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Nube Verde

Publicado: Jue Jun 28, 2007 12:56 pm
por L0B0
El gigantesco norteño miro a su alrededor, habia todo un ejercito de aventureros, buscavidas y algún que otro buen samaritano en aquel cruce de caminos. A su derecha, perdiéndose entre bosques y lomas, el camino de la bifurcación continuaba hasta Sundabar, al frente, los pinos negros lo ocultaban, pero a lo lejos, en vez del cielo despejado que había sobre sus cabezas, podía verse una extraña nube de color verde. El camino a Fuerte Nuevo.
Como todos los que le acompañaban, había oído de boca del capitán de la guardia de Nevesmortas que el fuerte había sufrido una extraña maldición, todos sus habitantes vagaban sin rumbo y los que aun mantenían la cordura hablaban de una torre encantada.
A diferencia de la mayoría el venia hacer un trabajo y cobrar una recompensa, no ha hacerse el héroe. De sobra sabia que el pago a las buenas acciones solia ser una tumba poco profunda, si realmente le importaba algo era que no dañasen a su compañera de armas, estaba decidido a dar su vida por ella… como tantas veces habían hecho el uno por el otro.
Por un instante la observo atentamente, con la capucha subida que ocultaban aquellos ojos azules de mirada gélida y vestida de acero, lista para la batalla... y sonrio contento, si el final era aquella hedionda nube verde del horizonte y lo que quisiera que escondiese, moriría feliz solo por el honor de haberla conocido.

-dita sea… ¿que hacemos aquí parados? La mujer hablaba en susurros con el barbaro, un poco ajenos a los planes de batalla que el líder de la expedición se esforzaba por hacer conocer a toda la comitiva.
-¿Esperar a que la nube y quien la haya creado se marche del pueblo por aburrimiento? La voz del barbaro era profunda y cargada de sarcasmo.

Llevaban varias horas esperando a que el explorador volviera, muchos pensaban que sencillamente lo habían matado. La dama de hierro y el montañes aprovechaban para beber cerveza sentados en una piedra. Se les acababan los chistes malos sobre elfos y empezaban a impacientarse.

De pronto, de la espesura apareció una figura jadeante, desde la distancia pudieron apreciar que algo malo ocurria, la cara de aquel hombre era la de alguien que ha visto al demonio y había conseguido salir corriendo. El explorador hablaba entrecortadamente con el jefe de la expedición, pero tan alto que todos pudieron oírle con claridad: La nube verde embrujaba la mente y hacia olvidarlo todo a quien quiera que se adentraba en ella, los habitantes de fuerte nuevo vagaban de un lado a otro sin rumbo, pero no se veía nada raro en la villa aparte de que el templo de Tempus estaba vacío y no había rastro de un solo guardia en todo el pueblo.
El capitán comenzó a impartir ordenes rápidamente, y toda la comitiva se dividió en dos grupos que avanzaban con algo de distancia uno del otro. Todo el mundo caminaba tenso, a la espera de que alguien les emboscara. Pasaron por los campos sembrados y entre las granjas que salpicaban el terreno en completo silencio, todos tenían la vista fija en los bordes de la nube que ocultaba el villorrio de Fuerte Nuevo…. Y poco a poco se internaron en ella…

Publicado: Jue Jun 28, 2007 2:00 pm
por Dalorian_alargentea
Dalorian avanzaba a la cabeza del primer grupo que se adentraba en Fuerte Nuevo, Rick habia ordenado que fuera Elenthyl quien liderara el grupo, pero como capitan que habia sido (y era, aunque no estuviese ejerciendo), no iba a dejar que un explorador hiciese su trabajo. Mientras intentaban sacarles algo de informacion a los gitanos que tenian su caravana en las afueras, una de las integrantes de la comitiva sufrio los efectos de la niebla, asi que la dejaron a cargo del segundo grupo, y llevaron consigo a Sylvia, y a ese tipo que ultimamente siempre iba con ella. Dalorian decidio que antes de verse todos afectados por aquella maldita nube, acabaria con el problema de raiz, y marcho adelante hacia el pueblo, seguido de un arcano bastante novato, como se podia deducir de su propio tono de voz.

Dentro del pueblo las cosas estaban igual, y mientras Slay pensaba en la estupidez de grupo que habia formado Rick, y volvia a dudar de las capacidades de liderazgo (como de cualquier cosa) de los paladines, el mago abofeteo a uno de los pueblerinos, en un erroneo intento de devolverle la consciencia.

