Re: El Último Colmillo
Publicado: Dom Jul 04, 2010 10:26 pm
por Cuchulain
Diario de Montoya
...Gritos, sangre, muerte, confusión... de pronto el campamento bedín quedó sumido en el caos más destructivo jamás imaginado. ¡Orcos! centenares de orcos infestaban las llanuras cercanas y atacaban a los bedines y los aventureros que alli habiamos llegado hace unos dias. Algunos de mis compañeros luchaban bien, me fijé en Shyra, por ejemplo, que fue una de las que nos salvó el pellejo. Yo intentaba ayudar, pero aquello... era más de lo que yo podía manejar. No es de extrañar, estoy aún entrenando y aprendiendo, pero parece que una guerra real me ha atrapado antes de que pueda pulirme en el arte de la lucha de campo.
¿Y todo esto para qué? Muchos nos hemos hecho esta pregunta, pues el pueblo Bedin es un pueblo muy lejano a nosotros, la gente de a pie de la Marca. Quizás sea por explorar lo desconocido... o por buscar riquezas o aventuras. O quizas sea por intentar ayudar a quien lo necesita, ¿por qué no?
Sea como sea, en ese caos..esa batalla campal, me ganaba terreno. Un orco enorme, al que tuve la osadia de enfrentarme para ayudar a un compañero, me dio un golpe con su cimitarra en la cabeza. Fue tal el golpe, que antes de quedarme inconsciente, escuché cómo mi cráneo se rompía... Luego, oscuridad... pero esos desconocidos, esos compañeros, me sacaron de la zona de guerra, y lograron salvarme la vida, con lo cual segui a la lucha, con mucha mas precaución. Hice lo que pude, reconozco que no fue mucho, pero si te digo una cosa, amigo...
Los que salimos del combate, ya no éramos desconocidos
Re: El Último Colmillo
Publicado: Lun Jul 05, 2010 1:10 pm
por pegasus1974
La pequeña y curiosa mediana se había encaminado con el grupo de aventureros hacia las tierra del este, según los rumores graves problemas asolaban esa región. Al llegar a un campamento cerca de la bifurcación Layla se sorprendió al ver unos animales que jamás había visto, según escucho eran camellos. Mientras sus compañeros hablaban con un mercader de Elah Zhad, el oasis de la Luna, se acerco a los animales y en seguida entablo amistad con ellos.
Una inquietud recorrió el cuerpo de la pequeña cuando escucho al hombre del desierto, según el pasaban cosas horribles en sus tierras, extrañas tormentas de arena y polvo que hacían desaparecer todo a su paso.
De repente procedente del este llego hasta el campamento una polvareda, junto a ella se levanto niebla, era muy extraña y lo oscurecía todo. Los aventureros se internaron en la espesura, pronto estuvieron rodeados por aquellas fuertes criaturas y empezó la lucha, eran un grupo bastante numeroso. Layla asustada se escondió entre la niebla evitando ser vista, no sabia que hacer para ayudar, se alejo hacia una colina esperando allí a sus compañeros. La batalla finalmente termino, habían sobrevivido al brutal ataque luchando con bravura, cansados y sedientos se alejaron del campamento.
Re: El Último Colmillo
Publicado: Lun Jul 05, 2010 3:27 pm
por Nela
El ultimo colmillo.
Primera escena.
Como cada mañana, Nela se dirigía camino a los bosques. Su afición por la alquimia, la hacia pasarse muchas horas recorriéndolos y buscando plantas. Por otro lado, ya acostumbraba a la soledad, cuando Syra no estaba, Nela siempre andaba sola, pese a sus intentos de buscar compañía en sus viajes y labores.
Esa mañana no parecía diferente, cada día ella conocía mejor los rincones donde crecían las plantas, lo que aceleraba el trabajo, aunque obligatoria era la cautela ante los ataques de osgos, animales salvajes y bandidos, cuando no cosas peores como licántropos, ogros o no muertos.
Ya de regreso Syra la recibió con la misma pregunta de siempre - ¿Donde estabas? - Decía la muchacha con aire cariñoso y fingiendo enfado - Fui por plantas como te dije, nunca me escuchas - replicó Nela enzarzándose en una de las ya acostumbradas riñas de “tu mas que yo” entre las amigas.
