Leandra
Publicado: Sab Ago 23, 2008 9:36 pm
Historia de Leandra I parte.
Desde siempre creyó que provenía de una familia de las afueras de Argluna, una pequeña aldea de artesanos dedicados a la venta de leche y queso. Cierto día, tras descubrir sus cualidades mágicas, decidió, no tras poca meditación y mucho pesar, que debía abandonar su lugar de origen y partir hacia Nevesmortas donde podría encontrar gente que le ayudara a entender su don dado que en su pequeña aldea estos hechos son anecdóticos.
Permaneció allí una larga temporada en la cual ingresó como alumna en la escuela de magia, lo que le había facilitado conocer mucha gente. Su entrada en dicha escuela había sido maravillosa, dado que al ser innata la acogida había sido de buen grado. Sin duda alguna, estaba viviendo uno de los mejores momentos de su vida.
Esa mañana se levantó pronto, decidió dirigirse hacia la flecha para poder practicar alquimia ya que hacía varios días que no pasaba por allí. Por el camino, intuyó que ese día no era tan normal como había parecido en su comienzo, al pasar por delante del aserradero sucedió algo extraño. Notó como algo la engullía, la sensación la estremeció pero no pudo hacer nada, todos los intentos por salir resultaban en vano no pudo hacer nada más que dejarse llevar.
Cuando el viaje llegó a su fin, Leandra estaba totalmente aturdida, lo que le impidió realizar un reconocimiento de la sala en la que se encontraba, pero a modo de defensa, mantenía los sentidos activados al no saber exactamente donde se encontraba.
En un primer reconocimiento algo llamó su atención, sintió como el pánico se apoderó de su cuerpo e involuntariamente empezó a conjurar, pero algo en su interior le impidió llevar hasta el final el conjuro, albergaba hacia la criatura un sentimiento que no llegaba a comprender. En un fugaz recuerdo se la escuela de magia, se dio cuenta que aquel ser que tenía delante aparecía en un libro de la biblioteca, se trataba de un golem. Ante su asombro, el golem dirigió su mirada hacia ella y pronuncio unas palabras: “bienvenida a casa ama Zorla”
-¿Zhorla?, ¿Quién es Zhorla?- Respondió a su frase con una pregunta, miró alrededor buscando a la persona a quien se dirigía el golem. No había nadie más que ellos.
-Tú eres Zhorla, mi ama- dijo el impasible, careciente de inexpresividad como era común en ellos. - Te he estado buscando y al fin te encontré.
Al terminar la frase le pareció percibir, por un instante, un atisbo de felicidad en el rostro del golem.
-¿Buscándome?...-confusa torció el gesto- Yo no soy ser quien dice… me llamo Leandra… estaba en el bosque y de repente aparecí aquí… ¿Dónde estoy?...- hizo una pausa mirando alrededor -¿Qué hago aquí?...-le miró esperando una explicación por su parte, empezaba a ponerse nerviosa.
-Bienvenida a casa, Zhorla- dijo desapareciendo por el umbral de la puerta dejándola sola en la habitación.
Exasperada por la repentina desaparición del golem y sin haber podido sacar nada en claro decidió dar respuestas a las preguntas que rondaban por su cabeza, sobre todo para poder salir de allí y volver a Nevesmortas. La parte élfica se guiaba por la belleza del lugar, tapices vistosos colgaban de las paredes del salón, mesas y sillas talladas artesanalmente, grandes alfombras cubrían el suelo con colores vivos simulando un campo lleno de flores, mientras la humana lo hacía por el mero hecho de curiosear el lugar. Poco a poco se fue adentrando en lo que parecía un castillo, llegó a esa conclusión al ver la cantidad y tamaño de las habitaciones.
Guiada por un susurro casi inaudible llegó a una habitación bastante sencilla, tenía una estantería que ocupaba toda la pared izquierda de la habitación y un escritorio enfrente de esta mirando hacia la pared.
