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La Enfermedad de Talona.

Publicado: Mié Ago 26, 2009 10:23 pm
por Sucio Sheriff
El dia parecia bastante bueno, hice un gran negocio con un sujeto, Ashal si no me equivoco, me envio por algunas hierbas para que fume, claro a los gitanos, quienes mas podrian tener ese tipo de cosas en esta villa. Cuando fui a asegurar mi parte al banco, comence a ver como la gente, paladines en su mayoria, sucumbian ante una gran enfermedad, demasiado raro, una enfermedad que afecte a los paladines, acaso sus dioses le habian abandonado?...

Sinceramente no entendia nada de la situacion Ashnar pidio ayuda voluntaria para con los enfermos, intente sacar provecho pero me dieron una negativa, asi que rapidamente pense "Pues si no puedo obtener paga, hare algunas bromillas". Comence a dar agua envenenada a algunos enfermos, aquellos que apenas estaban lucidos, para ver los efectos que producia en sus cuerpos, he logrado ver como se retorcian sus blandos cuerpos antes ellos, alejandome rapidamente con el resto de los aventureros que alli estaban, luego regrese ya aburrido de tantas estupideces que decian en serio, para colmo. Una vez dentro del templo, Ashnar me pidio que saliera a repartir el mensaje, el cual era: "Todos los enfermos acudan al templo, aquellos que aun gozen de buena salud no debian entrar"... Claro, pero yo tenia acceso al templo aun, puesto que los ayudaba. Bueno, "ayudaba", jeje. Luego de repartir el mensaje, regrese al templo, con mi rostro cubierto por mi mascara, para evitar el contagio.

Francis: Jonas, dime cosas que sepas para poder remediar este mal, niños incluso ancianos estan por morir a causa de esto, la ciudad esta en cuarentena, necesito que me digas que sabes asi lo comunico.

Jonas prontamente comenzo a indagar entre los suyos, los paladines. Se acerco y me comento sobre el niño del vial, habia sido destruido, si era sin dudas un muerto viviente que fue destruido al recibir una imposicion de manos por parte de un paladin, de alli, varias pistas.
Un liche, una filacteria, vampiros, no muertos. Perfecto, en pos de "ayudar" sali a vender las pistas al mejor postor, Ashal aquel generoso de las hierbas, me dio un gran saco con monedas, entonces anuncie lo que sabia. Todos se asombraron y ahora podian sacar conclusiones, mis bolsillos estaban llenos, tenia monedas de sobra, ni podia andar con tanto que tenia encima.

Regrese al templo y segui "ayudando". Luego me retire a descansar.

La suerte de los enfermos poco me importa, la villa aun menos, donde haya informacion para obtener y aventureros desesperado por saberla, alli estare. Sombra Mortal ha de enterarse de todo y sabra con quien forjar amistad y con quienes no. "Dime cuanto tienes y sabre cuanto vales".

*firma de francis debajo y cierra su diario*

Re: La Enfermedad de Talona.

Publicado: Mié Ago 26, 2009 11:07 pm
por Ryudo_Tenjin
// Muy buena, y veo que al fin otro sirve a la Voluntad de la Diosa. Ya veremos si se encuentran nuestros pjs en algun momento

Re: La Enfermedad de Talona.

Publicado: Jue Ago 27, 2009 3:41 pm
por Unairg
Tres gotas, una esperanza

Algunos habitantes de Nevesmortas aseguraron que aquel fue el día más horrible de sus vidas. Otros no tuvieron tiempo de decir lo que pensaban.

Incluso la guardia se mantenía tan serena que lo único que denotaba era el miedo que envolvía sus almas. La gente se atrincheraba en sus casas aislándose e incluso pudiendo llegar al extremo de que, si alguien intentaba buscar cobijo, saliese malparado. Los que carecían de un hogar, sin embargo, eran presa del pánico y su único cometido era correr a través de los senderos con desesperación, atormentados. Pero el cúmulo más importante de personas se encontraba en el templo de Lathánder, La Atalaya del Alba, donde todos los enfermos descansaban, algunos esperando un remedio, otros esperando una muerte; una plaga se había desatado y Nevesmortas estaba en cuarentena, nadie podía entrar, y lo más importante, nadie podía salir.

