El Mediano Goodweed
Publicado: Mar Sep 25, 2007 6:45 pm
*Escribiendo en su diario*
No se por donde empezar a escribir este diario, así que creo que comenzare por el principio.
Nací en una pequeña aldea al oeste de Surchard, nada interesante ahí...
Familia poco numerosa como a veces es normal entre los medianos...tampoco nada interesante.
Supongo que lo más interesante para contar debería ser sobre mi Padre, Ador Goodweed. Ese hombre si era interesante, incluso para los medianos... Tenía una extraña costumbre para hacer amigos en todos lados, incluso entre los enanos que vinieron a las minas al Norte de nuestra aldea.
Allí comenzó a minar, pero debo decir que no era su único empleo, se podría decir que no tenia un empleo fijo, aunque no dejaba ninguno, solo le gustaba ver que hacían los demás.
Minando con los enanos hizo el dinero suficiente como para que nuestra familia comiese muy bien todos los días, y créanme que eso es mas de lo que podemos desear.
Muchas veces mi Padre me llevo a las minas para que aprendiera ese oficio, y lo hice, a medias.
Me divertía mucho mas ocultándome en los espacios oscuros de las cavernas, intentando asustar a algún Enano distraído, y muchas veces lo logre. También aprendí mucho acerca de sistema de seguridad ayudando a los Enanos mientras construían las bóvedas para guardar el mineral...debo admitir que tenia un talento natural para burlar cada uno de los sistemas que ponían frente a mi. Supongo que allí empezó mi fascinación por esconderme, solo en las minas, buscando la mejor manera de pasar desapercibido, y obviamente las comidas que preparaba mi Padre para todos los trabajadores de la mina. JAMAS dejo que nadie mas cocinara, solo yo podía ayudarlo, y con mucha razón...nadie sabe de comida como nosotros, y no es una cuestión de orgullo, es saber popular.
Lamentablemente hace menos de un año mi Padre falleció y sabia que no podía quedarme mas allí. Mi madre había fallecido hace bastante y no me relacionaba mucho con mis familiares, excepto con mi hermano Boigo, con el SI me divertía, y es el la razón por la que llegue a Nevesmortas, siguiendo sus pasos.
El se fue antes de que falleciera nuestro Padre y me mandaba cartas en donde me contaba las aventuras que vivía en las grandes ciudades, y cuando ya no tuve razones para quedarme marche rumbo al Norte.
Aquí ya no todo es divertido y hablare lo mínimo posible acerca del tema.
A pocos kilómetros de llegar a Nevesmortas, estaba cerca de una tienda de lo que parecían gitanos cuando me ataco una jauría de tejones completamente desquiciados. Me tomaron desprevenido y en ese momento no era un buen peleador.
Lo único que recuerdo después fue despertarme en una tienda en Villanieve, con un muñón donde antes estaba mi mano izquierda.
El Peletero me contó que junto con otros ciudadanos oyeron mis gritos y vinieron a ayudarme, y orgulloso me mostró la piel del Tejon que se había dado un festín con mi mano.
"Supongo que hubieses querido hacerlo tu mismo...pero no hubieses sabido como, aunque si quieres puedo enseñarte"
Una señorita (muy bonita y de poca ropa) uso esa piel para confeccionarme la capucha que aun oculta mi rostro, y aprendí todo lo que pudo enseñarme el Peletero, aunque su mayor regalo fue llevarme a la ciudad y presentarme a Riam, el cual también había perdido una mano.
El me dio este garfio que tengo ahora y me contó el secreto que guardaba el también en donde ya no estaban sus dedos.
Desde entonces he hecho lo que mi Padre me enseño, "Haz lo que tengas que hacer Tala, lo que sea necesario para sobrevivir" Tome cualquier empleo que me ofrecieran y también despelleje a muchos animales para poder usar sus pieles.
Esto, de alguna manera, me trajo muchos problemas, uno de los cuales esta involucrada una gran señorita, Elena Starblade.
No mentiré diciendo que fui un ángel, pase suficiente tiempo en prisión incluso antes de conocerla, cosas menores claro, y otras no tanto...
De alguna manera los animales...incluso las gallinas de alguna manera me odiaban...y me atacaban en cuando me acercaba al herrero, allí me encontró Elena, peleándome con las gallinas, y el herrero que las defendía.
Decidió arrestarme, cosa que no me agrado, pero lo sorprendente fue que se quedo largo en la puerta de la celda haciéndome compañía. Aparentemente su gran honor la obligaba a darme otra oportunidad, y me dijo que si lograba entrenar lo suficiente para hacerme más hábil en mis trabajos, incluso podría acompañarla en sus aventuras.
Debo confesar que no me gusta mucho la ley, pero definitivamente seguiría a la señorita Starblade sin dudarlo. Si alguien algún día debe arrestarme si o si, preferiría que fuera ella, no opondría resistencia.
Tuve muchas aventuras mientras entrenaba, en las que se cuentan un Dragón, Osgos, Ogros, Osolechuzas y zombies, pero las mejores las compartí (y sigo compartiendo) con mi amigo Sirind, un elfo...bueno....es un elfo...supongo que podría ser peor considerando todo no? Pero dudo haberme reído tanto antes de conocerle.
El me enseño un poco más acerca de la naturaleza, y de que algunos animales no son peligrosos...(aunque a veces me encantaría clavarle un cuchillo a ese tejon que lleva de compañía) pero he aprendido a ser mas tolerante...no exijan mucho.
Esto es lo que tengo para escribir de momento, intentare seguir relatando mis aventuras mas adelante.