En la estantería había una gran colección de libros, todos ellos sobre magia. Estaba mirando la estantería cuando de repente, por el rabillo del ojo, creyó ver una figura que pasaba por delante de la puerta a la vez que sintió una sensación gélida poniéndole el vello de punta. Se acercó hasta la puerta pero no vió nada, el pasillo se encontraba desierto, no le dio mayor importancia y entró de nuevo a la habitación. Pasado unos minutos volvió la misma sensación, pero esta vez no la cogió de improvisto, salió corriendo al pasillo y se quedó paralizada al ver lo que había en el, se trataba de una chica vestida de azul, de más o menos su estatura, rubia con el pelo recogido en una coleta, no tenía el pelo muy largo; mirándola con más detenimiento dedujo, por sus orejas, que se trataba de una semielfa, su silueta era parecida a la suya; cada vez tenia mas curiosidad y se acercaba cuando descubría nuevos datos recordándole a alguien conocido, al verle la cara parpadeó repetidamente estupefacta , era como si se estuviera mirando en un espejo, era ella pero con una pequeña diferencia…era brumosa y transparente!!.
El fantasma no se dio cuenta de su presencia y no tuvo problemas en seguirla, quería llegar al fondo de esto “tiene que haber una explicación” se decía a sí misma, daba vueltas por la casa representando cosas cotidianas: se sentaba a la mesa a comer mientras parecía que charlaba con los demás comensales cuando no había nadie más en la habitación, sostenía un libro imaginario mientras leía en un butacón de la sala, se metió en la bañera simulando que se bañaba, hasta que llegó a una habitación donde no pudo seguirla, tenía la puerta de hierro y estaba cerrada con llave con la que “ella” no tuvo problemas en traspasarla pero Lea no pudo entrar. Esperó a que saliera sin éxito. Inquieta decidió buscar la llave, al ver pasar de un lado a otro revolviendo las cosas, el golem se acercó preguntándola que qué buscaba, se lo explicó y el golem sacó una llave depositándola en la palma de su mano:”me concretaste que no se la diera a nadie bajo ningún concepto, solo a ti”, dicho esto se fue de nuevo dejándola sola.” Que habrá tan importante para que le dijera esas palabras su señora” pensó y le entró aun más curiosidad.
Se acercó hasta la puerta y metió la llave encajando perfectamente en la cerradura, dio varias vueltas hasta escuchar un “crack” giró el picaporte y se adentró en la habitación.
Nada mas entrar se encontró unos huesos apilados enfrente de la puerta, tenían un ligero brillo, al verlos se le encogió el corazón y las lagrimas empezaron a brotar por sus mejillas, no entendía su reacción, se secó las lagrimas y pudo ver de nuevo el fantasma, pero esta vez era consciente de su presencia, señalaba con su dedo índice hacia el escritorio instándola a acercarse.
A simple vista se trataba de un escritorio corriente con sus utensilios para la escritura, una pequeña lámpara de aceite, la cual tuvo que encender para poder ver, y un libro cubierto de polvo en que se podía leer “Diario”.
Al abrirlo pudo ver las amarillentas hojas del paso de los años, pero había algo que le resultaba familiar, al pasar la primera hoja pudo ver de que se trataba, con letra sencilla pero elegante escrito: “Diario personal e investigaciones por Zhorla Tinúviel”, era su propia letra!!
Con manos temblorosas pasó las hojas del diario leyendo el contenido.
Mazho, 10.
[…] ¿Recuerdas el resfriado de hace unos días? Pues por lo visto me han detectado una extraña enfermedad, pero con pruebas pueden saber de qué se trata, los médicos son bastante optimistas. Mis padres están muy preocupados al ser su única hija temen perderme, yo les tranquilizo diciendo que solo es un resfriado mal curado. Me encuentro bien, solo me da de vez en cuando fuertes accesos de tos.
Pronto volveré a escribirte, sabes que estoy liada con los experimentos.
Zhorla Tinúviel.
Alturiak, 1.
[…]Ha pasado ya un mes desde la última vez que escribí. He estado juntando algunas piezas de hierro y he pensado en construir un golem; George me las trae a escondidas y ya he juntado algunas libras, pronto empezaré a construir ¡me hace una ilusión!. Mis padres preocupados no quieren que salga del castillo para no empeorar, con el golem al menos tendré con que entretenerme, aun no sé qué nombre le pondré aunque aún es pronto.