Poco despues, el grupo al completo investigaba el pueblo, y mientras todos intentaban sacar algo en claro de los desvarios de los ciudadanos, decidio que para perder el tiempo se buscaran a otro, y busco la maldita torre. Tras encontrarla y avisar al grupo, descubrieron que estaba defendida por slaads, segun le dijo mas tarde Gisselle.

-Menos mal que alguien competente ha venido a echar una mano- pensaba Slay mientras observaba uno de los cadaveres de aquellos sapos enormes.

La sorpresa mayor fue cuando en el interior se encontraban unas de las variedades de sapos mas poderosas que existian, y tuvieron que evacuar la torre sufriendo tres bajas: el arcano, Sylvia, y su compañero.

-Esto no hubiera pasado si hubiera estado yo al mando...- pensaba Dalorian mientras volvia en busca del resto de los voluntarios, para adentrarse de nuevo a la torre a intentar descubrir que demonios pasaba...

//he continuado lo que ha escrito LOBO, que alguien continue a partir de aqui si le apetece, o escriba su propio punto de vista... ^^

Publicado: Jue Jun 28, 2007 3:08 pm
por L0B0
//jeje yo continuare escribiendo un poco a modo de relato segun el punto de vista de Thorhum si no os importa :)

edito: waaa peacho de post!! como mola, no pensaba que os animariais a escribir, asi que el relato del thor ya la pondre completa en el foro de historias :wink:

Publicado: Jue Jun 28, 2007 4:23 pm
por Dalorian_alargentea
//yo es que en verdad he empezado por ahi, porque empezar desde antes me iba a parecer aburrido... estos paladines... *niega con la cabeza desaprovador* XD

Publicado: Jue Jun 28, 2007 5:04 pm
por Elenthyl
Punta de Flecha


Contra todo pronóstico nada caía del cielo aquella tarde. Envuelto en su pesada capa, el elfo salvaje entraba por el sur al enclave aventurero, atraído por rumores y cuchicheos escuchados junto al puesto de Shard. Una nube verde... que cosas pasan en la Marca, pensaba.

Acomodándose junto al árbol que determina el cruce de caminos de Nevesmortas observaba a la multitud allí reunida. Pudo distinguir entre ellos a Sèvel, uno de los flamantes nuevos exploradores de la Flecha del Destino. Todos discutían, hablaban a gritos, aquello parecía un concurso de protagonismo. Exceptuando, quizá, a los dos elfos, los cuales se mantenían ligeramente apartados del barullo que se formaba para ir a "salvar" la villa de Fuertenuevo. Algún mago, paladines, guererros... y ni un solo explorador.

Tras esperar a que Sével le dirigiera la mirada, Elenthyl se levantó del suelo abandonando su respaldo arbóreo haciendo un sutil gesto que su compañero entendió a la perfección. Salieron lentamente por la puerta sur de la villa, y se dirigieron a la cuadra comentando lo que habían presenciado. Aquello parecía al menos interesante y el elfo salvaje no pensaba permitir que algunos de los presentes, que se debían enfrentarse en breve a los orcos en Felbarr, perdiera inútilmente su vida cayendo en una trampa tosca de camino al lugar de los hechos. Aún le sorprendía el ánimo suicida de aquellos arrogantes aventureros, dispuestos a internarse en una región peligrosa y envuelta en una extraña neblina sin la seguridad de un explorador oteando el terreno por delante.

En la cuadra encontraron a Aënur, otro prometedor elfo de la compañía, atendiendo un joven corcel que acababa de adquirir para liberar de los golpes de su anterior amo. Tras intercambiar breves comentarios, el elfo salvaje decidió salir al galope seguido por sus hermanos, al encuentro del numeroso grupo de suicidas urbanitas, con el fin de darles la oportunidad de disfrutar de la seguridad de sus servicios. Realmente no le interesaba demasiado la integridad física de depende quién pero, al ver el entusiasmo por la aventura en los ojos de sus jóvenes compañeros, se lanzó al camino sin que ningún otro impedimento lo evitara. Sería una buena ocasión para comprobar las habilidades de los dos jóvenes elfos ante la inminente marcha sobre el ejército de Oboldo.

Los tres montaban como si hubieran nacido encima de sus caballos, atravesando el bosque velozmente y sin contratiempos hasta alcanzar el puente de madera de delimita al norte el territorio de Nevesmortas. Allí los esperarían.

