La Marca Argéntea

Kuea Slane

Deidad: Sune
Alineamiento: Neutral bueno
Lugar de procedencia: Bosque de Luna

Descripción "infante":

Una niña de unos 10-12 años correteando alegremente, su presencia saca a relucir lo mejor de la infancia: Una mirada inocente y curiosa, unos ojos vivos y centelleantes, la vitalidad y la inquietud.

Su lenguaje corporal parece refinado al detalle, a cada gesto que haga de forma refleja emana un encanto solo superable al escuchar su voz, aguda y cantarina, o su risa enternecedora.

Una pequeña belleza de cabellos rubios y ojos marrones clareados que roba tu atención y calma tu ser al encontrarte con el lado mas puro del ser humano.

Descripción “joven”:

Una joven de 17-19 años yace ante ti, su ser muestra la belleza de las formas y las maneras: Una silueta de increíbles trazados, un lenguaje corporal que combina la ingenuidad con un refinado encanto provinente de la fragilidad y la educación.

Una media-melena rubia corona su cabeza seguida de unos ojos marrones claros, de su rostro sobresale una naricita respingona y unos labios carnosos habitualmente pintados.

Su mente distraída y despistada refuerza su forma de expresarse, su voz aguda y melodiosa puede suavizar a la más árida personalidad.

Su presencia no puede pasar desapercibida, aún combinando la inocencia mas adulta con una curiosidad entrañable, no trasmite hostilidad alguna.

//A petición no-general empezaré la historia de la enana ^-^

Prólogo 1:
Todo empezó en el Bosque de Luna, uno de los mas frondosos y exuberantes bosques de Faerun, muy al oeste de la Marca.
En el bosque habitaba un asentamiento druídico de unas quince familias todo el año sin contar los druidas y adeptos, que utilizaban la posada del lugar, la cual mi madre regentaba cuando murió la abuela y el abuelo.
Pero aquella noche la posada estaba mucho mas concurrida que de costumbre:

Mucha gente estaba congregada alrededor de la posada, todos curioseaban y susurraban las razones que los habían traído allí. Todo eso fue interrumpido por el estruendo de la puerta doble de la posada abrirse de golpe, repicando la madera en ambos costados. Medio segundo después salía un hombre vestido con una larga túnica adornada, capucha y un bastón luminoso; al hombre le seguía una elfa tratandose de acomodar al rápido paso del arcano.

-¡ Mathew¿ Dónde crees que vas!?- Replicó Rael al ver al arcano salir de la posada de forma inquieta.-¿ Es que acaso no vas a apoyar a Kestrel en esto? No puedes marcharte así como así.- La elfa agarró al arcano por el hombro, superándolo en fuerza, pudo frenar su marcha.

El arcano se giró para mirar con unos ojos ansiosos e intranquilos a la elfa que lo agarraba por el hombro y con un movimiento de brazo apartó su mano y murmuró para ellos dos:
-Pensaba marcharme antes de que mi hija naciese desde hace ya ocho meses y medio, resulta que las cosas se han adelantado un poco y seguiré mi propio plan establecido, no me importa el resultado del parto prematuro … solo irme de aquí.-

El arcano aceleró su marcha hacia el bosque, dejando a la elfa algo incrédula ante la escena, algo la sacó de su estupor, el llanto de un bebé recién nacido. Rael volvió a la habitación de la posada, estaba Chra descansando a los pies de la cama, y la comadrona limpiando a la recién nacida. Madre y elfa preguntaron al unísono:
-¿Qué es?-

A lo que la comadrona respondió sonriente:
-Una niña, una preciosa niña y al parecer está bien de salud.-

Los rostros de los presentes se iluminaron y la gente que esperaba en los pasillos también al haber podido oír tal noticia. La madre acomodó a su criatura en los brazos y acarició su rostro suavemente luego desvió la mirada a la puerta, esperando que entrase alguien mas.

Rael se percató del gesto y se acercó a hablar con ella:
-Mathew se ha marchado, dijo que ya hablasteis que no estaría para su nacimiento, intenté pararlo pero no consigo llegar a esa cabeza tan dura que tiene.- Dijo con algo de lástima.

-Oh … es verdad, solo pensaba que quizás se había quedado, por lo extraño de las circunstancias.- Mientras mecía a la pequeña en su regazo.