La enfermedad sigue igual, ahora mancho el pañuelo de sangre cada vez que me da un acceso de tos, los médicos aun no saben a que es debido. Me hacen tomar un montón de redomas a cada cual sabe peor, pero bueno al menos la tos disminuye cuando las tomo.
Esta vez no tardaré tanto en escribir, te lo prometo *dibuja una cara sonriente*.
Zhorla Tinúviel.
Mirtul, 9
Hoy es mi cumpleaños y cumplo la mayoría de edad, van a celebrar una gran fiesta en el salón, estoy deseando que llegué ya la noche, les he enviado las invitaciones a mis amigas espero que vengan, hace mucho tiempo que no las veo.
[…]Sobre la enfermedad, he empezado a notar un pequeño hormigueo en las manos, me han quitado alguna medicación para ver si es debido a eso. Estoy tranquila, los médicos dicen que están cerca de encontrar una solución.
Ya te contaré como ha ido la fiesta, tengo que ir a prepararme, ¡Qué nervios!.
[i]
Zhorla Tinúviel.
[/i]Eleint, 27.
[…]La enfermedad continua creciendo, esta vez el hormigueo lo siento por todo el cuerpo, las manos cada vez están más débiles, se me resbalan las cosas al no poder cerrar bien los dedos, esto me ocurre a veces. Los médicos están preocupados no encuentran cura para la enfermedad. Padre ha mandado llamar a los mejores médicos del reino para que estudien mi caso. Me han dicho que no me preocupe, intento estar ocupada para no pensar en ello.
El golem ya está terminado le he puesto en marcha pero aun tengo que enseñarle a hablar, me ayuda en el laboratorio y me hace mucha compañía, poco a poco le voy enseñando palabras sueltas. Le he puesto el nombre de Shem.
Te prometo siempre que voy a escribirte pronto, pero siempre rompo mi promesa espero que me perdones.
Zhorla Tinúviel.
Noctal, 30.
Esta página está llena de tachones, la letra es escrita con esfuerzo y se asemeja a la letra de un niño no mayor de dos años.
Lea solo pudo descifrar algunas partes de la página:
[i]No me quieren decir que me ocurre siempre están cuchicheando en la habitación, estoy harta que me digan que no me preocupe que todo se solucionara. No puedo moverme de la cama, estoy encerrada en mi propio cuerpo, las piernas y los brazos ya no responden. Han venido a verme centenares de médicos y todos ponen la misma cara de preocupación.
Madre tiene mala cara llena de arrugas y ojeras, siempre tiene una sonrisa para mí cuando viene a verme pero por dentro está sufriendo. Padre lo lleva mejor, sabes que no es de mostrar sus sentimientos.
Siento que pronto acabará todo.
Zhorla Tinúviel.
Las lágrimas recorrían el rostro de Lea, sentía como si una parte de ella moría al leer aquel diario. Quería saber más sobre esa parte de ella que no conocía, pasó las páginas del diario pero no había nada mas escrito, frustrada buscó en el suelo desordenado. Encontró varios informes médicos y arcanos, en ellos decían que procederían a realizar un ritual en el cual Zhorla aparecería en un plano distinto, olvidando su plano natal, sin rastro de la enfermedad, reencarnándose. Desconocían el plano donde iba a aparecer.
La habitación se inundó con una melodía suave y melancólica, la misma que se sorprendía ella misma tarareando inconscientemente, brotaba de una caja de música que llevaba en sus manos el fantasma de Zhorla mientras se acercaba a ella.
Cuando quiso darse cuenta la habitación se había desvaneció apareciendo de nuevo en la parte norte del bosque. Shem la acompañaba, era tiempo de volver le explicó. Se despidieron con tristeza, pero sabían que estaban conectados más allá de la distancia que los separara, cuando estuviera en peligro o triste, Shem la haría llamar regresando a su plano natal.
Sus amigos, después de varios días buscándola, la encontraron sentada en la roca del aserradero absorta mirando la caja de música que demostraba que no había sido un sueño.