Sobre el puente esperaron casi toda la tarde, montados en sus animales, al grupo que se aproximaba en la lejanía. Al frente y algo adelantado iba Kuzadrepa, un fanático seguidor de Tempus al que el elfo no tenía en aprecio desde los desagradables incidentes que protagonizara en la última fiesta de la Luna. Obviamente era un tipo con el que no se podía dialogar ya que apenas veía un palmo más allá de su fea nariz. Al verlos allí enmedio no consideró siquiera la posibilidad de que fueran de ayuda, e intentó desalojarlos con cierto grado de violencia para que "el gran ejército" pasara. Apenas una docena de aventureros... ejércitos de miles de criaturas han caído emboscados a lo largo de la historia por pequeños grupos de seres salvajes, por la imprudencia de no llevar unos exploradores abriéndoles camino.

Afortunadamente el grupo llegó antes de que los elfos echaran mano a sus carcajs y atravesaran al obtuso clérigo en diferentes puntos de su trasero para darle una lección de humildad que, sin duda, necesitaba. Rick Heavensword los reconoció de inmediato, y les propuso ser sus exploradores ante el saludo amistoso del anciano elfo salvaje. Aquel paladín había tenido sus roces con la Flecha en otras ocasiones pero, como dicen, el tiempo es el mejor maestro y ahora se comportaba de una forma más cabal. Cada vez se parecía más al líder que quería llegar a ser.

Sèvel iría destacado al frente, mientras Elenthyl y Aënur cubrían los flancos del avance de los aventureros, a quienes Rick daba en llamar "La alianza contra el mal" en un alarde de paladina originalidad. Eliminaron silenciosamente a los bandidos que se encontraron en su camino, sin darles oportunidad a preguntarse qué eran esos silbidos que escuchaban antes de perecer con sus gargantas atravesadas por Hojas de Weldazh. Retiraron a los animales del camino del exaltado grupo al que precedían, salvándoles así la vida, como en tantas ocasiones habían hecho.

Se aproximaban a Fuertenuevo y la nube se hacía visible por momentos. Una espiral verde que flotaba sobre la posición del enclave. El silencio que presentían sobre aquél lugar les hizo estremecerse, pero continuaron su avance después de informar al grupo de Rick de que se aproximaban y nada raro habían encontrado de camino a las empalizadas del villorio.

Alcanzaron antes que nadie el desvío que les llevaría al lugar de los acontecimientos y echaron a suertes el explorador de debería avanzar como punta de flecha. Sèvel sacó la ramita más corta y se adelantó mientras los aventureros iban llegando. Seguían hablando sin parar, faltos completamente de disciplina, y algunos incluso bebían grandes cantidades de cerveza que, al parecer, habían traído para la ocasión. Perplejos, los exploradores se preguntaban a quiénes estaban protegiendo mientras uno de ellos se jugaba literalmente la vida, avanzando hacia lo desconocido.

Pasaron la horas lentamente y la inquietud del elfo salvaje crecía por momentos. Sèvel no volvía. Aënur meditaba preocupado bajo un árbol. Algunos de los aventureros, completamente borrachos, yacían dormidos en el suelo. Otros increpaban al líder de la orden de paladines haciendo bromas sobre la muerte del explorador, insistiendo en lanzarse como bueyes a la carga contra aquella nube de extraña tonalidad. La paciencia y ansiedad de Elenthyl crecía por momentos y, si Sével no hubiera aparecido allá a lo lejos, volviendo por el camino, posiblemente hubiera tenido dificultades para evitar despellejar con sus propios dientes a alguno de los patanes que tan poco valoraban la preciosa vida de un elfo entrenado en los bosques. Pero, gracias al gran Roble, el explorador parecía intacto y... confuso.

El valiente elfo no recordaba apenas que hacía allí. Parecía costarle trabajo incluso saber quién era, y no era consciente del tiempo que había pasado en el interior de la niebla verdosa. Hasta pasado unos minutos lejos del influjo maléfico de la nube no pudo articular frases con sentido. Al parecer sólo la nube estaba a la vista. No había enemigos a quien acuchillar y la noticia fué acogida con tristeza por algunos descerebrados de los que allí habían acudido.

Con buen criterio Rick y Elenthyl se separaron algo de la comitiva y decidieron partir en dos la expedición. Así, si el primero fracasaba, el segundo grupo podría salvar a aquellos que les precedían. En cabeza iría la Flecha, junto con un inexperto arcano que pretendía identificar que fuera aquella nube, y un par más de aventureros. Dalorian le era familiar, más por habladurías que por otros motivos, pero aquella joven de las cimitarras le era completamente desconocida.

