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Urgam el bárbaro, Gnomo Jinete de Dragón

Publicado: Vie Feb 01, 2008 11:37 am
por Jysegnwn
//Siento la tardanza, comienzo a dejar por aquí la historia de ese pequeño gnomo que se cree un poderoso Uzghardt. Espero que en breve vuelva a corretear por la marca (tan pronto el trabajo y mi ISP me lo permitan) :)


Maara volvía a la aldea, con la carne de un par de venados que había cazado en el bosque. Al fondo del remanso del río, donde se comenzaba a formar el lago, una pequeña columna de humo negro se elevaba hacia los cielos.
Maara se temía lo peor. No era normal ver humo en esa parte del bosque, tan alejada de cualquier camino y tan cerca de la base de las montañas repletas de orcos...

Dejó su carga de carne en la rama alta de un árbol, alejada de cualquier depredador que le robase su botín, y, aferrando su desgastada hacha de guerra, se dirigió cautelosamente al claro. Allí vio lo que se temía: un pequeño campamento (tanto por el número de personas como por el tamaño) había sido arrasado. Las dos pequeñas tiendas de campaña aparecían hechas jirones, y los enseres desparramados aquí y allá, todo en silencio.

Viendo que no quedaban rastro de los orcos que los habían atacado (cosa que descurió facilmente por las numerosas huellas que estas bestias siempre dejan), se asomó a las tiendas para descubrir los cadáveres de 6 pequeños gnomos, uno de ellos en una cuna. Justo cuando se volvía para recoger la carne y volver a casa, un pequeño crujido procedente de la cuna le hizo agacharse para descubrir que el pequeño bebé gnomo aún respiraba. Con delicadeza, lo acunó en sus brazos y se dispuso a regresar a la tribu. Estaba segura que su marido Aatanor, el jefe de la tribu, el más fuerte y valiente de todos los Uzhgardt del Dragón Rojo, pensaría igual que ella.

Publicado: Sab Feb 02, 2008 4:41 pm
por Jysegnwn
Algunos días más tarde, Aatanor cayó en una emboscada de los malditos orcos mientras estaba de caza en el bosque, aunque se llevó por delante a más de 50 de ellos antes de morir. Cuando lo encontraron, acribillado a flechazos y con varias heridas mortales surcando su enorme cuerpo, la tribu recogió sus restos y los llevó a la tribu, donde rindió honores al Jinete del Dragón, su lider, que los había dirigido con mano firme y bondadosa los últimos 15 años.

Dicen que la noche en que el cadáver de Aatanor ardía en la enorme pira funeraria, los ojos de Maara expulsaron una lágrima. Sólo una. Y pocos mortales pudieron verla. Con el pequeño gnomo en sus brazos, una llamarada de corage surcó sus negros ojos, y mirando al pequeño que no paraba de moverse, le dedicó una sonrisa. Ese pequeño, ese gnomo, sería su hijo, ella lo criaría como tal, centrándose en él dado que el amor de su vida, Aatanor el Grande, el Jinete de Dragón, ya no estaba con ella, y sabía que jamás se uniría a otro hombre ni tendría descendencia propia.

Publicado: Lun Feb 18, 2008 10:21 am
por Jysegnwn
Urgam iba creciendo en edad (que no en estatura), siempre curioso y risueño.
Maara había decidido no contarle aún su origen, así como la forma en que comenzó a formar parte de la vida de la tribu. Además, el resto de la tribu por respeto a Maara y Aatanor habían aceptado a Urgam como uno más.

Y claro, pronto ese pequeño gnomo andaba correteando por toda la aldea, incordiando a todos preguntando mil y una cosas intentando aprender. Y todos los habitantes de la aldea, con una sonrisa, trataban de "despachar" al bueno de Urgam enviandolo a hablar con otra persona, o enviandole a hacer algún recado. Pero al poco tiempo de nuevo estaba allí el gnomo con su eterna sonrisa preguntando una vez más....