Era un día tranquilo, pero como todo día tranquilo, duró poco tiempo. Llegaron rumores de oscuras y tenebrosas noticias, noticias de boca de unos elfos que andaban en la fuente de Nevesmortas. Lo cierto es, como todos los rumores, no eran del todo ciertos, ya que en un principio hablaban del sur. Poco tardaron en ser corregidos, pues las terribles noticias venían del Este, desde el desierto.
Como es costumbre, reinaba el desconcierto. El grupo hablaba en elfico, y Nela intentaba traducirle a Syra lo que hablaban, ya que se la veía molesta al no entender el idioma. Un enorme grupo de desconocidos para Nela aunque entre ellos algunas caras conocidas, seguían hablando de aquellas noticias. Poco a poco se fue aclarando el asunto y surgió la idea de ir a una posada, donde se dice, suelen detenerse los comerciantes que vienen del desierto, así se podría conseguir mas información. De inmediato la inquieta Syra decidió ir a esa posada, aunque no sabia bien el camino, la siguieron Argos, Hedia y Nela seguidos al momento de Layla y Kimnche. Los cuales aun divagaban de cual seria el camino.
Nela los miró uno a uno, aun no entendía nada, e imponiéndose un poco, pidió que le dijeran claramente que buscaban - Es una posada en la bifurcación - respondió el grupo. La muchacha entonces se sonrió, - Ah ¿la posada de la bifurcación? claro que conozco el camino. Cuando me habláis claro, todo es mas fácil. - Y tras esto, decididos, salieron rumbo a la bifurcación. Nela, pensando en el largo camino, propuso ir en carro, pero parte del grupo prefirió ir a pie.
Cuatro días de peligroso viaje les esperaba, el primer día fue el mas ajetreado, encontrándose por el camino algunos trasgos. El grupo los enfrentó, para así, dar mayor seguridad a otros viajeros. pero poco tardaron en verse superados por un extraño grupo de trasgos que salio de las sombras y que dejaron fuera de combate a Hedia y Kim e hirieron de gravedad e incluso casi de muerte a los demás. Obligados, el resto se hizo invisibles para contraatacar, por suerte, la magia que usaron debió asustarlos, porque aun cuando iban ganando la batalla, casi todos los trasgos huyeron del lugar, quedando en minoría y siendo derrotados por el resto del grupo.
Amaneciendo del segundo día, descansaron y trataron sus heridas en el hospicio, ya no tendrían mucho tiempo para descansar si querían llegar a tiempo a su destino, y así fue como encaminaron, algo mas repuestos, el viaje hasta la bifurcación. Por suerte ya no encontraron mas peligros y lograron llegar, viendo con una sonrisa casi de mofa, a dos de los elfos que estaban en la fuente... ellos habían tardado tan solo dos días en carro. Nela maldijo por lo bajo por todos los peligros que habían corrido tontamente para encima llegar dos días después completamente agotados. Algunos aguantaron el tipo, pero el resto del grupo estaban tan cansados que ni articularon palabra, simplemente alquilaron una habitación y descansaron durante horas. Nela por su parte, aunque se sentía bien, prefirió comer y descansar, pues no sabia que podía pasar en esta loca aventura.
De nuevo al despertar y reunirse con el grupo, ahora de mayor número, reinaba el desconcierto, todos hablaban, pocos escuchaban, nadie explicaba nada y solo quedó una idea suelta, los comerciantes del desierto vendrían pronto por la taberna. Nela, algo cansada de referirse a la gente como: “la elfa pelirroja” o “el elfo de azul”, decidió parar la charla con un sonoro grito de silencio y pedir al grupo una presentación formal. Al principio la miraron como loca, pero luego les pareció buena idea. ahí fue cuando por fin, todos empezaban a conocerse. Nela los miro uno a uno, de tez morena y algo reservado se hacia llamar Montoya, a su lado una elfa de cabellos rojo oscuro Amaranth seguida de una mujer llamada Thamarha que no parecía querer involucrarse en el viaje, tan solo cotillear sobre el rumor. Y por ultimo el elfo vestido de cuero azul Unelor, que no parecía hablar bien el común y casi siempre lo hacia en elfico, para molestia de Syra.