-Sabes que os ama, a las dos, pero no puede reconocer ni aceptar sus sentimientos, él codicia algo que os pondría en peligro, en el fondo es un buen hombre.- La elfa brindó una cálida sonrisa a Kestrel.

-Si … y haber cuando consigues tu también un elfo que te quiera, te puedo presentar a un par que…- Kestrel fue interrumpida de sus divagaciones cuando vio que la pequeña extendía una mano hacia Rael.

-Hola canija!- Rió la elfa con ganas. –Creo que ya empieza a reconocer a su tita.- A lo que Kestrel infló los carretes y pidió mas atenciones de la criatura.

La gente fue pasando por la habitación, felicitando a la recién nominada madre, la elfa ante el bullicio salió a la calle a respirar aire fresco junto a su compañero Chra, desde el balcón trasero de la posada pudieron ver la figura de un hombre con túnica acercarse a la posada con un bastón luminoso, Rael sonrió y expectante guardó silencio para escuchar.

El hombre entró en la habitación del parto, jadeando y sudoroso, intercambiando muy fugazmente la mirada con su amada Kestrel y su hija, Kestrel exclamó:
-Mathew, has vuelto! No sabes cuanto me alegro de que … mira! Es una niña!-

El arcanos buscaba algo insistentemente por el suelo de la habitación, al parecer dio con lo que buscaba y lo recogió de la esquina.
-S… solo venia a por mi equipaje, nada mas … Kestrel.- Se dio la vuelta y cruzó hasta la puerta. –¿Y es una niña? tal y como yo decía, yo lo sé todo amor mio.- Y con un fugaz guiño el arcano abandonó la posada con la cabeza bien alta, dejando a los presentes un mucho mejor sabor de boca.

Al cabo de unos minutos la pequeña recién nacida ya tenia nombre, ella se llamaría Kuea Slane.

//Que conste que Rael no le tiró a Chra a tu padre porque acababas de nacer! Shiii, más más!

// La historia de la petisa ya empezo, al fin XDD Esta quedando muy buena

si... yo tb le hubise tirado al lobo... la cama, la mesa y la puerta entera!!! ¬¬

ale ale, a ver cuando la sigues ^_____^

//Oido cocina Keira xD

Prólogo 2:

Cerca del asentamiento del bosque de Luna hay un lago que hace colina arriba por una ladera de terreno, este lago sirve como lugar de relajación para la gente del asentamiento y como sitio de interés para viajeros por sus impresionantes vistas, especialmente de noche, ese lago es denominado Lago de Luna.

Era una noche fresca de principios de primavera, los mechones de los sauces hondeaban por la suave brisa, grillos y luciérnagas acompañaban la escena con sus sonidos y vuelos mientras un gran lobo y una niña corrían de un lado a otro de la orilla en busca de un palo que les era arrojado.

El lobo cogió el palo y lo dejó al regazo de una elfa pelirroja, Rael, unos segundos después la niña humana alcanzó al lobo y rechistó.

-Jooo Rael … me dijiste que íbamos a jugar al lago y solo me haces correr de un lado a otro, en esto siempre me gana Chra.- Kuea miró mal al lobo y luego a Rael de forma suplicante.

-Deberías saber que no soy buena haciendo este tipo de cosas canija.- Rió la elfa y señaló al estrellado firmamento. –Sabias que puedes buscar a muchas de las deidades en las estrellas por la noche?-

La niña miró al cielo incredula.-No se … puedo buscar a Sune y a los demás allí arriba?- Desvió la mirada a su tita.

La elfa señaló a un punto en el firmamento.-Allí está tu dama de cabellos de fuego pequeña, has de fijarte en las estrellas que pueden enlazarse entre ellas y formar un símbolo, nuestros antepasados miraron al cielo nocturno y allí vieron reflejados sus dioses.-

La pequeña asombrada, descansaba sobre el lomo del gran lobo acompañante, al cabo de los minutos quedó dormida, incapaz de seguir el ritmo de las clases astronómicas de su tita. La elfa al percatarse la recogió en brazos y la llevó a la posada, hogar de la familia Slane, al cruzar la puerta que separaban las dependencias comunes de las privadas de la familia se encontró una conocida escena.
Tanto Kestrel como Mathew estaban sentados, Kestrel tenia las facciones preocupadas y Mathew, cubierto con una capucha solo se le podían adivinar unos labios completamente serenos.
A la entrada de la elfa ambos callaron y miraron a la recién llegada con la niña en brazos, dormida, Mathew se puso en pie y se acercó para verla mejor y con sus dedos reseguir el suave rostro de la infante.

