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Cazadores del Norte: el Colmillo Ensangrentado. Conclusión.

Publicado: Mar Oct 13, 2009 5:09 pm
por Malar
Buenas tardes, queridos jugadores. Aquí os dejo un resumen "oficial" de lo acontecido, cosas que son de conocimiento general y que ayudarán a entrar en la trama a los nuevos jugadores interesados. La quest acabará próximamente (el mes que viene ya tengo linea en casa) y estos textos deben servir para haceros una idea de la situación de debéis interpretar.

Que disfrutéis.

Cazadores del Norte: el Colmillo Ensangrentado.


La tribu del Colmillo Ensangrentado está al borde de la extinción, apenas quedan unos 200 indivíduos dispersados por el norte de Bosque Alto.

Grupos de elfas cazadoras baten la zona sin descanso, apoyadas por druidas enviados a tal efecto y un grupo de Ents de Turlang desviados al Norte en apoyo de los druidas.

Tras el devastador ataque inicial de las doncellas elfas han pasado algunas dekhanas. El grupo principal de orcos decide abandonar Bosque Alto y huyen al norte, aproximándose al Valle del Rauvin. Los dirige una chamán orca muy poderosay anciana, única cabeza visible superviviente de los líderes de la horda.

Otros grupos separados del principal de han desviado al Oeste, acercándose a las zonas boscosas que rodean el camino de la Bifurcación. No localizan al grupo principal y están desesperados. En su huida a través de territorios salvajes arrastran tras ellos diversos fuegos fatuos y provocan movimientos entre la fauna local.

Un grupo de cazadoras Sy-Tel´Quessir de Bosque Alto se dirige al camino de la Bifurcación guíadas por los "vigilantes". Son elfas expertas en la caza del orco, de edad adulta o avanzada, lideradas por una enjuta y experimentada rastreadora a la que sólo se le conoce un nombre: Walax´yrvaan, y que un Unicornio acude a su llamada. Su origen es un misterio, se congregaron sin más alrededor del Abuelo Árbol siguiendo cada cual su propia llamada y conformaron un grupo de hasta 250 cazadoras consagradas a la destrucción del clan Colmillo Ensangrentado.

Al norte, Filferil “el Halcón Peregrino”, un Druida de Mielikki de Altos Árboles contacta con el residente en la arboleda al norte del Valle del Rauvin y prepara la caza final del clan orco. Discuten sobre movilizar a los arpistas de la zona y congregar aventureros a tal efecto. Varios pegasos de las colinas del norte de Bosque Alto, colindante con el Valle del Rauvin, son enviados a patrullar la Marca Argéntea para localizar grupos separados del resto y auxiliar a las cazadoras.
*Informe para la Orden de Magos y Hechiceros*

Avistamiento en Fuerte Nuevo de un Pegaso:

Un gran grupo de gentes del lugar, aventureros y simples curiosos se reunieron por Fuerte Nuevo ante los rumores de avistamientos de un Pegaso por aquella zona, las preguntas a sus habitantes nos dieron un testimonio: una menuda figura, una elfa presumiblemente, vestida con una capa dorada, que habló con el Pegaso para después desaparecer ambos.

Finalmente y para nuestra sorpresa, aparecieron tres brillantes globos de luz en los exteriores de fuerte nuevo, el señor Kirath, pastor y druida de los bosques, explicó que nada debíamos temer, pues eran servidores de Mielikki.

El Heraldo:

Estas luces comenzaron a moverse, reuniéndose con otras tres compañeras, anunciando la llegada de un Pegaso majestuoso, tras posarse, el druida se atrevió a dirigirle la palabra, en la lengua de los bosques, se comunicó con Kirath, tras su extensa conversación, el pastor nos comunicó que un grupo de orcos y trasgos estaban preparando una alianza, en la región de Vérluzh, el Pegaso nos había pedido ayuda para evitarlo a toda costa, unos por recompensa, otros por redención y algunos por devoción, todos nos dispusimos a ayudar en la tarea.

Fuerte Vérluzh:

Bajo el liderazgo del Cronista Jacksown y el Druida Kirath, nos dispusimos a viajar hasta el lugar, tras un viaje sin apenas incidente llegamos al siniestro lugar, la caza daba comienzo.
Pequeños grupos de orcos y trasgos de Vérluzh se enfrentaron a nosotros durante el ascenso, en una sombra de la alianza entre estas criaturas, motivo por el cual nos sentíamos impulsaba a continuar sin descanso para desbaratarla, durante la lucha tomamos buena nota de sus tatuajes en el tobillo, a modo de sello protector, un Colmillo Ensangrentado lucían en sus pieles los orcos.
Tras arduos combates y penosas dificultades, nos encontramos en las cuevas, donde notamos que los orcos, habían dejado avituallamientos allí, con el favor de los trasgos aparentemente, para poder viajar ligeros y volver a reabastecerse cuando gustaran, este hecho también nos advertía de que no todas las nauseabundas criaturas se encontraban allí en ese momento.
Finalmente la cueva quedo limpia de todo vestigio orco y trasgo, dando por concluida nuestra tarea, pero no nuestra aventura, tal y como advirtieron el señor Blackwood al regresar de explorar los alrededores, y gracias a la magia de vigilancia dejada por el cronista, supimos de un gran grupo que volvía hacia las cuevas, nos dispusimos a vender caras nuestras vidas, en lo que podría ser un ultimo combate desesperado.

Las Cazadoras Elficas:

En una carga hacia las posiciones orcas, intentando evitar vernos atrapados en aquellas cuevas, nos vimos ampliamente superados en numero y con numerosas bajas, sin embargo, cuando parecía estar todo perdido, un considerable grupo de elfas aparecieron desde los bosques, con eficacia mortal despacharon al grupo orco, salvando nuestras vidas.
Tras atender nuestros heridos, hizo acto de presencia la líder de las cazadoras, una elfa de capa dorada, quien dio datos reveladores sobre lo que nos atañe, supimos entonces que el Clan Colmillo Ensangrentado, era un numeroso grupo de orcos del norte del Bosque Alto, sus brujas son especialmente temidas, en cuanto al grupo de Elfas, habían fijado como objetivo propio el exterminio de este clan orco, sus pegasos del bosque alto llevaban días rastreando los grupos que se separaron del resto en su huida.
Dejando bien claro que era un asunto de los elfos y no querían ayuda de extraños, sin embargo misteriosamente hizo alusión a un asalto final y el honor de algunos agraciados que podrían asistir en la ofensiva.

Consideraciones Finales:

En la seguridad de mi estudio en la Orden Arcana, puedo asegurar que hay diferencias obvias con los fuegos fatuos que hemos estado encontrando, mientras que unos preceden a los pegasos y estuvieron presentes cuando aparecieron las Elfas, otras esferas permanecían junto a los orcos y los ayudaban en combate, presumiblemente un medio de vigilancia y apoyo orquestado por las Brujas del clan orco Colmillo Sangriento.

*Fdo. Nebiros Crisopeya*
La horda orca está dirigida por una poderosa bruja y sus diez hijas. Las brujas separan pequeños grupos para desviar la acción del relativamente pequeño grupo de cazadoras elfas. Estos grupos son avistados en las cercanías de Nevesmortas, perseguidos y cazados por aventureros y Walax en persona. Uno en la cueva de los trasgos de Nevesmortas norte, otros en la cueva de los trasgos de Verluzh. Finalmente la líder de las cazadoras establece un campamento en el bosque de Sombraltos y tiende una trampa a la que acuden los orcos aún dispersos en pequeños grupos por el camino de la bifurcación. Durante aquellas noches de terror y lucha sin respiro cae una de las brujas orcas. Quedan nueve.

Horas después, en la soledad del refugio, el montaraz se hundía en sus pensamientos. "¿Como sacarle provecho a todo esto? El arcano se niega a buscar una alianza con esta nueva tribu, aunque eso signifique conseguir las ganancias de la venta de armas a tanto los nuevos orcos, como a las tribus con los que se enfrentarán. ¿No comprende que después de destruirse entre ellos podremos llegar a recolectar las ganancias y bienes de los caídos?"

Acostado entre la paja del establo, el semielfo se dejó divagar, y eventualmente cayó entre sueños, sediento y exhausto. Sus sueños, sin embargo, fueron muy productivos.

Vio en sus sueños visiones de la joven druida, un abrazo amistoso que simbolizaba años aparte entre ellos. Recordó por unos instantes lo que era sentirse parte verdadera de un grupo, donde podía profesar confianza. Luego, en cuestión de segundos (O quizá horas, ¿quién sabe con los sueños?), vio como se ponía en pié rápidamente, solicitando la compañía de todos los presentes para seguir algo, "algo que ni mis propios ojos pudieron divisar".

Las imágenes pasaban por su mente a la velocidad del rayo. Todos corriendo tras un lobo, todos deteniéndose en el Puente Lanzagélida para ver un caballo alado, todos siguiendo nuevamente al lobo, el pegaso sobrevolando y aterrizando el Bosque Legendario...

Luego de eso palabrerías, el pegaso hablando sobre saludar a los cazadores, avisando sobre un grupo que se dirigía a ese preciso bosque a romper el balance. Y la bruja.
Las memorias fluían como el agua en los rápidos más caudalosos. El corte de dos cimitarras, el volar de flechas, gritos de dolor mientras armas impactaban, hachazos cortando cabezas y rompiendo armas. Y por fin: el cuerpo sin vida de una bruja. LA bruja.
Sin desearlo el montaráz se acercó a observar el cuerpo, a ver esos ojos sin vida. Tras posar la primera mirada en el rostro del orco muerto sintió como ese vacío en esos ojos le succionaba. Le hacía caer en ellos sin manera de detenerse. Caía.... caía... caía...

Sentándose rápidamente, el asesino sintió el frío sudor recorrer su espalda. ¿Pero a quién le interesa eso cuando por fín logras deducir como podía sacar provecho de una posible nueva guerra entre tribus?
Las brujas del Colmillo Ensangrentado se establecen al amparo de los clanes del paso del Orco Muerto, subyugando a sus líderes bajo el poder de Gruumsh. Envían un grupo destacado en Bosque Frío al bosque Legendario, pues detectan la presencia allí de un estanque sagrado donde son convocados los vigilantes de Mielikki. Un pequeño grupo de cazadoras dirigido siempre por Walax, junto con aventureros reunidos allí por los Pegasos, rechazan el ataque. Cae un bruja, quedan ocho.

El grupo principal de la Horda orca desaparece del mapa oculto por la magia de la Bruja madre en algún punto sin determinar de la Marca argéntea. Las cazadoras destacan patrullas y convocan al druida de Nevesmortas, Kirath, a una reunión para coordinar la acción de aventureros voluntarios y cazadoras elfas. La patrulla destinada al tramo de Adbar no regresa y los aventureros son envíados a investigar la desaparición. Una vez allí detectan una actividad inusual en las tribus Gnoll de la zona. Encuentran un campamento gnoll fuertemente fortificado y en él los cadáveres torturados de las cazadoras desaparecidas. Junto a los gnoll se encuentra una bruja orca en plena negociación y pistas sobre el culto a Gruumsh. Cae una bruja, quedan siete.
Informe de Nebiros Crisopeya a la Orden de Magos de Nevesmortas.

Servidores de Mielikki:
Walax - Elfa de Capa Dorada
Druida elfico silvano

Grupo Reunido de Representantes de Ordenes y Aventureros:
Lainus - Elfo Embozado
Astinus - Miembro de la Cabala
Damian - Cronista
Radha - Orden Caballeros, Escudera
Virgi Hammerhead -
Zenhit Ironhad - Orden Caballeros, Aspirante
Kirath - Pastor de la Cabala
Nebiros - Orden Magos y Hechiceros, Aprendiz

Reunión con las cazadoras de Mielikki:

Rumores de una reunión de los Tel´Quessir atrae a miembros de la cabala, caballeros de la orden y otros aventureros, todos con intención de forjar una alianza contra el clan colmillo sangriento.

Tras informarnos y callejear por Argluna, damos con el refugio de las cazadoras en los Jardines Altos de Argluna, (con una excelente vista del Puente de Luna).