//Es una quest que me hizo en su momento Oghma sobre la historia de Lea. Espero que os guste.
Desde siempre creyó que provenía de una familia de las afueras de Argluna, una pequeña aldea de artesanos dedicados a la venta de leche y queso. Cierto día, tras descubrir sus cualidades mágicas, decidió, no tras poca meditación y mucho pesar, que debía abandonar su lugar de origen y partir hacia Nevesmortas donde podría encontrar gente que le ayudara a entender su don dado que en su pequeña aldea estos hechos son anecdóticos.
Permaneció allí una larga temporada en la cual ingresó como alumna en la escuela de magia, lo que le había facilitado conocer mucha gente. Su entrada en dicha escuela había sido maravillosa, dado que al ser innata la acogida había sido de buen grado. Sin duda alguna, estaba viviendo uno de los mejores momentos de su vida.
Esa mañana se levantó pronto, decidió dirigirse hacia la flecha para poder practicar alquimia ya que hacía varios días que no pasaba por allí. Por el camino, intuyó que ese día no era tan normal como había parecido en su comienzo, al pasar por delante del aserradero sucedió algo extraño. Notó como algo la engullía, la sensación la estremeció pero no pudo hacer nada, todos los intentos por salir resultaban en vano no pudo hacer nada más que dejarse llevar.
Cuando el viaje llegó a su fin, Leandra estaba totalmente aturdida, lo que le impidió realizar un reconocimiento de la sala en la que se encontraba, pero a modo de defensa, mantenía los sentidos activados al no saber exactamente donde se encontraba.
En un primer reconocimiento algo llamó su atención, sintió como el pánico se apoderó de su cuerpo e involuntariamente empezó a conjurar, pero algo en su interior le impidió llevar hasta el final el conjuro, albergaba hacia la criatura un sentimiento que no llegaba a comprender. En un fugaz recuerdo se la escuela de magia, se dio cuenta que aquel ser que tenía delante aparecía en un libro de la biblioteca, se trataba de un golem. Ante su asombro, el golem dirigió su mirada hacia ella y pronuncio unas palabras: “bienvenida a casa ama Zorla”
-¿Zhorla?, ¿Quién es Zhorla?- Respondió a su frase con una pregunta, miró alrededor buscando a la persona a quien se dirigía el golem. No había nadie más que ellos.
-Tú eres Zhorla, mi ama- dijo el impasible, careciente de inexpresividad como era común en ellos. - Te he estado buscando y al fin te encontré.
Al terminar la frase le pareció percibir, por un instante, un atisbo de felicidad en el rostro del golem.
-¿Buscándome?...-confusa torció el gesto- Yo no soy ser quien dice… me llamo Leandra… estaba en el bosque y de repente aparecí aquí… ¿Dónde estoy?...- hizo una pausa mirando alrededor -¿Qué hago aquí?...-le miró esperando una explicación por su parte, empezaba a ponerse nerviosa.
-Bienvenida a casa, Zhorla- dijo desapareciendo por el umbral de la puerta dejándola sola en la habitación.
Exasperada por la repentina desaparición del golem y sin haber podido sacar nada en claro decidió dar respuestas a las preguntas que rondaban por su cabeza, sobre todo para poder salir de allí y volver a Nevesmortas. La parte élfica se guiaba por la belleza del lugar, tapices vistosos colgaban de las paredes del salón, mesas y sillas talladas artesanalmente, grandes alfombras cubrían el suelo con colores vivos simulando un campo lleno de flores, mientras la humana lo hacía por el mero hecho de curiosear el lugar. Poco a poco se fue adentrando en lo que parecía un castillo, llegó a esa conclusión al ver la cantidad y tamaño de las habitaciones.
Guiada por un susurro casi inaudible llegó a una habitación bastante sencilla, tenía una estantería que ocupaba toda la pared izquierda de la habitación y un escritorio enfrente de esta mirando hacia la pared.
