Magos y hechiceros.

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Unairg

Magos y hechiceros.

Mensaje por Unairg »

Esta es una información extraída sobre las facetas de estas dos clases arcanas, y los comportamientos y diferencias que hay entre ellos.

Hechiceros.

Los hechiceros hacen magia igual que los poetan escriben sus poesías: gracias a un talento innato, perfeccionado mediante la práctica. No tienen libros, mentores ni teorías, sólo tienen el poder en bruto que controlan a voluntad.
Algunos hechiceros afirman que la sangre de los dragones corre por sus venas, y puede que sea cierto; de todos es sabido que ciertos dragones poderosos pueden adoptar forma humanoide, e incluso tener amantes de ese tipo; además, demostrar que un hechicero no tuvo un antepasado dragón suele ser tarea difícil. A menudo, los seguidores de esta clase son asombrosamente bellos y poseen cierto exotismo que demuestra su insólita herencia. Aun así, la afirmación de que los hechiceros son dracónicos en parte puede ser una exageración infundada, inventada por ciertos seguidores de esta clase, o bien un chismorreo envidioso, concebido por aquellos que carecen del don de los hechiceros.

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Magos.

Unas cuantas palabras ininteligibles y una breve gesticulación bastan para obtener un poder mayor que el de los tajos de un hacha de batalla; al menos, cuando tales palabras y gestos procedan de un mago. Estas acciones tan sencillas hacen que la magia parezca cosa fácil, pero, en realidad, sólo indican vagamente la gran cantidad de tiempo que los magos deben pasar estudiando sus libros para preparar los conjuros que desean lanzar y los años dedicados al aprendizaje de las artes mágicas.
Los magos dependen del estudio minucioso para poder crear su magia. Se dedican a examinar volúmenes viejos y mohosos, discuten la teoría de la magia con sus colegas y practican las artes menores siempre que pueden. Para un mago, la magia no es un talento, sino un arte complejo y gratificante.

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Hechiceros, magos y el mundo en el que viven.

En muchos aspectos, los hechiceros y los magos se mantienen distantes de os asuntos mundanos. Y resulta apropiado, pues su reino es el de lo esotérico y lo inmaterial. Para el observador casual, hay poco que dstinga a las dos clases; ambas manejan inemnsos poderes que resultan incomprensibles para cualquiera que no esté versado en el saber arcano. De hecho, incluso usan palabras, gestos y materiales idénticos al lanzare el mismo conjuro.

Sin embargo, para los propios magos y hechiceros, las diferencias son profundas y obvias. Un mago practica la magia a través del estudio y de una mente disciplinada. El hechicero consigue los mismos fines en virtud de la fuerza interior y la intuición.

De los dos, los hechiceros tienden a ser más terrenales. Ya que su magia surge de su talento innato, no tienen que pasarse horas estudiando libros mohosos ni esforzándose por acumular sus dosis diarias de potencial mágico, así que tienen más tiempo paa salir y viajar. Para los hechiceros, los magos suelen ser exclusivisas y pedantes, siempre cuchicheando en pequeños grupos sobre libros de conjuros, fórmulas arcanas y sus últimas hazañas mágicas. Los hechiceros también suelen ser más agradables y tener mejor aspecto (tal y como se refleja en sus elevadas puntuaciones de Carisma). Como resultado, se integran con mucha más facilidad que los magos (aunque no llegan a tener la pericia social de los bardos). Aún así, los hechiceros son precavidos a la hora de mezclarse con la gente común. La mayoría de las personas temen la magia arcana, y la creencia extendida de que los hechiceros son en parte dragones no ayuda mucho.

Los magos tienen las necesidad de estar más aislados que los hechiceros, pero también son menos introspectivos. No pueden dominar la magia arcana buscando en sus mentes y almas, como hacen los hechiceros, sino que deben buscar fuentes externas de cnocimiento y comprensión. Suelen encontrarlas en los libros, pero tabién aprendiendo de otros magos. Dos magos que estudien juntos pueden cosechar grandes beneficios, sobre todo si comparten sus libros de conjuros. Los hechiceros pueden ofrecerse entre sí apoyo moral, intercambiar técnicas de meditación, o relatar sus descubrimientos más recientes, pero dicha colaboación rara vez produce los resultados que logran los magos al reunirse. Para los magos, los hechiceros son superficiales y descuidados, dotados con magia de forma natural, pero poco capaces de dominar realmente las artes arcanas.



Información sacada de "Tomo y Sangre: Una guía para magos y hechiceros"
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