Aunque no estaba infectado, Éowÿl se encontraba dentro de los muros de la villa, al igual que algunos más. Sólo que él podría haber escapado de allí utilizando el amuleto de Shóndakul, pero no era esa su idea. Se dirigió al templo, donde había oído que todos los que habían contraído la enfermedad estaban comenzando a acumularse, seguramente allí se enteraría de lo ocurrido. A su paso por los lugares oscuros, donde nadie podía percatarse de su presencia, observaba cómo los lugareños expresaban su temor de diferentes formas, en especial Gaffer, el dueño de las cuadras, quien paseaba entre los edificios con su característico paso lento. A Éowÿl le pareció que sonreía.

Se adentró en el templo usando las sombras del umbral, para más tarde desviarse y acabar tras una columna, de espaldas a toda la muchedumbre. Por lo que podía oír, allí había tanto gente enferma como amigos de los mismos y algún voluntario que había prestado sus fuerzas a ayudar. Reconoció la voz de Áshnar El Humilde, quien por momentos se sentía abrumado ante las exigencias de los presentes, aunque quien más regocijo le causó fue Briddo Leore, el brazo de Tyr que ahora únicamente se defendía con una voz que se apagaba lentamente, pasando de ser clara y vigorosa a tan sólo un hilo que suplicaba que no se acercasen a él. Conforme más gente entraba, el bullicio ascendía, y el elfo comenzaba a pensar que si quería recaudar algo de información empezaba a encontrarse demasiado lejos. Cerró los ojos un instante, la falta de ese sentido hacía que su oído supliese aquella carencia, y se concentró, separando en su mente los sonidos que le interesaban y los que no. Sólo podía destacar las palabras que más se repetían entre los enfermos: poción, niño, Talona, muerto viviente…

Y, de repente, Éowÿl lo comprendió.

Se desvió utilizando de tanto en tanto las sombras de los presentes para finalmente volver a respirar aire fresco. Así que lo que había robado aquel niño era realmente importante, una cura a una plaga como esta. Buscó un lugar entre todos los edificios y dejó su zurrón en el suelo, abriéndolo y buscando. Las heridas que tenía ese crío que intentaba defenderse tendrían que haberlo matado, claro que así tendría que haber sido si el niño no estuviese ya muerto. Extrajo de sus pertenencias un vial que poseía un líquido incoloro, aún repleto, y lo observó sin poder reprimir una sonrisa. Él tenía la cura.

Mientras una explosión de ideas comenzaba a invadir su mente, empezó a hacer algo que desde el principio tenía claro; tenía que comprobar si sus conjeturas eran ciertas. Del zurrón sacó y vistió por encima de sus ropas otra túnica que tenía en el pecho cosida una malla débil, colocándose después unos brazales de metal y una capa negra. Con el disfraz finalmente calzado, se caló la oscura capucha y se dirigió de nuevo al templo.

Se sorprendió al llegar de cómo había evolucionado todo tanto en tan poco tiempo. Algunas personas que estaban comenzando a tumbarlas en catres apenas podían moverse, el aliento de su vida que aún se aferraba a su cuerpo sólo se discernía en la expresión de sus ojos, otros, por el contrario, requerían menos cuidados, pero en un plano general, la enfermedad comenzaba a hacer estragos que pronto serían mortales. Éowÿl tomó camino al altar y esperó observando, pronto alguien, Ashal Brinson, se percató de su presencia. En cuestión de momento el asesino se encontraba con una toalla mojada en sus manos y accediendo a ayudar a los afectados. Sin embargo, cuando todo el mundo estaba atareado, se apartó un poco de la muchedumbre hacia el fondo del templo y extrajo una cantimplora y seguramente uno de los artículos más valiosos ese mismo día en aquella vía, la curación contra esa plaga. Vertió unas cuantas gotas en el agua, donde se disolvería y se camuflaría como el mismo Máscara, pues aparte de ser incoloro, también era insaboro. Con la misma sutilidad encorchó el preciado remedio y lo guardó a buen recaudo, y se acercó al débil Briddo, quien se mantenía tumbado, ofreciéndole su cantimplora.

- Bebed, por favor.- dijo Éowÿl disimulando su voz.

Sin pensárselo dos veces, el paladín tomó lo ofrecido y bebió con avidez. Cuando separó los labios y devolvió la cantimplora, sonrió fugazmente.

