La niñéz de Eiliye fue muy tranquila. Cuando no deseaba estudiar, simplemente se dedicaba a pasear en los enormes jardines del castillo de sus padres. Enormes era decir poco, eran mas un laberinto que un jardin, así que necesitaba guias y jardineros que le ayudaran a que una niña despistada no se perdiera entre rosales y matas, y no faltara... una vez más... a sus lecciones de magia. Ella nunca entendió porqué, pero esos guias y jardineros, siempre la trataron con mas reverencia de la que a ella le gustaba, y siempre se dirigian no utilizando su nombre, si no llamandole "su alteza". Eiliye nunca entendió el porqué.
Y cuando se cansaba de hablar y jugar con el jardinero y su hijo, regresaba a la grán biblioteca, en donde gustosa seguía estudiando el arte.
Cuando Eiliye cumplió los 10 años, sus padres le hicieron una gran e increible fiesta. De todo el continente llegaron personas, la grán mayoría magos, que Eiliye nunca había visto. Lo bueno es que le traían regalos! Muchos regalos! mas que nada hechizos, y ella ya habia aprendido muchos hechizos divertidos, pero uno que otro nuevo nunca caía mal.
La fiesta fue memorable, y todos los presentes se llevaron un recuerdo muy grato de la niña y sus padres, prometiendo lealtad a tales bondadosas personas.
Por eso Eiliye nunca entendió lo que pasó ese día en el claro. El carruaje en el que viajaba ella y su familia se volcó de repente. Los caballos empezaron a relinchar despavoridos, y su padre salió del carruaje espada en mano.
Su madre, preocupada, la cubrió con sus maletas y con la ropa que en ella se encontraba. Observó a su hija con ojos hinchados de lagrimas y desesperación, mientras que no respondía las preguntas de la niña sobre que estaba sucediendo, porqué se habian detenido, porqué los caballos relinchaban, y sobretodo, porqué papá salió corriendo, y gritó?
Su madre no le contestó, en lugar de eso, la metió adentro de un cofre lleno de ropa y lo cerró, mientras que le decía que, pasara lo que pasara, nunca saliera de ahí. Luego de eso, su madre nunca más le volvió a hablar.
La niña no supo cuanto tiempo estuvo escondida, con el corazón en la garganta y los ojos hinchados de tanto llorar. No sabía quien habría querido hacerle eso a sus padres y a ella.
Algo tan normal como salir a pasear el fin de semana en carruaje, se habia vuelto una pesadilla de la cual Eiliye quería despertar lo antes posible.
Pero no despertó. Habría sido demasiado bueno.
En lugar de eso, cuando salió del cofre, observó un rostro arrugado y amarillento, con unas cejotas negras felpudas y unas orejas estiradas y mugrosas.
Eiliye se asustó instintivamente; Esas criaturas, ella las conocía! Eran criaturas de las tinieblas. Engendradas por la maldad con motivos egoistas y perversos. Y sin embargo, porqué esta criatura de la mas suma depravación le observaba a ella entre extrañado y completamente aterrorizado?
El Goblin - porque eso es lo que era - pegó un salto desde la roca donde estaba con el cofre, y se hizo un ovillo en el suelo cubierto de ojas secas y ramas, mientras que lloriqueaba y daba toda la impresion de estar mas asustado que la misma Eiliye.
"Tu gran maga, no lastimar Gruggy! Gruggy bueno!!" - dijo el esperpento huesudo amarillo - "No querer que gran maga encerrar en cofre pequeño! Gruggy tener miedo de lugares cerrados!!"
Eiliye lo miró extrañada, y lo ayudó a reincorporarse. Al parecer, el goblin llamado Gruggy estaba convencido que Eiliye se habia encerrado en el interior del cofre por propia elección... y sin ayuda. Eso, ante los ojos del humanoide obtuso, era magia pura.
Fué así como Eiliye conoció a Gruggy - Oh perdón - al Abuelito Gruggy, que así fue como le llamó desde ese día en adelante... Al abuelito Gruggy y a todos los otros ocho goblin que formaban parte de la familia. Y con ella, eran nueve.
Eiliye fué muy feliz con su familia adoptiva. Se dió cuenta como lo que decían en los libros era totalmente equivocado. Los goblin no eran creaturas de la mas vil oscuridad... solo eran gruñones y peleones, pero eso se arreglaba despues de corretearlos un rato con una sartén caliente. Los goblin la querían y respetaban, a pesar que vieran a Eiliye más fea que el hambre, y ella a cambio les hacia comida y los protegía de animales salvajes.
Lo increible fue que, como habia abandonado sus estudios formales, la magia misma se negó a abandonar a Eiliye, e inició a manifestarse en ella mediante conocimiento preadquirido de hechizos y conjuros... Dandole unos conocimientos a la ahora chica de deiciseis años que ningun mago jamás habia visto.
El abuelito Gruggy estaba muy orgulloso de ella, ya que la niña se habia demostrado mas bondadosa que cualquier humano que el hubiera conocido, y eso qe habia conocido tantos humanos como cicatrices tenía en la panza...
En el dieciseiseavo cumpleaños de Eiliye, la desgracia volvió a caer sobre ella.
Un grupo de cuatro personas, tres humanos y un elfo, invadieron la caverna en donde Eiliye, el abuelito Gruggy y su familia adoptiva vivian. Esos cuatro aventureros asesinaron a sangre fria los ocho goblin que trataron de defender lo mejor que podían a su hermanita feita. Pero fue inútil. Como podían siete goblins y un goblin viejo y senil tener oportunidades contra cuatro intrepidos y valientes aventureros? La masacre fue totál, dejando así a Eiliye huerfana por segunda vez.
Quizás por la frustración sentida por Eiliye, quizás por la misma rabia que nacía de entre su alma, ella no comprendió lo que esos cuatro individuos le dijeron.
"Hicimos esto para rescatarte de esas creaturas horribles" - se obstinaron en decir - "Quien sabe que te habrian hecho si hubieras pasado una hora mas ahí!"
Pero esos virtuosos caballeros, que portaban estandartes de alguna deidad justiciera, no quisieron entender o siquiera escuchar los lloros de Eiliye, que cavó ocho tumbas para la única familia que le quedaba.
Y tampoco quisieron entender cuando ella se negó a viajar con ellos, y decidió quedarse en esa ciudad rara y anormal en donde la habian abandonado.
Eiliye se enjugó el rostro con el agua de la fuente y respiró hondo. No podía dejarse abatir. Sus padres y el abuelo Gruggy no estarían felices con ello. No sería fiel a la memoria de sus hermanos los goblincillos inocentes, y no les haría justicia con sus actos si se quedaba en una esquina a llorar por sus recuerdos.
Asi que se puso de pié y se acomodó el pelo. A pesar de que ella se consideraba más fea que una morsa, quería verse como alguien con dignidad en esos momentos dificiles, frente a los asesinos de su segunda familia.
Y sin decir nada mas, se limpió las faldas, y caminó hacia el frente, con la frente en alto, aceptando todo lo que su nueva vida le trajera.
El abuelito Gruggy así lo hubiera querido."
Estuve buscando como loco una imagen que se pareciera al personaje, y curiosamente no la encontré hasta que busqué en un lugar donde no pensaba encontrarla.
Y aqui está tal y como yo me imagino a Eiliye, la Princesa de los Goblin:

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