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El concilio.

Publicado: Sab Nov 21, 2009 12:46 pm
por varang
//lo he relatado como más buenamente he podido, sé que no es precisamente un texto divertido. Pero me pareció necesario, al menos, dejar constancia en algún sitio de lo que se hizo. Gracias a todos por la asistencia y la participación.


Hacía ya un buen rato que el grupo esperaba sentada en una mesa a que la persona que los había convocado apareciese. Eran personas importantes, influyentes, gente relevante de verdad, fácilmente reconocible. Cualquiera con una mínima capacidad de observación que esa noche estuviese en la Taberna del Cantor, podría pensar que ese grupo, la mismísima Iruss Oira con dos de sus caballeros y esa maga que portaba el característico bastón de la Orden de Magos, esperaban a alguien, y cualquiera que se diese cuenta de eso podría llegar también a pensar que ese alguien debía de ser una persona de no menor talla. Pero nada más lejos de la realidad.
Cruzaron la puerta dos hombres de aspecto salvaje y nada señorial. El primero, era un tipo con aspecto de mercenario, el segundo, era un joven sureño, un salvaje que desentonaba bastante en un lugar como ése. Se dirigieron hacia el grupo antes mencionado, el joven sureño hizo una confidente seña a la tabernera en el trayecto y se unieron a su mesa.
Cruzaron unas breves palabras y todos se pusieron en pie, dirigiéndose a la sala de reuniones que el Eline, la regente del local, había dispuesto para el evento. Todo estaba dispuesto y todos fueron ocupando su lugar, dejando libre el asiento que regentaba la gran mesa de la sala. Los nervios del joven sureño aumentaron cuando todos, esperando a que ocupase ese sitio le miraban, intuía que debía de ocuparlo, pues él era quien los había convocado, pero no se creía digno de tal puesto, hizo falta que uno de los caballeros, Iruzar, le instase a hacerlo.

Comenzó entonces el concilio que tenía como objetivo crear una alianza que podría ser vital para el desarrollo de una de guerra que ya afectaba a toda la Marca Argéntea. Mientras cada una de las partes exponía sus aportaciones e ideas, alguien más irrumpió en la sala. Eran la dama Xaeleris y su guardian, Goÿth, venían en representación de la organización comercial más importante de estas tierras. Como ya se ha dicho, esta guerra afectaría a todos los habitantes de estas tierras, aquí estaba la prueba.

Siguió entonces la reunión y la exposición de argumentos. Los objetivos eran comunes, pero era necesario coordinar los esfuerzos y las aportaciones que cada organización haría. La reunión se alargó durante horas, culpa de ello la tuvo el joven sureño al frente de este concilio, pues por mucha voluntad o iniciativa que hubiese demostrado hasta el momento, quedaba claro que ese puesto y esa responsabilidad le venían grandes, muy grandes. Un indigno moderador de un debate tan importante.

Por suerte para todos, los objetivos y las voluntades de los participantes eran comunes, y pudo llegarse al acuerdo de todas las partes.

Una vez acabada la reunión, los participantes abandonaron la sala, dejando ahí al joven sureño y al bárbaro que le había acompañado, quien le miraba con una expresión relajada. A penas habían cruzado palabra antes de esa noche, Kahin, el bárbaro, había hecho acto de presencia únicamente para apoyar al joven, y fue de ayuda. Sobre todo, cuando al ver cómo ese joven, que rondaría los 16 años, estaba siendo devorado por los nervios, trivializó todo aquello sacando al joven de la sala, sentándolo en una mesa y obligándolo a beber tanta cerveza como su estómago le permitiese. Después de eso, por fin Bandy consiguió dormir por primera vez en una dekhana. Aún quedaba mucho por hacer, pero el chico se merecía un receso, por breve que fuese.

Dos objetivos reseñables, a corto plazo, fueron propuestos en la reunión. El primero, reclutar a los guerreros libres de La Marca Argentea que deseen participar en esta guerra, asignarles un líder e incluirlos en ejército como un batallón más. El segundo, comenzar con las batidas, las exploraciones y el estudio de la situación del enemigo.

Por su parte, cada organización empezaría a reunir fuerzas y a prepararse para la guerra. Los caballeros contactarían con sus aliados para disponer de refuerzos. Los arcanos, siempre celosos de revelar sus intenciones, orientarían sus esfuerzos en la preparación de su importantísimo papel en esta guerra. La tribu Úzhgardt, por su parte haría un llamamiento a las tribus hermanas más cercanas.