- Gracias.

El asesino tapó la boquilla del recipiente y lo guardó, seguidamente se fue, pues a simple vista no parecía que hubiese causado ningún efecto.

Sin embargo, él creía de manera férrea que esa tenía que ser la poción de la que hablaban. Cuando la había probado él mismo, había notado un cambio en su cuerpo, se tornaba más esbelto y más fuerte, y todo ello sólo con una gota. Y entonces, por un momento, empezó a temer por sí mismo, pensando que él también podría caer víctima de la plaga, y si así ocurriera sería presa de su propio pánico y de todo aquel que estuviese sano, podrían saquearlo a voluntad, e incluso podrían encontrar el remedio entre sus pertenencias y acusarlo. Viendo su propia perdición, tomó camino a la fuente desviándose un momento para volver a coger el vial y dar un ligero trago. Suspiró un momento, ya se sentía a salvo.

En la fuente se había reunido un grupo de gente que aún permanecían sanos. Una gran cantidad de ellos tenían amigos y familiares que habían caído enfermos, y por ello estaban buscando alguna manera de parar esto por su cuenta. El elfo se situó detrás de ellos, al parecer habían querido entrar a hablar con Riam a su tienda, pero la guardia se lo había impedido, el gnomo también estaba enfermo. Se sorprendió al ver que Göyth, aunque no entre el grupo, los observaba apoyado en el tablón de anuncios, típico en él. Los aventureros decidieron que lo mejor, dado que se trataba de una infección contraída por un muerto viviente, según Éowÿl pudo entender, ir a la cripta y buscar alguna pista que les llevase hasta la cura. Decididos a derribar las puertas de las murallas si hiciese falta, todos se dirigieron hacia allí de manera desordenada. Éowÿl se situó al lado del pelirrojo, al parecer, ya le había reconocido.

- Te sienta muy bien ese disfraz.- dijo Göyth sin perder la vista al frente, hablando entre susurros.
- Cualquier cosa me sentaría bien al lado de los enfermos.- contestó Éowÿl, de igual manera.
- Lo único que denota el hecho de que vayas disfrazado es que tienes algo que ver con todo esto.
- Bueno, mi querido amigo, quizás sí un poco.- sonrió bajo el capuchón.- Yo tengo la cura.

Incluso en el rostro de Göyth, una barrera impenetrable ante los sentimientos, se dibujó una leve mueca. El maestro de estoques se había sorprendido.

- No importa todo lo que hagas, no importa hasta dónde pueda descender tu honor y tu moralidad, Éowÿl. Siempre harás algo con lo que conseguirás sorprenderme.
- Por mi, pueden morir todos.- dijo impasible el asesino mientras un reducido grupo se acercaba, dos o tres personas. Sin embargo, no tuvieron tiempo de hablar más, pues unas pisadas fuertes, como si fueran de caballo, acechaban desde la lejanía.

Como flechas lanzadas por un demonio, unos perros enormes de color grisáceo con la lengua colgando y babeando pasaron por ambos lados del tablón hacia el pequeño grupo. Los dos elfos tomaron sus armas cuando vieron que los mordían y pisaban cuando conseguían tenerlos en el suelo, varios perros más se unían desde todos los sitios.

- Al combate.- susurró Éowÿl a su antiguo amigo.

Ambos se desplegaron rodeando a los rabiosos animales y asestándoles golpes letales, el pelirrojo porque así eran sus golpes habitualmente, y el asesino porque cuando flanqueaba, sabía dónde golpear. Se agregaban al combate más enemigos y ningún aliado, únicamente alguno de los presentes a parte de ellos asestaba golpes y lanzaba conjuros, pero a pesar de verse superados, podían manejarlos.

Los animales muertos pintaron el sendero central de Nevesmortas con sus cadáveres y su sangre. Los únicos que volvieron a la tranquilidad, retirándose a sus antiguas posiciones, fueron los dos elfos. Los demás presentes presentaban heridas causadas por aquel combate con los animales, pronto empezaron a quejarse de dolores y a encontrarse mal. Estaban infectados.

- Explícame ahora mismo todo el asunto.- susurró Göyth mientras ambos observaban cómo los nuevos enfermos se dirigían a La Atalaya del Alba.