Decidieron poco a poco ir saliendo de la posada, unos por agobio, otros por enfado, el caso es que se terminaron por encontrar un grupo algo mas reducido fuera. Amaranth tomo la palabra y comenzó a dar opciones, por un lado esperar, y por otro ir en dirección al este. El grupo no se decidía y por su parte Nela no pensaba adentrarse mucho, sabia que era el camino a Ascore e ir por ahí era un suicidio. Entre discusiones apareció Talino algo sorprendido por el numeroso grupo - vaya, es el segundo grupo tan gran de que veo hoy, como el del campamento que hay al este - El comentario llamo la atención de Nela y de Amaranth, aunque la elfa se adelanto con preguntas rápidas sobre el asunto, Nela, que conocía al druida de haberle rescatado, prefirió ser mas calmada y tras saludarle preguntarle sobre ese campamento. Tras algunas indicaciones, Nela lo presento al grupo para que les explicara, pero, Talino algo confundido y avergonzado, se quedo sin habla. Aun así, ya había dicho lo suficiente para que la alocada Syra, de nuevo, encabezara el grupo hacia el este.
El Viaje fue corto, el elfo Unelor había tomado la cabeza del grupo, y con su gesto serio, se movía como un autentico rastreador, buscando pisadas y rastros.. quizás fue por eso, que paso de largo y fueron las alocadas Syra y Nela las que vieron los enormes camellos a un lado del camino. El grupo se acerco al campamento mientras guardaban las armas. Ya tan solo quedaban Layla la cual era ayudada por Nela para subirse a un camello, Unelor que guardaba silencio, Amaranth que tomo la voz del grupo para interrogar al comerciante junto con Hedia, que hacia las mismas preguntas casi al unísono que Amaranth, y algo mas separados, Syra y Montoya observando la situación.
Charlaron unos instantes en los que el comerciante de tez morena les explicaba que en el desierto había un peligro, una tormenta de arena que se llevaba a quien atrapaba dentro de ella... Poco después el hombre se quedo pálido y parte del grupo reacciono mirando hacia el este, los mas despistados como Nela no se dieron cuenta, pero, el día había oscurecido y una espesa niebla seguida de una gran cantidad de polvo en suspensión les estaba rodeando, el comerciante tras conjurar con voz temerosa desapareció de la vista dejando al grupo de aventureros rodeados. Fue entonces cuando algunos sugirieron refugiarse en las casetas, pero Fue Unelor el que decidió adentrarse en la tormenta de arena seguido de los demás. Era una tormenta extraña pues no soplaba el viendo y estaban lejos del desierto como para semejante fenómeno, todos sabían que no era natural, pero continuaron su paso firme hasta que comenzador a vislumbrar algo, unos vieron siluetas, otros escucharon las pisadas de algo que parecía pesar bastante además de ser numerosas.
Ya no había marcha atrás, agudizando los sentidos Nela pudo escuchar el filo cortando el viento y anticipar su espada para detener el golpe. No podía distinguir bien a sus enemigos pero el ruido que hacían y el movimiento de la arena al ser movida por los golpes de esos seres la hacían intuir de donde venían los golpes. Un golpe bajo parado con la espada, el silbido de una flecha desde su izquierda, bloqueado por su escudo, a tientas fue reculando mientras gritaba “¡emboscada!” y daba ordenes a sus compañeros para reagruparse. Pero lo único que oía era los gritos de dolor de Unelor que fue abatido por un golpe y le pareció ver la blanca capa de Amaranth cargar contra de donde escuchaba el ruido, seguida de Montoya que no pensaba dejarla sola. Nela seguía gritando que se replegasen, el resto del grupo obedeció y se cubrieron en el borde de una colina, no sin antes recibir el golpe de algunas piedras que lanzaban con hondas. Una vez en posición mas segura escucho los gritos de Montoya y Amaranth que parecían caer ante el enemigo.
