó hasta tal maravilloso lugar. Se dice que hurgó con su magia en la realidad del mundo hasta que encontró aquella mujer que el quería hacer suya.
Como una premonición siniestra los jóvenes enamorados sintieron temor cuando su amor les embriagó y les ofreció la noche. Se dice que en la noche que os narro, murió aquel muchacho y con él marchó, asimismo, la inocencia de la muchacha. Lo cierto es que aquel malvado hombre pudo retener a la joven en una torre con una sola puerta y una sola ventana. Selló la puerta con varias cerraduras y se dispuso a disfrutar, mientras viviese, de la compañía de tan hermosa doncella. Se dice que ya nunca los pájaros cantaron del mismo modo, que sus notas restaban apagadas en el espesor del bosque. Que el cielo ya no fue nunca tan azul ni el agua tan clara, que la hierba ya no fue tan fresca, que la gente del valle nunca fue tan alegre, ni tan dichosa.
Todos lloraron la desaparición de los jóvenes pero con el tiempo su recuerdo empezó a desvanecerse en el olvido del tiempo, mientras ya todos creían que los pájaros siempre cantaron de ese modo, que el cielo siempre fue tan azul y que siempre fueron tan dichosos.
En el interior de la torre no hubo día que la muchacha no deseara la muerte; a fin de terminar con un sufrimiento impuesto por aquel que le privó de su amado y de su libertad.
Se dice que el mago disfrutó todo este tiempo con el sufrimiento de la joven, viendo como ella cada vez se quebraba más por dentro, deseando con ánsia, que ella obedeciese su voluntad.
Una noche sin estrellas y sin esperanza ella miraba absorta por la ventana de su torreón, pues el mago quiso que ella pudiese mirar la extensión del valle para recordar en todo momento todo aquello que había perdido. Suspiró largamente y decidió escapar. Abrió la puerta de su habitación y se deslizó por el pasillo, pero la voz del mago la detuvo. Hablaba desde otra habitación, al parecer estaba solo y la curiosidad pudo con ella. Se acercó a la puerta y la empujó levemente, hasta que quedó entreabierta. En el interior de la estancia el mago abrazaba un pequeño cofre de una madera muy bien cuidada. Le hablaba, le susurraba, humedecía sus gruesos labios en él, le besaba y seguía hablando de forma incoherente. Fuese lo que fuese lo que guardaba con tan sumo recelo suscitó la curiosidad de la muchacha y esperó a que el mago durmiese para saberlo. Tal vez en su interior se escondiese una razón por la que vivir, algo con lo que poder castigar tan ruin bellaco. Algo con lo que poder hacer sufrir a tan mentecata criatura. Regresó a su habitación y espero que la noche gobernara el cielo del mundo.
Cuando tan solo la oscuridad entraba por su ventana se deslizó de la cama y dirigióse hasta la habitación donde había visto al mago horas antes. Allí, en un pequeño pedestal, descansaba el pequeño cofre. Se acercó a él y dispuso sus manos para asir, tal vez, una pequeña victoria en forma de cofre. Su corazón latía con fuerza, oprimiendo con fuerza su pecho. Justo cuando sus manos se posaron sobre el pequeño cofre una voz fuerte, rotunda y colérica le ordenó que se detuviese. Ella se giró de inmediato y observó al mago en el umbral de la puerta. Su rostró mostraba la ira más profunda y el rencor más furioso. Nadie sabe que pasó esa noche, nadie sabe qué pasó al día siguiente pero se dice, que en el atardecer del segundo día..la muchacha voló desde su ventana estrellándose contra el suelo...en un último y lastimero símbolo de libertad.



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Yazston
Yazston

Mensaje por Yazston »

