Hsitoria de Iruss Oira
Publicado: Dom Abr 23, 2006 2:25 am
Por aquel entonces, en bosque alto, corrian buenos tiempos. Los arollos cercanos se llenaban del griterio de los niños y jovenes que se acercaban para jugar, o tan solo disfrutar de aquella paz y serenidad que en aquel lugar habia. Las mujeres mas ancianas, se reunian los patios traseros para charlar y recordar a las viejas glorias del lugar.
Bosque alto se situaba al final de las montañas, desde el pico más alto se divisaban grandes ciudades y pueblos, pero lo que mas les gustaba a sus habitantes era aquel silencio y binestar que se respiraba, alejado del bullicio de las cuidades.
El pueblo era gobernador por un viejo elfo al que todos querian y respetaban. Nunca fue tratado como a un ser superior, pues el decia que todos y cada uno de ellos, debian recibir los mismos alagos y el mejor trato posible, pues a los ojos de aquellos elfos, nadie era mejor que nadie.
Cada dos lunas se hacia celebraciones, cualquier cosa era buena excusa para reunir al pueblo.. bodas, cumpleaños, partos de la vaca del granjero y todo era debidamente festejado.
Recuerdo una de aquellas fiestas. La hija mayor del Gobernador Biddel contraia matrimonio con un joven muy apuesto al que habia conocido en una competicion de tiro de piedras en la charca.
En las grandes mesas habia de todo.. boroñas de pan, cuencos de maiz, grandes ensaladas, y las mejores carnes y pescados que jamas hubiesen comido. Aunque siempre todos esperaban ansiosos los postres que el señor buguert confeccionaba hasta el mas minimo detalle.
La tarta nupcial de la hija Biddel, media casi metro y medio de largo. Se componia principalmente a base de bizcocho y grosellas, con trozos de fresa, recubriendo estas con palos de chocolate haciendo la forma de corazones.
El gobernador Biddel se veia muy contento, en su rostro reflejaba una gran sonrisa, no paraba de aplaudir y vitorear cada carcajada y movimiento de felicidad que su querida hija desprendia.
A su lado como siempre estaba la menor de las hijas de la familia. No se separaban un solo momento, incluso el mismo le daba clases. le enseñaba a empuñar la espada, a defenderse de cualquier ataque, le daba clases de sociedad y educacion y mientras daban largos paseos por la zona, el le relataba sus hazañas.
Todos sabian que aquella pequeña era la viva imagen de su padre. Su gran orgullo. Seria ella quien le sucediera a su padre en el cargo que ocupaba.
Pero muy a nuestro pesar no todo fue paz y gloria.
Aquel muchacho que tanta felicidad habia dado a la hija de gobernador, resultó ser un espia, un traidor enviado por el mayor enemigo de Biddel, para infiltrarse en su familia. Hacia decadas que nada se sabia de ellos, aquellos que guardaban las criptas y no dejaban descansar en paz a nuestros antepasados.
Una noche al término de la cena, el gobernador sin mediar palabra, abandonó el comedor y se dirigió a las caballerizas. Todo estaba preparado, aquel dia la joven Oira cumplia su mayoria de edad y por ello su padre habia encargado traer una yegua blanca y pura, pues ella le habia insistido.
Onduler salio tras el, y le siguió hasta llegar al pasillo que les llevaria a los establos. Al cabo de un rato, mientras los demas charlaban en el comedor, fuera se escucho un relinche a lo que la joven Oira se levanto velozmente de la silla, y avanzó a gran paso hasta llegar a los establos.
Cual fue su sorpresa, cuando al llegar Ordules sostenia en su mano derecha la cabeza de la yegua blanca y en la mano izquierda la espada de su padre. su vengadora sagrada...
Su padre, arrodillado en el suelo y con las manos entrelazadas, suplicaba a su yerno que no le hicera daño, que se llevara lo que quisiera, pero que por favor no tocara a su familia.
Onduler comenzó a reirse, sus carcajadas podian oirse a lo largo del bosque, aquel sonido se convertia en un ruido aterrador, mienras la joven Oira permanecia quieta, con la mirada fija en la yegua, perpleja por lo que sus ojos contemplaban.
