De camino a Turlun, historias de Relenar.
Publicado: Jue Nov 26, 2009 6:37 pm
De camino a Turlun
*Relenar se sienta en la fuente de Nevesmortas y reuniendo a unos pocos niños de por allí y se pone a narrar una historia*
Os voy a contar la historia de mi viaje a la nevada zona del bosque frió. Todo comenzo mientras caminaba cerca de la entrada de la Orden de Nevesmortas, componiendo una poesía digna de la dama a la que amo, cuando vi salir del patio de armas a Sir Khay, una señorita muy hermosa llamada lady Setanta y al gran caballero blanco, Sir White.
Haciendo gala de mi agudo oído élfico, me pare a escuchar y oí como murmuraban sobre ir a la tienda del mago loco, Turlun. Una aventura digna de contar, si señor. Ademas, no podía dejar que esos desdichados aventureros arriesgaran sus vidas! Así que decidí acompañarles, aun a pesar de no terminar la poesía de Nerea. Me acerqué y pese a que se negaron al principio, les hice entender que un gran héroe como yo haría mas seguro el viaje. Entre cantares y flautas, nos pusimos en marcha, también acompañados de la señorita Idril, una poderosa arcana.
Tras un viaje largo y cansado en la carreta, en el cual casi me quedo afónico de tanto narrar historias, se que no tenia por que, pero Sir Khay es como un niño escuchando mis aventuras. Cuando llegamos a las frías tierras de Adbar y sin haber cenado, nos pusimos en marcha prestos y ansiosos por que empezase todo el circo. Lanzaron sus oraciones a los cielos, y sus respectivos dioses les premiaron con su bendición y gracia. Yo no tuve que hacer nada, la dama de la fortuna siempre me ha sonreído, prueba de ello tengo mi sombrero pero esa es otra historia, quizá después de cenar os la cuente pequeños. Bueno bueno, a lo que iba. Toda la noche estuvimos viajando, por el camino nos encontramos con poderosos gnolls que temblaron ante mi acero, mostrando a mis caballerescos amigos de lo que es capaz este viejo bardo. Tras abatir a los gnolls, os resumo esto un poco por que lo interesante viene luego, la señorita Idril me lanzo el hechizo invisibilidad y me adelanté a explorar las frías tierras, era una misión peligrosa pero los caballeros hacían demasiado ruido con sus pesadas armaduras, y no podía permitir que una señorita como es Idril se ponga en apuros.
Así que me adelanté, haciendo gala de mi coraje espada en mano, me moví sigiloso por los fríos paramos, hasta que para mi sorpresa, una traicionera piedra me hizo resbalar. Aun no había tocado el suelo, cuando sobre mi, un bárbaro loco y hambriento se me lanzo encima, buscando inmovilizarme. Y lo consiguió. Cuando me quise dar cuenta, estaba encerrado y maniatado en una jaula de hierro, tan fría como la mismísima noche. Y el hacia entretenido un puchero con restos de otros cadáveres que al parecer, cayeron antes que yo. Observe entonces a mi alrededor. Estaba en una cueva, oscura, iluminada tan solo por las llamas que reposaban bajo el caldero, danzantes. El silencio tan solo era quebrado por las malvadas carcajadas de ese hombre. Me había quitado la espada, pero no estaba desarmado, pues no es sino mi astucia el arma con la que duelaría al cielo si así falta hiciese, asi que, una vez mas y con la habilidad de un monje, alze con un pie una piedra en el aire, la golpee de forma que toco el soporte de la espada y esta se balanceó, cayendo como ya habia calculado en mi mano. Con un habil movimiento, corté la cuerda que me sujetaba. El barbaro, asombrado cogió su hacha y gritó: “Tu, cena, estar quieto, yo tener puchero casi listo!”, yo audaz lo señalé con mi espada y le dije “Veo que tembláis, el pavor os impide ver desnudo mi acero?” el barbaro grito y cargo furioso, de un par de habiles golpes corte los tendones del grandullon y cayó al suelo, tras ello apoyé frio acero de mi hoja en su cuello y susurré, sombrio por la luz que iluminaba la sala “Pese a merecerlo os perdono la vida, como ibais a saber vos que os encontrarías con el mejor espadachín de aquella villa? Ahora, dejad el orgullo a un lado y alegraros, pues Tymora os a sonreído.” Deje caer una rosa y envainé, saliendo de la cueva y regresando a la villa.
Moraleja: Por mas que os desarmen, os amenacen, por mas que las cosan vallan mal, jamás debeis tirar el trapo, pues Tymora solo sonríe a los que se arriesgan.