-Hola pequeña, me temo que de nuevo no podrás ver a tu padre por la mañana, que tengas dulces sueños.- Su tono no variaba de registro, hablándola como si se tratase de una adulta cualquiera.

Tras esto Mathew se retiró a la cocina y desobedeciendo a las cocineras empezó a coger cosas para comer y prepararse algo.

Kestrel miró a la elfa algo aliviada.-Gracias por hacerte cargo de la pequeña Kuea, no quería que estuviese aquí estando su padre de visita.-

-No es nada, la subiré a su cuarto y la cambiaré para dormir, no te obsesiones demasiado por lo que diga el estúpido mago.-Y obsequió a la madre con una cálida sonrisa mientras subía la escalera.

Al pasar las horas la conversación entre madre y padre solo hacía que aumentar de tono, despertando así de su sueño a la pequeña. Ella recorrió todo el pasillo somnolienta con un oso de felpa siendo arrastrado por el suelo del piso y un paso lento casi tremebunda del tono que la discusión de los dos adultos había llegado a tener. Asomó la cabeza por la escalera y atendió.

-Solo tiene cinco años Mathew, no pienso llevarla a que la confines a una … torre o academia y pierda por completo su infancia entre libros de texto y tutores intolerantes y despiadados.- Vociferaba Kestrel, claramente alterada frente al arcano.

-Me ha bastado pasar los dedos de la mano por su rostro para saber lo que contiene de forma latente esa cría¿ La vas a cuidar tu entre druidas y cazadores? ¿Con que recursos piensas educarla en el arte de la magia? Es un don que yo puse en ella, me lo debe corresponder.- Mathew hablaba con una parsimonia tétrica, casi viendo de forma instantánea a la pequeña sometida a sus enseñanzas y mas tarde observar los frutos del trabajo, orgulloso.

-Ella no te debe nada! Solo es una niña … si tus visitas se van a reducir a esto mas valdría que no aparecieses nunca mas por aquí, eres un padre despreciable Mathew! Y yo no voy a dejar que … - El arcano se levantó de la butaca precipitadamente y recogió a la mujer entre sus brazos dándole un súbito y profundo beso, ambos cerraron los ojos mientras quedan abrazados a la luz de una vela y reposaban sus cuerpos en el sillón mas cercano.

La niña, sin haberse percatado de nada de lo que hablaban se retiró a su cuarto lentamente, esta vez sola, dejando atrás a su felpudo compañero de sueños. Cuando los adultos decidieron subir a las habitaciones se encontraron con susodicho peluche vigilándolos arriba de la escalera, la mujer tomó el juguete alarmada, mientras el arcano perfilaba una gran sonrisa en el rostro.

-Quizás tiene mas curiosidad de la que tu crees cariño.- Dijo socarronamente el arcano.

*aplaude*



Cabrones, escribiendo asi desmotivais a cualquiera. xD


gran historia Kue =)

//Gracias … ains, el último prólogo

Prólogo 3 (Final):

Era una mañana de primavera, de sol radiante, haciendo brillar hasta la más ínfima de las cosas y un viento suave acariciaba las copas de árboles y hacía espolvorear los suelos con el amarillo polen de las flores.

En el asentamiento de Bosque de Luna el movimiento se estaba centrado aquel día en la capilla Sunita del lugar, acomodada en una pequeña bahía del lago de orillas rocosas y vegetación exuberante.

Dentro de los jardines esperaban todos los habitantes, ansiosos por oír el recital de primavera por parte de las pequeñas de la iglesia.

Al abrirse la pesada compuerta todos pudieron tomar asiento en los numerosos asientos, recorriendo un suelo lleno de alfombras sedosas mientras respiraban un dulce perfume al viento.