Se aproximaron lentamente a la nube, hasta encontrar a los gitanos que acampaban a las afueras de la empalizada desde años atrás. Parecían confusos, hablaban de una torre... quería ir allí. La joven de las cimitarras cayó en el influjo, sin duda por que el elfo salvaje tan sólo había distribuido aquellas apestosas pociones, que reforzaban la claridad del pensamiento de quienes la tomaban, a sus valiosos compañeros, y el resto de su grupo la ignoró completamente. Es duro ir sólo a la aventura, se cercioraba Elenthyl. Por ese motivo no había permitido que separaran a los exploradores de la Flecha. Irían juntos, para volver juntos, e intactos. La Flecha del Destino era algo más que una compañía comercial, sus miembros se protegían como hermanos de una gran familia.

La nube no sólo afectaba a los humanos. Los perros habituales en cualquier campamente gitano tambíen sufrían la desgana y apatía de sus amos. Y hubo que evitar que una gitana y la joven de las cimitarras se arrojaran al río en su absurdo afán por acercarse a una torre que nadie conocía. Mientras en esto estaban un grupo de impacientes buscavidas obviaban las habilidades de los exploradores y se internaban, a lo loco, en el poblado, siguiendo a un joven e inexperto arcano que se creía capaz de resolver el misterio.

Tras dialogar con Rick, que seguía prudentemente atrás con el resto de las fuerzas, se encaminaron hacia las calles de barro de Fuertenuevo. A la entrada encontraron un cuerpo echado junto al puente de acceso, con un fuerte golpe en la cabeza. Los exploradores determinaron que fué golpeado con algo metálico, y se lo comunicaron al grupo principal. Rick decidió entonces adelantarse mientras la Flecha recorría la zona buscando nuevas evidencias de violencia, ya que el elfo salvaje temía que aquella nube provocara que se las gentes se atacasen sin consciencia, unas a otras, bajo su influjo. Sin embargo, como más tarde supieron, había sido el inexperto arcano el que lo había golpeado con su bastón completamente seguro de que con un tratamiento tan brillante conseguiría sacar al aldeano de su sopor.

Fué entonces cuando llegó uno de los supervivientes del alocado grupo de cabeza. Hablaban de Slaads, de un primer enfrentamiento. Esto excitó sobremanera a los aventureros, los cuales se lanzaron sobre la torre la cual no era otra que la sede de la guardia de Fuertenuevo. Suspirando, el elfo salvaje aplacaba los ánimos de sus jóvenes compañeros de carcaj, impediendo que se lanzaran junto con la turba enfurecida. Su experiencia servía para algo, pensó, ya que por delante de los exploradores se habían producido tres bajas. ¡Tres de seis! Por detrás de ellos, ninguna. Ninguna en absoluto.

Examinaron a las gentes aturdidas, el templo desierto de Tempus, las calles sin adoquinar. Nada extraño encontraron y, ante la fogosa juventud de Aënur, cuya impetuosidad le forzaba a adentrarse en la torre tras el resto de los aventureros, hubieron de ceder y penetrar en la construcción. En silencio e invisibles, eso sí, como cualquier buen explorador haría.

Una vez dentro comprobaron que el enfrentamiento tocaba a su fin. Los Slaad yacían en el suelo, sin duda sorprendidos por la marabunta que se les había echado encima pisoteándolos hasta la muerte. Algunos aventureros contemplaba entristecidos los cadáveres de sus compañeros, achacando su fatal destino a la maldad de la nube verde y no a su propia insensatez. Afortunadamente para aquellos desgraciados algunos integrantes de la expedición llevaban poderosos objetos capaces de hacer volver a alguien recientemente muerto del más allá. Tendrían otra oportunidad para malgastar inútilmente sus vidas. Tras recuperarlos, el grupo volvió su mirada hacia la cancela que daba acceso a la cárcel de la villa. Al parecer uno de los Slaad llevaba consigo una llave, la cual encajaba en aquella cerradura.

Se oía algo allí abajo. Otra vez chisporroteaba inevitablemente la magia alrededor y los valientes atropelladores de Slaads se arrojaban, nuevamente, a lo desconocido sin precaución alguna. El subterráneo se llenaba de pisada, gritos y empujones mientras los exploradores avanzaban cautos y en silencio, pegados a la pared, en alerta.