Tras saludarse el pastor Kirath y el druida embozado comienzan a hablar sobre las nuevas de Fuerte Nuevo:

Los Trolls que usaban armas y escudos son entrenados por las brujas, así como los jabalíes negros que los guiaban parecen estar atrapados bajo la influencia de las mismas.

El Clan Colmillo Ensangrentado se esta reabasteciendo, pero afortunadamente las cazadoras consiguieron cerrar la brecha en su asedio hace pocos días.

Se pide al grupo allí reunido rastrear el hábitat de los Trolls de la zona, para encontrar rastros, los estanques de Staunt son considerados la mejor opción para comenzar.

Patrullas de cazadoras se encuentran en Argluna, acudirán en caso necesario (entregado un cuerno a Kirath para llamarlas si llegara el caso).

Cuatro Brujas han sido abatidas.

Pantanos del Rauvin, Estanques de Staunt:

Tras un viaje usando magia druídica, llegamos al área designada aunque dispersos en dos grupos, al parecer había ciertas interferencias en la zona de naturaleza desconocida, tras reunirnos nuevamente continuamos buscando por los estanques.

Más adelante descubrimos la zona de “reclutamiento troll”, fuertemente custodiada por el clan colmillo sangriento. Se hizo sonar el cuerno para llamar a las cazadoras silvanas y asaltamos el campamento. Dentro encontramos zonas de almacenaje para armas, bien surtidas, pero de escasos suministros en el resto de aspectos, tres grandes calderos a un lado destacaban, solo quedando uno lleno en aquel momento, un humo rojizo de olor nauseabundo se desprendía del mismo.

Probablemente se trate de una pócima transmutadora ideada por las brujas, a fin de transformar a los trolls en sus bestias de asalto, se ha tomado una muestra y destruido el resto del contenido, estamos a la espera de resultados por los alquimistas de la orden (la dama Xaelerys se ofreció voluntaria para ayudar con sus conocimientos alquímicos).

Tras aquel asalto nos encontramos con un reducido grupo de cazadoras silvanas, una avanzadilla que se había adelantado en nuestra búsqueda, estas nos informan de que debemos atravesar un numeroso grupo del clan de orcos hasta llegar donde se encuentran sus compañeras.

Finalmente, tras reunirnos con las cazadoras y atender a los heridos, se hace frente a una amenaza imprevista, una bruja orca, su magia es poderosa y devastadora, controlando todas las esferas arcanas con soltura, la batalla finalmente se decanta a nuestro favor y se le da muerte a la bruja (la 4ª confirmada que ha caído).

Sin mayores contratiempos los silvanos nos escoltan de vuelta a Argluna.
La horda Orca lleva mucho tiempo huyendo y anda escasa de víveres y pertrechos. La bruja madre decide recular y envía a una de sus hijas junto con un contigente de guerreros al valle del Rauvin, con la intención de reclutar trolls para su causa. Lo consiguen mediante engaño y pócimas alquímicas que los someten, y envían el primer grupo de trolls entrenados a asolar los campos de Fuertenuevo, haciéndose en un ataque relámpago con todos los suministros no protegidos de la villa. Con ellos se aseguran su manutención y compran armas y equipo a las tribus orcas del norte de la Marca. La horda establece entonces un campamento de entrenamiento de Trolls de guerra, entrenando a un gran número de unidades en poco tiempo.

Filferin convoca a Walax y a los aventureros de la Marca a Argluna, para informarles de los movimientos de Trolls en el valle, detectados por el druida que dirige la pequeña arboleda de la zona norte. Un grupo de aventureros es enviado a investigar los pantanos Staunt y confirmar sus sospechas. Junto con las cazadoras consiguen destruir los campos de entrenamiento y gran parte de las armas allí acumuladas. Cae un bruja, quedan seis.

La bruja madre envía semiorcas para reclutar informadores y asesinos a la Marca argéntea, contratando a asesino locales para acabar con el curandero de la tribu bárbara del Colmillo Sangriento y recabar información sobre las defensas del campamento. Mientras tanto, el grupo principal de la horda se mantiene unido y oculto, a la espera de asaltar el campamento bárbaro y establecerse allí por tiempo indefinido.
El resonar de los tambores de guerra y el sonido estridente de los cuernos era lo único que se oía en la horda en aquel entonces. Todos los guerreros de la tribu esperaban ansiosos el combate deseado, aquél que ninguno de esos bravos hombres quería perderse. No era una batalla más. Sobre todo para Erik, que quería destruir a los enemigos a toda costa, y demostrar una vez mas, que la tribu del Colmillo Sangriento era una de las mas fuertes del Norte. Pero aquel desgraciado día, los dioses no favorecieron a la belicosa tribu. Con un puñado de cazadoras elfas del Bosque Alto, como únicos refuerzos, los guerreros de la Tribu del Colmillo Sangriento se lanzaron a la batalla dispuestos a perder sus vidas pero defendiendo su hogar sea como sea, amparados por sus dioses y por sus hachas. La primer oleada fue devastadora y sangrienta. Lograron repelerlos, pero a costa de muchas vidas, casi la mitad de los hombres. Para la segunda y tercera oleada solo quedaron un puñado de bárbaros, que resistieron el ataque hasta el final, fueron rodeados y cayeron.

En el fragor de la batalla el jefe de la tribu, Erik Hachasangrienta, perdió de vista a sus compañeros, quedándose solo con su hacha contra mas de 15 orcos que lo rodearon al instante. Sin más, el peleó contra todos ellos, sin cansancio y con mas ganas de batallar que nunca, pero el destino le iba a jugar una mala pasada.

Aquellos orcos que lo superaban en numero, lograron derribarlo e inmovilizarlo para asi tenerlo como prisionero de guerra. Lo arrastraron hasta un recodo alejado de las Montañas Rauvin, a unos kilómetros del poblado.

Lo ultimo que se vio del gran Erik Hachasangrienta era su cuerpo siendo llevado por los guerreros orcos hacia las Rauvin, desapareciendo entre la niebla...
La horda orca se ha lanzado contra el campamento bárbaro.

Las cazadoras acudieron a la dama Xae, de la Flecha, para avisar de sus movimientos. Convocaron a los bárbaros, que rechazaron a los allí reunidos tratándolos de "enlatados". Decidieron defender el campamento en solitario.

Daedlath y Zerina se introdujeron en el campamento bárbaro, asesinando al curandero para evitar que los bárbaros se recuperaran de la primera oleada, y tras ésta han indicado el punto de invasión principal a la horda orca.

Mientras los bárbaros y las elfas defendían la entrada principal buscando inútilmente al curandero para atenderles, numerosas barcazas han llegado a la orilla del lago, entrando por detrás al campamento. Los bárbaros, ya mermados, no han aguantado el envite.

En ese instante, Zenhit, que negándose a la exclusion bárbara acompaña a un grupo de cazadoras hasta la zona, presencia la masacre. Consigue entrar al campamento aún en lucha y salir de allí con algunos supervivientes a los que se reduce el antaño orgulloso clan bárbaro.

Sin embargo, el cuerpo de Erik Hachasangrienta no ha aparecido, y se le da por perdido entre los suyos...

...los cuatro o cinco bárbaros supervivientes están escondidos en Adbar, rumiando sus heridas, a la espera de convencer a alguien para que les ayude a recuperar su campamento.

Ninguna bruja ha caído en esta ocasión.
Carta a la Dama Alustriel


Por la presente , y en nombre de Lady Setanta, capitana de la orden de caballeros de Nevesmortas , solicito la urgente ayuda de los caballeros de plata.

Superados en numero , fuimos arrolados por las tropas orcas al sur de Adbar y obligados a retroceder. La situcion es extremadamente delicada , no sabemos cuanto tiempo podremos contener los ataques.

Esperamos una pronta respuesta a esta misiva.

Atentamente

Sir Jacob White

Teniente de Capitan de la Orden de Caballeros de Nevesmortas
La tribu orca del Colmillo Ensangrentado disfruta del campamento bárbaro, se han asentado y comenzado relaciones con clanes orcos vecinos, afianzando su alianza con los gnoll en virtud a la habilidad de la bruja Madre.

Tan seguros se sienten que han preparado con alguna prisa un ritual de apareamiento en un escondido valle del tramo de Adbar.

Las cazadoras elfas son conscientes de los preparativos y acuden a la Orden de caballeros de Nevesmortas a reunir un número suficiente de aventureros para exterminar el mayor número de orcos posible antes de que se multipliquen. Además, una de las brujas oficiará el ritual, es una gran oportunidad para acabar con ella pues apenas asoman sus hocicos tras perder a sus hermanas. Lo apresurado de la ocasión impide a la Legión Argéntea tomar cartas en el asunto.

Un grupo de aventureros, dividido en dos secciones, recorre el tramo de Adbar en sentidos opuestos. Uno sale de Sundabar capitaneado por Radha, el otro de Adbar dirigido por Kirath.

El grupo de Kirath no logra superar la fuerte defensa combinada del tramo de Adbar. Orcos y Gnoll son demasiado para ellos, sufren algunas bajas, parte del grupo abandona la misión y sólo unos pocos llegan al final, en sigilo y sorteando las defensas a duras penas.

El grupo de Radha tiene más suerte, pues al atravesar el paso del orco muerto desembocan directamente en el ritual de la Bruja, encontrando además el apoyo prometido por las cazadoras Sy-Tel´Quessir. Junto con las elfas logran que no se celebre el ritual y de nuevo con un gran coste abaten a una bruja. Zenhit es el héroe cazador de brujas, pues ya acabó con otra en compañía de Dulin, y como tal es reconocido. Destacable fué también el combate previo en el paso del orco muerto entre Nerea y un Troll de guerra hechizado que igualaba en talla a la semidragona.

Con la acción ya por finalizar y las cazadoras desmantelando la zona del ritual, el segundo grupo se une al primero, arrastrando tras de sí un numeroso contingente de orcos, alarmados por su paso por las defensas. El combate es ahora terrible, los aventureros están ya cansados pero de nuevo los dioses les sonríen y consiguen acabar alguno en pie, los suficientes para atender a los heridos y moribundos en sus filas.

Las cazadoras completan la destrucción del ritual y los héroes de la Marca vuelven a casa con otra historia que contar.

Quedan cinco brujas.
El cielo se abrió con un estruendo, y un rayo cayó a varios metros de la fogata, cegando y llenando de cenizas el aire.
La yurta se desmoronó y la fogata se apagó con la onda expansiva. Kirath que estaba tranquilamente meditando, sentado en cuclillas, se arrastró hacia atrás, en unas fracciones de segundo.
Asustado, medio cegado y ensordecido. Su espalda dio con un árbol cercano, y sin apartar la vista del humeante cráter, farfullaba algo incoherente.

Del humeante suelo, aparecieron cinco heraldos luminosos de Mielikki. Que se posaron lentamente cerca del Druida.
Al principio solo parecía un murmullo, pero cuando Kirath recuperó su compostura, pudo apreciar que de cada una de esas esferas luminosas, salían palabras tangibles en silvano:

- Pastor...-
- ...la...-
- ...batalla...-
- ...se...-
- ...aproxima.-

Y tras decir esto, se esfumaron con la rapidez que llegaron.
Kirath permaneció unos instantes petrificado, asimilando lo que había pasado. Luego la lluvia le devolvió al mundo real, y empezó a correr hacia Nevesmortas.

En el tablón de la plaza central de Nevesmortas, cuelga un pergamino tintado de verde, y con grandes letras claras pone:
"¡La batalla se aproxima!
Los heraldos han hablado, la batalla se aproxima. Los orcos preparan el inminente asalto, y no debemos permanecer de brazos cruzados.
Con la siguiente luna, la Cábala se reunirá junto a quienes quieran ofrecer su espada, para acabar con la plaga de pielesverdes. Vengan todos, la jauría debe de reunirse en el claro sagrado, cerca del Páramo, con la llegada de la nueva luna."

//Muchas otras cosas han pasado, otras escenas se han dado. Sin embargo ésto sólo es un resumen, interesados en la historia completa leed el post original.

EDIT: Este hilo es para que yo escriba, agrupe vuestros textos, y vosotros leáis. Para seguir aportando textos a la trama aún está abierto el post original, y así permanecerá hasta la finalización.

¡Nos vemos en el servidor!

Re: Cazadores del Norte: el Colmillo Ensangrentado. Conclusión.