En el altar esperaban nueve pequeñas figuras, agraciadas damitas de no más de ocho años con rostros nerviosos y inquietos piecitos que hablaban entre ellas, recordando entre ellas la letra del salmo.

Ataviadas con largos vestidos blancos de suave seda como si vestidas de novia se tratasen, se ajustaban los largos guantes que recorrían sus brazos, estando poco acostumbradas a tanto detallismo indumentário.

El sonido de un piano empezó el cántico, a lo que las niñas empezaron a recitar:

El alba, su armoniosa, paleta de colores,
nos muestra ensoñadora su arco iris de belleza
y el sol que el día añora, expone con presteza,
encajes a mi diosa, cediendo a sus amores,


de forma bondadosa, su ocaso sin temores,
en gozos que atesora, estrella con grandeza,
circunda redentora a su alma de pureza
y exhala prodigiosa, el polen de las flores.


¿Acaso todo es sueño? Si existo en la alegría
y habito en paraíso. ¿Se acerca ya mi muerte?
Se fueron los pesares a cambio una fortuna:


de letras y diseño, que empleo en poesía,
los versos cristalizo; soneto se convierte,
le ofrendo mis cantares cercano a la laguna.


Cuidados por la luna,
los brazos en cintura; felices con los besos
repletos de ternura, escenas de embelesos…


Al finalizar el poema los presentes se levantan encantados y aplauden, las niñas miran alrededor buscando caras familiares con las que deleitarse del trabajo bien hecho y al hallarlas bajan del altar para reunirse con ellas.

Una de ellas se acerca a la tercera fila de asientos y encuentra a una elfa pelirroja y una humana de largos cabellos rubios.

-Kuea! Has estado maravillosa mi vida … - Kestrel la recoge por las axilas para propinarle unos dulces besos y la criatura ríe agradecida.

-Muy bien canija, estás preciosa.- La elfa aprovecha para acariciar el vestido de la pequeña, hecho con esmero y de compleja confección. - Ahora ve a celebrarlo, en el patio han puesto aperitivos.-

-Voy!- Y con tan estridente respuesta la infante tomó tierra y se dirigió al patio de la capilla bajo la atenta mirada de un hombre ataviado con una pesada túnica, capucha y bastón luminoso en mano. Al pasar la criatura él la siguió hasta el exterior, entonces deteniéndola y quitándose la capucha ante ella mientras se igualaba a la altura de Kuea.

-Has estado estupenda pequeña ¿Cómo te llamas? – Mathew sonrió al verla de tan cerca, contemplando sus bellas facciones y sus inocentes gestos.

-Kuea, Kuea Slane.- Asintió la pequeña.-¿Quién es usted que no lo he visto antes por aquí?- Dijo riendo ante tan peculiar encuentro.

-Pasaba viajando por estos bosques cuando me fijé que no había nadie en el asentamiento para atenderme así que decidí explorar un poco y di con el problema de la falta de habitantes, tú.- Sonreía Mathew de forma encantadora, un hombre de espesa perilla y cabellos largos rojizos, recogidos en rastas, que formaban un extraño contraste con la blanquecina y algo vieja piel de su rostro.

-Yo no.- Rió la pequeña.-Mis compañeras y yo en todo caso, si te has perdido un trozo del poema puedo repetírtelo.-

-He dicho que eras tu, porque eres especial, deberías notarlo pequeña Kuea. El mundo no te ha hecho para estar en este lugar toda tu vida, tu quieres ver el mundo y poder encontrar tu lugar en él, lejos de lo que tu madre quiera mantenerte cercana por sus propios designios.- Sus manos tomaron los hombros desnudos de la pequeña y conforme más tiempo pasaba hablando mas fuerte apretaba con fuerza sobre ellos.

Al terminar de hablar la pequeña empezó a sentirse dolorida y asustada y exclamó:-Mamá, tita, MAMAAAA!- Y empezó a llorar al sentirse acorralada por el hombre, todos los presentes se giraron hacía el arcano con miradas de odio, preparados para llamar su atención, pero alguien fue mucho mas rápido que ellos. Kestrel y Rael aparecieron por el portón con un rostro alarmado y en reconocer a Mathew la mirada se tornó odio.

