Nicolas Welmar
Publicado: Jue May 06, 2010 4:30 pm
Prologo.
Nicolás era un niño joven de aproximadamente 8 a 10 años muy simpático, tenia la piel clara y cabellos café, generalmente se le veía solo recorriendo el puerto junto a su perro , toda la gente lo conocía y como todos lo querían siempre le dejaban monedas o comida. Se dice que muchas personas intentaron buscar a sus familiares, pero nadie nunca tuvo fortuna en esa tarea y a pesar de que se lo llevaron a hogares el insistía en volver al puerto. Su casa, quedaba en un callejón que se formaba entre el final del puerto y unas casas de pescadores y ahí mismo en la esquina, donde había unas pieles sucias, unos bolsos y un par de restos de pescado quedaba su hogar.
Un día, se le acerco a Nicolás un anciano que parecía muy buena persona, vestía ropas blancas como la nieve levemente adornada con costuras y botones color carmesí, portaba un bastón de madera y lo más extraño de todo, era un parche color negro que llevaba tapándole su ojo izquierdo, intercambiaron palabas y desde ahí en adelante, crearon una relación muy estrecha.
Así pasaron los años, Nicolás creció y a la edad de 12 años, el y su perro desaparecieron del puerto para nunca volver. Y aunque poco, se aparecía el amable anciano quien contaba lo bien que estaba viviendo con su nieto adoptivo.
En realidad, Nicolás había sido llevado a los picos nubosos al norte de su antigua ciudad, vivía en una pieza cuan celda de prisión donde tenía solamente su cama, murallas de roca y una puerta de metal la cual era cerrada todas las noches por sus maestros, como se hacían llamar. Los maestros, eran nada más que clérigos que pertenecían al templo, unos se llamaban ojo de la tormenta, otros heraldos, señor de los rayos, y el más grande de todos, y al parecer jefe, era el señor de la tormenta, pues todos le tenían mucho respeto. El anciano era un sacerdote mas del clero al cual llamaban heraldo de los vientos, era el encargado de reclutar jóvenes para ser entrenados y enseñados con la palabra de su dios. [/color]
Nicolás era un niño joven de aproximadamente 8 a 10 años muy simpático, tenia la piel clara y cabellos café, generalmente se le veía solo recorriendo el puerto junto a su perro , toda la gente lo conocía y como todos lo querían siempre le dejaban monedas o comida. Se dice que muchas personas intentaron buscar a sus familiares, pero nadie nunca tuvo fortuna en esa tarea y a pesar de que se lo llevaron a hogares el insistía en volver al puerto. Su casa, quedaba en un callejón que se formaba entre el final del puerto y unas casas de pescadores y ahí mismo en la esquina, donde había unas pieles sucias, unos bolsos y un par de restos de pescado quedaba su hogar.
Un día, se le acerco a Nicolás un anciano que parecía muy buena persona, vestía ropas blancas como la nieve levemente adornada con costuras y botones color carmesí, portaba un bastón de madera y lo más extraño de todo, era un parche color negro que llevaba tapándole su ojo izquierdo, intercambiaron palabas y desde ahí en adelante, crearon una relación muy estrecha.
Así pasaron los años, Nicolás creció y a la edad de 12 años, el y su perro desaparecieron del puerto para nunca volver. Y aunque poco, se aparecía el amable anciano quien contaba lo bien que estaba viviendo con su nieto adoptivo.
En realidad, Nicolás había sido llevado a los picos nubosos al norte de su antigua ciudad, vivía en una pieza cuan celda de prisión donde tenía solamente su cama, murallas de roca y una puerta de metal la cual era cerrada todas las noches por sus maestros, como se hacían llamar. Los maestros, eran nada más que clérigos que pertenecían al templo, unos se llamaban ojo de la tormenta, otros heraldos, señor de los rayos, y el más grande de todos, y al parecer jefe, era el señor de la tormenta, pues todos le tenían mucho respeto. El anciano era un sacerdote mas del clero al cual llamaban heraldo de los vientos, era el encargado de reclutar jóvenes para ser entrenados y enseñados con la palabra de su dios. [/color]