Publicado: Jue Feb 04, 2010 6:53 pm
por Malar
Resumen hasta la fecha.
Después del fallido intento de Ritual de Apareamiento masivo, las Brujas han cambiado su estrategia. Han subyugado a las tribus orcas del Cráneo Roto, haciéndolas servir como guardianes de su frontera Oeste. La Cazadoras Sy-Tel´Quessir han detectado movimientos entre tropas orcas y, sobre todo, han determinado que la Quinta Bruja es la encargada de visitar regularmente al líder del Cráneo Roto para mantener el control sobre su tribu.
Blackwood, explorador de la Flecha, también detecta movimientos entre los Cráneo Roto y reune un grupo de aventureros para investigar sobre la zona.

La Cazadoras deciden dar caza a la Bruja en su siguiente visita. Durante las horas previas, contactan con el grupo de aventureros, que se encuentran en la zona investigando, y coordinan con ellos el ataque. La emboscada se realiza con éxito y, aunque resulta algo más dura que sus predecesoras, finalmente la Yarkhab, Quinta Bruja del Colmillo Ensangrentado, cae bajo los conjuros del joven arcano Kael, apoyado por Dae, Blackwood y dos valerosos enanos: Gloin se lleva la peor parte del combate, mientras que Grom el clérigo intervine con éxito.

Quedan cuatro Brujas.
Dae escribió:"Con la guerra no se determina quién está en lo correcto - solo quién queda vivo."
-Burtrand Russell


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Más noticias de los orcos. Con la Cábala dispersada, la Horda destruida (en gran parte por mi hacer) y los caballeros perdiendo el tiempo mientras debaten como actuar en vez de tomar acción; era cuestión de tiempo que esto sucediera.

Daedelath se encontraba entre las líneas de quienes decidieron esa vez acudir al llamado de Blackwood. ¿Qué le impulsaba a ir? Ganancia. En una guerra siempre habían ganadores y perdedores. Al final la guerra desistiría y unos quedarían en pie, otros muertos. Él cobraría su recompensa con los vivos, indiferentemente de quienes fueran.

Blackwood guiaba esta vez. Batía la zona en la que él había asegurado ver el movimiento de las tropas de los orcos. Y no lo hacía nada mal. Tenía un paso firme, un andar sigiloso y un ojo agudo. Daedelath no tenía problema con seguirlo, más aun cuando el grupo de choque estaba siendo dirigido por Gloin Saltazanjas.

El grupo de vigías fue divisado al momento, y fue arrasado sin piedad por las tropas de choque dirigidas por el enano. La expedición iba bien, demasiado bien. Mientras Gloin reorganizaba las tropas, el par de montaraces se adelantó a cumplir con su labor.

Al ver la vastedad del cañón que debían recorrer en busca de los orcos, Blackwood tuvo una idea. Con un gesto detuvo a Daedelath, quien en silencio le obedeció. Blackwood esperó unos momentos, sintiendo la gélida briza del cañón en su rostro, esperando el momento adecuado. Al sentir la dirección del viento cambiar hacia Este, dejó escapar un silbido largo y lleno de misterio para quien no tenga la empatía con la naturaleza de la que este explorador disfrutaba. Comprendiendo lo que intentaba, Daedelath no hizo más que mantenerse en su lugar, esperando mientras sentía como el mensaje viajaba hasta su destino, hasta el Bosque Legendario.

Dos águilas respondieron ese llamado. Majestuosas con cada pluma del color del más puro oro, sus picos más afilados que cualquier espada que hubiera visto la Marca. Volaron cada vez más bajo, hasta llegar a los hombros de quien las llamó y posarse sobre los mismos.
-"Gracias por acudir al llamado, hermanas"- Dijo Blackwood en la lengua que los cuatro presentes comprenderían. -"Necesitamos su ayuda, sean nuestros ojos y busquen a esos orcos que rastreamos."

Atendiendo a las palabras de Black, lasa aves retomaron nuevamente el vuelo, solo para regresar momentos después con noticias. Unas buenas y unas malas para variar. -"Las águilas han visto a los orcos avanzar desde el norte, Daedelath. También han visto a las Cazadoras, se acercan."-
-"Bien... al menos no estaremos solos en esto"- Respondió el asesino.
-"Creo que será mejor mantener en secreto el asunto de las cazadoras por el momento." Replicó Blackwood, intuyendo al mismo tiempo lo que Daedelath pensaba.
Con una frase tan burlista como la sonrisa que le acompañaba, Daedelath respondió.-"¿Crees que una tropa dirigida por enanos se molestará por tener que combatir al lado de elfas? Nah..."- Ambos estaban de acuerdo. Guardarían el pequeño secreto hasta un momento oportuno.

Regresando con el informe, acompañado de un segundo que mencionaba otro grupo de avanzada de los ejércitos orcos les esperaba adelante. Gloin dio la señal de atacar. El segundo ataque fue tan exitoso como el primero, aumentando la confianza del líder.

Al caer el último cuerpo orco, y ver una cueva frente a ellos, Gloin decidió lanzar un segundo asalto a las fuerzas. Las tropas, emocionadas por el éxito de la estrategia del enano decidió avanzar. Pero tres se mantuvieron detrás.

Daedelath sabía en su mente dos cosas. Ya habían perdido el elemento sorpresa; los gritos de guerra se habrían encargado de eso. Y también era obvio que la misma táctica una y otra vez dejaría de funcionar eventualmente. Las tropas de choque eran la especialidad enanil, claro. Quizá si Gloin contara con una tropa de finos guerreros enanos que empuñaran sus armas de la misma manera que él, lograría vencer con su táctica; pero los aventureros eran varios, desorganizados, todos deseando levantar su propio estandarte... Eran eso: aventureros, no soldados.

Quizá los otros dos tuvieron la misma idea, o quizá una corazonada les dijo que era mejor quedarse atrás. En cualquier caso, Blackwood se mantuvo lejos de la cueva. Kael, un arcano joven pero talentoso también decidió no avanzar.

Mientras los gritos de guerra que desaparecían dentro de la cueva se mezclaban con el eco del viento en el cañón, los tres presentes debatían. ¿Como hacer frente al los centenares de orcos que se presentarían dentro de poco? Los tres lo sabían. Cada uno, en su momento, se detuvo a notar que combatían no con los Colmillos Ensangrentados, sino con la tribu local. Eran violentos, fuertes y brutales, como cualquier orco, pero los colores con que teñían sus cueros demarcaba que luchaban contra una tribu que no era la que venían a enfrentar.

Mientras formulaban ideas y estrategias que llegaban hasta emular las emboscadas drow; los tres decidieron entrar a la cueva a descansar, que para entonces ya debería estar desierta. Al dar el primer paso dentro de la caverna, el asesino supo que algo estaba mal. El eco del combate se escuchaba aún, pero los pasos predominantes no eran armaduras pesadas o pasos firmes. Eran toscos marchares de orco.

Sin decir palabra, el asesino doblegó una vez más la voluntad de las sombras a su merced, permitiendo ser transportado al mundo de misterio que estas encerraban, y saltando de sombra en sombra llegó a verlo. Los pocos sobrevivientes de su diezmado grupo luchaban por su vida contra una cantidad desmedida de orcos. Estaban acorralados.

Mientras que su alma improperaba un insulto que dejaría pasmado al mismísimo Asmodeus, su voluntad convocó a las sombras del lugar, obligandolas a sumir todo en tinieblas, cegando a todos por igual. Un grito golpeó el aire, dando esperanza a los demás. -"¡REFUERZOS! ¡ERA HORA MALDITA SEA!"-

Con una voz rasposa y llena de comando, el asesino les dio una única orden. -"No salgan de las sombras, busquen la salida."-

La retirada fue estruendosa y apresurada, pero exitosa. Pero justo cuando los aventureros lograban divisar la luz del cielo nuevamente, cuando intentaban retomar su aliento una nueva noticia cayó sobre ellos.

Blackwood los escuchaba acercarse, Daedelath notaba el suelo temblar con su marchar. Los orcos se acercaban... la Bruja estaba llegando.
El suelo retumbaba al paso del grupo de élite orco. No seguían un sendero, hacían el suyo propio obedeciendo la voluntad de la hembra que los guiaba. Joven aún y con los colmillos bien afilados Yarkhab imponía un ritmo brutal a su escolta. La Quinta bruja de la renacida horda tenía una nueva misión que cumplir. Atravesando los helados bosques del Norte se acercaba a la frontera más meridional de su nuevo territorio de caza. De nuevo se entrevistaría con el líder de los Cráneos Rotos, de nuevo en su mente se formarian las imágenes adecuadas, aquellas que moldearían el tejido de una manera sutil e instintiva hasta hacer caer en sus redes a todas las tribus orcas del Norte. No había voluntad que resistiera el conjuro de las brujas. La habilidad de la Gran Madre al combinar con acierto los poderes divinos que impulsaban el alma negra de sus iguales con la magia, esa que ella era capaz de ver cubriendo su salvaje existencia, impulsaba el renacer de su pueblo. Donde no llegaba la magia, lo hacía la fe. Y a los dioses orcos no parecía importarles.

Ell viento helado azotaba su rostro, revolviendo sus cabellos trenzados en la nube de nieve que levantaba su escolta. Un pequeño ejército capaz de poner en dificultades a más de una villa del Norte. Cincuenta orcos armados con las recién adquiridas alabardas de titanio a las órdenes de tres capitanes, auxiliados en los flancos por Cazadores de élite y sus criaturas de colmillos como espadas. Tres Trolls de guerra cerraban la marcha rodeando a la hembra, manteniendo bajo control a los orco-jabalí, esas deformes criaturas que llamaban "Colmillos Sangrientos" en un alarde de gráfica imaginación.

Avanzaban por un profundo valle de árboles helados, gigantescas moles amenazantes que llenaban el camino de sombras y reflejos. Caía la tarde, ya estaban muy cerca de las cuevas de clan que ahora les servía de guardia fronteriza.

Olfateando, Yarkhab detuvo a sus orcos.
System_of_a_Down escribió:La horda de orcos se acercaba a la posición donde los aventureros encontraron a las extrañas elfas. El grupo era demasiado dispar y Kael es famoso por confiar solo en quien conoce, así que tras discutir con Blackwood sobre las posibilidades que tenían, decidieron atacar desde un flanco tras localizar a la bruja en una parte atrasada de la columna, pues una columna orca enfrentada de frente es un rival absurdamente poderoso.

Dicho y hecho, ese otro batidor al que todos llaman Astinus y el joven Kael corrieron por la ladera Oeste, manteniendo unos sesenta metros de distancia con la columna mientras Blackwood preparaba unas trampas para retenerles si trataban de seguir avanzando. Había orcos apostados en esa ladera y el combate fué inevitable, así que el batidor cortó arterias y atravesó unos cuantos tendones para despejar el camino, gracias a lo cual dieron con la -hasta el momento- desprotegida bruja. Ahí es cuando Kael lo decidió: No iba a liberar aquel potencial que contenía sino en pequeñas fracciones, para no perder el control en ningún momento. No estaba dispuesto a morir ahí, no por falta de honor o cobardía, sino por su deuda de sangre con Onduler, algo que no pensaba dejar de hacer antes de morir.

Con esa premisa, se lanzó al combate aprovechando el desconcierto que todavía reinaba entre los recientemente alertados orcos, planeando sobre la marcha su uno contra uno contra aquella despreciable arcana. "Ningun problema, no es la primera vez ni será la última que me las veo con un arcano así" -pensó-. Fué inutil, las ráfagas de pura energía que brotaban de su cuerpo se dispersaban entre la guardia de la bruja, en esos instantes incluso el mismísimo flujo del tiempo se quebró por el choque de energías de aquel combate arcano, por un instante Kael afiló la mirada y se replanteó de nuevo si darlo todo en ese combate, si quebrar a posta su férrea voluntad y dejarse llevar liberándose a sí mismo, por el bien de la Marca, por el bien de los que allí viven y aprecia... pero el hecho de recordar la dulce voz de Wacawea fue suficiente para decidir retirarse y replantear la estrategia con el resto.