Parte II

He aquí la historia que os decía camaradas...más deben perdonarme por no tener ni el ingenio ni la gracia que Ariadna desprende en cada relato. Debo decir que... ¡Lónnor! ¡¡Pon otra jarra de vino por todos los dioses, tengo la garganta más seca que el Anaurokh!! Bueno, comentaba a vuesas mercedes que el relató me sumió en una preocupación abrumadora. La personalidad tan empática de lady Ariadna pudo conmigo y no sabía bien reaccionar. Ella me preguntó si sería tan temerario, como me mostraba desde el principio a causa de los razonamientos de mi corazón y no de mi cabeza, cómo para intentar ayudar a tan desdichada dama a encontrar lo que ansiaba. Empezó a hablar sobre la venganza, sobre como debió sentirse aquella doncella. ¿Pueden imaginarse vuesas mercedes como se sentía mi persona? Me encontraba entre la espada y la pared, sin poder echarme atrás... pues la gallardía con la que había embadurnado a mi querida Ariadna no me permitía quedar ahora como un vulgar matasietes, sino un cobarde. Pero, por algún evo casual que soy incapaz de descifrar, cuando estoy con el agua hasta el cuello mi mente reacciona de forma favorable y termino sacando algún naipe de la manga. Puede que vuesas mercedes no me crean, pero en ese instante una luz iluminó mis ciegos ojos y le advertí que a cambio de ayudar a tan gentil dama pediría dos recompensas. Ella cambió su semblante de forma brusca, supongo que esperaría cualquier tipo de respuesta menos la que leyó en mis labios. Así pues, pedí a mi trovadora que a cambio de apoderarme del cofre me ofreciese, terminado el encargo, una de sus más bellas y cautivadoras sonrisas y, por supuesto, pedí también a su merced que me contase la verdad...pues si yo había sido sincero con ella desde el primer día en que mis ojos dieron con tan bella dama no esperaba sino me pagara con la misma moneda. Nerviosa quedó, levantóse casi de forma inconsciente y empezó a caminar de intranquila manera. En ese momento, a pesar del malestar que la escena estaba dejando en mi alma, sonreí de forma triunfal, pues a veces cuesta mantener la compostura cuando sientes orgullo por tu comportamiento o por tus palabras.
Ella terminó cediendo, y ...o bien me contó la verdad o bien me mintió con tal que yo quedase conforme, baste a vuesas mercedes que yo creí desde la primera hasta la última de sus palabras que...con gran desatino para mi corazón, explicaron que aquella muchacha desdichada no era otra que la misma Ariadna, que no había hecho sino confiarme una parte de su pasado y que ansiaba la venganza para poder pasar página de tan trágico asunto. Accedí de froma inmediata a ayudar en los apuros que tenía mi dama, aunque ella no estaba muy convencida en esos momentos de tal empresa. Dijó que lo olvidase, que no quería enviarme a la muerte, que había sido un tremendo error comentar nada a mi persona...pero, ya saben como soy, involucrado me sentía en tal campaña y no pudo hacer nada para que desistiese de mi empeño.
Con cara de melancolía infinita me replicó que obtendría noticias suyas y se despidió de forma apresurada...creo que llegué a oir algún leve lloriqueo mientras ella marchaba con paso acelerado. La tristeza me inundó el alma...y la ahogué a base de vino barato... Lónnor, no me miréis así camarada, que no cueste muchas monedas no significa que esté criticando vuestra gloriosa bebida y...¡por el Amor de Sune! ¿Acaso no véis que distraéis mis recuerdos con vuestras groseras palabras? Dejad que continue, os lo ruego.
Así pues pasé unos días sin saber nada de mi divina doncella; malos presagios cubrían mis pensamientos y en verdad fueron unos malos momentos los que atravesé al verme apartado de su compañía.
Más una noche cualquiera sentado estaba cerca de la gran fuente de la villa. Observaba con admiración las estrellas del cielo mientras el rumor del agua cercana iba calmando la sed de ella que tenía...tal fue de evocadora la situación que no me percaté de la figura oscura y silenciosa que tras de mi empezó a susurrar mi nombre ...¿vos sois el caballero Deriel? decía, con voz llena de misterio. Tal fue el rudo despertar de mi dulce letargo que me alcé sobresaltado asiendo la empuñadora de mi fiel estoque.Volvió a repetir la misma pregunta con total serenidad, yo no pude sino asentir de forma tosca...imaginen vuesas mercedes escena tal; fácil es ahora pensar una reacción adecuada pero juro por el eterno descanso de mi madre que en ese momento la inseguridad me abordó con total desasosiego.
La cuestión fue que me llevó hasta un oscuro callejón para entregarme un mensaje de lady Ariadna...mi corazón empezó a oprimir mi pecho mientras, aquel desconocido, leía ante mí el mensaje que mi amada le había confiado. Y...si la memoria no me falla, lo cual, es muy posible dado que ha pasado bastante tiempo, el mensaje rezaba así...

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Yazston
Chauntea

Mensaje por Chauntea »

"Querido Deriel, disculpadme por no presentarme debidamente y comunicaroslo personalmente, pero creedme si os digo que no he encontrado otro medio más seguro para exponeros lo siguiente, pues mucho me temo que si no hemos sido descubiertos, no tardaremos en serlo.

