A la caza de vampiros: la cripta de Nevesmortas
Publicado: Sab May 23, 2009 12:39 pm
Era una tarde lluviosa, como no, su excelentísima deidad Talos hacía sus necesidades sobre la nunca nevada villa de Nevesmortas. Justo en el centro de ésta, un pequeño grupo de aventureros, y no por su número, sino por su tamaño, discutían cual era la mejor forma de cazar a los vampiros. El enano Gloin, el sacerdote Aku y el otro enano Zod pensaban donde podrían esconderse esos hijos de la noche. Cuando a la pelada cabeza de Zod se le ocurrió que se le podría preguntar al nigromante viejete de la cripta de Nevesmortas, Grandie.
Así que cuando los otros dos estuvieron deacuerdo con la idea, emprendieron su camino hacia la cripta.
No tardaron en entrar, silenciosa, húmeda y oscura. Como siempre, vamos. Se solía escuchar algún gemido y llantos de origen desconocido. Quizás las almas atrapadas entre esos muros de piedra. Gelemir blandió su hacha a dos manos, como si fuera un mondadientes. Aku, encantó sus armas para que esos malditos bastardos chupópteros sufrieran las quemaduras del sol. Y Zod, veterano de una fiesta de disfraces y su legendario baile del troll, se colocó dos dedos de chapa alrededor de su cuello... "por si los trasgos".
Gelemir no tardó en escuchar pisadas y ver sombras moverse fugazmente, a lo que se tiró a la carrera a por ellas. Demasiado rápida fue la reacción que sus compañeros no pudieron seguirle los pasos. En la primera encrucijada al sur, Aku y Zod esperaron a que su compañero apareciera de la oscuridad. Al menos, arrastrando media docena de vampiros.... pero no fue así. Simplemente unos murciélagos que fueron perturbados por nuestra presencia.
El pequeño contingente cazavampiros decidió avanzar por los pasadizos del sur, que más que ser del sur dan una buena vuelta. La primera complicación fue una puerta bien cerrada, con una trampa claramente visible. El tozudo de Gelemir quiso abrirla, y la golpeó y la golpeó hasta que no se abrió.... tantas veces lo intentó y tantas veces se rearmaba la trampa que cuando lo dejó, fue Zod, giró el pomo y un horrible zombie con un ojo colgando los atacó desde detrás.
Pero apenas duró, su cabeza fue desplazada de su posición inicial respecto al resto de su podrido cuerpo unos pares de decenas de metros.
Esa puerta daba a una sala, oscura como las demás... donde un lacayo de los señores vampiros, una criatura necraria, aguardaba a los aguerridos aventureros. Pero no fue lo suficientemente rápido como para apartarse del primer hachazo transversal de Gelemir. Serían los años que a uno le salen cataratas y no sabe bien por donde le vienen las tortas.
Despues de inspeccionar la sala, sin resultado alguno, continuaron por el pasadizo hasta encontrarse otra puerta, cerrada y trampeada.
Gelemir la golpeó, y cuando los efectos fueron de ácido sobre el enano, Zod, le entregó un anillo que podía protegerlo. Así que más burro que una mula tuerta y coja, Gelemir empezó a golpear y golpear la puerta.... pero las protecciones que brindaba el anillo dejaron de ser efectivas y la barba casi sufre las devastadores consecuencias del ácido.
Como no, Zod giró el pomo y la puerta cedió.
Detrás de ella, una horrible rata gigante con un espadón, cara de pocos amigos y una armadura de hueso esperaba a los bravos cazavampiros.
Tan maligna criatura emanaba una aura de terror, que hizo que gelemir se arrinconara en una esquina como un topo acorralado, mientras que Zod no dudó en golpearle una y otra vez a ese caballero oscuro hasta dejarle babeando en el suelo. Mientras la lucha acontecía, esa bestia con espadón maldecía a los héroes y se reía de ellos... al menos hasta que no se le desencajó la mandíbula por los poderosos hachazos de Zod.
Al caer en redondo al suelo el humanoide malvado, un puñado de ratas se tiraron a las pantorrillas del enano, que no tuvo problemas en despachar.
Mientras Zod inspeccionaba la nueva sala, Gelemir, con la ayuda de Aku se recuperaba del susto. ¡Como si hubiera visto un elfo con barba!
En la sala encontramos unos cadáveres detrás de una reja, ansiosos por masticar nuestra carne y chupar el tuétano de nuestros huesos. Un puñado de zombis descerebrados. Gelemir, por resentimiento acabó con su penosa existencia, y comenzamos a hacer conjeturas respecto a dicha sala. La cual, más razonable, es que podría ser una granja de sangre, donde los vampiros colocarían a los vivos y los alimentarían para así tener sangre fresca sin necesidad de salir y exponerse a los si vivos.