Jadeaba cansada pero pronto retomo el aliento, la arena apenas dejaba ver y prefirió guiarse por su oído que no al traicionó, se escuchaban las fuertes pisadas a punto de girar la esquina, contó unos segundos y lanzo una estocada atravesando al primer orco, mientras, se agachaba dejando que Syra, con un disparo certero, atravesara la cabeza del segundo orco. Poco a poco se oían mas y con otro golpe de espada que fue parado por el tercer orco que giro la esquina, lo distrajo para recibir los misiles arcanos de Hedia y lo que le pareció una piedra lanzada por Layla.
Parecía que ya no se oía nada, así que corrieron a recoger a los heridos, a tientas ya que la visibilidad era escasa, y los llevaron a las tiendas donde atendieron sus heridas. Apenas los tumbaron en el suelo empezaron a oír mas pisadas, Nela y Syra se adentraron de nuevo a la niebla para contenerlos mientras Hedia y Layla atendían a los heridos. Poco tardaron Unelor y Montoya en unirse al combate , aunque se les notaba aturdidos pues no lograron hacer frente a los atacantes, pero si ayudar en lo posible a sus maltrechas compañeras. El aire era irrespirable y desde la retaguardia un grito de socorro los alertó, regresaron y contuvieron un ataque que venia desde atrás, uno a uno parando flechas a ciegas, esquivando golpes por instinto y golpeando con toda la furia que podían guardar en ese momento, Estaba claro que Tymmora sonreía a Syra, guiando sus flechas aun en la oscuridad en disparos certeros en cuellos y cabezas de sus enemigos que caían abatidos. mientras el resto hacia lo que podía.
En un movimiento desesperado, Nela propuso subir a la colina secundada por Montoya, así no los rodearían, y conteniendo a empujones con su escudo como podía a los asaltantes. Recogieron al desmayado y mal herido Unelor y recularon de nuevo subiendo a la colina. Los arqueros tenían una posición elevada para disparar mientras que Nela, Montoya y Amaranth formaban un autentico escudo en la rampa de subida sin dejar que nada ni nadie pasara, este movimiento les ayudo a que fueran batallas mas igualadas, pues los orcos apenas cabían por la estrecha rampa. El combate continuó y continuó,, el cansancio mermaba, el aire irrespirable lleno de arena, no corría la mas minima brisa, se ahogaban desesperadamente luchando ya no con cabeza sino por inercia, por pura supervivencia, solo los instintos movían sus cuerpos agotados... y en el momento que ya pensaban que no darían mas.... la nada... silencio... solo roto por sus jadeos y gritos desesperados... la niebla y la arena retrocedieron y el día se aclaro casi por arte de magia...y ya no quedaba nada... Como si absolutamente nada hubiera pasado, ni los cuerpos de los orcos, ni la sangre, ni las señales de batalla, todo quedo como un sueño, salvo por su agotamiento, sus heridas, el dolor de la batalla y la sensación de estar completamente seguros de que habían abatido a muchos enemigos.
Poco después, ya con algo mas de aliento, no quisieron quedarse a comprobarlo, había que dar el aviso en las cercanías, y llegar a nevesmortas cuanto antes. Todos debían esta sobre aviso sobre ese rumor, rumor que ahora era realidad, sobre esa tormenta de arena que todo se lo llevaba y no regresaba jamás. La tormenta sin tormenta.
//la he escrito esta mañana con la prisa en el curro, con lo que conlleva, si algun nombre o algo esta mal, sorry! XP
Re: El Último Colmillo
Publicado: Mié Jul 07, 2010 10:29 am
por Suplicame
Escena en el Valle de Rauvin.
Era extraño, los rayos cayeron casi sobre nosotros en el cruce de Yálanzhar. Mi mente no pudo más que ignorar a Thorsteinn y fruncir el ceño mirando ese extraño suceso. ¿Cómo podían caer rayos sin haberlos invocado? Pero tras el cuarto rayo descendente el Guardián tiró de mí a un lugar seguro, la Cocatriz.
Las horas pasaron sin mayor trascendencia en esa posada, las palabras ahí comentadas no eran más que asuntos sin relevancia para oídos ajenos; aunque quizás el joven Drazharm había encontrado la forma de pasar el rato, viendo discutir a Guardián y Artesana.
