La Marca Argéntea

Un dragon faérico de color verde cruza sin ser visto la empalizada de Nevesmortas. Lleva algo en sus pequeñas garras delanteras pero no puede ser percibido: ha recibido ordenes de su ama de atravesar invisible las calles. Se trata de Búkaro al que algún ojo amigo podría reconocer si decidiera mostrarse. Con su suave aleteo rítmico llega presto ante la puerta de la escuela de magia y deja caer ante la puerta el arrugado pergamino con tinte celeste que porta. Mira a ambos lados y alza el vuelo hasta el tejado mas cercano, desde donde puede observar siguiendo las instrucciones de su ama que el pergamino es recogido por las manos correctas. Pliega sus alas y se dispone a esperar.

En el interior del pergamino estan escritas las siguientes palabras:


Estimado maestro:
Espero aun me recordeis. Estoy al corriente de los numerosos asuntos que debeis atender, y comprendo que vuestro tiempo es limitado y por tanto muy valioso. Sin embargo me permito la licencia de robaros al menos el necesario para poneros al corriente de mis inquietudes, que espero comprendais, o en caso negativo podais disculpar.
Hace tiempo ya desde que me admitisteis como aprendiz vuestra y nuestros encuentros posteriores fueron apenas fugaces debido a las circunstancias. Desde entonces os he buscado activamente por la marca sin resultado alguno, pues las noticias que tengo son de largos y constantes viajes. Esa es la razon de que ose enviaros esta misiva, pues mis estudios estan quedando algo rezagados con respecto a lo que desearia.
Espero podais contactar conmigo pero por encima de todo espero no haberos perturbado.
Atentamente
Liliana Vess

Al pie de la carta, escrita con una preciosa caligrafía, y junto a la firma, pueden apreciarse dos ojos de mujer envueltos por una luna llena, símbolo de Selûne.

Búkaro se acomoda en el tejado pero sin perder de vista el pergamino y emite un leve "griñeec".

(Esta puede ser una larga espera...)
-"griñeec"




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