Un anciano arcano y una extraña y pequeña figura discutían más que conversaban cuando la pequeña sala de celdas fué anegada de gentes armadas hasta los dientes. Daba la impresión de que allí no cabía nadie más, y los exploradores se separaron ocupando diferentes ángulos, rodeando a la extraña pareja, en previsión de una sorpresa inesperada.

La excitación del grupo hacía acto de aparición por enésima vez. Se pisaban unos a otros con afán de acercarse y preguntar al atónito anciano por sus indudablemente viles intenciones. El griterío era tal que los precavidos exploradores apenas pudieron escuchar lo que decía el creador de la nube verde anuladora de la voluntad. De repente el anciano comenzó a mover las manos y susurrar arcanas palabras mientras juraba venganza contra todos los que allí se encontraban. Recordaré vuestras caras, decía, y os eliminaré, malditos. El elfo salvaje sonreía para sus adentros sintiéndose libre del peligro ya que, una vez más gracias a su innata precaución, resultaban invisibles sus compañeros para aquel demente.

Mientras esto ocurría el insensato clérigo de Tempus, Kuzadrepa, convocaba a un Bálor que hizo aún más evidente el reducido espacio en que se encontraban. Tal era el apretujamiento de los aventureros que los exploradores de la Flecha fueron incapaces de disparar sus arcos, ante el peligro de atravesar la cabeza de algunos de los integrantes de la expedición. Los cuales, por cierto, acogieron al Bálor con una estúpida alegría al creer que podrían desfogarse contra él pues pensaban que había sido el anciano arcano loco el que lo había convocado con su conjuro. Sin embargo era algo bien distinto lo que hacía.

Escapaba, el anciano escapaba, esa era su intención desde el principio. Justo en el momento en que se desvanecía bajo una cascada de luz mágica una figura se materializó entre la abarrotada multitud. Gisselle, la gran arcana, compañera del poderoso Hoerath Almahellante, detenía el tiempo elevando sus manos con una inusitada facilidad. No recordadba haberla visto antes, pensó el elfo salvaje. Sin duda es precavida y ha llegado a donde está por méritos propios. Quizá les había seguido envuelta en la invisibilidad mágica de sus artes. En cualquier caso eso no importaba ya que, al menos, alguien tenía sentido común en aquella caza de brujos.

Lo siguiente que la multitud pudo ver, una vez restablecido el normal transcurso del tiempo, fué al pequeño sirviente del anciano atrapado en una gigantesca mano verde, y a su amo desaparecido. Al menos podrían interrogar a alguien y esclarecer lo ocurrido, pensaban ingenuamente los exploradores. Sin embargo no contaban con la brillante genialidad de Kuzadrepa. De nuevo aquel fanático había dado rienda suelta a su veloz inteligencia, acabando con el prisionero a la voz de "¡Vete a Tempus!" con un extraño conjuro de su dios que Elenthyl no supo identificar. Otro misterio sin resolver, caso cerrado. Tempus debía estar orgulloso de su fiel clérigo, que ahora desconvocaba al enorme Bálor antes de que el fuego de sus alas consumiera todo el aire de la pequeña prisión abocando a una muerte estúpida a sus compañeros.

Tras unos momentos de perplejidad por parte de todos al fin se dieron cuenta de que los guardias de la villa y del templo estaba encerrados en las celdas de aquella pequeña prisión, hacinados unos contra otros. Consiguieron abrir las puertas antes de que Kuzadrepa decidiera hacer explotar la villa entera a fin de liberarlos, como temía que sucediese en cualquier momento el elfo salvaje. Tras liberarlos, aún confusos, volvieron a sus puestos con prontitud temiendo que su desaparición hubiese causado alguna desgracia a sus ciudadanos. Afortunadamente no había sido así ya que, al desaparecer el loco arcano, la nube se había volatilizado con él dejando intactos a los habitantes de Fuertenuevo. Lentamente los aventureros fueron saliendo de las instalaciones carcelarias, cada cual con su comentario sobre lo que había ocurrido en la boca, mientras los exploradores volvía rápidamente al lugar donde habían dejado sus monturas, en el desvío del camino, confiando que se encontraran bien. Eran criaturas conocidas en el bosque por su vinculación a los elfos y nada les ocurrió en su ausencia, beneficiándose de esta protección el resto de monturas de los que hasta allí les habían acompañado.