Nada en claro: la discusión no llevaba al grupo a ningún punto de provecho y el tiempo corría en su contra, no podían darle mas tiempo a la embrutecida comitiva. Entre las discusiones Kael decidió alejarse para comprobar el estado de la bruja, a la cual no había mirado siquiera a los ojos desde su anterior retirada, de camino decidió el plan: aprovecharse de la estupidez y orgullo orcos.
Desde lo alto de una colina, invisible, liberó parte de su energía, las corrientes mágicas le envolvían desde los pies a la cabeza y su gabardina ondeaba sin cesar mientras el joven miraba abajo, a la masa orca, esperando llamar la atención de quien era capaz de sentir las perturbaciones de la Urdimbre... y unos segundos después, entre la masa de desproporcionados músculos y armas, unos brillantes y rojizos ojos se clavaron en él, furibundos por la enorme cantidad de poder que Kael estaba liberando, los orcos de su alrededor no eran capaces de sentirlo, tal como el chico había imaginado.

Había captado la atención de la bruja, la segunda parte de su improvisado plan era sencilla: sobrevivir. La bruja, furiosa, apartó a empujones a su guardia y les ordenó esperar saliendo a la carrera, pues aquel niñato humano no era rival para ella... lanzó todo su poder, un conjuro detrás de otro. Kael esperaba inmóvil hasta que los proyectiles y orbes mágicos de todo tipo estaban a punto de impactarle antes de desviarlos con sencillos gestos de la mano gracias a su escudo arcano, para seguir enfadando al inmundo ser y retarle claramente. Todo iba tal como debía ir.

Entonces el joven comenzó a retroceder lentamente, desviando conjuros sin parar mientras la bruja le perseguía sumida en un estado de irrefrenable ira, conjurando sus más terribles conocimientos "Está funcionando... no me lo puedo creer, ese orgullo va a matarte monstruo" -pensó el chico-.

Retrocedió hasta el resto de su grupo en busca de apoyo, dando un rodeo por el lateral del pequeño ejército, para que los orcos perdieran de vista a su ahora descontrolado lider. Una vez el resto del grupo de aventureros estuvo cerca para respaldarle, Kael decidió lanzarse al ataque, a pesar de que liberar parte de su poder comenzaba a crearle su conocido dolor de cabeza. En primer lugar decidió emplear un pergamino que el propio Astiunus le dió, ahorrandose usar su propio poder interior para disipar la protección mágica de la bruja, que ahora le miraba incrédula. El grupo corría hacia ella, pues ahora estaba indefensa y expuesta.

La bruja entonces comenzó a recitar versos arcanos para enfrentarse a la nueva situación, pero antes de darle tiempo de terminarlos, el joven musitó unas palabras, moviendo a la par la palma de una mano en dirección a la bruja para canalizar una onda de aire que la aturdió, impidiéndole recitar los complejos conjuros que conocía. Hecho esto, fue cuestión del apoyo del grupo, en especial de aquel enano tan valiente (Grom, un poderoso clérigo) sumado a los constantes conjuros que Kael canalizaba, que la bruja terminase sucumbiendo. Victoria.
Malar escribió:Aillesel Tel´Quessir !!!

Como un viento huracanado, como el chillido de un águila Walax descargaba la furia de las doncellas elfas sobre la tropa de élite orca.

Observando desde su aventajada posición, las Cazadoras habían seguido con interés la estrategia de los tres batidores tras reprimir una carcajada ante la destrucción del valeroso enano. Sólo a un ser de esta raza se le ocurriría aparecer en medio de una columna de orcos para darle un hachazo a una de sus más poderosas Brujas. Con toda seguridad no había previsto que la alertada hembra ya había conjurado sobre su visión, probablemente cegado por su ímpetu no acertó a ver la cara de sorpresa de Yarkhab. La hembra miraba atónita al enano acercarse, rodeándose de un aura de energía que convertiría cualquier intento de dañarla en una absurda empresa. Mientras el enano comenzaba a dar hachazos al aire sólo tuvo que incrementar la visión del Troll de guerra a su lado para que éste descargara su terrible maza, de abajo a arriba, elevando al fornido cuerpo del enano veinte metros sobre el valle. Siguiendo con la mirada la trayectoria del barbudo proyectil las cazadoras apostaban sobre su supervivencia, cuando una tromba de proyectiles mágicos cruzó súbitamente el aire, trazando una parábola en persecución del ya sentenciado guerrero.

Sin embargo, ese arcano parecía ser mucho más inteligente. Enredada en su estrategia la Bruja se alejaba unos metros de su escolta, no necesitaban más para tensar todos los músculos de su cuerpo y comenzar a conjurar la magia que corría por sus venas. Dos docenas de Cazadoras Sy-Tel´Quessir, comandadas por Walaxyrvaan, se deslizaban ladera abajo en dirección a la tropa orca con sus arcos preparados, sumidas en un silencioso ritual. Sus flechas caerían sobre ellos como el granizo de una tormenta invernal.

Un gesto imperceptible y al unísono se detuvieron, distribuídas en una media luna que cubría el sendero norte del valle. La Bruja parecía en dificultades, los orcos ya habían reaccionado y se lanzaban ladera arriba a la carrera. El conjuro se extendió desde la líder hasta las puntas de la media luna, haciendo brotar en el sendero, delante de los orcos, un mar de zarzas animadas que impedían el avance de las pesadas bestias, dividiendo el valle en dos. Entonces se escuchó el grito de guerra de sus antepasados, y el cielo se cubrió de lágrimas plateadas iluminadas po el último rayo de sol que abandonaba el valle.


Aillesel Tel´Quessir !!!
Otros aventureros detectan movimientos del Colmillo Ensangrentado y las tribus orcas de la Corriente del Nevesmortas, así como con los arcanos Umbra en el bosque Vordron. Un grupo se reune para investigar la relación entre Orcos y Umbra y tratan de hacer prisioneros para reunir información. Consiguen atrapar un mago Umbra que muere a manos de la Ziuk´ícnivrr Cuarta Bruja del Colmillo ensangrentado, oculta a todos, antes de ser interrogado. Una breve molestia para las hordas orcas, que ya han conseguido un pacto de no-agresión y circulación libre a través de Ascore. Sin embargo detectan por primera vez la presencia de un oscuro dios entre las tropas orcas: se avistan panteras de Málar junto a algunos chamanes orcos.

Los orcos tienen acceso libre a prácticamente toda la Marca Argéntea y reúnen un ejército organizado de unas 5.000 unidades entre orcos, gnoll y trolls.

Shamandalie_Vethas escribió: Era un día ordinario para Vethas en Neves, asi que, como todo día ordinario, le dio al tablón su cotidiana visita. En seguida reparó en el montón de anuncios que decían más o menos lo mismo, algunos de personas a las que les tenía mucho aprecio: "Aventureros!". Parecía que un tal Aku estaba reuniendo fuerzas para realizar una tarea exploratoria, al parecer referida a orcos.

"Vaya, parece que Kael y Malekith se apuntaron a la expedición, más vale estar presente por si algo sucede".

Apenas había terminado de colocar su respuesta en el tablón, que Malekith estaba saludándola desde la fuente. Luego de ponerse al día en cuanto lo personal (y de molestar a Thorsteinn, como Vethas hace casi cada vez que lo encuentra casualmente en la villa), un hombre de túnica negra (Travel) apareció casi desesperado, corriendo quién sabe de donde.
Llamando la atención de los presentes y algo entrecortado, explicó su situación. Había visto Umbras, varios de ellos, cerca de Ascore, y quería reunir a un grupo para averiguar que era lo que estaba pasando. Vethas no era lo suficientemente avispada como para comprender lo extraño de la situación pero si para saber lo grave que sería la expansión de Umbras más allá de sus territorios, y animada por las reacciones de quienes estaban presentes, accedió a la misión. Pronto se sumaron el enano Dublin y un tal Quil (así el llamaban), y por último, el mismo Aku, quien por fortuna pasaba por allí. Thorsteinn sin embargo, se había quedado en Neves hasta donde Vethas había visto.
Organizados de una manera no muy estructurada se dirigieron con rapidez hacia la entrada del bosque Voldron, donde una niebla comenzaba a envolver los pies de los aventureros.
Fue mucha la sorpresa de la guerrera al ver allí mismo a Kael y a Thor...

"Supongo que Thor le contó a Kael de la expedición y no dudó en venir, y viendose abandonado, el pelirrojo lo siguió" - pensaba Vethas, a quien el espiritu del joven Hachasangrienta casi le parecía ridiculo para su apellido.

La bruma que salía del bosque se hacía cada vez mas densa, y no sabían cuanto tiempo tenían para actuar. Finalmente se decidió que mandar a alguien que pudiese describir mas o menos el panorama que tenían del otro lado del lindero sería lo más sensato antes de adentrarse, por lo que Vethas se introdujo sola en el bosque, adelantandose bajo los efectos de una poción invisible y caminando antes de que se arrepintiera de lo que hacía.

Una vez dentro, rebuscó alguna estrategia para pasar desapercibida, sin confiar demasiado en los efectos de la poción. Se quitó las placas de su armadura, que hacían ruido al moverse, y vistió de manera en que más pudiera mimetizarse con el bosque. Caminaba bordeando la zona, cerca de los árboles, tan sigilosa como una inexperta de la batalla que acostumbraba a ir de frente hacia el objetivo podía ser. Avanzó y vió algunos cadáveres, que por extraño que parezca no le hicieron detenerse demasiado. Siguió caminando entre los árboles hasta ver un muro arruinado, no muy extenso, y cerca de ello, alrededor de cinco Umbras haciendo guardia. Agudizó su oído, quizás lo único que haya heredado de su madre elfa, y escucho una conversación más lejos. Provenía de un lugar al que no podría, de ninguna manera, acceder sin ser detectada. En eso pudo ver sus propias manos materializarse en el aire y supo que la poción ya no le hacía invisible, por lo que salió corriendo sin mucha cautela. Fue interceptada por una porción de un ejército de orcos que allí estaban, junto a las umbras que había visto anteriormente. Huyó exitosamente de casualidad hacia la entrada del bosque, donde los demás esperaban ansiosos las noticias.

Jadeante, solo pudo decir con la plena atención de todos palabras como "ORCOS", "MUCHISIMOS", "UMBRAS", "CONVERSACION", y una súbita ocurrencia: "PACTO!". A los dos segundos el grupo se había descontrolado, se reflejaban preocupaciones por parte de algunos (en especial de los arcanos presentes) y deseos desmedidos de adentrarse y acabar con lo que fuese que se gestara allí dentro del bosque (más por parte del impetuoso Dublin).
Cada segundo contaba, pues orcos y umbras ya debían estar preparándose para la batalla. Rápidamente, los aventureros intentaron idear una estrategia, una que probablemente haya sido efectiva. Pero entre tantos jadeos solo se había acordado algo tan poco elaborado (y en esa situación, ineficaz) como encabezar el grupo con quienes manejaran espadas, hachas y puños, y dejar a los arcanos actuando en segunda línea. Entraron en desbandada, mal guiados por la experiencia básica de la joven guerrera, y acosados por el tiempo, que no les dejaba idear democráticamente algo mejor.

Al pasar la entrada neblinosa del bosque (esta vez todo el grupo junto), se desató una masacre sangrienta de la que Vethas no pudo enterarse demasiado. Permaneció largo rato en el suelo, inconsciente, antes de volver a la realidad. Varios de sus compañeros habían corrido su misma suerte, pero el mago de túnica negra (Travel), y el joven Kael se habían encargado de que la situación no tuviera resultados mas trágicos. Poco a poco, los heridos fueron poniendose de pie, mientras no muy lejos se escuchaba el paso de orcos y se sentía la presencia de una magia tenebrosa en el aire. Los orcos que habían acudido, sin duda de la tribu del Colmillo Ensangrentado, yacían en el suelo por obra y gracia de los dos arcanos que habían quedado en pie.

Pegada a Kael, como siempre ante una situación de crisis, Vethas tropieza con el cuerpo inerte de una pantera negra con rayas rojas, algo apenas peculiar para ella, menos en aquél momento. "Debió ser alguna de esas bestias que los mágicos convocan para que peleen por ellos" se dijo a sí misma sin darle demasiada importancia.

