La Marca Argéntea

Todo transcurría con normalidad en la infraoscuridad. La sociedad drow, implacable y fuertemente jerarquizada, se encargaba de imponer orden a todas las cosas sobre las que esta raza tenía poder. Un orden absurdo, con tendencia al caos, pero orden al fin y al cabo.
Pero un día en el mercado de Bel'aragh, la vida cambió para D'Arco. Mientras hojeaba varios libros con curiosidad, se fijó en un extraño objeto cilíndrico que se sujetaba en un trípode.
-¿Qué es esto, comerciante? -preguntó curioso -¿De dónde lo habéis sacado?
-¿Esto? -respondió el mercader -Oh! Al parecer se trata de un Telescopio, un instrumento de la superficie, lo trajo una patrulla en una reciente incursión...
-¿Y para qué vale?
-Pues... -El mercader se quedó pensativo mientras examinaba un manual de uso que adjuntaba el objeto -...aquí pone que sirve para ver las estrellas.
-Estrellas...eh? -D'Arco había oído hablar de las estrellas, diminutos puntos de luz que guiaban a los aventureros de la superficie cuando su Dios dejaba de iluminarlos. Curioso, pagó las 4 monedas que valía el Telescopio y se alejó de allí con su nueva adquisición.
Los días sucesivos adquirió libros y pergaminos que hablaban de Astronomía y, poco a poco, fue sintiéndose más fascinado por aquellas estrellas que nunca había conseguido ver.
Al fin supo cuál era su destino en la vida: llegar al exterior para poder dedicar su vida al estudio del Universo.

Más de un mes ha transcurrido desde que D'Arco comenzó su estudio de esos diminutos puntos de luz que se encuentran en la superficie, y cuánto más aprende D'Arco sobre Galaxias, Constelaciones y Planetas, más se da cuenta del escaso conocimiento que la gente posee sobre esa disciplina.
Con la esperanza de poder construír un observatorio en lo más alto de una montaña para vivir feliz estudiando las estrellas, este extraño drow de comportamiento atípico trabaja duramente 16 horas al día en la mina, buscando y tallando gemas, guardando cada moneda que consigue, a fin de ahorrar dinero y contratar una escolta que lo guíe hasta esos soñados parajes...y poder contemplar algún día la noche y las estrellas.