Mientras observaban el lento discurrir de los aventureros en pos de sus obligaciones, Elenthyl, Aënur y Sèvel comentaban lo ocurrido y se sorprendían de la insensatez que reinaba en aquellas gentes. Si la invasión a Felbarr trancurría así habría muchas bajas en su bando. Pero, después de todo, los jóvenes elfos se habían comportado de manera excelente y habían demostrado su madurez en una situación de riesgo. Elenthyl estaba orgullosos de ellos. Estaba seguro de que la Flecha no sufriría baja alguna durante la misión en las Rauvin, y cada vez más convencido de que su compañía no seguiría las órdenes directas de nadie en aquella región. Ayudarían, si. Pero a su manera, sin caer en la sed de sangre imprudente que parecía empujar a todo aquel que pisaba aquellos bosques.

Aquella era una región de locos, sin duda.



Elenthyl Quart´Hadast.

Publicado: Jue Jun 28, 2007 7:36 pm
por DreineX
Habian regresado de un largo viaje junto al capitan Rick, cuando nos topamos con esa multitud en nevesmortas, reunidos discutiendo acerca de extraños acontesimientos que sucedian en Fuerte nuevo. No pude escuchar con claridad, pero ciertamente eran problemas para esas personas y vi obligado a ayudar. Tome mi espada y algunos otros suministros para acompañar al Capitan y algunos otros voluntarios que irian a inspeccionar el lugar.

Una vez en camino, nos topamos con tres elfos, quienes nos ayudarian a llegar a Fuerte nuevo a salvo. No obstante, como hay buenos, tambien hay malos... Un grupo de personas testarudas nos iban acompañando, con una actitud animal y cierta sed de sangre, desesperados por golpear todo a su paso.

Al fin habiamos llegado, y el fuerte se veia envuelto en una nube verde. Sevel, uno de los exploradores, se ofrecio para inspeccionar el area antes de que nadie mas se arriesgara... Asi pasaron un par de horas y el elfo regreso. Habia perdido la memoria, y solo podia recordar que fue gracias a la nube verde, por lo que se tomaron precausiones antes de entrar... Una vez todos listos, separados en dos grupos, decidimos entrar.

El primer grupo estaba liderado por un elfo, cuyo nombre no recuerdo, y el segundo por el capitan rick. Ambos grupos se adentraron, y a mitad de investigaciones, se desato un tercer grupo... Todos los problematicos se fueron a un mismo grupo, a atacar sin pensarlo dos veces, balbuseando estupideces sin sentido.

Entre los estudios del lugar, se descubrio que la nube magica hacia actuar de manera extraña a las personas, como vacias, despistadas, como si estubiesen sumisos en un mundo distinto, ademas de borrarles la memoria una vez se encontraban fuera de los efectos de la nube.

Pasan un par de minutos, y se presenta una Bruja por lo que pude contemplar... He de decir que no me gusta del todo la magia, pero ciertamente nos vino de mucha ayuda la dama "Giss", creo que fue su nombre. Ella tampoco fue muy paciente y marcho con el otro grupo de rebeldes, para luego de un rato volviese ella y el caballero dalorian, con el rabo entre las piernas, informando que el resto del grupo habia caido... Maravilloso, gran instinto el de estos hombres que por su poca conciencia terminaron en un terrible destino.

El Capitan Rick, conciente de que todas las respuestas restantes se encotnrarian dentro de una torre, decidio marchar en un grupo unico al ataque... Sorpresa para muchos, es que los enemigos no eran mas que Slaads, blancos y negros, algunos verdes. La pelea fue intensa, sobretodo cuando enfrentamos al slaad negro, pero termino pronto cuando una serie de proyectiles magicos, lanzados por la bruja, tumbaron al Slaad dandole muerte al fin.

En el piso estaban los cuerpos de aquellos aventureros que por su instinto impulsivo habian caido bajo el poder del slaad, y divina suerte la de ellos que los dioses decidieron darles otra oportunidad... Una vez en pie y nuevamenta actuando como imbeciles... Continuamos adentrandonos en la torre haasta llegar a unas prisiones, donde nos topamos con un mago que hablo de haberle arruinado sus planes... Para luego desaparecer, dejando a un mediano que no duro mas que un par de segundos gracias al conjuro del caballero Kuza.

Una vez el mago retirado y todos sus secuaces muertos... La nube desaparecio por completo y el pueblo volvio a la normalidad. Y como experiencia me llevo que cuando se presente otra ocasion como esta, ya se de quienes no debo depender...