Drazharm se retiró a las habitaciones, el Guardián se sentó en una mesa y la Artesana, es decir yo, quería salir de ese lugar; y así lo hice.
De nuevo el cruce se veía como hacía unas horas, miré alrededor intentando buscar algún indicio sobre qué había ocurrido, hacia unas horas, pero no encontré más que silencio. Era posible que como había dicho Draz, sólo fuese casualidad. Cabía una posibilidad… no obstante, últimamente pasaban asuntos extraños: el sueño, los rayos y ahora… ¿Oía voces en mi cabeza?
“Rael” había oído, mientras un árbol se presentaba ante mi. ¿Acaso me estaba volviendo loca? Mis cetrinos ojos miraron alrededor buscando aquel que me llamaba pero no hallé más que ese roble. “Tienes que encontrar al Halcón Peregrino”, volvió a hablar en mi cabeza. Musité lo que debía hallar y pregunté dónde podía encontrarlo pero no hubo más respuesta que buscar a los maestros. ¿Qué maestros? Cada frase me llevaba a otro acertijo.
Ese lugar quedaba un poco más al oeste de donde me encontraba, la voz había dicho que buscara cerca. Cerca, tan cerca, y el único lugar dónde se me ocurrió indagar fue en la Arboleda; esperaba que Amendur pudiera ayudarme.
Tiré de Thorsteinn cuando éste se reunió conmigo en el lugar donde antes se encontraba ese misterioso roble. Los pasos fueron apurados mientras le explicaba los extraños sucesos que me había ocurrido esos días: el extraño sueño conjunto con Aluriel en el Castillo Puerta del Infierno, los rayos acaparando mi atención y después esa voz que me pedía buscar a ese Halcón. No me extrañaba que el Guardián me mirara con preocupación, ocurrían demasiadas cosas inexplicables.
Pero llegamos a la Arboleda sin ningún incidente, solté la mano de Thor mientras miraba al Ent; estaba segura que el Guardián se mostraría precavido con ese ser natural… no era para menos. Avancé algunos pasos para introducirme en la arboleda y encontrar a Amendur. Las fatas revoloteaban inquietas por el lugar, como era costumbre, y el druida no tardó en prestarnos atención e indicarnos que lo siguiéramos.
Y así hicimos, tomamos asiento cerca del río y ahí dialogamos.
- ¿Qué tipo de halcón buscáis? - Había dicho el elfo tras explicarle lo ocurrido.
- El Halcón Peregrino. - y tras oír a quien buscaba el elfo comenzó a reír.
Mi vista miró a Thorsteinn apoyado en uno de los megalitos tras nosotros, no entendía porque reía y dudaba que aunque mi mirada fuera interrogante, el Guardián lo supiese.
- No buscas un Halcón, buscas a Filferil. – dijo por fin el druida, atrayendo de nuevo nuestra atención.
Según nos había informado Amendur el conocido Halcón Peregrino era un varón que recorría la Marca con la compañía de un elfo con cabellos verdosos; éste había desaparecido hacía tiempo de Bosque Alto y dudaba que los elfos salvajes que ahí vivían pudieran ayudarnos en su busca. Entonces, ¿dónde buscar?
- Id a Sundabar y allí encontrad a nuestros aliados ocultos. – dibujó un arpa en el mismo suelo y asentí en respuesta.
Los Arpistas, había oído que ellos eran aliados de los druidas; no obstante, nunca había tenido contacto con ellos. Algunos decían que no eran más que una leyenda, otros que era una organización… la verdad, supuse que pronto lo averiguaríamos.
- Sundabar... ¿dónde deberíamos buscar, Thor? – había dicho tras despedir a Amendur.
- Empecemos por el Cantor. Mía me indicó una vez que es un lugar dónde hay bastantes lugares ocultos. - me miró un instante y concluyó. - Además, no por nada es uno de los lugares más concurridos de Sundabar.
- Entonces allí... sí…
Partimos tras descansar unas horas. Ofrecimos unas raíces a los árboles para que éstos nos dejaran usar su magia y llegar a Sundabar, pues allí esperábamos encontrar más respuestas.
// Creo que lo más revelante lo he puesto, si me dejo algo... ya avisáis.