Pero Éowÿl no respondió inmediatamente, una nueva idea se le pasaba por la cabeza: él tenía la cura, los enfermos comenzaban a estar desesperados, al igual que quienes no lo estaban y o bien temían caer o que sus allegados cayeran. Si apareciese con el remedio ahora, cuando el pánico ya se había sembrado…

… sería un héroe.

- Lo siento Göyth, pero no tengo tiempo para ello. Voy a hacer algo que te sorprenderá.- y así se retiró hacia un lado, pero sintió que el maestro de estoques lo estaba siguiendo a pocos pasos.
- No creas que voy a dejar que te escapes tan fácilmente.- le advirtió, lanzando un poco la voz.

Dejó tiempo al pelirrojo a que lo alcanzase mientras se retiró y escondió el disfraz, quedando con sus ropas normales, esas ropas hechas especialmente para el sigilo, su complemento perfecto. En unos minutos, ambos se encontraban en el crepúsculo de la fría calle y el acalorado ambiente del templo.

El asesino se dirigió hacia Áshnar, pues nadie en esas condiciones estaba lo suficientemente atento y quizás cuerdo para tomar nota para sí mismo de todo aquel que entraba y salía del templo.

- Sacerdote, escúchame. He traído la cura.- dijo susurrante, claro y conciso.
- ¿Per… perdonad?- Áshnar estaba muy cansado y agobiado, pero por un instante su voz sonó esperanzada.
- Tengo el remedio a la enfermedad.
- Oh, diablos, ¡dejadme en paz!- y tan pronto como parecía calmado, se dio media vuelta ofuscado. Quizás no se lo había creído y estaba comenzando a aceptar las consecuencias de la plaga, o quizás tanto trabajo lo estaban volviendo un ser demente.

Pero si ese estúpido no le creía, se lo iba a demostrar. Se acercó hacia Briddo, el cual estaba de pie, parecía algo más recuperado. Esa era una buena señal.

- ¡Éowÿl!- dijo al verlo. Su vigoroso tono de voz había vuelto prácticamente a la normalidad.
- Sí, Leore. He venido a salvarte.- sacó su cantimplora y vertió algo de agua en un vial vacío mientras se explicaba.- Los clérigos de Talona suelen expender antídotos a sus seguidores.- a continuación vertió tres gotas del remedio en el vial anteriormente vacío.- ¿Conoces el símbolo de Talona? Tres lágrimas. Tres gotas. Tres dosis.

Le ofreció el remedio que rápidamente había elaborado, y aunque meditándolo un momento, el paladín comprendió que eso sería mejor que nada. Lo bebió y espero unos segundos sin saborearlo, sólo notando un cambio en sus síntomas. Así lo manifestó.

- ¡Porras, funciona!- alzó la voz con un brillo en su rostro. Briddo ya no iba a morir.

Pero Éowÿl sabía que para él, desde ese momento, nada iba a ser bueno. Ya había notado cómo al acercarse a Briddo la gente lo miraba con curiosidad, pero ahora que habían visto que portaba el remedio, todos se lanzaron hacia él a la vez, y lo único que pudo hacer fue correr sin que se le derramase la poción hasta esconderse en sus queridas sombras, donde comenzó a preparar más remedios.

Si quería quedar como un héroe, una pieza fundamental era Jaina Saphirra, así que la siguiente que recibió las tres gotas de poción disueltas fue ella, en un momento en el que nadie se ocupaba de ella, tendida en el suelo, donde Éowÿl tuvo que volcar el líquido en sus labios. Volvió a esconderse y repitió el proceso tres veces más con gente al azar, el escudero Jonas, una mujer ya demente a causa de la enfermedad y lo que al elfo le pareció una niña. Finalmente se reveló ante todos. Sólo quedaba una mísera gota en el vial. La poción se había acabado.

Briddo se acercó a él cuando la pregunta de cómo había aparecido el vial se dispersó entre las gentes. Éowÿl había explicado que se lo había robado a un mago de ropajes blancos, queriendo simular que había sido aquel elfo que el grupo se había encontrado cuando buscaban al niño, días atrás, cuando realmente había sido él mismo, pero el paladín no le había creído. No obstante consiguió que lo pasase por alto, y el asesino entregó a Briddo el vial con la única gota de lo que podía salvar a Nevesmortas de la muerte. En poco tiempo, algunos presentes se pusieron de acuerdo para ir a casa de Briddo, quien poseía una mesa de alquimia donde intentarían hacer un duplicado de esa gota de poción. Pero cuando se pusieron en marcha, dejaron el paso libre a Jaina, que sin ningún preámbulo se lanzó hacia Éowÿl, intentando asestarle un puñetazo.