Ha llegado el momento pues esta misma noche se abrirá el portal que os condicirá a la torre, no puedo localizaros el lugar concreto, ni proporcionaros las cordenadas con la exactitud que debiese, tan solo puedo deciros como llegar a dicho encuentro:

Buscad vuestro reflejo en el agua y desead fervientemente y en vuestros pensamientos lo que tanto anhelais..

Aseguraos con vuestros propios ojos que este mensaje sea destruido con fuego en cuanto os sea leído.

Con todo el amor que os proceso,

Ariadna Seisvientos."
Chauntea

Mensaje por Chauntea »

Mientras tanto...

Cuando la luna mece los sueños de todos llenándoles de historias producidas por la fantasía, cuando la luz se ha separado del día, y a su vez de los caminos, de las tiendas, de las casas y tabernas de Nevesmortas, cuando no hay más que silencio y casi todos yacen en sus hogares placidamente dormidos.. una mujer de cabellos dorados y blanquecinos desata las horquillas que recogen su pelo, dejando caer atrevidos y largos mechones que juegan al deslizarse por el recorrido de su espalda, desabrocha los primeros botones del vestido que oprime su pecho, y sentándose frente a su tocador se mira en el espejo.

La palidez de su rostro se hace presente en su reflejo, sus ojos antes iluminados se tornan grises y apagados, sus labios antes sonrosados adquieren tonos violáceos, su piel se vuelve fría y contemplando su imagen, aparecen los signos propios de la melancolía.

Su viejo violín, único cómplice de sus versos derrochados cada noche, acompaña cada día la soledad de su vida. Sin que nadie la escuche, sin que nadie la llore, sin que nadie esboce una triste sonrisa, la misma melodía llenará su estancia sin hallar consuelo alguno en su poesía...

Puedo escribir los versos más tristes esta noche,
puedo cantar las melodías más solitarias,
puedo pintar vuestro rostro carente ya de vida,
puedo recitar un poema de vuestra muerte y desdicha,
esta misma noche...

Después podría llorar nuestra desgracia y mala suerte,
para más tarde aferrar las sábanas de mi alcoba vacía
arañando tu figura transparente.

Después podría seguir soñando que estais aqui
y que lo que pasó solo fue un vago recuerdo
de mi traicionero subconsciente.

Después podría darme cuenta de mi melancolía,
escribir vuestro nombre enlazado al mío
en un cristal bañado por las gotas del rocío.

Luego podría abrir los ojos
y ver como vuestro nombre ha desaparecido
al amanecer, por falta de frío.

Luego podría fingir de nuevo
ser quien ahora soy,
preparándome así al día que dará la vuelta a la noche,
donde podré escribiros de nuevo,

los versos y las canciones más tristes...
Yazston

Mensaje por Yazston »

Intermedio

La oscuridad era notable en el exterior de la taberna...aún se oían ecos sordos de la jauría de voces que moraban en su interior. Medio borracho se apoyó débilmente en el tronco de un árbol y suspiró:
- Cuán injusta esta realidad caduca que vivimos Deriel -dijo para sí mismo- no somos más que una burda imagen borrosa de aquello que desearíamos...no más que aquello que se refleja en los poros de la piel.

- Señor - una pequeña voz interrumpió los pensamientos de aquel soñador - ¿porqué se reía esa gente de usted? Yo no me río de lo que dice...cuénteme a mí esa historia, por favor.

- ¡Fruppy! Válganme los Dioses...¿de dónde diantres habéis salido esta vez?

La le niña observaba con ojos vivaces y abiertos, llenos de una esperanza misteriosa y cautivadora.
- Por favor, Deriel...

- Está bien pequeña, está bien...¿así que queréis que Deriel os cuente tamaña hazaña?Oh, mi lady, sentaos aquí a la luz de esta brillante y muda Luna, pues sólo ella será testigo de las palabras y desventuras que sucedieron en los días que os narro y no temáis por mí...pues es la malsana ignorancia la que obliga a esos hombres a reirse de lo que desconocen, jamás brotó de mis labios palabra falsa, engaño o embuste y sólo la verdad inundará vuestros delicados oídos en la noche infinita...