El grupo avanzó, ya sin demasiado sigilo pues era imposible pensar en ello habiendo dado una batalla terrible pasos atrás. Divisaron a los umbras y los mas impacientes se avalanzaron sin medida. Una nueva batalla comenzó, y desde atrás se oían los gritos de ¿Kael? ¿Malekith?, era imposible saberlo, pero el mensaje era claro: "DEJEN ALGUNO VIVO, NECESITAMOS INFORMACIÓN!".
En vano gritaron, aunque Vethas y varios de sus compañeros se habían percatado de lo vital que sería capturar a uno de los Umbras, parecía que había gente deseosa de mostrar sus trombas de proyectiles mágicos volando dramáticamente por el aire e impactando sobre el enemigo, así como filos desmedidos que atravesaban todo lo que se cruzase.

Finalmente solo quedaba un mago umbra, al parecer, un líder, esperando a los aventureros con intención de morir luchando. Kael le lanzó su mano aferradora (esa que Vethas ya había visto una vez), pero el mago resistió. Casi al instante, por un fugaz momento, parecía que Malekith habia encontrado la manera de apresarlo...
Pero fue cuestión de un segundo, menos.. de un parpadeo, para que el mago terminase inmóvil sobre el pasto, aparentemente el filo de un arma o el impacto mágico de un conjuro había puesto fin a su vida, antes de que su autor se diera cuenta de que el objetivo estaba cumplido.

Heridos, y ya sin un peligro inmediato al que enfrentarse, Malekith y Travel dieron conciencia a los demás de la gravedad de de lo que acababan de presenciar los aventureros.
"Han reparado acaso en las panteras que nos atacaron en la entrada del bosque? No eran ejemplares comunes, tenían rayas rojas sobre su pelaje. Esas bestias solo pueden significar una cosa, y no es muy alentadora... Son criaturas de Málar..."
Perplejos, parecía que lo que se avecinaba era aún peor, si era posible eso... Umbras? Los orcos del Colmillo Ensangrentado? La deidad caótica y sanguinaria de las bestias? Que relación había entre todo aquello?


Extraños sucesos en el desierto del Anauroch llaman la atención de poderosos arcanos a lo largo de toda la Marca Argéntea. Visiones, sueños... un gran pulso mágico que encoge los corazones. En Argluna, Sundabar, incluso en la pequeña villa de Nevesmortas todos vuelven sus ojos hacia el Este. También las Brujas del Norte sienten que algo ocurre, preparan un ritual de adivinación en el que consiguen la intercesión de Gruumsh y envían un pequeño grupo de exploradores al Anauroch. Nunca regresan y son hallados, petrificados, por varios aventureros que investigan lo que ocurre en el desierto maldito. No son los únicos espectadores: dos espías Umbra presencian la escena e informan a la Brujas.


Walaxýrvaan, líder de las Cazadoras Sy-Tel´Quessir, se reune en Argluna con los Cazadores del Norte, el grupo de aventureros que les ha asistido durante toda la campaña. Discuten la presencia orca en el desierto y llegan a la conclusión de que está relacionado con algún poderoso artefacto de la antigua Netheril. Walax informa a Alústriel


Yllielr-ank-Málar´rsh Tercera Bruja del Colmillo Ensangrentado es enviada con 1.000 orcos y numerosos cambiaformas al Anauroch. Arrasando el camino por donde pasan, barriendo a los aventureros que se cruzan en su camino, se internan en el desierto a través de Ascore sin que se tengan más noticias de ellos

Bhaal escribió:Sentada en una confortable butaca, no perdía de vista el centro de la habitación. Su rostro reflejaba una honda preocupación, ni si quiera la idea de reencontrarse con su viejo amigo parecía aliviarla.

De pronto, justo donde Ella había estado mirando, el espacio pareció arremolinarse y retorcerse sobre si mismo. Una cálida luz invadió la estancia, las paredes plateadas brillaron y el zumbido de la magia resonó en la habitación. Por un instante Ella pensó en desactivar las protecciones mágicas, pero enseguida recordó que en este caso no era necesario.

Una sombra negra emergió del centro del portal. Vestido con ropajes negros, y portando un bastón del mismo color, se acercó a Ella.

- Siento que nos veamos en estas circunstancias. *dijo él a modo de saludo*
- Yo también. *dijo ella mientras señalaba el asiento vacío*
- Eres la primera con la que hablo pero estoy casi seguro que los demás han sentido lo mismo.

Dejó su bastón a un lado y se sentó en la butaca.

- ¿Has pensado en algo?
- Por ahora he puesto a la legión en estado de alerta y he mandado mensajeros a todas las ciudades, villas y organizaciones de la Marca. Pero me preocupa que aún no hayamos podido detectar la fuente.


El anciano asintió pensativo.

- Sea lo que sea, si cae en manos equivocadas, estaremos todos en grave peligro.
Malar escribió:
La luna llena se alzaba tímida entre jirones, avergonzada ante la visión que tenía del bosque helado. Varios cientos de lanzas se alzaban al cielo, amenazando su rutinario paseo, clavadas en el terreno aquí y allá en una suerte de caos organizado. El cadáver atravesado de un orco ocupaba cada una de las lanzas hasta donde se extendía la visión de las únicas criaturas vivas en varios kilómetros a la redonda.

Ocho días llevaban preparando el decorado, escogiendo los más débiles entre su raza, trazando con minucioso cuidado los símbolos y pinturas ceremoniales. Ocho vírgenes semiorcas las asistían en el templo que ocupaba el centro del ahora desierto campamento del Colmillo Ensangrentado. Ellas serían las últimas sacrificadas. A lo lejos, rodeando el campamento, las hordas guardaban un asombroso silencio. En un lugar de honor, flanqueado por tropas de élite, el Rey Oboldo se sumía en una profunda meditación.

Cinco quedaban de las diez que sobrevivieron a la extinción del Bosque Alto. Ocupaban una aguda colina en forma de colmillo, hecha levantar por la Madre a tal efecto. Su enjuta figura en el extremo más elevado del promontorio artificial, regado con sangre y vísceras de los enemigos capturados a lo largo de sus campañas. Cuatro escaleras hechas de huesos pelados partían de la cumbre, bajando en espiral. Una hembra en cada una de ellas, a distinta altura según rango y posición.

Del Norte sopló un viento frío como la muerte que rompió las nubes, liberando el baño de luz lunar que la ceremonia requería. La Madre comenzó entonces el cántico ritual. Sus hijas conjuraban vueltas las fauces hacia ella. Y en todo el Norte se pudo escuchar el rugido de las hordas orcas cuando movidas por un instinto brutal elevaron al astro lunar un único rugido. Poderoso, devastador su odio clamando por el padre de la raza orca.

Durante ocho horas el terror cubrió el tramo de Adbar. La luna continuaba su camino mientras los enanos cerraban a cal y canto la fortaleza. Como perros salvajes oleadas de gnoll subyugados por las brujas se lanzaron a los caminos, arrasando con toda criatura viva, extendiendo la voluntad de las hembras mientras los primeros rayos de sol intentaban atravesar la niebla de los profundos valles del norte de la Marca Argéntea.

Entonces, a la hora Octava, el padre habló.



La bruja entendió. Fue días atrás pero aquella perturbación no había pasado desapercibida para ella, ni para ninguna de sus hijas. La visión con la que habían sido bendecidas no debaja lugar a dudas, todas reconocieron la terrible masacre del remoto pasado, la leyenda del mago Nezherino. Era un serio aviso que no podrían dejar pasar el que su dios les proporcionaba, y había algo más. Algo importante se ocultaba, lejos, Gruumsh les mostraba el camino. Una sensación de urgencia invadió siglos después el alma negra de la creadora. Tenía al alcance de su garra la supervivencia de la horda. Aún no sabía qué, ni cómo. Sólo ese presentimiento abriéndose paso a través de su oscuro ser.

Un debilitado sol pudo finalmente penetrar hasta la cima del colmillo, dibujando sobre las Brujas los únicos cuatro jirones de niebla que aún desafiaban a la mañana. Como si de la marca del zarpazo de una bestia colosal se tratase, cuatro líneas se extendían hacia el lejano Oeste encendidas en fuego y sangre.

Con más de 50.000 tropas, Nezher comenzó su campaña más fastuosa: una guerra que duró 16 meses. Llamada la "Excursión hacia la Extinción", la campaña llevó a 32.000 soldados del archimago a sus muertes, pero al final logró el éxito. Ningún orco fue capaz de escapar del guantelete del maestro, ya que toda la zona fue rodeada por portales mágicos que permitían a las tropas moverse y transportarse de una colina a otra instantáneamente para bloquear todas las rutas de fuga. Más de 140.000 orcos fueron masacrados, y sus cuerpos enrojecieron la nieve de dos montañas que serían conocidas como la Colina del Hueso y el Pico del Trueno.
Shamandalie_Vethas escribió:Diario de Vethas Plentens
*Se notan parrafos enteros escritos con una caligrafía poco apliacada, e incluso cada texto parece estar redactado desde angulos diferentes, por lo que se deduce que se ha ido escribiendo a lo largo de un viaje. Miles de notas marginales bordean la historia principal, pero más allá de la desprolijidad, el relato tiene un orden claro y legible*

[...]Puerto de Sundabar - A las cuatro horas, bajo las estrellas:
Amanecía como cualquier otro día en la villa. Como siempre, corriendo de un lado a otro en busca de puntas para flechas y con los miles de pedidos en la cabeza... (es que acaso no queda otro carpintero en Neves?). Pero apenas me detuve a examinar si había nuevas noticias en el tablón, no pude evitar reparar varios grupos uniformados que plagaban la villa. Primero solo se veían algunos, hablando seriamente entre ellos y manteniendo vanidosamente aires de misterio, pero pronto la comitiva se hizo mucho menos sútil. Se multiplicaban en un abrir y cerrar de ojos! Algunos corrían en dirección a la Mansión Lanzagélida y entonces supe que lo que estaba pasando era serio (Bueno... como para no dudar... no?).
En seguida encontré a Zenhit en la fuente, algo extrañado. Le pregunté si sabía algo pero el enano hasta entonces ignoraba el por qué de tanto alboroto. Algunos curiosos empezaron a sumarse, entre ellos un mago de azul (Talin), la arcana Nyx y el pastor Kirath (en un primer momento supuse que era un druida, la vestimenta lo delataba).
Luego de preguntar en vano a los "soldados extraños" fuimos directamente a averiguar a la Mansión de la Dama (cosa que se me ocurrió a MI, ja! Si era por Zenhit tdavía nos quedabamos esperando) y apenas entramos Zenhit fue recibido con honores, por la misma Lanzagélida.
"El señor Anderlith (así era?) lo estaba buscando maese" fue lo que ella dijo. Allí mismo, a su lado, había alguien de muy alto rango de la Guardia de Plata (Supongo que un capitán), a cargo de los soldados que estaban apostados en la villa. Nos comunicó que la Dama Walaax esperaba a un representante de la Orden de caballeros en Argluna, se ve que para darnos una misión o dato importante. Supe que tenía que ver con los orcos: Ni me había percatado de la presencia de raros "luceros" en la sala principal que Kirath musitó en voz baja: "Son heraldos, el peligro se cierne de nuevo sobre nosotros", y asocié.

Sin más, vinimos al puerto de Sundabar a toda prisa a esperar el primer barco de la mañana. En el camino se nos sumó otro enano (Derum), sin duda confundido por la presencia de los soldados de plata. Me parece que soy la unica emisaria de la Flecha, asi que mejor sigo está compañía a ver en que puedo ayudar.
El más preocupado es Kirath... No sé exactamente lo que vió en esos fueguitos, pero no se lo ve bien...


[...]
Taberna del Roble "no-sé-qué-más" (Pero es muy linda, cabe mencionar) - 15 hs. *parece escrito bien de prisa*
Acudimos adonde la elfa arquera nos esperaba, y atrás había un unicornio! (Intente no mirarlo demasiado, era excesivamente PERFECTO para mi gusto). La taberna tambien estaba llena de guardias, creo que la tomaron como un cuartel. No se nos dijo mucho: La fuerza orca se estaba adentrando al desierto pero... por qué motivo? Se intuía que tenía que ver con el Nezher. Los arcanos (como siempre, bah) tomaron los libros que llevaban encima, acerca del desierto y de la magia nezherina (Creo que asi se le llama) y los ojearon desesperadamente en busca de soluciones.
En seguida supe que esa tarea no nos iba a llevar a ningun lado (y no fui la unica que lo opinó, Derum dijo lo mismo. Me gusta como piensa ese enano) y propuse ir nosotros mismos a buscar información. La Flecha tiene contactos con los mercaderes del oasis Elah Zhad y supuse que ellos deberían de saber si algo raro pasaba. La elfa sonrió ante la idea, y sin tener otro plan mejor estamos saliendo hacia allá, pero antes de partir, le entregó a Zenhit un pendiente. Dijo que serviría para llamar al unicornio y a su ejército de arqueras. Ah... Tenemos a alguien nuevo sumandose a la expedición: Alud. Hubiese sido preferible que no entrara con dos botellas de cerveza en la mano. Creo que no le gustó a Walaax...