“Esta va a ser la acción que va a colmar tan excelente día”, pensó el asesino.

Esquivó el golpe sin esfuerzo, su habilidad para evitar los ataques era buena, y la paladín estaba cansada. Al verlo, la gente comenzó a moverse: algunos se interpusieron entre ambos, otros pedían al elfo que se retirase, y lo que más regocijo causó en Éowÿl, otros tantos mostraban su descontento hacia la caballero, mientras que él se hacía la víctima, haciendo alusión a que esa era la justicia de Tyr ante alguien que había traído una luz entre la oscuridad. Finalmente Saphirra fue convencida, pero ordenó a Jonas que no dejase escapar al elfo, el cual estaba bajo orden de arresto.

Accediendo, Éowÿl se retiró hacia una esquina del templo y se sentó. Göyth llegó a su lado y susurró.

- Estás jugando con fuego.

El elfo de cabellos níveos sonrió bajo su capucha.

- Tienes que reconocer que ha sido un día fructífero.



// Perdón por si se me hizo un poco larga, pero quería relatar todo lo que recordaba. Algunas cosas están resumidas, otras sobreentendidas, y algunas más me las he querido guardar (como la conversación con Tristán). Finalmente, dar de nuevo gracias a los DM's que la llevaron a cabo, este relato es muestra de mi gratitud.

Un saludo.

Re: La Enfermedad de Talona.

Publicado: Jue Ago 27, 2009 4:34 pm
por Monja
//Bueno enterarse de todo con tan lindo relato. Hoy no estoy para escribir lo que le sucedio a Walh. Luego explico como es que perdio un ojo.

Re: La Enfermedad de Talona.

Publicado: Jue Ago 27, 2009 5:40 pm
por Ryudo_Tenjin
// Como siempre, Unairg, tus relatos excelentes.

Una pena que siendo una quest de Talonitas no haya podido participar, pero veré de qué me puedo enterar onrol con mi pj.

Re: La Enfermedad de Talona.

Publicado: Jue Ago 27, 2009 6:02 pm
por Sucio Sheriff
//Excelente relato Unairg... Muy bueno. Realmente los seguidores de Mask salvaron el dia (?) jajaja

Re: La Enfermedad de Talona.

Publicado: Jue Ago 27, 2009 6:57 pm
por Selune
//Gracias por el rgalo. Increíble el relato Unairg ;)

Re: La Enfermedad de Talona.

Publicado: Vie Ago 28, 2009 3:33 pm
por visifuz
//Carta entregada en mano al secretario de la Dama Lanzagélida para ella. (I de II)

