Diario nunca escrito de una Drow Aria

[okko]

*Syle está en lo alto de un risco al sur de Bel'aragh, imaginando el movimiento tras el perfil azulado de las murallas. Ha mojado su cuerpo y lo ha cubierto de polvo de roca, y finalmente se ha agazapado junto a una roca de perfil caprichoso. Apenas puede percibirse su presencia.*

*Comienza a hablar consigo misma sin hacer el menor ruido*

Gran matrona Baenre... tus directrices son más retorcidas de lo que imaginé en un principio. Ahora sé que fuiste tú la que determinó mis últimas décadas de servicio en Arach-Tinilith. Me obligas a recorrer la tela de la Gran Señora para que encuentre las tramas débiles y las "corrija", pero al mismo tiempo me sitúas en el abismo de convertirme yo misma en una de ellas.

Drow contra drow, casa contra casa, todos contra todos, y juntos en la danza nuestra sociedad de hace fuerte para gloria de Lolth. Pero es más fácil servirla sin conocer los patrones de la tela, como un varón infante que aprende a base de azotes su posición. Me has obligado, tan sutil que no me di cuenta hasta muy tarde, a ver el mundo como tú lo ves, a comprender a la diosa mejor que muchas sacerdotisas e incluso matronas. Un conocimiento peligroso que me convierte en juguete tuyo y de la Gran Araña.

Pero tú has sido capaz de estar a su diestra por muchas generaciones. Conseguiste servirla sin estar cegada, amando su obra y participando de ella. ¿Es eso lo que esperas de mí? ¿Esperas acaso que fracase? Me fé hacia Lolth era inquebrantable hasta ahora que se ha difractado en mil aspectos que no sospechaba. Mis votos me acorralan entre nuevas elecciones, imposibles en apariencia, sacrílegas quizás, todas al servicio de mi diosa y al mismo tiempo extrañas.

Debe ser esto lo que algunos escritos llaman libertad, más oscura aún que las urdidumbres en la sombra de la araña. Pero si es voluntad de nuestra madre suprema aceptaré su desafío. Me convertiré en su más digna herramienta después de ti.

¡Los Drow prevalecerán sobre todas las razas!

*Con un gesto de determinación se libera de su escondite y salta pendiente abajo camino de la ciudad.*

Es hora de azotar los espíritus y arrancar la carne putrefacta... Ya no me cegará la luz de tus secretos.

*Hace el gesto del beso de la araña en juramento por sus palabras*