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Historia de Lionelle, entre Faerún y Kara-Tur.

Publicado: Mar Ene 13, 2009 12:36 pm
por QM-Oghma
Mercader con alma de aventurero

Lionberto era un hombre de negocios en la bulliciosa ciudad de Aguas profundas, tenía las ideas claras y era muy bueno con el arte del regateo. Un dia mientras colocaba algunas Ánforas en el mostrador de su parada escucho el rumor de que se estaba preparando una expedición con los mejores mercaderes de la región y que pagaban una fortuna. Dejo todo lo que hacía y fue hacia el gremio de comerciantes a enterarse que era ese extraño rumor.

El presidente del gremio era Marco un hombre sabio, todos los integrantes del gremio estaban rodeándolo a la expetatiba.

-Señores y señoras los nobles cada día son más exigentes y piden mejores mercancías. Esta vez se les a antojado comprar cosas tan raras como: Jade, tela de seda, plantas exótica… *bla… bla... bla…*

Lionberto estaba desconcertado pues todas esas cosas las desconocía y eran tan exóticas e interesantes por su nombre, mientras imaginaba como serian esas maravillas el presidente dijo unas palabras que le bajaron de las nubes.

-Señores y señoras todas esas mercancías son de mas allá de Faerún- La cara de muchos de los presentes se desencajo y algunos incluso se reían del presiente- Por ello, estamos organizando una caravana con los mejores mercaderes de Aguas profundas para ir al continente del Oriente, hacia Kara-Tur más concretamente al Imperio de Shou Lung.

Exploto la sala del gremio en un abrir y cerrar de ojos, parecía un gallinero, muchos gritando, otros pegándose y Lionberto allí en medio con cara de haber visto a Sune desnuda. No solo se moría por hacer un viaje semejante, encima decían que tras esos 6 meses de caravanas para llegar y 6 meses para volver cada participante obtendría nada más y nada menos que medio millar de piezas de oro, con esa cantidad podría dejar de trabajar con solo 26 primaveras. Por supuesto fue el primero en firmar su participación.

Publicado: Mar Ene 13, 2009 12:37 pm
por QM-Oghma
Caravana

En pocas semanas estuvo todo listo y preparado, Lionberto junto con 8 mercaderes mas eran los agraciados (o insensatos) elegidos para ir a buscar toda esa lista de maravillosos productos en las lejanas tierras perdidas por la mano de Ao. La ruta que tenia de seguir la caravana era larga pero no era lo peor, porque si de algo tenían de tener miedo esos mercaderes eran de esas tierras salvajes llenas de gente inculta, bandidos, monstruos y un sinfín de problemas.

Tierras ancestrales, llanuras vírgenes donde moran licántropos, ruinas de imperios como Ilenfarn ya desaparecidas y un sinfín de majestuosos paisajes, pero delante de todas estas fascinantes cosas la que mas impresiono a esos intrépidos comerciantes fue ver la estructura más grande de todo Toril: La Gran Muralla.
Una gigantesca pared de piedra más alta que un gigante y tan larga que ni siquiera los ojos podían distinguir donde empezaba y donde acababa pues se unía en el horizonte a simple vista. Los vigilantes decían orgullosos que esa estructura defensiva tenia mas de 3000 años.

Arriba de ella los guardias imperiales con increíbles ballestas decoradas, también piqueros con unas armaduras ceremoniales brillantes que reflejaban el sol que por raro que parezca tenía un tono anaranjado. Todos ellos tenían algo en común, sus ojos estaban rasgados y estirados, como si esa raza de hombres hubiera estado mirando un rato el sol y tras no poder aguantar más los hubiera cerrado un poco. Algunos comerciantes de la Caravana decían:

- ! Increíble ¡Aquí la gente es toda igual. Ojos rasgados, no muy altos, cabello oscuro y esbeltos… parecen copias unos de otros.

La Gran Muralla solo fue la puerta de entrada a ese nuevo continente, lleno de maravillas…