Unas sonrisas cómplices cruzaronse en la noche...tomó un poco de aire y empezó a hablar de la forma que a continuación se detalla:
Yazston

Mensaje por Yazston »

Parte III



Como narraba antes que aquel campesino me insultase y me acusase de embaucador el mensaje de mi señora era inquietante y desesperanzador...pues,¿por dónde empezar la búsqueda de la entrada a tal lugar? Coloqué un puñado de monedas en las manos de aquel enviado y empecé a deambular sin rumbo fijo, analizando de forma calculadora cada palabra que había escuchado hacía apenas unos instantes.
Sin nada que perder, tan solo el tiempo, me encaminé a las afueras y allí quedé inmóvil en la orilla del Lanzagélida. La noche era estrellada, los susurros del cercano bosque cubrían mis sentidos y algo, no sabría decir el qué, me decía que algo no estaba en su lugar...qué algo había cambiado, ligeramente distinto...tan extraña es la sensación que os detallo que incapaz me siento de poder expresaróslo...digamos que algo dentro de mí me decía que ese era el lugar en el que debía estar en ese momento.
Siguiendo las instrucciones encrucijadas de mi bella señora intenté centrar mis pensamientos en una torre, en una entrada...incluso en algún malvado usuario de lo arcano..cosa más bien fácil pues demasiados son los que con tal carta de presentación se han cruzado en mi vida...más por razón que se aparta del raciocinio con el que me ha gustado siempre encarar los problemas me era imposible centrar mi mente y siempre...de forma irremediable, la imagen de la bella Ariadna Seisvientos formábase en la penumbra que me reinaba. Veréis Fruppy...semejante a estar rodeado de una oscuridad abrumadora y que ella se acercase a vos portando un pequeño candil; portando un rayo de esperanza a una vida sombría...vuestra expresión no me deja convencido más no sufráis que, si en los días venideros recordáis mis palabras sabréis del sentimiento que os hablo...nada hay que en su compañía no pueda superarse, tal es el poder del amor verdadero.
Recuerdo que mis músculos se tensaron y que nervioso quedé frente al agua traviesa que jugueteaba con las piedras de la orilla...una vez más intenté centrarme en aquel mago al que desconocía, en aquella torre que jamás había visto, en aquel cofre que ignoraba. Cerré los ojos y los puños, "pensad en aquello que más deseáis" me repetía y, por tal razón la imagen de mi amada volvió a aparecer en mis desvaríos...un tanto frustrado, no puedo negarlo, abrí los ojos y descubrí, perplejo, que me hallaba en lugar desconocido...¿qué maestro del tiempo y el espacio tejió aquel tunel que me llevó en un abrir y cerrar de ojos a tan desdichado lugar? Ignoro qué artes arcanas me atraparon más, recuerdo con infinita claridad el agua que se expandía desde mis botas hacia el horizonte y en mitad de aquella vasta explanada una magnificiente torre se alzaba en esplendor raído. La sillería era latente en tal construcción, recordaba a un pequeño baluarte nacido de manos de maestros enanos pero la oscura piedra estaba en su base recubierta por extrañas algas que mostraban el paso del tiempo en sus superficie como arrugas en la piel de los hombres.
Y, para mi asombro...bueno...no os lo creeréis estimada niña pero...¡Pardiez! Complicado es tratar este endiablado tema viendo tamaña inocencia en vuestros claros ojos..intentad guardar la compostura cuando os lo narre pues no es fácil mi lady ya que...cerca de la puerta a tan mentada torre ...grandes esqueletos con harapientas ropas y oxidadas filosas guardaban la entrada.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo....imaginadme en la situación descrita, ¿qué posibilidad tenía Deriel de enfrentarse a tan fieros oponentes? En aquellos días yo era representante artístico...nada más alejado del noble arte de la esgrima y algo en mi interior me aconsejaba no mediar palabras con aquellos condenados siervos...y lo que es más...¿siervos de quien?No cabía duda que aquel maldito mago al que se refería mi amada abrazaba las oscuras y enigmáticas artimañas de la nigromancia...como en aquella leyenda que cuéntase en el Blasón sobre Heinrik...o...Leirik...o....¡Bah! Ya sabéis de sobra de que leyenda os hablo.
Pero, volviendo al hilo de lo acontecido mi preocupación se centraba en aquellos osarios y sus cuencas vacías...no sabéis el miedo que sentí más no había vuelta atrás. Me armé de valor y de mi preciado estoque y ...¡Válgame Sune! Menudos certeros golpes empezaron a caerme de todos ángulos posibles conforme aquellas marionetas de hueso avistaron a mi persona. Movíame rápidamente, intentando no estar el tiempo suficiente en un mismo lugar como para otorgarles ventaja definitiva. Más...la incertidumbre me sumía en una desazón fría y desesperanzadora. No sabía si mis estocadas, que a diestro y siniestro, repartía con equidad herían a mis rivales...pues el foible de mi estoque resbalaba entre las costillas desnudas de aquellos que, con sobrenatural energía, sonreían más allá de la muerte obsequiándome con sus más cumplidos golpes.
Seguí esquivando y contraatacando mientras el mullido coselete amortiguaba ligeramente los ataques que me alcanzaban la cuestión es, que...cuando pasó el fragor frenético de la batalla que os describo descubrí que ante mí tan solo quedaba un rastro de huesos que esparcidos por el agua reinante me cedían amablemente el paso hasta la robusta puerta que , recelosa, guardaba los secretos de aquella maldita torre y...hablando del agua...me inquietó en sobreexceso que había adquirido un tono rojizo en la zona en la que me hallaba...si mis derrotados enemigos no poseían el elixir de la vida no cabía duda que , aquella sangre derramada...era mía.
No pongáis esa cara mi pequeña doncella...pues esta historia no ha hecho más que empezar y aún os quedan muchas hazañas por escuchar...ya os dije que nada me apartaría de poder llegar a robar una sonrisa a Ariadna Seisvientos.