Nuestra exploración avanzó, por más pasillos y una sala grande, despachando a varias criaturas no muertas. Encontramos un cadáver con un charco de sangre seca a su alrededor. Gelemir le diseccionó el brazo y comrpovó el estado de las venas. Podridas y secas. Vampiros, sin duda alguna.
Más adelante avanzamos por una pasarela por un oscuro abismo, que por lo menos debía llevar a la Infraoscuridad de lo profundo que éra. Los combates contra más criaturas no muertas en esa pasaera fueron rápidos y contundentes, pues Gelemir se dedicó a tirarlos al profundo hoyo que se abría en el suelo.
Al final del abismo y la pasarela, una sala que apenas contenía dos cofres, con poco más que monedas y algún objeto sin relativa importancia. Zod se fijó en una parte de la pared. Creía que estaba vacía, que le faltaba algo. Y por la forma que tomaba, dedució que podría haber una puerta secreta. Así que comenzó a empujar y empujar una parte de la pared hasta que un pedo se le escapó. Aku se apartó y Gelemir, arremangándose, comenzó a ayudar a Zod. Entre los dos parecía que no lograban abrir la pared, pero AKu comentaba que quizás moveríamos la cripta a este paso.
Zod cogió carrerilla y con todo su corpulento cuerpo y su armadura de hierro golpeó la pared, con devastadoras consecuencias... para él. Golpeó tan fuerte que cayó al suelo nada más impactar contra la pared.
Y si, al final concluyeron que no era una puerta secreta.
Así que Aku, Zod y Gelemir tomaron el camino de vuelta a la villa. Cansados de encontrar apenas indicios de actividad vampírica, y ninguno de esos colmilludos. Mientras avanzaban por la pasarela, Gelemir se adelantó, y se intentó esconder en un fino barrote de ésta.... para asustar.... a sus... compañeros... y que por mucha cara horrenda que pusiera y se tirara la barba hacia atrás, apenas asustó a Zod y a Aku... Parecía un enano-tejón del valle de los siete dragones.
La vuelta no tuvo nada más trascendental, sin encuentros, sin vampiros, sin pistas que nos condujeran a ellos. Aku se cansó de caminar y los dos enanos y él aparecieron teleportados en el centro de la villa.
Quizás otro día (o noche) tengan más suerte, y logren encontrar el escondrijo de esos colmilludos chupasangres para patearles ese blanco culo lechoso y se largen bien lejos de las cercanías de la villa. Pero todo despues de una buena cerveza, si.

Así que cuando los otros dos estuvieron deacuerdo con la idea, emprendieron su camino hacia la cripta.
No tardaron en entrar, silenciosa, húmeda y oscura. Como siempre, vamos. Se solía escuchar algún gemido y llantos de origen desconocido. Quizás las almas atrapadas entre esos muros de piedra. Gelemir blandió su hacha a dos manos, como si fuera un mondadientes. Aku, encantó sus armas para que esos malditos bastardos chupópteros sufrieran las quemaduras del sol. Y Zod, veterano de una fiesta de disfraces y su legendario baile del troll, se colocó dos dedos de chapa alrededor de su cuello... "por si los trasgos".
Gelemir no tardó en escuchar pisadas y ver sombras moverse fugazmente, a lo que se tiró a la carrera a por ellas. Demasiado rápida fue la reacción que sus compañeros no pudieron seguirle los pasos. En la primera encrucijada al sur, Aku y Zod esperaron a que su compañero apareciera de la oscuridad. Al menos, arrastrando media docena de vampiros.... pero no fue así. Simplemente unos murciélagos que fueron perturbados por nuestra presencia.
El pequeño contingente cazavampiros decidió avanzar por los pasadizos del sur, que más que ser del sur dan una buena vuelta. La primera complicación fue una puerta bien cerrada, con una trampa claramente visible. El tozudo de Gelemir quiso abrirla, y la golpeó y la golpeó hasta que no se abrió.... tantas veces lo intentó y tantas veces se rearmaba la trampa que cuando lo dejó, fue Zod, giró el pomo y un horrible zombie con un ojo colgando los atacó desde detrás.
Pero apenas duró, su cabeza fue desplazada de su posición inicial respecto al resto de su podrido cuerpo unos pares de decenas de metros.
Esa puerta daba a una sala, oscura como las demás... donde un lacayo de los señores vampiros, una criatura necraria, aguardaba a los aguerridos aventureros. Pero no fue lo suficientemente rápido como para apartarse del primer hachazo transversal de Gelemir. Serían los años que a uno le salen cataratas y no sabe bien por donde le vienen las tortas.
