Quart´Hadast. El destino de Elenthyl

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Elenthyl

Quart´Hadast. El destino de Elenthyl

Mensaje por Elenthyl »

Acto primero: Elenyok Quart


Primera parte; hace 200 años...

El anfiteatro estaba a rebosar. Un fino y persistente manto de lluvia cubria la milenaria ciudad, como pretendiendo sin éxito competir con el alborozo de sus calles. Pero nada empañaría aquel día, el dia de la gran victoria frente a los Batiri. Aquella noche se recordaria mucho, mucho tiempo.

El elfo salvaje se desplazaba rapidamente, arrastrado por el gentio hacia la magnifica construccion de piedra que se alzaba desafiando a la jungla. El calor era sofocante, la humedad altísima, pero nadie lo percibía embriagados como estaban. Miles de Tabaxi vistiendo sus carasteristicas túnicas de colores, llamadas Tobes, inundaban las estrechas callejuelas de la capital, marchando alegres hacia el anfiteatro que, segun cuentan sus leyendas, su dios en persona edificó en aquel mágico lugar hace ya casi 4000 años. Rios de antorchas desafiaban las pequeñas gotas de lluvia, que se evaporaban casi antes de llegar a la masa, tal era el numero de fuegos y personas alli reunidos. Los tambores retumbaban por doquier, emitiendo un latido ensordecedor que se expandia desde el lugar de celebracion hasta las profundidades de la selva. Las calles de arena cuyo piso estaba cubierto por un entramado vegetal estaban completamente secas. Como en un volcan pero al reves, el fuego se dirigia hacia aquel inmenso crater festoneado de esculturas de monstruos a tamaño natural, desde los cuatro puntos cardinales, recorriendo el intrincado laberinto circular que definia aquella gran Ciudad de Mezro. El laberinto de la vida.

Había tenido una actitud destacada en los acontecimientos, y por ello disfrutaría de un lugar de honor en el palco. Sin embargo, no se le permitia participar de los combates de la victoria, la lucha ritual de agradecimiento a Ubtao. Solo los mejores y mas puros guerreros Tabaxi tendrian la posibilidad de enfrentarse a aquel monstruo sagrado, una masa de escamas, garras y huesos que parecía concebida en los albores de los tiempos. Armados con aquellas magnificas porras que llamaban Kerrie, de durísima madera, y semidesnudos a causa de las altísimas temperaturas, se enfrentarían a la temida y respetada bestia. Pinturas rituales protegían sus cuerpos y les dotaban del poder de la jungla, tal era su fe. Los mas afortunados se reunirian con Ubtao aquella misma noche, dando caza ante el foso abarrotado a su avatar.Un ser fantástico pero real, como el bien sabía, que algunos aventureros daban en llamar "dinosaurio".

El viejo hechicero habia tomado parte casi de casualidad en aquel feroz enfrentamiento entre hombres y trasgos. Nómada al igual que el resto de su gente, coincidió en el lugar y el tiempo con aquellas grandes gestas, identificando en ellas su destino. Y el destino habia sido generoso, permitiendo que tanto él como su hijo sobrevivieran a aquellos hechos que parecian sacados de la noche de los tiempos. El destino, si, y también su innata capacidad de supervivencia. El anfiteatro, la bestia verde, los guerreros ataviados con minimas armaduras y numerosas colas de hombres gato, plumas y pelajes... Todo parecia tan viejo como el propio mundo. Fue entonces cuando sintió que su viaje habia llegado al fin. Aquel seria su hogar.

Unas semanas despues se le hizo entrega de su propia casa, una construcción baja, limpia y muy sencilla de adobe blanco y teja, situada en una de las calles principales del distrito residencial junto a la via Norte. El propio Rey habia insistido en que se quedara con ellos después de la gran victoria, que motivó la caida de la barrera mágica que aislaba a la ciudad del mundo conocido. Tal habia sido la victoria que la defensa ya no se consideraba necesaria, y Mezro se habia abierto al mundo. Por primera vez el elfo salvaje tenia una casa propia, y dentro de unas semanas comenzaria a enseñar sus artes de imbuicion en la Escuela de Magia de la capital, entrenando a los jovenes reclutas que se convertirían en Cazadores de Magos. Magos nomadas, como el, afeitados completamente, que recorrian las aldeas prestando sus servicios a los Tabaxi desde que alguien podia recordarlo.

Nada mas comenzar su nueva vida su joven hijo partió, fiel al espíritu nómada de su raza. Elenthuil aún no había vivido suficiente como para poder permitirse estar anclado a un lugar, y eso su padre lo sabía bien. Se habia lanzado a recorrer Khult llevado por las ansias de su juventud, pero no olvidaba visitar de vez en cuando a su padre en la capital de los Tabaxi. De él habia heredado sus grandes dotes de supervivencia, de el habia aprendido todo y por eso a Elenyok no le preocupaban en demasía sus continuos viajes. Sin embargo habia algo que no compartían. El padre tenia una aptitud innata para la magia, y se habia convertido en el hechicero de su tribu desde que era bien joven. El vástago en cambio no mostraba estas dotes, pero comprendía a la perfección los secretos de la naturaleza que le rodeaba, convirtiendose en un consumado cazador.

Pronto la familia Quart fue bien conocida en los dominios Tabaxi. Contrariamente a lo que se esperaria, aquellos humanos habian aceptado en su sociedad a los elfos salvajes.Elenyok era un afamado hechicero que sorprendia a todos con sus dotes de imbuicion en la Escuela, mientras que el joven Elenthuil recorria las selvas auxiliando a los pobladores de las pequeñas aldeas diseminadas por toda la jungla. Lo cierto es que ambos se encontraban muy a gusto alli donde el viento les habia dirigido. De una manera u otra, aquel ya era su hogar.




continuara.... Acto Segundo: Shymthyl Hadast


Un saludo!
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