Por suerte (y gracias a los dioses como diría toda la aldea), uno de los consejeros encontró una solución de forma casi casual. Envío a Urgam a por un trozo de madera, para rehacer el mango de su hacha que estaba algo gastado. Urgam, como siempre, no paró de observarlo hasta que terminó, y acto seguido se fue a recoger otra rama. Con su pequeño cuchillo, trató de hacer un mango, sin éxito. Lo intentó una y otra vez, y, para alivio de los habitantes de la tribu, Urgam pasaba más tiempo correteando buscando ramas y tratando de tallar que preguntando.

Maara era la única que lo alentaba, acariciando su afeitada cabeza cada vez que trataba fallidamente de crear un mango de hacha. Hasta que un día consiguió tallar uno. Sin roturas. Sin casi imperfecciones.

Aquél día fue uno de los más felices en la vida de Urgam.

Publicado: Vie Feb 22, 2008 1:49 pm
por Jysegnwn
Corriendo tanto como sus cortas piernas le permitían, fue a su cabaña a ver a Maara, con el pequeño mango de hacha en la mano.

-Maara, Maara!!!
-¿Que te ocurre pequeño? Estás mas excitado que de costumbre - sonreía Maara.

Alborozado, Urgam le relató cómo había sido capaz de tallar un mango de hacha. Maara, sonriente, le dio una pequeña hacha de carpintero y un cuchillito de tallar, para que siguiese practicando.

Urgam salió de la cabaña feliz.
Al fin había encontrado algo que le gustaba y no se cansaba de hacer a los cinco minutos. Ni siquiera las clases de apertura de cerrojos con el maestro de esquiva de la tribu habían sido tan apasionantes.

Había nacido una vocación....

Publicado: Lun Feb 25, 2008 6:54 pm
por Jysegnwn
Un buen día, mientras practicaba su puntería, Urgam recibió una llamada de su madre a través de otro aldeano. Maara (ya mayor para la edad media de los Uzghardt), había caido presa de unas fiebres extrañas.

Urgam corrió a su cabaña, y encontró a Maara tumbada en cama, blanca, pálida, cual prado nevado en mitad del bosque.

Con lágrimas en sus ojos, Urgam le cogió la mano, y permaneció a su lado todo el tiempo.

Maara, sonriendo levemente, le habló:

- Urgam, no estés triste. Sabes que los Uzghardt somos fuertes, y que en todo hombre hay un momento de dejar este mundo.

- Lo sé Maara.

Maara le miró a los ojos. Durante mucho tiempo se había sentido tentada de contarle la verdad acerca de sus orígenes, de que en realidad era un gnomo, pero la expresión de Urgam siempre se lo había impedido.

- Maara, no quiero que te vayas - Urgam tragó saliva intentando que las palabras brotasen de su garganta. - ¿Quién cuidará de mi ahora?

- Urgam, confía en dios, pronto serás un gran bárbaro Uzghardt. Fíjate en tu padre, Jinete del Dragón y jefe de la tribu...

- Pero aún soy pequeño, crezco muy despacio y todos son más grandes que yo...

Maara le miró con una sonrisa en su cara. Acercó su mano al rostro de Urgam acariciando su faz.

- Urgam....

- ¿Sí Maara?

Lanzando su última sonrisa, Maara dijo:

- Confía en mi, pronto crecerás...

Finalmente, el espíritu de Maara abandonó su cuerpo. En el último momento no había sido capaz de decirle la verdad a Urgam. Quería demasiado a ese pequeño gnomo....

Levantándose del lecho, Urgam contuvo sus lágrimas.

- Lo haré madre, te sentirás orgullosa de mi.

Urgam salió de la cabaña para no entrar de nuevo...

Publicado: Mié Feb 27, 2008 11:43 am
por Jysegnwn
Urgam recogió su pequeña hacha, hizo un petate de viaje y se dirigió hacia el bosque que lindaba con la aldea.

Estaba decidido: no se iba a quedar a esperar que creciese, aunque sus brazos le llegaban a las rodillas y su nariz afilada era bastante prominente. Mirando sus brazos, simpre pensaba lo mismo: Debe ser que crezco por tramos...