//ale, aqui os dejo una de las historias que narra Relenar a los crios. En realidad, yo acompañe a los nombrados algo acojonado xD pues sabia que iba a palmar y soy lvl 8, asi que no tumbe ni un gnoll y bueno, os lo podeis imaginar, lo de la cueva no paso.. y en fin xD un saludo ^^
*Relenar se sienta en la fuente de Nevesmortas y reuniendo a unos pocos niños de por allí y se pone a narrar una historia*
Os voy a contar la historia de mi viaje a la nevada zona del bosque frió. Todo comenzo mientras caminaba cerca de la entrada de la Orden de Nevesmortas, componiendo una poesía digna de la dama a la que amo, cuando vi salir del patio de armas a Sir Khay, una señorita muy hermosa llamada lady Setanta y al gran caballero blanco, Sir White.
Haciendo gala de mi agudo oído élfico, me pare a escuchar y oí como murmuraban sobre ir a la tienda del mago loco, Turlun. Una aventura digna de contar, si señor. Ademas, no podía dejar que esos desdichados aventureros arriesgaran sus vidas! Así que decidí acompañarles, aun a pesar de no terminar la poesía de Nerea. Me acerqué y pese a que se negaron al principio, les hice entender que un gran héroe como yo haría mas seguro el viaje. Entre cantares y flautas, nos pusimos en marcha, también acompañados de la señorita Idril, una poderosa arcana.
Tras un viaje largo y cansado en la carreta, en el cual casi me quedo afónico de tanto narrar historias, se que no tenia por que, pero Sir Khay es como un niño escuchando mis aventuras. Cuando llegamos a las frías tierras de Adbar y sin haber cenado, nos pusimos en marcha prestos y ansiosos por que empezase todo el circo. Lanzaron sus oraciones a los cielos, y sus respectivos dioses les premiaron con su bendición y gracia. Yo no tuve que hacer nada, la dama de la fortuna siempre me ha sonreído, prueba de ello tengo mi sombrero pero esa es otra historia, quizá después de cenar os la cuente pequeños. Bueno bueno, a lo que iba. Toda la noche estuvimos viajando, por el camino nos encontramos con poderosos gnolls que temblaron ante mi acero, mostrando a mis caballerescos amigos de lo que es capaz este viejo bardo. Tras abatir a los gnolls, os resumo esto un poco por que lo interesante viene luego, la señorita Idril me lanzo el hechizo invisibilidad y me adelanté a explorar las frías tierras, era una misión peligrosa pero los caballeros hacían demasiado ruido con sus pesadas armaduras, y no podía permitir que una señorita como es Idril se ponga en apuros.
Así que me adelanté, haciendo gala de mi coraje espada en mano, me moví sigiloso por los fríos paramos, hasta que para mi sorpresa, una traicionera piedra me hizo resbalar. Aun no había tocado el suelo, cuando sobre mi, un bárbaro loco y hambriento se me lanzo encima, buscando inmovilizarme. Y lo consiguió. Cuando me quise dar cuenta, estaba encerrado y maniatado en una jaula de hierro, tan fría como la mismísima noche. Y el hacia entretenido un puchero con restos de otros cadáveres que al parecer, cayeron antes que yo. Observe entonces a mi alrededor. Estaba en una cueva, oscura, iluminada tan solo por las llamas que reposaban bajo el caldero, danzantes. El silencio tan solo era quebrado por las malvadas carcajadas de ese hombre. Me había quitado la espada, pero no estaba desarmado, pues no es sino mi astucia el arma con la que duelaría al cielo si así falta hiciese, asi que, una vez mas y con la habilidad de un monje, alze con un pie una piedra en el aire, la golpee de forma que toco el soporte de la espada y esta se balanceó, cayendo como ya habia calculado en mi mano. Con un habil movimiento, corté la cuerda que me sujetaba. El barbaro, asombrado cogió su hacha y gritó: “Tu, cena, estar quieto, yo tener puchero casi listo!”, yo audaz lo señalé con mi espada y le dije “Veo que tembláis, el pavor os impide ver desnudo mi acero?” el barbaro grito y cargo furioso, de un par de habiles golpes corte los tendones del grandullon y cayó al suelo, tras ello apoyé frio acero de mi hoja en su cuello y susurré, sombrio por la luz que iluminaba la sala “Pese a merecerlo os perdono la vida, como ibais a saber vos que os encontrarías con el mejor espadachín de aquella villa? Ahora, dejad el orgullo a un lado y alegraros, pues Tymora os a sonreído.” Deje caer una rosa y envainé, saliendo de la cueva y regresando a la villa.
Moraleja: Por mas que os desarmen, os amenacen, por mas que las cosan vallan mal, jamás debeis tirar el trapo, pues Tymora solo sonríe a los que se arriesgan.
//ale, aqui os dejo una de las historias que narra Relenar a los crios. En realidad, yo acompañe a los nombrados algo acojonado xD pues sabia que iba a palmar y soy lvl 8, asi que no tumbe ni un gnoll y bueno, os lo podeis imaginar, lo de la cueva no paso.. y en fin xD un saludo ^^
Me ha encantado!! 
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