En la estantería había una gran colección de libros, todos ellos sobre magia. Estaba mirando la estantería cuando de repente, por el rabillo del ojo, creyó ver una figura que pasaba por delante de la puerta a la vez que sintió una sensación gélida poniéndole el vello de punta. Se acercó hasta la puerta pero no vió nada, el pasillo se encontraba desierto, no le dio mayor importancia y entró de nuevo a la habitación. Pasado unos minutos volvió la misma sensación, pero esta vez no la cogió de improvisto, salió corriendo al pasillo y se quedó paralizada al ver lo que había en el, se trataba de una chica vestida de azul, de más o menos su estatura, rubia con el pelo recogido en una coleta, no tenía el pelo muy largo; mirándola con más detenimiento dedujo, por sus orejas, que se trataba de una semielfa, su silueta era parecida a la suya; cada vez tenia mas curiosidad y se acercaba cuando descubría nuevos datos recordándole a alguien conocido, al verle la cara parpadeó repetidamente estupefacta , era como si se estuviera mirando en un espejo, era ella pero con una pequeña diferencia…era brumosa y transparente!!.
El fantasma no se dio cuenta de su presencia y no tuvo problemas en seguirla, quería llegar al fondo de esto “tiene que haber una explicación” se decía a sí misma, daba vueltas por la casa representando cosas cotidianas: se sentaba a la mesa a comer mientras parecía que charlaba con los demás comensales cuando no había nadie más en la habitación, sostenía un libro imaginario mientras leía en un butacón de la sala, se metió en la bañera simulando que se bañaba, hasta que llegó a una habitación donde no pudo seguirla, tenía la puerta de hierro y estaba cerrada con llave con la que “ella” no tuvo problemas en traspasarla pero Lea no pudo entrar. Esperó a que saliera sin éxito. Inquieta decidió buscar la llave, al ver pasar de un lado a otro revolviendo las cosas, el golem se acercó preguntándola que qué buscaba, se lo explicó y el golem sacó una llave depositándola en la palma de su mano:”me concretaste que no se la diera a nadie bajo ningún concepto, solo a ti”, dicho esto se fue de nuevo dejándola sola.” Que habrá tan importante para que le dijera esas palabras su señora” pensó y le entró aun más curiosidad.
Se acercó hasta la puerta y metió la llave encajando perfectamente en la cerradura, dio varias vueltas hasta escuchar un “crack” giró el picaporte y se adentró en la habitación.
Nada mas entrar se encontró unos huesos apilados enfrente de la puerta, tenían un ligero brillo, al verlos se le encogió el corazón y las lagrimas empezaron a brotar por sus mejillas, no entendía su reacción, se secó las lagrimas y pudo ver de nuevo el fantasma, pero esta vez era consciente de su presencia, señalaba con su dedo índice hacia el escritorio instándola a acercarse.
A simple vista se trataba de un escritorio corriente con sus utensilios para la escritura, una pequeña lámpara de aceite, la cual tuvo que encender para poder ver, y un libro cubierto de polvo en que se podía leer “Diario”.
Al abrirlo pudo ver las amarillentas hojas del paso de los años, pero había algo que le resultaba familiar, al pasar la primera hoja pudo ver de que se trataba, con letra sencilla pero elegante escrito: “Diario personal e investigaciones por Zhorla Tinúviel”, era su propia letra!!
Con manos temblorosas pasó las hojas del diario leyendo el contenido.
Mazho, 10.
[…] ¿Recuerdas el resfriado de hace unos días? Pues por lo visto me han detectado una extraña enfermedad, pero con pruebas pueden saber de qué se trata, los médicos son bastante optimistas. Mis padres están muy preocupados al ser su única hija temen perderme, yo les tranquilizo diciendo que solo es un resfriado mal curado. Me encuentro bien, solo me da de vez en cuando fuertes accesos de tos.
Pronto volveré a escribirte, sabes que estoy liada con los experimentos.
Zhorla Tinúviel.
Alturiak, 1.
[…]Ha pasado ya un mes desde la última vez que escribí. He estado juntando algunas piezas de hierro y he pensado en construir un golem; George me las trae a escondidas y ya he juntado algunas libras, pronto empezaré a construir ¡me hace una ilusión!. Mis padres preocupados no quieren que salga del castillo para no empeorar, con el golem al menos tendré con que entretenerme, aun no sé qué nombre le pondré aunque aún es pronto.