Estimada Dama:
Dados los luctuosos sucesos acontecidos en la villa que han tenido como consecuencia alrededor de veinte muertos, me veo en la obligación de contar mi parte en ellos, ya que arroja bastante luz sobre lo sucedido en la primera parte y es mi obligación para con Éowyl en la segunda.
Como es sabido, hace varios días el mago Riam ofreció una recompensa de 15000 monedas por la devolución de una redoma de poción perdida. Yo interrumpí mi trabajo para ir a verle, francamente intrigado por la enorme cuantía de la recompensa por una simple poción. Por lo que me dijo Riam, inmediatamente me di cuenta de que no se trataba de un extravío, sinó que lo más probable era que la poción hubiese sido robada.
Inmediatamente fui a los alrededores de la villa para preguntar a las personas más adecuadas a mi juicio si sabían algo, con ningún éxito, hasta que por fin al norte de la villa encontré a un nutrido grupo de siete personas que seguía un rastro de lo que ellos llamaban huellas sospechosas de un niño o un mediano. No logré averiguar la razón por la que, por lo visto acertadamente, encontraban que tales huellas eran sospechosas. En el grupo había varios conocidos míos: mis excompañeros Jonas Faithsword y Jaina Saphirra (la improvisada y por lo visto eficaz rastreadora), mi socio en los negocios Hebron Ellyonn y la novia de mi buen amigo Kael, la jovencísima Krisa.
Pues bien, seguimos dichas huellas hacia el norte, preguntando a quien encontramos en el Hospicio, a un encapuchado vestido de blanco cerca del puente sobre el Lanzagélida y a los gitanos que acampan en el cruce con el Camino de la Bifurcación, que fueron los que aportaron la más valiosa información, pues el niño (finalmente de un niño se trataba) había intentado ocultarse en su caravana. Nos aclararon que vestía como los bandidos del camino y que había huido hacia el oeste, así que nos encaminamos hacia allá, siguiendo la pista hasta la cueva en la que esos bandidos tienen su base.
En la cueva nos movimos con mucho cuidado, y allí quiero destacar la valentía de la joven Krisa, quien a pesar de su miedo, supo sobreponerse a él y seguir con nosotros. Al fondo de la cueva se oía el lamento de una voz infantil, que parecía suplicar a alguien a quien no oíamos. Aún tardamos algo en llegar por temor a las trampas de esos malvados, pero finalmente, en una de aquellas galerías, vimos al niño cubierto de heridas y asustado, con un vial en las manos.
En todo momento nos apiadamos de él y tratamos de conseguir hablar con él tranquilamente, pero enseguida nos amenazó con destruir la poción que llevaba. Parecía que estábamos al borde del desastre, y yo tenía una cierta sensación de que algo no cuadraba. Le ofrecí curar sus heridas, como hago con todo el mundo, y le dije que lo haría con tan solo tocarle gracias al poder de Tyr. Él pareció receptivo y me dijo que me acercase, y así lo hice. Cuando comenzaba a invocar el poder del Dios Manco, el muy canalla cogió la redoma de poción y la tiró al suelo, rompiéndola en mil pedazos y liberando una apestosa nube que entró en nuestros pulmones dificultando nuestra respiración. Afortunadamente, el poder de Tyr me protegió de dicho efecto y pude apreciar que el niño ni tosía siquiera. Otro curioso dato que anotar. Así, mientras mis compañeros retrocedían saliendo de la nube, yo me adentré y cogí al niño en brazos, quien se dejó hacer.
Salí con el niño en brazos de la nube y, fuera ya de peligro, le reconvine duramente su actitud, no recuerdo mis palabras exactas pero sí mi intención de hacerle reaccionar. Lady Saphirra, como siempre dispuesta a llevarme la contraria, me reconvino mi actitud, y yo la mandé callar con brusquedad. Hecho esto, terminé de invocar el poder de Tyr y, con el niño en brazos, curé sus heridas. El resultado final no fue en absoluto una sorpresa para mí: el "niño", que era en realidad un nomuerto, se deshizo ante la masiva descarga de energía positiva que le propiné. Lo que sí me sorprendió fue encontrar entre sus restos el vial intacto de Riam. ¿Qué era lo que nos había lanzado? Lo supimos poco después.
Al cobrar la recompensa me llevé una nueva alegría. Pregunté a los miembros de la partida quiénes lo habían hecho por dinero, y sólo aquellos tres a los que no conocía contestaron que ellos. Les di cinco mil doblones a cada uno. A Jaina y Jonas no les di nada, creo que no hubiera sido correcto, y a Krisa y Hebron, como premio a su desinterés, les di el doble: diez mil doblones, emocionado.

Re: La Enfermedad de Talona.

Publicado: Vie Ago 28, 2009 5:06 pm
por visifuz
//Carta entregada en mano al Secretario de la Dama Lanzagélida (II de II)

