Gorfuk Partekraneoz
Publicado: Mar Dic 15, 2009 4:38 pm
Los primeros recuerdos de Gorfuk se remontan a su niñez. No recuerda mucho de esa época y no es algo que le resulte agradable: vagar por bosques siendo considerado un apestado por, prácticamente, todas las razas, inclusive los orcos, que le consideraban demasiado disciplinado: a Gorfuk le gustaba tener un cierto "orden" para hacer sus cosas. Vagar por tierra de nadie le endureció y aprendió a observar a las demás razas: ogros, orcos, trolls, humanos, medianos y enanos. Comenzó usando hachas que inicialmente él mismo fabricaba de piedra aunque pasó a robar (con más pena que gloria) las hachas que necesitaba. En sus incursiones, casi siempre era descubierto pero, debido a su enorme cuerpo y fortaleza física, solia bastar con golpear y empujar para coger lo necesario y salir corriendo. De las bestias del bosque aprendió a cobijarse, dándoles caza solo para defenderse, comer y vestirse con su piel, jamás por diversión como hacían en ocasiones sus parientes (orcos y humanos).
Este hecho le llevo a tener serios encontronazos que casi le cuestan la vida con diversas "gentes del bosque" o Druidas, como se hacian llamar algunos. Primero le acusaban de asesino para después perseguirle como si de una alimaña se tratara. Su temperamento fue aumetando a medida que esta serie de encuentros se hacían más frecuentes entrando en auténticas orgías de sangre cuando su vista se nublaba y su ganas de matar aumentaban. Pero lo que no esperó nunca fue que, tras emboscar a una de estas "gentes del bosque", hablase su propia lengua. Cuando se presentó frente al pobre desgraciado, éste empezó a hablarle en su lengua orcoide materna lo cual le dejó bastante aturdido. El Druida que tenía ante él era realmente atípico y un tipo realmente extraño pero, poco a poco fue enseñándole lo que un ser civilizado es. Dexter Pein es su nombre y fue quien le salvó de él mismo. Aprender a comportarse lo más educadamente posible o reprimir sus accesos de furia cuando se le llevaba la contraria, fue un trabajo duro para Dexter aunque el resultado final quedó bastante bien. Todo lo bien que un semiorco asalvajado podía quedar. "Al menos", decía Dexter con asiduidad, "eres capaz de hablar y tener conversaciones correctamente". Pasó de ser una bestia salvaje a un grandullón y bonachón, aunque algo lerdo y maleducado. Otra de sus enseñanzas fue que siempre hay que tener a mano una buena botella de cerveza (y fue lo que mejor y más rápidamente aprendió Gorfuk).
Lo que nunca cambió en él fue su ansia de combate. Recién llegado a la civilización, eligió quedarse en la villa de Nevesmortas, un lugar agradable y alejado de donde él vino. Descubrió que, en la civilización, podía reconducir sus ganas de luchar e, incluso mejorarlas. Encontró armaduras, hachas y escudos donde elegir y descubrió que si con un hacha podía romper el pecho de sus enemigos, con dos hachas, podía seccionarlos en dos mitades o decapitarlos más fácilmente. Encontró que el combate con dos hachas era una buena manera de encarrilar sus desaires contra sus enemigos y los enemigos de la villa.
Algo que realmente descubrió al cabo del tiempo y que nuncá buscó, ni siquiera se le pasó por la cabeza fue algo por lo que luchar. Su estancia en el lugar le resultó agradable, incluso cuando él hacía reaccionar a las gentes de forma brusca y antipática, se llegó a sentir "querido". Quizás fuera porque era un gran defensor de la villa contra bestias salvajes y otros atacantes o por su imponente forma física, inspira respeto. De todos modos, se siente aceptado (aunque diversos enanos y elfos demuestran su hostilidad hacia él abiertamente) y hasta la fecha, está en busca de aventuras por el lugar.
Aún así, y después de todo, en sus fueros internos todavía conserva su alma de salvaje bestia: el honor y piedad son aptitudes que descubrió con el tiempo pero que en el campo de batalla quedan atras para enfrascarse en combates cada vez más sangrientos y, a medida que pasa el tiempo, su colección de cicatrices va en aumento. Ha ido perfeccionando el manejo de sus queridas hachas y, quien sabe, si logrará pasar a la historia de Nevesmortas.
//Espero os guste, es la primera vez que escribo algo así.
Este hecho le llevo a tener serios encontronazos que casi le cuestan la vida con diversas "gentes del bosque" o Druidas, como se hacian llamar algunos. Primero le acusaban de asesino para después perseguirle como si de una alimaña se tratara. Su temperamento fue aumetando a medida que esta serie de encuentros se hacían más frecuentes entrando en auténticas orgías de sangre cuando su vista se nublaba y su ganas de matar aumentaban. Pero lo que no esperó nunca fue que, tras emboscar a una de estas "gentes del bosque", hablase su propia lengua. Cuando se presentó frente al pobre desgraciado, éste empezó a hablarle en su lengua orcoide materna lo cual le dejó bastante aturdido. El Druida que tenía ante él era realmente atípico y un tipo realmente extraño pero, poco a poco fue enseñándole lo que un ser civilizado es. Dexter Pein es su nombre y fue quien le salvó de él mismo. Aprender a comportarse lo más educadamente posible o reprimir sus accesos de furia cuando se le llevaba la contraria, fue un trabajo duro para Dexter aunque el resultado final quedó bastante bien. Todo lo bien que un semiorco asalvajado podía quedar. "Al menos", decía Dexter con asiduidad, "eres capaz de hablar y tener conversaciones correctamente". Pasó de ser una bestia salvaje a un grandullón y bonachón, aunque algo lerdo y maleducado. Otra de sus enseñanzas fue que siempre hay que tener a mano una buena botella de cerveza (y fue lo que mejor y más rápidamente aprendió Gorfuk).
Lo que nunca cambió en él fue su ansia de combate. Recién llegado a la civilización, eligió quedarse en la villa de Nevesmortas, un lugar agradable y alejado de donde él vino. Descubrió que, en la civilización, podía reconducir sus ganas de luchar e, incluso mejorarlas. Encontró armaduras, hachas y escudos donde elegir y descubrió que si con un hacha podía romper el pecho de sus enemigos, con dos hachas, podía seccionarlos en dos mitades o decapitarlos más fácilmente. Encontró que el combate con dos hachas era una buena manera de encarrilar sus desaires contra sus enemigos y los enemigos de la villa.
Algo que realmente descubrió al cabo del tiempo y que nuncá buscó, ni siquiera se le pasó por la cabeza fue algo por lo que luchar. Su estancia en el lugar le resultó agradable, incluso cuando él hacía reaccionar a las gentes de forma brusca y antipática, se llegó a sentir "querido". Quizás fuera porque era un gran defensor de la villa contra bestias salvajes y otros atacantes o por su imponente forma física, inspira respeto. De todos modos, se siente aceptado (aunque diversos enanos y elfos demuestran su hostilidad hacia él abiertamente) y hasta la fecha, está en busca de aventuras por el lugar.
Aún así, y después de todo, en sus fueros internos todavía conserva su alma de salvaje bestia: el honor y piedad son aptitudes que descubrió con el tiempo pero que en el campo de batalla quedan atras para enfrascarse en combates cada vez más sangrientos y, a medida que pasa el tiempo, su colección de cicatrices va en aumento. Ha ido perfeccionando el manejo de sus queridas hachas y, quien sabe, si logrará pasar a la historia de Nevesmortas.
//Espero os guste, es la primera vez que escribo algo así.