Las risas cesaron, Onduler Tomó en brazos a la joven Oira mientras de seguido su padre intento ponerse en pie. Dos hombres encapuchados aparecieron por detras de el, le ataron de pies y manos y lo metieron en un carruaje que aguardaba a las puertas del establo.
Cuando el resto de la familia apareció ya era demasiado tarde. Padre e Hija habian desaparecido.
Una nota habia en la boca ensangrentada de la yegua. No busqueis, pues solo muerte hallareis.
Aún no consigo entender como logré escapar de allí, ni que fue de mi padre, no se si esta vivo o muerto. Desperté a las puertas de un templo. No conocia el lugar, las calles estaban desiertas, era de noche, el aire para mi resultaba axfisiante, sin duda no estaba en bosque alto. Mis ropas estaban sucias y rotas y un gran dolor invadia mi cuerpo desde la nuca hasta donde la espalda pierde su nombre.
Las puertas del templo se abrieron. Una mano avanzó hacia mi, como si me la tendieran para ayudarme. Por un momento pensé que estaba muerta, pero aquello mas bien parecia un infiero y no el paraiso del que mi padre me habia hablado. Agarré la mano y me puse en pie. Sentí como tiraban de mi pues mis piernas flaqueaban.
Dormi durante dias y al despertame una mujer estaba setnada a los pies de la cama. Intenté levantarme, pero al hacerlo sentí como si un puñado de agujas se clavaran en mi espalda, tenia manos y pies vendados y senti como si mi cabeza fuera el centro de una gran tormenta. La mujer se puso en pie, y fue hasta la comoda mas proxima, cogio unas vendas limpias y las cambio por las otras para curar mis heridas. Ambas permanecimos mudas, yo me fijaba en sus ojos, se paraecian a los de mi madre, ese brillo que la distiguia de las demas, que me aliviaba en los omentos trites de mi niñez y eso.. me tranquilizó.
Pasó mucho tiempo hasta que consegui levantarme de la cama y dar unos pasos. Aquella mujer me contó como me habia encontrado, me dijo que aquel lugar se llamaba Nevesmortas y que ahora ya estaba a salvo.
Bosque alto se situaba al final de las montañas, desde el pico más alto se divisaban grandes ciudades y pueblos, pero lo que mas les gustaba a sus habitantes era aquel silencio y binestar que se respiraba, alejado del bullicio de las cuidades.
El pueblo era gobernador por un viejo elfo al que todos querian y respetaban. Nunca fue tratado como a un ser superior, pues el decia que todos y cada uno de ellos, debian recibir los mismos alagos y el mejor trato posible, pues a los ojos de aquellos elfos, nadie era mejor que nadie.
Cada dos lunas se hacia celebraciones, cualquier cosa era buena excusa para reunir al pueblo.. bodas, cumpleaños, partos de la vaca del granjero y todo era debidamente festejado.
Recuerdo una de aquellas fiestas. La hija mayor del Gobernador Biddel contraia matrimonio con un joven muy apuesto al que habia conocido en una competicion de tiro de piedras en la charca.
En las grandes mesas habia de todo.. boroñas de pan, cuencos de maiz, grandes ensaladas, y las mejores carnes y pescados que jamas hubiesen comido. Aunque siempre todos esperaban ansiosos los postres que el señor buguert confeccionaba hasta el mas minimo detalle.
La tarta nupcial de la hija Biddel, media casi metro y medio de largo. Se componia principalmente a base de bizcocho y grosellas, con trozos de fresa, recubriendo estas con palos de chocolate haciendo la forma de corazones.
El gobernador Biddel se veia muy contento, en su rostro reflejaba una gran sonrisa, no paraba de aplaudir y vitorear cada carcajada y movimiento de felicidad que su querida hija desprendia.
A su lado como siempre estaba la menor de las hijas de la familia. No se separaban un solo momento, incluso el mismo le daba clases. le enseñaba a empuñar la espada, a defenderse de cualquier ataque, le daba clases de sociedad y educacion y mientras daban largos paseos por la zona, el le relataba sus hazañas.