-Mathew ¿qué haces a nuestra hija!?- Se acercó apartando al arcano de un empujón , haciéndolo caer al marmóreo suelo, sonando un golpe hueco y doloroso. -¿Estás bien cielito?- Y la madre acarició los cabellos de la pequeña la cual se encontraba en estupor al descubrir como era su padre y que por una vez había decidido hablar con ella directamente, mintiéndola.

-¿Pa … papá? ¿Tu eres Mathew?.- Sorprendida y con un hilo de voz, los lugareños no relajaban su actitud frente al excéntrico arcano, que se había levantado del suelo con una sonrisa triunfante.

-Así es hija mía, he venido para mostrarte tus deseos, para avivar tus ambiciones y curiosidad que tan profundamente acallas en tu ser. ¿Acaso no te fascina todo lo que yo pueda haber visto, sentido y aprendido fuera de este lugar? Tienes una mente inquieta y yo tengo el remedio a ese impulso, ven conmigo y te lo mostraré.- Miraba con seguridad a la estupefacta niña, sabiendo que es lo que recorría su pequeña mente y que la podría motivar más.

La niña negó repetidas veces, agarrándose a su madre mientras rechazaba al padre y sus ofertas, temerosa de lo que sería capaz ese hombre.

-Márchate Mathew! Puede que llegue un día que ella quiera marchar a ver mundo, pero no lo hará bajo tu tutela ni siguiendo tus métodos, ella se podrá sentir orgullosa de recorrer su camino con sus propios medios.- Replicó la elfa mientras miraba al arcano pasar de su énfasis al enfado.

-Bien bien, panda de tozudas, otro día será, pero dentro de …- El arcano se quedó pensativo, bajo la mirada atenta de todos los presentes, sabiendo que la mente del arcano trascendía a cualquier limitación humana del raciocinio.- … de unos años la chiquilla tendrá que echar alas, las circunstancias favorecerán su desarrollo y que sepas pequeña que allá donde vayas te protegerá la fuerza que has visto y la que no has podido ver. La magia te perseguirá junto a mí adonde vayas y en algún momento te hará perseguirme, no lo dudes. - El arcano reprendió su marcha hacia el poblado cavilando sobre sus futuras acciones.

El día prosiguió sin incidente ninguno, pero en la pequeña habitaba la duda, la decepción y a la vez el asombro por lo que aquel extravagante hombre había sentenciado al final.

(Pasaron tres años prósperos en el asentamiento, sin que nadie notase cambio alguno o sospechase de las causas reales las caravanas de transporte de mercancías y personas se habían acrecentado de forma muy notable en el asentamiento, los buhoneros ofrecían una gama nueva de productos para los lugareños: Libros de texto y novelas del mundo que hacían crecer las ensoñaciones de los mas jóvenes.

Mientras tanto la pequeña Kuea empezaba a recibir cartas de su tita Rael, que vivía en la Marca. Esas cartas estaban llenas de pasión por la aventura, de relatos de amor y amistad que habían sorprendido a la elfa y que en otras situaciones la habían atemorizado sublimemente, no hizo esto más que alimentar la inquietud de la pequeña hasta que un buen día tomó una decisión.)

Las amistades más cercanas a las familias se congregaban alrededor de una caravana de viajeros, despidiendo así a los seres queridos que marchaban en ella. Una muchacha de once años hacía aspavientos hacia un grupo de gente conocida al comenzar el trote del caballo, marchándose lentamente por el tortuoso camino de tierra.

La muchachita se dirigió al cochero para hablar con él al alejarse del asentamiento, sorteando enseres y viajeros por igual, asomó la cabeza entre la tela y le dijo:-¿Y falta mucho para llegar a la Marca?-

El cochero la miró estupefacto y empezó a reír, era un hombre obeso con espesa barba y lleno de bonanza. –Pues claro que si pequeña, nos llevará semanas llegar a la Marca pero …¿ Qué tal si te cuento antes una historia por el camino?-

A la pequeña se le iluminaron los ojos y a cada historia que el cochero narraba ella sentía que era el tipo de vida que la esperaba mas allá del bosque.

//Ofú me harás famosa, me nombras en los tres prólogos xDD. ^^, y aqui empieza tu pequeña aventura, canija. Ahora te toca relatar tus vivencias. Esperaré espectante.

Una muy buena historia