La enfermedad sigue igual, ahora mancho el pañuelo de sangre cada vez que me da un acceso de tos, los médicos aun no saben a que es debido. Me hacen tomar un montón de redomas a cada cual sabe peor, pero bueno al menos la tos disminuye cuando las tomo.
Esta vez no tardaré tanto en escribir, te lo prometo *dibuja una cara sonriente*.
Zhorla Tinúviel.
Mirtul, 9
Hoy es mi cumpleaños y cumplo la mayoría de edad, van a celebrar una gran fiesta en el salón, estoy deseando que llegué ya la noche, les he enviado las invitaciones a mis amigas espero que vengan, hace mucho tiempo que no las veo.
[…]Sobre la enfermedad, he empezado a notar un pequeño hormigueo en las manos, me han quitado alguna medicación para ver si es debido a eso. Estoy tranquila, los médicos dicen que están cerca de encontrar una solución.
Ya te contaré como ha ido la fiesta, tengo que ir a prepararme, ¡Qué nervios!.
[i]
Zhorla Tinúviel.
[/i]Eleint, 27.
[…]La enfermedad continua creciendo, esta vez el hormigueo lo siento por todo el cuerpo, las manos cada vez están más débiles, se me resbalan las cosas al no poder cerrar bien los dedos, esto me ocurre a veces. Los médicos están preocupados no encuentran cura para la enfermedad. Padre ha mandado llamar a los mejores médicos del reino para que estudien mi caso. Me han dicho que no me preocupe, intento estar ocupada para no pensar en ello.
El golem ya está terminado le he puesto en marcha pero aun tengo que enseñarle a hablar, me ayuda en el laboratorio y me hace mucha compañía, poco a poco le voy enseñando palabras sueltas. Le he puesto el nombre de Shem.
Te prometo siempre que voy a escribirte pronto, pero siempre rompo mi promesa espero que me perdones.
Zhorla Tinúviel.
Noctal, 30.
Esta página está llena de tachones, la letra es escrita con esfuerzo y se asemeja a la letra de un niño no mayor de dos años.
Lea solo pudo descifrar algunas partes de la página:
[i]No me quieren decir que me ocurre siempre están cuchicheando en la habitación, estoy harta que me digan que no me preocupe que todo se solucionara. No puedo moverme de la cama, estoy encerrada en mi propio cuerpo, las piernas y los brazos ya no responden. Han venido a verme centenares de médicos y todos ponen la misma cara de preocupación.
Madre tiene mala cara llena de arrugas y ojeras, siempre tiene una sonrisa para mí cuando viene a verme pero por dentro está sufriendo. Padre lo lleva mejor, sabes que no es de mostrar sus sentimientos.
Siento que pronto acabará todo.
Zhorla Tinúviel.
Las lágrimas recorrían el rostro de Lea, sentía como si una parte de ella moría al leer aquel diario. Quería saber más sobre esa parte de ella que no conocía, pasó las páginas del diario pero no había nada mas escrito, frustrada buscó en el suelo desordenado. Encontró varios informes médicos y arcanos, en ellos decían que procederían a realizar un ritual en el cual Zhorla aparecería en un plano distinto, olvidando su plano natal, sin rastro de la enfermedad, reencarnándose. Desconocían el plano donde iba a aparecer.
La habitación se inundó con una melodía suave y melancólica, la misma que se sorprendía ella misma tarareando inconscientemente, brotaba de una caja de música que llevaba en sus manos el fantasma de Zhorla mientras se acercaba a ella.
Cuando quiso darse cuenta la habitación se había desvaneció apareciendo de nuevo en la parte norte del bosque. Shem la acompañaba, era tiempo de volver le explicó. Se despidieron con tristeza, pero sabían que estaban conectados más allá de la distancia que los separara, cuando estuviera en peligro o triste, Shem la haría llamar regresando a su plano natal.
Sus amigos, después de varios días buscándola, la encontraron sentada en la roca del aserradero absorta mirando la caja de música que demostraba que no había sido un sueño.
//Es una quest que me hizo en su momento Oghma sobre la historia de Lea. Espero que os guste.