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Foible - Extremo de la espada más alejado del guardamano
Chauntea

Mensaje por Chauntea »

*Meros pensamientos...de Ariadna Seisvientos*

Hace tanto que no se de vos que mi alma habita en pena, mis pasos cada vez son más lentos por los frios adoquines que sujetan mis pies al suelo, pues si por mi fuese, os aguardaría eternamente en medio de un sueño del que no despertase nunca jamás, ya que vivir sin esperanza y con el presentimiento de haberos arrojado a un destino incierto, hace más huella en mi de lo que yo misma pudiese llegar a imaginar...

Recuerdo esa torre como si aun morase en ella, me veo vagando sin rumbo por ocultos y largos pasadizos sin hallar puerta alguna, y a la vez, cuando mi concentración se pierde en la ensoñación, puedo veros atravesar con cierto recelo por el mismo tenebroso lugar... ¡Válganme los dioses! Espero que hayais contratado un buen ladrón y no haberos expuesto a tal peligro por mi imprudencia.. pero hace tanto que no se de vos, que empiezo a pensar que mis divagaciones son tan ciertas, que la realidad se nubla en desesperación.

La entrada a la torre estaba inmersa en las profundas aguas que amortiguaron mi caida aquella trágica noche, más no por ello, sus limites no dejan de ser custodiados por fantasmales barcos y su tripulación, son meros peones, robaronse sus almas en la vida mortal y ejercen de guardia velando la puerta del mismo infáme que los condenó. ¿Habreis conseguido entrar? ¿Hallasteis la llave?

No puedo pensar con claridad, no puedo discernir entre el miedo y la incertidumbre.. en los pasadizos se extienden obras de arte, cuadros embuidos en una magia tal, que a través de los ojos de ciertos retratos podrían llegar a descubriros.

Puedo ver su escritorio, los cuadernos levitan, la tinta moja una pluma y escribe todo aquello que ve.. y en las profundidades.. su altar se extiende como mal presagio de sus desatinos, jamás supe más de él de lo que su rostro me llegó a mostrar, pero a traves de sus actos, su Dios debe ser el mismísimo Bhaal.

¿Por que lo hice? ¿Por que os elegí a vos cuando bien pude elegir a otro? ¿Acaso no me hubiese sentido peor de lo que me siento ya?

Sus guardianes optan diferentes formas segun su antojo.. ¿Lllegasteis al cofre ya?

*suspiro*

Como poder describir el nudo que oprime mi cuello, pues ya ni puedo alzar el tono para cantar, ni las canciones, ni los versos más tristes esta noche.. Como definir esta angustia, este desconsuelo, pues ya a penas noto el latido en mi pecho..
Yazston

Mensaje por Yazston »

Parte IV

Como un buen presagio un errante rayo de luna destelleó en el agua serena...la curiosidad hendió en mi pecho y se albergó en él. No tardé en dar con el causante de aquel repentino fulgor de pálida luz. Hundido en el lodoso fondo de aquel mar maldito un pequeño medallón restaba junto al cráneo de su portador en vida y muerte. Aferré el medallón con mi mano y me tambaleé hacia la puerta.El madallón era fino y largo, terminado en un orbe circular con un extraño símbolo grabado. Mi coselete estaba ajado y manchado con mi propia vida, las fuerzas semejaban desvanecerse y mis ánimos con ella...Diantres! Entendedme! Aún no había alcanzado el interior de la torre y ya me habían cosido a palos por dóquier!