Despues de inspeccionar la sala, sin resultado alguno, continuaron por el pasadizo hasta encontrarse otra puerta, cerrada y trampeada.
Gelemir la golpeó, y cuando los efectos fueron de ácido sobre el enano, Zod, le entregó un anillo que podía protegerlo. Así que más burro que una mula tuerta y coja, Gelemir empezó a golpear y golpear la puerta.... pero las protecciones que brindaba el anillo dejaron de ser efectivas y la barba casi sufre las devastadores consecuencias del ácido.
Como no, Zod giró el pomo y la puerta cedió.
Detrás de ella, una horrible rata gigante con un espadón, cara de pocos amigos y una armadura de hueso esperaba a los bravos cazavampiros.
Tan maligna criatura emanaba una aura de terror, que hizo que gelemir se arrinconara en una esquina como un topo acorralado, mientras que Zod no dudó en golpearle una y otra vez a ese caballero oscuro hasta dejarle babeando en el suelo. Mientras la lucha acontecía, esa bestia con espadón maldecía a los héroes y se reía de ellos... al menos hasta que no se le desencajó la mandíbula por los poderosos hachazos de Zod.
Al caer en redondo al suelo el humanoide malvado, un puñado de ratas se tiraron a las pantorrillas del enano, que no tuvo problemas en despachar.
Mientras Zod inspeccionaba la nueva sala, Gelemir, con la ayuda de Aku se recuperaba del susto. ¡Como si hubiera visto un elfo con barba!
En la sala encontramos unos cadáveres detrás de una reja, ansiosos por masticar nuestra carne y chupar el tuétano de nuestros huesos. Un puñado de zombis descerebrados. Gelemir, por resentimiento acabó con su penosa existencia, y comenzamos a hacer conjeturas respecto a dicha sala. La cual, más razonable, es que podría ser una granja de sangre, donde los vampiros colocarían a los vivos y los alimentarían para así tener sangre fresca sin necesidad de salir y exponerse a los si vivos.
Nuestra exploración avanzó, por más pasillos y una sala grande, despachando a varias criaturas no muertas. Encontramos un cadáver con un charco de sangre seca a su alrededor. Gelemir le diseccionó el brazo y comrpovó el estado de las venas. Podridas y secas. Vampiros, sin duda alguna.
Más adelante avanzamos por una pasarela por un oscuro abismo, que por lo menos debía llevar a la Infraoscuridad de lo profundo que éra. Los combates contra más criaturas no muertas en esa pasaera fueron rápidos y contundentes, pues Gelemir se dedicó a tirarlos al profundo hoyo que se abría en el suelo.
Al final del abismo y la pasarela, una sala que apenas contenía dos cofres, con poco más que monedas y algún objeto sin relativa importancia. Zod se fijó en una parte de la pared. Creía que estaba vacía, que le faltaba algo. Y por la forma que tomaba, dedució que podría haber una puerta secreta. Así que comenzó a empujar y empujar una parte de la pared hasta que un pedo se le escapó. Aku se apartó y Gelemir, arremangándose, comenzó a ayudar a Zod. Entre los dos parecía que no lograban abrir la pared, pero AKu comentaba que quizás moveríamos la cripta a este paso.
Zod cogió carrerilla y con todo su corpulento cuerpo y su armadura de hierro golpeó la pared, con devastadoras consecuencias... para él. Golpeó tan fuerte que cayó al suelo nada más impactar contra la pared.
Y si, al final concluyeron que no era una puerta secreta.
Así que Aku, Zod y Gelemir tomaron el camino de vuelta a la villa. Cansados de encontrar apenas indicios de actividad vampírica, y ninguno de esos colmilludos. Mientras avanzaban por la pasarela, Gelemir se adelantó, y se intentó esconder en un fino barrote de ésta.... para asustar.... a sus... compañeros... y que por mucha cara horrenda que pusiera y se tirara la barba hacia atrás, apenas asustó a Zod y a Aku... Parecía un enano-tejón del valle de los siete dragones.
La vuelta no tuvo nada más trascendental, sin encuentros, sin vampiros, sin pistas que nos condujeran a ellos. Aku se cansó de caminar y los dos enanos y él aparecieron teleportados en el centro de la villa.
Quizás otro día (o noche) tengan más suerte, y logren encontrar el escondrijo de esos colmilludos chupasangres para patearles ese blanco culo lechoso y se largen bien lejos de las cercanías de la villa. Pero todo despues de una buena cerveza, si.