*Firma*
No se por donde empezar a escribir este diario, así que creo que comenzare por el principio.
Nací en una pequeña aldea al oeste de Surchard, nada interesante ahí...
Familia poco numerosa como a veces es normal entre los medianos...tampoco nada interesante.
Supongo que lo más interesante para contar debería ser sobre mi Padre, Ador Goodweed. Ese hombre si era interesante, incluso para los medianos... Tenía una extraña costumbre para hacer amigos en todos lados, incluso entre los enanos que vinieron a las minas al Norte de nuestra aldea.
Allí comenzó a minar, pero debo decir que no era su único empleo, se podría decir que no tenia un empleo fijo, aunque no dejaba ninguno, solo le gustaba ver que hacían los demás.
Minando con los enanos hizo el dinero suficiente como para que nuestra familia comiese muy bien todos los días, y créanme que eso es mas de lo que podemos desear.
Muchas veces mi Padre me llevo a las minas para que aprendiera ese oficio, y lo hice, a medias.
Me divertía mucho mas ocultándome en los espacios oscuros de las cavernas, intentando asustar a algún Enano distraído, y muchas veces lo logre. También aprendí mucho acerca de sistema de seguridad ayudando a los Enanos mientras construían las bóvedas para guardar el mineral...debo admitir que tenia un talento natural para burlar cada uno de los sistemas que ponían frente a mi. Supongo que allí empezó mi fascinación por esconderme, solo en las minas, buscando la mejor manera de pasar desapercibido, y obviamente las comidas que preparaba mi Padre para todos los trabajadores de la mina. JAMAS dejo que nadie mas cocinara, solo yo podía ayudarlo, y con mucha razón...nadie sabe de comida como nosotros, y no es una cuestión de orgullo, es saber popular.
Lamentablemente hace menos de un año mi Padre falleció y sabia que no podía quedarme mas allí. Mi madre había fallecido hace bastante y no me relacionaba mucho con mis familiares, excepto con mi hermano Boigo, con el SI me divertía, y es el la razón por la que llegue a Nevesmortas, siguiendo sus pasos.
El se fue antes de que falleciera nuestro Padre y me mandaba cartas en donde me contaba las aventuras que vivía en las grandes ciudades, y cuando ya no tuve razones para quedarme marche rumbo al Norte.
Aquí ya no todo es divertido y hablare lo mínimo posible acerca del tema.
A pocos kilómetros de llegar a Nevesmortas, estaba cerca de una tienda de lo que parecían gitanos cuando me ataco una jauría de tejones completamente desquiciados. Me tomaron desprevenido y en ese momento no era un buen peleador.
Lo único que recuerdo después fue despertarme en una tienda en Villanieve, con un muñón donde antes estaba mi mano izquierda.
El Peletero me contó que junto con otros ciudadanos oyeron mis gritos y vinieron a ayudarme, y orgulloso me mostró la piel del Tejon que se había dado un festín con mi mano.
"Supongo que hubieses querido hacerlo tu mismo...pero no hubieses sabido como, aunque si quieres puedo enseñarte"
Una señorita (muy bonita y de poca ropa) uso esa piel para confeccionarme la capucha que aun oculta mi rostro, y aprendí todo lo que pudo enseñarme el Peletero, aunque su mayor regalo fue llevarme a la ciudad y presentarme a Riam, el cual también había perdido una mano.
El me dio este garfio que tengo ahora y me contó el secreto que guardaba el también en donde ya no estaban sus dedos.
Desde entonces he hecho lo que mi Padre me enseño, "Haz lo que tengas que hacer Tala, lo que sea necesario para sobrevivir" Tome cualquier empleo que me ofrecieran y también despelleje a muchos animales para poder usar sus pieles.
Esto, de alguna manera, me trajo muchos problemas, uno de los cuales esta involucrada una gran señorita, Elena Starblade.
No mentiré diciendo que fui un ángel, pase suficiente tiempo en prisión incluso antes de conocerla, cosas menores claro, y otras no tanto...
De alguna manera los animales...incluso las gallinas de alguna manera me odiaban...y me atacaban en cuando me acercaba al herrero, allí me encontró Elena, peleándome con las gallinas, y el herrero que las defendía.
Decidió arrestarme, cosa que no me agrado, pero lo sorprendente fue que se quedo largo en la puerta de la celda haciéndome compañía. Aparentemente su gran honor la obligaba a darme otra oportunidad, y me dijo que si lograba entrenar lo suficiente para hacerme más hábil en mis trabajos, incluso podría acompañarla en sus aventuras.
Debo confesar que no me gusta mucho la ley, pero definitivamente seguiría a la señorita Starblade sin dudarlo. Si alguien algún día debe arrestarme si o si, preferiría que fuera ella, no opondría resistencia.
Tuve muchas aventuras mientras entrenaba, en las que se cuentan un Dragón, Osgos, Ogros, Osolechuzas y zombies, pero las mejores las compartí (y sigo compartiendo) con mi amigo Sirind, un elfo...bueno....es un elfo...supongo que podría ser peor considerando todo no? Pero dudo haberme reído tanto antes de conocerle.
El me enseño un poco más acerca de la naturaleza, y de que algunos animales no son peligrosos...(aunque a veces me encantaría clavarle un cuchillo a ese tejon que lleva de compañía) pero he aprendido a ser mas tolerante...no exijan mucho.
Esto es lo que tengo para escribir de momento, intentare seguir relatando mis aventuras mas adelante.
*Firma*