PD: no pensé que Kirath era tan negativo y desesperanzado
PD2: Sin duda vendré a tomar unas copas de vino aquí más tarde!


[...]
Oasis de la Luna - Antes del amanecer
Nos retrasamos bastante por culpa de esa niñata Nyx, y Zenhit tuvo que ir a buscarla mientras Talin, Kirath, Alud, Derum y yo nos defendíamos de los aguijoneadores (que insectos espantosos, tsk). Alud divisó huellas inusales en la arena. Sinceramente no sé como hizo para verlas con el viento, pero nos informó en seguida que se trataba de Gnolls. Que démonios hacen aqui esas criaturas? Apenas llegamos al oasis, expuse abiertamente mi condición de miembro de la Flecha y en seguida el mercader me reconoció. Tuve que "apretarlo" un poco para que nos contase lo ocurrido, pues parecía muy poco dispuesto a hablar (Espero que la dama Xaelerys no se entere que hablé en nombre de la compañía para coartarlo, jejeje).
Al norte de este oasis hay una zona llamada La Espada. Nos contó que hacía un tiempo, el oráculo bedin predijo un acotencimiento espantoso en esa zona, y desde entonces los que habían ido a ver de que se trababa no volvieron. Desde luego, la comunidad se asustó y se vetó la zona, se borró de los mapas y se deshicieron los caminos, lo cual no es mucha ayuda para nosotros. Le prometí que nuestra compañía (La Flecha) ayudaría en todo lo posible, para que nos dijera algo mas, pero que no podíamos hacer nada hasta no saber que se avecinaba.

*Nota marginal: RECORDATORIO PARA MÍ: DEJAR NOTIFICACIONES DE ESTO EN LA FLECHA YA MISMO ANTES DE QUE ME MATEN (Pero antes de hablar, ponerme el armadura pesada)*

Así que allí vamos, donde todos aqui temen y el mundo desaparece. Qué inteligentes que somos *sarcástica*

Alud, deja de mirar, no hay nada interesante aqui *en letra grande*

[...] Pináculos árboreos, La Flecha Del Destino - A medianoche
*la letra ahora si se ve algo relajada, y al menos esta vez respeta renglones*

Salimos a la zona prohibida, lo que encontramos nos aterró: Un ejercito entero de orcos del colmillo (y gnolls uniformados de la misma manera) se encontraban petrificados. Sí, petrificados! Es como si hubiesen estado moviendose hasta ultimo momento, y se trataba de un asentamiento organizado. Se los veía cocinando, afilando armas, o en posición de caminar.
Todavía no sabemos que rayos sucedió exactamente, ni hace cuanto tiempo están petrificados. El mago Talin sufrió una descompensación apenas llegamos... Parecía que se había desmayado con una sonrisa en la cara, muy raro... No podíamos "volverlo a vida" y las horas pasaban. Zenhit sin embargo, parecia ni darse por enterado de la gravedad del asunto.
Al menos unos cien orcos petrificados, gnolls, bestias, un compañero desmayado por efectos mágicos que nadie sabe, y el idiota ni atinó a utlizar el pendiente! Exceptuando a Nyx (que no la ví para nada dispuesta a defender a un compañero caído ni a pelear contra nadie), y a Kirath (//Que ya no nos acompañaba), nuestra sociedad se amotinó contra Zen. La discusión ardía ya que esa cantidad de orcos podría, quien sabe, volver a la vida, y sería nuestro fin. Mientras tanto, Nyx envió a uno de sus "animalitos" (No sé como se llaman, esos bichos que siempre hacen aparecer los magos de la nada) a la zona de petrificacion, y no nos sorprendió ver que este instantaneamente se volvió de piedra.
Con los gritos, Talin volvió a la conciencia y describió algo como que había sido tocado por la magia en estado puro. Nos dijo lo que le parecía: (anoto lo que CREÍ OIR)
"Hace un tiempo un acontecimiento magico de gran magnitud, colosal, se dió por aqui. Este lugar aun conserva residuos de magia en estado puro, muy inestables! Los orcos no tuvieron suerte" De seguro, eso era lo que buscaban en el desierto: La herramienta mágica que originó tal catastrofe.

Ahora, una nueva preocupacion nos invade: Debemos temer a los orcos... o aquello que están buscando? Todo lo que sé de ese "artefacto magico" es que tiene que ver con la magia Nezeherina...

Espero que el idiota de Zenhit ya esté reportando sobre esto... Supongo que el pesimismo de Kirath era acertado.
Informe de Patrulla

Por orden del Teniente Pitlik salimos de patrulla montada, Sir White, Sir Ironhands, el mismo Teniente y yo por la ruta del bosque y el río. Las ordenes iniciales eran proteger al señor Gorm mientras practica de patrulla. El camino hasta el camino de la bifurcación fue usual, algunos osgos y animales salvajes.

Al llegar al Camino de la Bifurcación, cerca del campamento de los gitanos, fuimos sorprendidos por una tropa de trasgos montados sobre arañas. Sus flechas envenenadas me alcanzaron y no recuerdo más, sólo que me desperté entre fiebres en la posada de los Páramos.
No se cuántas horas estuve inconsciente, pero al despertar me encontraba en plenas condiciones gracias a la atención de maese Gorm y del Teniente Pitlik. Al bajar al jardin, donde se encontraban haciendo guardia Sir White y Sir Ironhands, encontramos a varios aventureros que se habían acercado a la posada a descansar.

Nos preparábamos para reanudar la patrulla, cuando un terremoto sacudió la zona. Algún arcano que se encontraba con nosotros dedujo que la causa del temblor se encontraba en el Norte, en tramo del camino que lleva a la ciudadela de Adbar.

Por el camino encontramos algunos exploradores orcos. Se decidió buscar una posición más elevada y desde allí divisamos una columna de al menos mil orcos junto con una de sus brujas, que marchaban hacia el sur, dirigiéndose directamente hacia nuestra posición.

Decididos a defender Nevesmortas de un posible ataque, nos enfrentamos a la avanzadilla de orcos y monstruos que les acompañaban. La arcana Nyx intentó un conjuro para tratar de averiguar a qué nos enfretabamos cuando de pronto fue derribada del caballo. Gracias a la intervención de Tyr descubrí que la garra del mismisimo Malar le presionaba el cuello.
La bruja que acompañaba a los orcos poseía poderes divinos que nunca había visto...parecía que sus mismos dioses les acompañaban en su marcha.

Visto la inutilidad de un ataque frontal, el teniente ordenó replegarse al Bosque Legendario para dejar pasar al grueso de las tropas orcas y emboscar su retaguardia, con objeto de acabar con la bruja. Por desgracia, los batidores orcos fueron capaces de localizarnos, pues aprovecharon un único momento de descuido para irrumpir en el bosque y atacarnos. Una vez más, y para mi vergüenza, volví a caer inconsciente.

Cuando me recuperé, mis compañeros habían conseguido repeler el ataque, pero nuestra oportunidad de emboscar a la bruja orca se había desvanecido.

Marchamos a paso ligero en pos de los orcos temiendo ataque a la villa, pero al llegar a la Bifurcación descubrimos que los orcos habían virado al este, hacia las ruinas de Ascore.

Una vez más, los orcos fueron más listos que nosotros y nos sorprendieron junto a la posada. Más de 200 orcos cayeron bajo nuestro acero, incluido un capitán orco que tratamos de capturar vivo pero que fue abatido por sus propias tropas.

Gracias a la arcana Nyx y a la inteligencia del resto del grupo, fuimos capaces de deducir que este ataque de los orcos está relacionado con los pasados acontecimientos del desierto. Los orcos y sus dioses buscan algún tipo de artefacto Netherino extremadamente poderoso. No hace falta comentar las consecuencias si lograran su objetivo.

Que Tyr nos asista.


Nather Elenduir de Tyr. Novicio de la Orden de la Lanza Helada

Re: Cazadores del Norte: el Colmillo Ensangrentado. Conclusión.

Publicado: Jue Feb 04, 2010 6:55 pm
por Malar
Acercándonos a la conclusión.

Elealan Tyewamela, druida arpista de Highwoods y discípulo de Filferil "el Halcón Peregrino" (compañero de Walax´yrvaan) es enviado a la Marca Argéntea a investigar la presencia de semiorcos nacidos en Bosque Alto. Hace un siglo se encontró entre los restos de un culto druídico de Málar, extinguido por Filferil y sus seguidores, una extraña profecía. En pos de ella Elealan lleva 50 años viajando por el norte de Bosque Alto y el Valle del Rauvin dando caza a decenas de semiorcos. Sólo uno ha escapado a su eficacia, y ahora lo está buscando.

Se presume que la profecía está relacionada con las Brujas del Colmillo Ensangrentado. Por parte de los orcos Ityak´z Yellaorth Segunda Bruja del Colmillo Ensangrentado ha investigado los últimos años este suceso, llegando a establecer temporalmente una red de espías humanos seguidores de Málar. La precipitada huida de su horda de Bosque Alto quebró su red y ha ralentizado mucho su investigación, sólo retomada recientemente.


El frío provocaba que, al respirar, el aire caliente que expulsaba por su nariz se condensase en una densa nube que desaparecia en cuestión de segundos. Llevaba un buen ritmo de marcha, su remendada armadura de cuero le permitia hacer largos tramos corriendo sin notar demasiada pesadez. De su cinto pendían un par de hachas de exquesita fabricación, una artesania desconocida por él, pero no por ello ignorada o menospreciada.

Divisó unas huellas en la nieve. Si bien él no era experto, hasta un ciego se habría dado cuenta de que la nieve esta pisoteada y se habia mezclado con barro. Siguió el rastro y llegó a las afueras del que fue el antiguo campamento de La Horda, donde algunos años atrás, sus Hermanos vivian y de donde fueron expulsados vilmente. Sabia que por allí rondaba orcos y, probablemente, también gnolls, pero no le asustaban. Observó en la lejania sin dejarse ver mucho y vio un grupo mixto de Orcos y Gnolls. No calculó bien su peso y un pequeño risco donde estaba, cedió, delatándole y haciendo que los animales cercanos huyeran despavoridos mientras que orcos y Gnolls se fijaran en su posición. Al escuchar los gritos de guerra de sus enemigos se preparó: tomó su par de hachas y se lanzó al combate confiado en su habilidad para luchar con sus dos hachas predilectas.

El primer orco se lanzó a por él raudo, pero sin calcular las distancias, momento que aprovechó para desviar el golpe con su arma izquierda mientras que con un fuerte golpe de la derecha, su hacha se hundió entre la clavícula y el cuello. Mientras tanto, un par Gnolls aprovecharon para usar sus arcos y tratar de acribillarle, con escaso éxito. Un segundo y tercer orco se lanzaron en conjunto para ser mas efectivos sin saber que los reflejos del "grandullón" eran mas que suficientes para evitar sus descoordinados ataques. Un giro en el último momento les dejó dando un golpe al aire mientras que a Gorfuk le dejó unos instantes para asestar sendos hachazos en las espaldas de aquellos dos desgraciados que cayeron al suelo con el espinazo roto y manchando la nieve de color carmesí. Justo unos instantes después, sintio su espalda aguijoneada y se arrancó, dejando las puntas dentro de su carne, un par de flechas certeras lanzadas por los Gnolls. Tan rápido como pudo cayo sobre aquellas hienas despidadas a las que apenas dio tiempo a tirar su arco y sacar sus armas de combate cuerpo a cuerpo.