Ante la puerta me hallaba y nunca en mi vida advertí cerradura tal. Ninguna llave podía encajar en ella y , por su disposición, ni los mejores cerrajeros hubiesen conseguido poner en evidencia al creador de tan compleja cerradura. Eché en falta tener a mano un buen frasco de ácido, que aunque poco honroso harto eficaz es en situaciones parecidas más...en buena hora me vino a la cabeza aquel pequeño medallón que momentos antes había adquirido. No pude más que esbozar una sonrisa triunfal al oir aquel peculiar chasquido que emiten las puertas al desprenderse de los resortes que las cierran y oprimen a cal y canto.
Con todo el sigilo que pude, mi buena Fruppi, entré en aquella oscuridad abrumadora, entorné la puerta y me senté en el frío y húmedo suelo. Rasgué mi cara camisa...aunque debo confesar que trabajo me costó llegar a tal conclusión, e intenté sellar la herida que tenía en mi costado izquierdo.
Hecho esto me deslicé por largos pasillos iluminados débilmente. El ambiente estaba cargado y dificultaba la respiración, sentí que estaba temblando de un miedo que jamás creí que experimentaría. Oía algunos lejanos ruidos en salas cercanas, estaba perdiendo el norte, la templanza y la cordura. Las lóbregas paredes estaban cubiertas por tapices que la humedad había consumido. El arte había desparecido de la sillería y en su lugar se había formado un grotesco amasijo de colores difuminados y oscuros. Seguí avanzando como buenamente pude, aún me resentía de mi herida. Mis doloridas costillas seguían indicándome con toda la poca cortesía de la que disponían que debían ser atendidas más yo seguí avanzando hasta dar con una sala rectangular...en ella se arrastraban masas gelatinosas y pululaban insectos del tamaño del puño de Alan Bensbanner. Ahogué una exclamación de miedo y sorpresa que acudió rauda a mis labios y retrocedí de forma poco ortodoxa unos pasos. No penséis, pequeña, que vuesa merced hubiese actuado mejor que yo en escena tal pues...como ya dije en la taberna, fácil es pensar que se haría o como reaccionar cuando el momento en el que se narran los hechos no es el momento en que se vive.
Advertí por casual buenaventura que en la desnuda sala unas cortinas de roja tela la dividían y que, en el tramo de habitación oculta asomaba un pequeño escritorio. Con la esperanza que en aquella mesa algún documento o pergamino echara cartas sobre el asunto fundí mi cuerpo a la pared de la sala, por el lado en el que menos antorchas existían. Y, prácticamente arrastrando mi cuerpo avancé sin que aquellas extrañas criaturas advirtiesen mi presencia...anque debo añadir que lejos estoy de saber si me hubiesen atacado o de, si al menos, disponían de ojos con los que verme más...cuando el miedo gobierna nos vemos haciendo la mayor de las hazañas o , en su defecto, la mayor de las tonterías.
De una forma u de otra alcancé el escritorio y con solemne profesionalidad empecé a hojear libros y hojas sueltas dejando todo en el lugar exacto de donde lo asía...y...bien...ahora sí que no vais a creerme..la verdad es que a mi mismo me cuesta pensar que todo sucedió como lo narro y eso que lo sufrí en mis carnes. Un pequeño libro que reposaba en una estantería batió sus páginas y revoloteó grácilmente por la sala...Fruppi, por todos los Dioses, dejad de reiros, os lo ruego. Pues poca gracia me hizo a mí cuando se posó de forma suave sobre el escritorio, con páginas en blanco ante mí y una pluma cercana emuló el vuelo y escribió en sus desnudas hojas con excepcional caligrafía:
"Aquel que entre en estas salas tan sólo encontrará muerte y dolor. El pasado puede volverse presente y nunca se sabe hasta que punto fortalece rebuscar entre el olvido y la locura. ¿Será vos quien haga eso? ¿Será vos, Deriel Lyonson, quien muera por una dama a la que apenas conoce?"

Así con fuerza la cínica pluma y con decisión infinita, con amor verdadero, con ánsia de venganza, con toda la sinceridad que albergaba mi desgastada alma esbocé a pie de página "SI"


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Yazston
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