Crecería, se haría fuerte, conocería otras regiones, y volvería convertido en un Jinete de Dragón como lo fue su padre.

Y comenzó a andar a través del bosque, buscando la forma de ser lo suficientemente fuerte como para domesticar un dragón y volver montado en él.

Toda una pena que nadie le explicase que lo de ser jinete de dragón no era algo literal, sino la forma de llamar al jefe de la tribu...

Publicado: Mié Feb 27, 2008 10:17 pm
por Jysegnwn
Urgam emergió en un claro, un pequeño prado verde rodeado por un círculo de enormes y milenarios árboles situados muy cerca unos de los otros.
Su camino lo había llevado a un lugar de extraña belleza que, a unos ojos menos avezados que los suyos, podía parecer natural.

El gnomo nunca había visto un lugar tan verde.

Unos rayos de sol matutinos atravesaban las hojas y enredaderas, e incluso el aire que lo rodeaba parecía espeso y vivo. A sus pies, gotas claras cubrían la hierba.

Se agachó hasta dar de nuevo con el rastro: ese tejón que había osado morderle y salir corriendo había pasado por allí.

Rápidamente siguió la estela de huellas entre los árboles, hasta llegar a un pequeño remanso de tranquila y cristalina agua.

Levantando la cabeza, descubrió una muralla de lo que parecía una pequeña ciudad, con dos guardias (ataviados con una armadura horrorosa en opinión del pequeño gnomo) y un carro con su cochero a la izquierda.

Soriente se dirigió al guardia:

- Hola tú, yo soy Urgam. ¿Qué ciudad es esta?

La escueta y clara respuesta del guardia seguido de la ignorancia hacia su persona le hizo sonreir.

- Bienvenido a Nevesmortas, espero que no nos causes problemas.

Siempre curioso, abrió la puerta y entró en la ciudad.

Publicado: Jue Feb 28, 2008 3:49 am
por erotikus_ahialla
Todavia no lo vi a tu pj, pero la historia esta muy bien echa ^^

Publicado: Jue Feb 28, 2008 6:00 pm
por Jysegnwn
//Gracias por el comentario. Últimamente ando liadillo, pero a ver si nos cruzamos por ahí... :)
//PD: A partir de ahora comienzan las peripecias de urgam en la marca, y la primera es el descubrimiento de la palabra "pija" y "plebeyo" :P

Publicado: Mar Mar 11, 2008 6:43 pm
por Jysegnwn
Urgam estaba contento. Algunos recadillos de un pequeñajo de la plaza del pueblo le dieron el suficiente oro para comprar una hacha nueva, un poco de carne y una olla y un cuchillo para la caza.

Con su eterna sonrisa en la cara, Urgam volvía de cazar un jabalí a Nevesmortas, cuando se encontró con una curiosa mujer. Esta curiosa mujer le dijo a Urgam una palabra que desconocía (como muchas otras): Plebeyo. ¿Y qué es eso? preguntaría el siempre inquieto y curioso gnomo.

Pues bien, parece que un plebeyo era todo aquel que no tuviese la sangre azul. ¡Menos mal que todos los de la tribu eran plebeyos!. Debía de ser muy incómodo que te mirasen raro por tener la sangre azul (que según esa mujer era ser "noble").

En el mercader local, un elfo le enseño a Urgam otra palabra nueva: Pija. ¡Qué contento estaba Urgam con todas esas nuevas palabras aprendidas!. El elfo, aparte del saludo habitual de los elfos (qué pocos originales que son, todos saludando "buena Luna" pensaría Urgam), le enseño que una pija era aquella mujer que se creía noble, pero que en realidad era pija, caracterizada por mirar por encima del hombro al resto de la gente (puff, eso sí que es difícil) y hablar con altivez.

Buena cosa. En un sólo día, Urgam había recibido clases aceleradas de que las "nobles" casi siempre suelen ser "pijas" que no saben que lo son, y que no se llevan bien con los "plebeyos" que al final son los que mejor se lo pasan...

Urgam estaba contento. Le gustaba este sitio...