Limpiandose un poco de la sangre y suciedad de encima con su capa, escupio al suelo. Una maniobra más como esta, y podría no haberlo contado. "Bah", se dijo, "Todavia no he encontrado a ninguno de esos bastardos que sepa hacerme frent..." Se interrumpió a si mismo: habia escuchado un cuerno de guerra. Problemas. Más de los que él se podría ocupar. Tenia que salir de allí como fuese. Se encaminó de nuevo en la dirección por donde había venido, por Adbar. Apenas corrió unos metros cuando un grupo de batidores Gnolls le cerró el paso. Trato de buscar un modo de escapar, no tenia tiempo que perder. Se fijó tras sus pasos: un enorme grupo de orcos se dirigía hacía él. Debía darse prisa, los dardos Gnolls pasaban silvando delante suya. Optó por la vía fácil: se lanzó al combate directo con el afan de romper la inestable formación de Gnolls pero no cayó en la cuenta de que aquellas criaturas le habían tendido una trampa: una de sus piernas quedó atrapada en un agujero estratégicamente colocado, el cual no pisó en el camino de vuelta. Perdió un tiempo precioso, suficiente para que los orcos llegasen a él. No importa, moriria luchando, una muy buena y digna manera de hacerlo. Dio algunos tajos a piernas (ya que estaba de rodillas debido a la caida) momento en el que escuchó: ¡Lo quiero vivo! Fue lo ultimo, un duro golpe en la cabeza le hizo perder el conocimiento.

No vió como un Capitán Orco se abría paso a golpes entre sus filas y, tras examinarlo de cerca, ordenó a gritos que le sacaran del agujero. Una patrulla de Gnolls lo abandonó mas tarde cerca del camino de Adbar donde, aterido, despertó sin entender nada...
Gorfuk escribió:Pero que..... Se palpó como pudo, sin entender muy bien lo que había pasado. Echo mano a sus hachas y comprobó que todavía estaban, su armadura seguía siendo la misma, de cuero, vieja y remendada, pero efectiva y ligera. Se incorporó, miró al cielo:¿Cu... cuanto tiempo...? Reconoció el camino de vuelta y así lo hizo, volvió primero al campamento de La Horda, a ver a sus Hermanos y, sobre todo, para hablar con Anager acerca de lo sucedido. No le encontró, asi que se dirigió a la Villa. En el camino se encontró con su recientemente admitido Hermano, Derrell, y mas tarde con Froi y Khay. Les contó lo que le sucedió

Acordó con su Hermano Derrell que cuando viese a Anager, le contase lo sucedido, si no lo hacia él personalmente antes. Froi hablaba acerca de que podrian haber "usado" al semiorco.... sin que él lo supiese. Una trampa de las brujas.... Khay parecia turbado.....

Froi, no lo entiendo ¿por qué motivo me han dejado vivo? ¡E intacto! La mole estaba turbada, no alcanzaba a entender los porqués ¡Esos bastardos mataron a Jaina y, sin embargo, a mi me han dejado vivo! ¿¡Por qué!? Se llevó la mano a la cara, totalmente frustrado, sin comprender lo que había pasado ultimamente. Khay alzó la mirada a Gorfuk al escuchar el nombre de Jaina, algo de lo que el enorme semiorco se dio cuenta ¿Que... qué te pasa? Khay clavo su mirada en él, seria: Hoy.... hoy se me ha aparecido en sueños.... Agachó su mirada al suelo y jugueteó levemente, sin interés con unas briznas de hierba. Aquello le dejo noqueado.... Froi seguia insistiendo en que era una trampa, que hablase con los de la Orden de Magos. Gorfuk, ¿de donde viniste? La pregunta era clara, directa. No.... no lo se. Me recogio un Druida, Dexter Paine, pero lo único que recuerdo es que el bosque donde vivia estaba casi siempre nevado..... había montañas cerca.... Trataba de recordar sin mucho éxito No lo se Khay.... Y no se si quiero saberlo. Estoy aquí, con mis Hermanos de La Horda y en la Villa y.... Khay le interrumpió Busca tus orígenes Gorfuk.... solo así sabrás el porque de lo que te ha pasado y porque los Orcos Colmillo Ensangrentado te dejaron vivo.

Khay, ¿no insinuarás que mis orígenes son...?

***

Volvía del campamento de haber estado con sus Hermanos. Habían estado comiendo carne de ciervo y bebiendo grandes cantidades de cerveza por el mero hecho de hacerlo y divertirse. Cuando el jolgorio fue decayendo, se dispuso a terminar un encargo: su compañero barbudo Gorm tenía que hacer un hacha de hierro.

Llegando a la puerta Norte de Nevesmortas, justo cruzó el puente que hay al Oeste, un humano (al que sanó ese mismo día, por la mañana) llegó corriendo a él y le habló de manera nerviosa y desordenada. Le contó que había alguien que le estaba buscando, de capucha y túnica de color pardo oscuro, como la corteza de un roble. No le dejo entrever su cara, así que poco más podia contarle aquel desgraciado que, después de todo, le exigio dinero Más vale que te vayas de mi vista, calvorota, si no quieres que te machaque la cabeza... ¡Te vendé unos profundos cortes esta mañana, me das una información desconcertante y me exiges dinero! ¡Alejate o usare tus huesos para limpiarme los dientes!

Tras este desafortunado encuentro, Gorfuk se quedó pensando en quien era ese personaje que le buscaba Bah se dijo Ilusiones de un inutil con tiempo que perder. Se encaminó de nuevo a la Villa, pero a poco de llegar se notó mareado. Seguramente sería la gran cantidad de cerveza que bebió en el campamento de La Horda... Un escalofrío le recorrió el espinazo como un relámpago, la vista se le nublaba, las piernas le fallaban y, finalmente, cayó al suelo inconsciente.

Abrió los ojos y se vio en un sueño, en un paraje que no había visto nunca: un pequeño claro en un bosque que transmitia una calma y paz insondables, con un pequeño camino de flores bordeado de pequeñas columnas y, al final del pequeño camino, había alguien, en actitud de rezo frente a una estatua de una persona con un arco. Se fijo y vio que quien le daba la espalda tenía una capucha y túnica tal y como le describieron. Le preguntó que, que hacía alli... No obtuvo respuesta, asi que con su enorme mano derecha le quiso tomar por el hombro y zarandearle pero no pudo: unas espinas se le clavaron en la palma justo en el instante que la puso en el hombro de aquel y la retiró dolorido. Se giro y le comenzó a hablar en un idioma que reconoció como élfico, pero no lo entendía ¿que queria decir? pensó y cuando se dispuso a replicarle, noto como las heridas provocadas por las espinas comenzaban a entumecer su mano, su brazo, su cuello y, en poco tiempo su cabeza: volvio a caer a plomo al suelo.

Cuando despertó, se encontró en una de las habitaciones de la casa de la Dama Lanzagélida y vio que, junto a él, estaba el Gnomo pequeñajo, Tuii. ¿Qué... que ha pas...? apenas podía articular palabra, su cuerpo no reaccionaba bien. Observó un par de viales vacios junto a él y el "canijo" como gustaba llamarle le contó que le encontró tirado cerca del portón Norte de Nevesmortas. Tuvo que traérle él solo hasta la casa (seguramente ayudado por un buey, a ese pequeñajo le gustaba exagerar). Vio su mano derecha vendada Tenias varias espinas clavadas, grandullón, seguramente estarían envenenadas porque he tenido que usar dos frascos, si le enseñó las espinas que se había clavado. Gorfuk se encontraba totalmente abrumado pues ¿no habia sido un sueño? Si lo era ¿como es posible que tuviese las espinas clavadas? No entendia nada.... le explicó al canijo lo que le había pasado, pero poco pudo ayudarle. Más tarde, se vio impulsado a buscar a aquel lugar. Su instinto le llevo camino de Adbar al Bosque Legendario y... allí encontró el claro, pero no había nadie. Todavia notaba el cuerpo entumecido asi que vagó sin rumbo por el bosque de Nevesmortas hasta llegar al campamento de La Horda y poder informar así a Anager.
Rizletch escribió:
"De la luz vendrá el bastado, dos garras hendiendo la noche.
La fuerza de la bestia se levantará contra el guardián de los caídos.
Del vástago de la bruja nacerá el nuevo destino."

Lerdopatan escribió:*Khay, sentado en el sofá de casa, mira al fuego de la hoguera, mientas con su mano izquierda recorre el borde del Legado de los Caídos*

(No, no puede ser...)

*recuerda la escena al oeste de la villa, aquella fría noche; el momento en el que descolgó el escudo, y todo lo ocurrido en un mínimo tiempo, apenas percibido por el resto: la luz fulgurante, Gorfuk extendiendo sus manos hacia el escudo, y la voz resonando en su cabeza "¡Estate atento!". Aquella voz era la misma que oyó horas atrás, en el puente al norte de Nevesmortas. La figura que aparentemente susurró su nombre se desvaneció antes de llegar a ella...*

(¿Qué historia hay en el pasado de Gorfuk, quién fue, cuál es su origen?)

*Y piensa en aquella charla con el semiorco: un druida, Dexter, le encontró siendo aún un niño abandonado en un bosque frío y nevado, del cual no recuerda nada ahora; y años después parece que el pasado le reclama, y quizá sea la hora de esclarecerlo*

(El vástago de la bruja, dos garras hendiendo la noche... se levantará contra el guardián de los caídos)

*es entonces cuando desvía la mirada al escudo*

- El Legado de los Caídos, el regalo de los dioses... ¿será entonces que se ha de cumplir la profecía? ¿Será Gorfuk quien termine con todo esto? No... *niega para si, y se alza* no será así, no se cumplirá la profecía. Gorfuk no será derrotado, será él quien derrote a su pasado y evite que lo que el druida profetizó no se haga realidad. *coge entonces el escudo y lo aprieta contra si* Hemos de cambiar el destino...

*y sale de su casa, con más fuerza que la otra noche, dispuesto a todo, por Tyr*

Durante todo este tiempo los capitanes orcos no han interrumpido el entrenamiento de sus tropas. Han asaltado las villas cercanas cada vez que ha sido necesario reabastecer su enorme campamento, que ahora abarca la práctica totalidad del Tramo de Adbar. Cientos de orcos nacen cada año, son entrenados y mueren a decenas, sobreviviendo tan sólo los más fuertes. Las tropas de élite crecen en número.

Con todos los pasos a la Marca Argéntea francos, es hora para los orcos de hacer un movimiento decidido. Necesitan equipo de calidad, metales, oro, suministros que sólo pueden encontrarse en un lugar. Si tienen éxito, el organizado ejército orco será una amenaza real para todo el Norte y además ya estará fogueado en batalla.

Ityak´z es la encargada de coordinar el ataque. Corta primero el Paso de la Luna, sometiendo a asedio con un pequeño número de tropas la hondonada de Auvan. Mientras tanto, el grueso de las tropas se concentra en las cuevas de los rápidos del Jarmun. Dos Guardianes de la Escarcha de Plata consiguen escapar del asedio de Auvan y se dirigen a Sundabar. Son acosados durante todo el trayecto por batidores de élite orcos y no consiguen su objetivo. Desviándose mucho hacia el Norte consiguen llegar a Adbar y dar parte del ataque. Adbar cierra sus puertas y dobla la guardia en las murallas exteriores. La Torre Botaférrea envía mensajes a todas las ciudades de la Liga. Sundabar, Nevesmortas, Fuertenuevo, Argluna preparan sus defensas.

Un grupo de aventureros se encuentra aislado dentro de Adbar durante estos sucesos, y algunos caballeros de la Lanza Helada que viajaban a Adbar también se ven envueltos en la alarma. Tras visitar el templo de Moradin y hablar con el sumo Sacerdote, deciden intervenir en favor de Auvan ya que las grandes ciudades están inmersas en activar su maquinaria defensiva. Un pequeño grupo de guardias y aventureros de la Marca, liderados por sir Iruzar Hayden, parten hacia Auvan para liberarla de lo que creen un intento de asalto de los orcos, como los ocurridos en Fuertenuevo y Nevesmortas. No sospechan que al Este de Sundabar más de 3.000 orcos preparan el auténtico ataque.

