La mediana del azafrán.
Publicado: Jue Abr 10, 2008 8:42 am
Noche de fría y de tempestad caía en la Marca. La pequeña mediana caminaba en contra del viento y el frió. Sola, con la única compañía de su férrea fe y sus mullida armadura celeste.
El descanso de los paramos la esperaba allí delante. Tan caliente, tan acogedor, tan humano... no se sentía digna de estar allí por más tiempo de lo necesario. Solo necesitaba provisiones para ese largo camino que la aguardaba. Tiritaba de frió y tenia escarcha incluso en su diadema.
Mientras compraba la comida y llenaba las cantimploras, un olor a azafrán le llamo la atención. Salia de la cocina.
- Yo solía cocinar antes, los invitaba a todos sin excepción. Aunque, a decir verdad... lo hacia por verla a ella sonreir.
La cocinera de los paramos estaba preparando algo exquisito con el olor inconfundible del azafrán.
- Tengo de seguir mí camino aunque me duela el cuerpo, me pese el alma y me llore el corazón.
Tras recoger sus cosas, continuo el sinuoso camino que llevaba hacia el norte. No había animales, no se escuchaban sonidos. Todo lo que había era frió y nieve, como si la misma Áuril la estuviera poniendo a prueba.
En la mano derecha de la pequeña mediana había algo pequeño, de color blanco mortecino y rodeado por un aura del mal. Era una pequeña astilla de hueso de dracoliche, que incluso ahora desprendía su esencia como si intentara corromper todo lo que estuviera cerca.
De camino a Adbar, mientras caminaba pensando en eso que la preocupaba tanto, la pequeña mediana escucho un sonido que no era el viento del norte de la tormenta. Dos palomas en su nido se acurrucaban bien juntas para no pasar frió y proteger sus huevos.
- Las mismas plumas blancas, el mismo empeño en defender las cosas que ama incluso con su vida. Es, como si ella aun estuviera aquí... a mí lado.
Los paramos helados no terminaban y el frió y la tormenta empeoró. Al final la pobre Ariel cayó en la nieve, como si fuera un cadáver. Antes de perder el conocimiento le parecio escuchar la voz de ella, llamándola desde lejos y pidiéndole que no se rindiera.
- Cun Yuns z Yzn...
Tras resistir lo que pudo, soltó su ultimo vaho caliente y perdió el sentido.
//Continuara...//
El descanso de los paramos la esperaba allí delante. Tan caliente, tan acogedor, tan humano... no se sentía digna de estar allí por más tiempo de lo necesario. Solo necesitaba provisiones para ese largo camino que la aguardaba. Tiritaba de frió y tenia escarcha incluso en su diadema.
Mientras compraba la comida y llenaba las cantimploras, un olor a azafrán le llamo la atención. Salia de la cocina.
- Yo solía cocinar antes, los invitaba a todos sin excepción. Aunque, a decir verdad... lo hacia por verla a ella sonreir.
La cocinera de los paramos estaba preparando algo exquisito con el olor inconfundible del azafrán.
- Tengo de seguir mí camino aunque me duela el cuerpo, me pese el alma y me llore el corazón.
Tras recoger sus cosas, continuo el sinuoso camino que llevaba hacia el norte. No había animales, no se escuchaban sonidos. Todo lo que había era frió y nieve, como si la misma Áuril la estuviera poniendo a prueba.
En la mano derecha de la pequeña mediana había algo pequeño, de color blanco mortecino y rodeado por un aura del mal. Era una pequeña astilla de hueso de dracoliche, que incluso ahora desprendía su esencia como si intentara corromper todo lo que estuviera cerca.
De camino a Adbar, mientras caminaba pensando en eso que la preocupaba tanto, la pequeña mediana escucho un sonido que no era el viento del norte de la tormenta. Dos palomas en su nido se acurrucaban bien juntas para no pasar frió y proteger sus huevos.
- Las mismas plumas blancas, el mismo empeño en defender las cosas que ama incluso con su vida. Es, como si ella aun estuviera aquí... a mí lado.
Los paramos helados no terminaban y el frió y la tormenta empeoró. Al final la pobre Ariel cayó en la nieve, como si fuera un cadáver. Antes de perder el conocimiento le parecio escuchar la voz de ella, llamándola desde lejos y pidiéndole que no se rindiera.
- Cun Yuns z Yzn...
Tras resistir lo que pudo, soltó su ultimo vaho caliente y perdió el sentido.
//Continuara...//