Huldan Luminor

Publicado: Jue Jun 28, 2007 10:28 pm
por Vashard
Vashard permanecía en un segundo plano, distante a la comitiva principal.

Había llegado desde los bosques, apartando los osos y lobos del camino a zonas más profundas y seguras, lejos de los caminos surcados por armados viajeros.

Había encontrado la comitiva de Nevesmortas y la había seguido, más por la presencia de una única persona que los manidos ideales de justicia y libertad que siempre esgrimían.

Había visto el grupo de exploradores elfos bloqueando el puente del Lanzagélida y a partir de ahí la media sonrisa surcó su rostro casi todo el camino. "No veo más exploradores por aquí"- dijo el anciano elfo a Rick mientras Elenthyl señalaba a sus dos acompañantes. El suspiro que escapó bajo la capucha de Vashard quedó apagado al encontrarse en un plano menos principal, lejos de la vista poco aguda quizás.

Visto lo visto... no tuvo reparo en dejar a Rick el papel de líder salvador y a Elenthyl y sus acompañantes el de Exploradores de la Marca. Así permaneció distante y cubriendo la retaguardia.

No tomó parte en los planes y les dejó el primer plano a los que quisieron. Total... ya había líderes... ya había exploradores... Así, cuando todos partieron hacia Fuerte Nuevo, Y'Suram y él quedaron allí en silencio.

-¿No vas?- le preguntó con cierta sorna su compañero.
-¿Para qué?- sonrió él con ironía- Ya se sobran ellos...

Acto seguido observó los caballos abandonados en mitad del camino. Cinco caballos, uno blanco, uno negro y tres pardos, permanecían mansamente aguardando el regreso de sus jinetes. Con una mirada de reojo a su camarada sacó el arco mientras veía un nutrido grupo de bandidos aparecer y saltar sobre los corceles. Sus flechas silbaron letales al igual que las de Y'Suram, abatiendo con pronta celeridad a los asaltantes.

Negando con la cabeza atendió las heridas de los animales sufridas por el asalto de los hombres.

-¿Por qué los curas? Los han dejado aquí- comentó su amigo con desparpajo.
-Los caballos no tienen la culpa...- resopló- y confiar en el amparo del bosque... es muy bonito pero hay que ser realistas...- replicó señalando con la cabeza a los bandidos muertos.

Y'Suram bostezó y esperó mientras el explorador fue alejando los corceles con cuidado. Los llevó hasta un árbol lejano, donde estarían más seguros, lejos de zonas de paso por viajeros y de espacios de alimentación de depredadores.

-¿Vendemos alguno?- bromeó su amigo con su habitual humor.

Vashard sonrió y negó con la cabeza, terminando de asegurarse de que la zona fuera tranquila.

-Vámonos- dijo acto seguido.
-¿Donde?- preguntó Y'suram.
-A los bosques y a la zona de Nevesmortas... nunca se sabe qué ocurre en la retaguardia cuando todos corren hacia el frente- respondió con una seca risa irónica.

Y ambos amigos se internaron en la espesura, vigilando que todo siguiera tranquilo tras los pasos de los héroes salvadores...

Publicado: Vie Jun 29, 2007 1:24 am
por Undeaths
Hammon Grey, arcano interesado en la alquimia y las artes nigromanticas, tras escuchar al conductor de la carabana que se encontraba cerca de bifurcación hablando sobre un trabajo especial que el capitan de la guardia de Nevesmortas estaba solicitando, se dirigió tan veloz como sus debiles piernas le pertian hacia el villorrio. Al llegar, solo una pequeña comitiva "planeando" la incursion a Fuerte Nuevo, formada por el capitan de la orden de paladines, alguien con la piel escamosa, y un par de individuos mas en los que prestó atención.

El arcano, paso largo rato preguntando de que se traba el asunto, pero los otros parecian mas interesados en escuchar el viento y esperar sin aclarar nada a los que no abían oído el mensaje de Mannok, que en asegurar el exito informando a los inegrantes del grupo. Solo ivan repitiendo...

- Vamonos... - Nos vamos¿? - vamonos...

Repetidas veces...

Cuanto mas tiempo pasaba mas se desesperaba el mago, pero no abandonaría la idea, pues era una oportunidad única para ganarse la confianza y respeto de importantes gentes de la villa, y del reino en general. Horas pasaron hasta que una chica, tomo iniciativa y avisó que necesitaba comprar material de curandero, Hammon aprobecho esa hora que le dieron de plazo para comprar algunas pociones ir al banco a sacar dinero por si había que comprar información, y preparar algunos hechizos, la mayoría para asegurarse la escapada en una expedición a la que cada vez le encontraba menos sentido.