Mientras Auvan es liberada, el puerto de Sundabar sufre un bloqueo y los rápidos del Jarmun escupen cientos de orcos sedientos de su primera sangre. Sundabar es tomada al asalto antes de completar su defensa. La mayoría de edificios principales se encuentran bien asegurados y la población se ha refugiado en el anillo superior. Sin embargo las murallas no resisten el asedio masivo y caen con facilidad. La ciudad baja es saqueada.

Sundabar ha caído al asalto, sus campanas tañen desesperadas, clamando a los cielos enrojecidos por el fuego que sale de sus almenas y torres.

Trovador escribió:Informe del Capitán.

Marchaba a Adbar cuando esta estaba cerrada, ofreciendo mis servicios al sumo sacerdote me contó que la Hondonada de Auvan estaba siendo sitiada, junto a varios voluntarios, nos dirigimos allí, al llegar masacramos a los orcos, no eran tan numerosos como esperábamos pero… Vimos una columna de humo, Sundabar estaba siendo sitiada.

Nyx abrió un portal y nos lanzamos a la defensa de esta, los orcos se contaban por millares, tras mi fracaso con Auvan, llegamos a defender la Ciudad.

Los edificios estaban atrancados, cadáveres maltratados en grotescas posturas “adornaban” la ciudad. Tras asegurar medianamente la zona alta, nos dirigimos a la Puertas, al llegar al puente del foso oímos el movimiento del ejercito.

Defendimos la posición, los valientes combatientes hacían caer a los orcos, la mayoría de ellos huía de la ciudad por otras rutas, pero ningún pasó el puente.

Al final, agotados, se atendió a los heridos, los orcos masacraron y saquearon la ciudad, hoy, hemos sufrido una gran derrota contra la Horda de el Colmillo Ensangrentado.

Firma. Iruzar Hayden.
Torzai escribió:*Relenar escribió tranquilo en la taberna “el Blasón” el siguiente relato *


Junto a la fuente me hallaba yo con Aluriel, cuando los rumores que corrían por Nevesmortas hicieron acto de presencia.
“La hondonada de Auvan esta siendo asediada por hordas y hordas de orcos! El capitán Sir Iruzar Hayden se disponía a preparar una contundente avanzadilla que partiría desde Sundabar, con la que hiciese retroceder a los atacantes.”
Desvié la mirada hasta mi acompañante y tras perfilar una sonrisa ambos nos encaminamos hacia allí, Hacía Sundabar, donde todos estaban preparándose. Menudo error.

Una vez allí vimos a muchas caras conocidas:Leandra, Nyx Requiem y Claire, arcanas poderosas, Iruzar Hayden capitan de la Orden de Nevesmortas, Sir Khay, teniente de la Orden, Zenhit Ironhand el maese enano caballero tambien de la Orden, Rael y Goyth mienbros de la Flecha del Destino, Walh'alla Nedried y algunos no tan conocidos como Siraj caballero también, Emiliano... Y alguno mas que me dejaré.

Allí delante de la ciudad de Sundabar, estaba el campamento donde se organizaban por “equipos”. Batidores, Arcanos y Infantería. No eramos mas que 20 hombres pero no harían falta mas, o eso creíamos.

Atravesamos el río Cursograna y las montañas Nezher hasta llegar a la Hondonada, donde frente a nosotros se podían apreciar cerca de un centenar de orcos. El capitán Sir Hayden se dirigió al resto y de sus labios nacieron unas palabras que hincharon los corazones de los valientes que allí estábamos dispuestos a dar la vida por proteger la de otros. Al terminar el discurso cargamos, armados con nuestro valor y nuestros ideales, con los corazones llenos de ese brillo que hace destacar a los héroes y con la mirada inundada de ese fervor que te hace levantarte cuando ya todo esta perdido. Quizá moriríamos muchos, pero habría valido la pena.

Los aceros brindaron en el fragor de la batalla, las flechas de la tiradora que nos acompañaba, silbaban fugaces alcanzando a los orcos, y las miles de luces de todos los colores y formas provocadas por las arcanas, surcaban los cielos en busca de su objetivo.

Dos horas duró la encarnizada batalla, cuando hubo una pequeña pausa. Alcé la mirada, deteniéndome y observé a mi alrededor. Cientos de cadáveres se hallaban depositados en el suelo, sangre por todas partes, gritos de dolor como único sonido, el olor a quemado que desprendían algunos cadaveres orcos inundando el aire junto con el olor a sangre que desprendían nuestras heridas.
Entre la multitud pude distinguir a Goyth, el cual parecía pensativo. Algo no cuadraba y tenia razón. “Has sido demasiado fácil” dijo, “Demasiado flojo este ataque...”. Aun no habían tenido algunos tiempo de celebrarlo cuando las campanas de Sundabar sonaron. “Malditos...” murmuro de nuevo el lider de los batidores, “Ha sido todo una distracción!” Alzo la voz y todos miraron al cielo.
Ya daban la ciudad por perdida cuando la arcana Nyx Requiem abrió un portal a la ciudad asediada, quizá aun quedará alguna oportunidad. Goyth se dirigió a nosotros y cuando quise darme cuenta estaba cruzando el portal que nos llevaría a Sundabar, la ciudad asediada.

Un parpadeo y pude ver lo que quedaba de Sundabar. El aire rojizo inundaba la oscura noche que todo lo abrazaba. El fuego se manifestaba glorioso e imponente haciendo arder varias casas, cadáveres de civiles decoraban el suelo de una forma escalofriante junto a los cadáveres de cientos de guardias, las calles estaban inundadas de orcos, orcos gritaban gloriosos.



De nuevo alzaron las armas y bajo del grito de Sir Hayden, “por la Marca!!”, cargamos por segunda vez. Las horas pasaron, mi brazo ya casi no respondía de tanto golpe dado y recibido, pero para mi sorpresa aun sostenía el estoque, y no iba a soltarlo. Combatimos sin descanso ni tregua y fue cuando se me ocurrió la brillante idea de hacernos con las puertas de la ciudad y escuchándome nos abrimos paso entre orcos y orcos hasta llegar al Foso de Tarnar, donde por segunda vez pusimos fin al ataque, o eso creíamos.

Y de nuevo no nos dio tiempo a celebrarlo. Una vez mas, y esta vez si añado que la ultima, los tambores sonaron y el suelo retumbó. Todo el mundo cogió sus armas. Y una ultima marea de orcos embistió con fuerza intentando pasar por el puente, sin mucho éxito en un principio. El cuello de botella que hacía el puente nos dio una gran ventaja hasta tal punto fue buena idea que en cualquier otra batalla hubiésemos ganado, pero esta vez eran demasiados. En poco mas de un isntante estavamos de nuevo rodeados de orcos intentando alcanzarnos, zafandonos de golpes y ayudandonos unos a otros, los cielos alumbrados por los arcanos, los batidores compensando todos los huecos que dejaron los demás y a diferencia de la batalla en la Hondonada de Auvan, esta vez hubo bajas de las nuestras, muchas... demasiadas... Algunos usamos pergaminos que darían una segunda oportunidad a los caídos, pergaminos que sanaban las heridas, pero no que curaran el cansancio. Aun estoy preguntándole a Tymora como salimos airosos de allí, y aunque teníamos la gran ventaja a nuestro favor de que nos ayudábamos unos a otros, seguían superándonos en 100 contra 1. La horda orca continuó avanzando, algunos huyeron con cientos de provisiones de la ciudad, otros cayeron al foso y los demás morían bajo nuestro acero. No soy un guerrero, lo que hicimos alli no me gusto, pero me llenó el corazón poder ver a todos esos aventureros que dejaron sus diferencias a un lado para combatir a un enemigo mucho mayor.


Y con esto, concluyo este relato. Este relato que Tymora bendijo con un final feliz.


*Y con unas ultimas lineas que pasaron a formar su firma, Relenar plegó el papel guardándolo en su diario. *
Keira84 escribió:"Aluriel Lathaniel, dos días después del ataque"

"Suenan cuernos en el aire
claman fuerza y corazón
alzad las armas y que comience el baile
gritad con furia y emoción.

A los guerreros y valientes
que sangraron desde su interior
a los que brillaron en la cacería latente
a ellos doy esta canción.

Dioses de los cielos
darles un lugar mejor.
Dioses de los cielos
acogerles con honor.

A todos los que la muerte encontraron
y aún sabiéndolo de frente la esperaron.
A todos los caballeros y guardianes
cuyos gritos de ánimo fueron esenciales.

A todos los que allí acudieron
y por salvar la esperanza su vida dieron.
A todos los que hoy faltan a nuestro lago,
ahora ellos son parte de nuestro legado.

Dioses de los cielos
darles un lugar mejor.
Dioses de los cielos
acogerles con honor."

Los orcos regresan victoriosos a su campamento. Han perdido apenas unos 500 efectivos, y de los más débiles. Ahora sus ejércitos pueden ser equipados convenientemente y han adquirido experiencia en la batalla. ¡Una gran victoria para Ityak´z!

La Liga Argéntea se ve obligada a mover ficha. Alústriel moviliza a las tropas de la Legión Argéntea destacadas en Felbarr. Su capitán, Yándar Filâstro, es ascendido a General con el fin de formar un ejército de 1.000 soldados que aplasten de una vez a las Brujas Orcas y limpien de manera definitiva el Tramo de Adbar. Las Cazadoras Sy-Tel´Quessir les servirán como batidoras, varios jóvenes y poderosos arcanos de la Universidad de Argluna se integran en la tropa como Guardia Sortílega, deseosos de ascender en la intrincada geografía sociopolítica de la capital. Desde todos los puntos de la Marca comienzan a llegar a Felbarr Guardias de Plata fuera de servicio: Guardianes de la Escarcha de Plata, de la Hoja de Plata y del Alba de Plata se reúnen.

Yándar moviliza a Lady Iruss Oira y le solicita oficiales para el ejército que se está formando en Felbarr. Varios caballeros de la Lanza Helada se trasladan a vivir a la fortaleza enana.

La Guardia Sortílega se pone en contacto con la Orden de Magos de Nevesmortas, Claire Moore y varios de sus arcanos las asistirán en la guerra que se avecina, desplazándose al cuartel general en Felbarr.

Se abren periódicamente portales desde diversos puntos de la Marca de "sólo ida" hacia Felbarr, en Nevesmortas existe uno.

Oira escribió:*Orden de Caballeros de Nevesmortas "La lanza Helada"*

Era de esperar que tarde o temprano desde Felbarr o Argluna alguien se pusiera en contacto con ellos. Después de la dura batalla acontecida en la ahora caida ciudad de Sundabar, los representantes de la Dama de la esperanza, partieron hacia Nevesmortas, para solicitar refuerzos por parte de la Orden de Caballeros. A la entrevista acudieron sus máximos dirigentes, ordenados por la Comandante Lady Oira y el Capitan Sir Hayden.

Fueron convocados en la Casa de la Dama Lanzagélida donde el recién ascendido a General, Sir Filastro, esperaba paciente su reencuentro. Tras una breve conversación con la Dama, esta hizo llamar al General para que el mismo explicara con más detalle la situación.

Todos sabian que el tema requeria urgencia inmediata. Filastro informó de que la Dama Alustriel, solicitaba la ayuda de los caballeros, y ponia en manos de la Comandante un batallón de soldados, formados por legionarios de Felbarr y caballeros de plata. Asi misma, Lady Oira, ordenaría las tropas, llevándose consigo tambien a los caballeros de la villa e instruyendo a estos para la guerra. Ardua tarea comenzaba y nadie sabia cuando llegaría a su fin.
Asi mismo fueron informados que tras llegar a Felbarr, se les otorgaría la mención de Legionarios, lucharían bajo su bandera y portarían su uniforme y estandarte.

Tras una leve pero amena cena con el general de Felbarr, la Comandante, el Capitán y el Teniente, vistieron sus uniformes y se encaminaron a el portal que se había abierto en Nevesmortas, bajo la vigilancia de la arcana Claire Moore. Muchos eran los curiosos y aventureros que allí se apostaban. Pero en ese momento y junto a la Orden de la Lanza helada solo dos jóvenes Damas, atravesaron con ellos el portal.

Solo los Dioses saben ahora cual será el destino de estos valientes, los cuales han depositado su vida y su honor en manos de la Triada y serán guiados a la batalla final contra los orcos. Solo cabe rezar, aguardar y tener paciencia, pues la guerra no ha echo más que empezar.