Como es sabido, para desgracia de todos los villanos(1) y demás afectados de Nevesmortas, las cosas no acabaron con la recuperación de la poción, pues nosotros siete, sin saberlo, portábamos sin saberlo una epidemia a la villa. El nomuerto, al ser destruido, dijo claramente, que "Talona nos quería a todos en sus brazos", pero yo no lo tomé más que como la amenaza del mal mientras era derrotado. Sin embargo, pocos días después, al regresar a la villa me sentí muy mal. Me costaba mucho respirar, y tambaleándome llegué a la fuente, donde hallé a Jaina y a Jonas en el mismo estado de desesperación y ahogo que yo. Apenas podía hablar, y mis esfuerzos por respirar apenas me dejaban pensar en lo que ocurría. Tosía cada dos por tres para liberar mis pulmones, pero sin éxito. Alguien me acompañó al templo, creo que fue Kael, quien también halló a Krisa en ese estado.
Ni siquiera entonces mi mente hizo la conexión evidente entre la poción rota y nuestra enfermedad, pues mis breves momentos de lucidez mental se dedicaban al asombro por la evidencia de estar enfermo. ¡Tyr me protege de la enfermedad! No sufría una enfermedad desde hacía más de una década. Mi estado se fue agravando más y más, mientras veía como otros enfermos llegaban a la Atalaya. Áshnar mismo había caído enfermo, pero como un titán se multiplicaba y nos asistía a todos. El estado de Krisa empeoró menos que el mío. ¡Bendita sea! Estuvo en todo momento ayudándome, y cuando me desplomé al suelo me atendió abnegadamente y me dio de beber. En un momento dado apareció alguien, no sé quien, que me dio de beber agua, y mis rezos ayudaron de alguna forma también. Mis síntomas se aliviaron un poco y pude sentarme. Me encontraba mejor.
Di las gracias a Tyr por no abandonar a su siervo y durante un rato fui consciente de lo que sucedía: Jaina estaba muy mal, Krisa y Jonas, estando mejor, nos atendían como hacía Áshnar con todos los enfermos. En un momento dado comenzaron a llegar más y más enfermos, hablando de unos perros que habían atacado la aldea. No recuerdo mucho desde ahí, porque empezó una fiebre muy alta. Recuerdo haber visto a mi mujer y a mi hijo, y a alguien más llamado El Coleccionista. Fue un delirio terrible, y decidí que no podía morir, pues me quedaba aún una tarea que realizar.
Advertí a alguien, no recuerdo a quien por mi extrema debilidad, de que todo eso tenía que ver con Talona y la poción rota, pues en mi delirio había oído una y otra vez la frase del niño nomuerto sobre que Talona nos quería en sus brazos. Creo que en un momento dado alguien me informó de que si no encontraban el antídoto moriríamos sin remedio.
En un momento dado me revigoricé y comencé a sentirme más fuerte. Krisa lloraba y le prometí que viviríamos. No sé por qué lo hice, me surgió de dentro. Vino Kael a vernos, y me porté como un imbécil con él. Agarrándole del pecho, le exigí que nos salvara. Luego me puse a llorar yo también. La gente se descontrolaba cada vez más, y empezaron a agredirse unos a otros, y entonces llegó Éowyl. Vino a mi y me ofreció tres gotas que poseía que me curarían. No le entendí, creía que era lo único que tenía y le dije que salvase a otro. Pero él me dijo que tenía más, aunque necesitaba probarlo. Entonces accedí. Nada podíamos perder ya si era verdad lo que me habían dicho.
Tomé las gotas disueltas en agua y al poco me sentí mejor. Por lo visto funcionaba. Lo que sigue lo conoce todo el mundo: Éowyl distribuyó el antídoto, y al acabarse Jaina Saphirra lo analizó y reprodujo en mi casa, aunque la extrema tardanza y un posible sabotaje causó la muerte de unas treinta personas, amén de graves secuelas en muchos supervivientes.
Ignoro si Éowyl ha sido detenido por la Orden de Caballeros por las acusaciones de las que fue objeto, sin embargo quiero hablar en su favor. Me gustaría que se averiguase dónde obtuvo el antídoto, pues su explicación no resultó para mí lo suficiente clara, pero también quiero que se tenga en cuenta que le debemos la vida muchos de los habitantes de Nevesmortas. Solicito de vos que tengáis muy presente a la hora de juzgarle la acción tan noble que ha realizado, y que en caso de ser hallado culpable estudiéis un posible indulto para él por el servicio prestado a la villa.
Siempre a vuestro servicio,
Briddo Leore, Puño del Dios Manco.



(1) adj. Vecino o habitador del estado llano en una villa o aldea, a distinción de noble o hidalgo. Primera acepción del DRAE, 22ª edición.

//Saludos a todos.
Fernando/visifuz/Briddo

Re: La Enfermedad de Talona.

Publicado: Vie Ago 28, 2009 7:57 pm
por Sehanine
Grandes relatos si señor, así da gusto haceros quest :idea: Seguid animándoos a postear vuestra pieza del puzle.