Cuando volvió a la salida norte había llegado mas gente, en una primera imresión penso que quizá si que iria bien, pero al acercarse, solo oía balbuceos y rebuznos...
Suspiró.

Tras el encuentro algo tenso con los exploradores, los cuales no les importó perder de nuevo un tiempo valioso haciendose los grandes heroes arrogantes, y haber caminado unas cuantas millas decidió mantenerse al margen del grupo, entre ellos, protegiendose, pero al margen, hasta un punto en que no pudo mas, y sin animo de que le escucharan murmuró ...

-Lo unico que haceis es discutir y sembrar la crispación, me gustará ver que es lo que haceis cuando os tengais que proteger los unos a los otros... (yo no me dejaré atrapar)

Ya en la frontera formada por la extraña neblina, el aire podia cortarse a cuchillo, pues la tensión crecia y el grupo se dividía, atacandose los unos a los otros verbalmente, cual cerdos en un corral. El mago, en un afán por ser lo mas útil posible, pregunto si alguien solicitaba un conjuro en especial, puesto que había memorizado un globo de oscuridad, y no había mas arcanos entre ellos. Había decidido sacrificar su huida por un bien global, util para todo el equipo, pero uno de los arrogantes heroes, le contesto, de forma totalmente ofensiva que el mismo tenia que saber que tipo de conjurito usaba...

Conservó la calma... Pero en su interior se repetía una y otra vez... - Cortale la lengua, cortale la lengua...

Finalmente volvió el explorador avisando que la nube lo había hechizado, y se formaron dos grupos, uno como avanzadilla, donde el mago, a falta de un arcano mas qualificado se unió para intentar averiguar todo lo posible de la extraña niebla, algo inutil, pues no pudo obtener respuesta alguna tras haber intentado varias veces localizar los hechizos que intervenian, si es que era así, en esa inquietante niebla.

Tras un buen rato y haber impedido que una chica que les acompañaba se tirara al lago, hechizada por esa extraña niebla... lo unico que sacó en claro es que cuanto mas permanecieran envueltos por ellas menos posibilidades de mantener la cordura tendrian... Tras repetir eso mismo tres veces, y viendo como el resto de ambos grupos que se habian unido de nuevo hablaban como si de un pic-nic se trara, decidió acompañar al hombre de la piel escamosa que se dirigía hacia la villa.

Los dos avanzaban, poco despues de haber pasado la puerta que se encuentra en la pasarela, encontraron un ciudadano desvariando, pero cayeron en algo, todos repetían algo de una torre... Intentaron en vano que fuera mas explicito, y harto de todo el paripé, el mago decidió usar metodos mas impactantes.
Le dió una bofetada, pero estaba el sujeto tan debil, que cayó al suelo irremediablemente, al poco se unieron tres o cuatro personas mas a la avanzadilla que formaban el desesperado mago y el hombre con sangre de dragón... Estubieron buscando la torre hasta que Dalorian la encontró, y Hammon fue a avisar al resto del grupo... Al advertirles y ver como Gisselle se encaminaba hacia el recobro la alegria, y la esperanza, pero fue contrarrestada al momento cuando vió que era la unica que acudía a su llamada.

Tras entraren la torre, solo escucho gritos, gruñidos... De repente vio una luz muy potente y...


//lo demás ya no es digno de mencionar... bueno si... Aun esperamos ese trivial XDDD Y sois unos brutos!!! no le di con el bastón... le di una bofetada!!!

Publicado: Vie Jun 29, 2007 7:18 am
por Dalorian_alargentea
//Elenthyl... como que... ¿Amara? si era GISS!!!!!! XDDDD

Publicado: Vie Jun 29, 2007 3:05 pm
por Elenthyl
// Uuuuuuuuuuuupss!!!!!!!

Editado. Joder, me hago mayor... que memoria la mia.

Lo siento!

Con respecto al Bastonazo en la cabeza... al examinar el cuerpo es lo que mi pj pudo comprobar on rol. Quizá olvidaste soltar el bastón al darle la bofetada (XD), o el DM a cargo improvisó o lo entendió así. Como no estuve presente saqué mis conclusiones según se me describía la escena.

Un saludo a todos!!!!