Todos sabian que aquella pequeña era la viva imagen de su padre. Su gran orgullo. Seria ella quien le sucediera a su padre en el cargo que ocupaba.
Pero muy a nuestro pesar no todo fue paz y gloria.
Aquel muchacho que tanta felicidad habia dado a la hija de gobernador, resultó ser un espia, un traidor enviado por el mayor enemigo de Biddel, para infiltrarse en su familia. Hacia decadas que nada se sabia de ellos, aquellos que guardaban las criptas y no dejaban descansar en paz a nuestros antepasados.
Una noche al término de la cena, el gobernador sin mediar palabra, abandonó el comedor y se dirigió a las caballerizas. Todo estaba preparado, aquel dia la joven Oira cumplia su mayoria de edad y por ello su padre habia encargado traer una yegua blanca y pura, pues ella le habia insistido.
Onduler salio tras el, y le siguió hasta llegar al pasillo que les llevaria a los establos. Al cabo de un rato, mientras los demas charlaban en el comedor, fuera se escucho un relinche a lo que la joven Oira se levanto velozmente de la silla, y avanzó a gran paso hasta llegar a los establos.
Cual fue su sorpresa, cuando al llegar Ordules sostenia en su mano derecha la cabeza de la yegua blanca y en la mano izquierda la espada de su padre. su vengadora sagrada...
Su padre, arrodillado en el suelo y con las manos entrelazadas, suplicaba a su yerno que no le hicera daño, que se llevara lo que quisiera, pero que por favor no tocara a su familia.
Onduler comenzó a reirse, sus carcajadas podian oirse a lo largo del bosque, aquel sonido se convertia en un ruido aterrador, mienras la joven Oira permanecia quieta, con la mirada fija en la yegua, perpleja por lo que sus ojos contemplaban.
Las risas cesaron, Onduler Tomó en brazos a la joven Oira mientras de seguido su padre intento ponerse en pie. Dos hombres encapuchados aparecieron por detras de el, le ataron de pies y manos y lo metieron en un carruaje que aguardaba a las puertas del establo.
Cuando el resto de la familia apareció ya era demasiado tarde. Padre e Hija habian desaparecido.
Una nota habia en la boca ensangrentada de la yegua. No busqueis, pues solo muerte hallareis.
Aún no consigo entender como logré escapar de allí, ni que fue de mi padre, no se si esta vivo o muerto. Desperté a las puertas de un templo. No conocia el lugar, las calles estaban desiertas, era de noche, el aire para mi resultaba axfisiante, sin duda no estaba en bosque alto. Mis ropas estaban sucias y rotas y un gran dolor invadia mi cuerpo desde la nuca hasta donde la espalda pierde su nombre.
Las puertas del templo se abrieron. Una mano avanzó hacia mi, como si me la tendieran para ayudarme. Por un momento pensé que estaba muerta, pero aquello mas bien parecia un infiero y no el paraiso del que mi padre me habia hablado. Agarré la mano y me puse en pie. Sentí como tiraban de mi pues mis piernas flaqueaban.
Dormi durante dias y al despertame una mujer estaba setnada a los pies de la cama. Intenté levantarme, pero al hacerlo sentí como si un puñado de agujas se clavaran en mi espalda, tenia manos y pies vendados y senti como si mi cabeza fuera el centro de una gran tormenta. La mujer se puso en pie, y fue hasta la comoda mas proxima, cogio unas vendas limpias y las cambio por las otras para curar mis heridas. Ambas permanecimos mudas, yo me fijaba en sus ojos, se paraecian a los de mi madre, ese brillo que la distiguia de las demas, que me aliviaba en los omentos trites de mi niñez y eso.. me tranquilizó.
Pasó mucho tiempo hasta que consegui levantarme de la cama y dar unos pasos. Aquella mujer me contó como me habia encontrado, me dijo que aquel lugar se llamaba Nevesmortas y que ahora ya estaba a salvo.