La Marca Argéntea

Éste será el hilo reservado para todos aquellos que deseen postear algún relato de la escenas que vayamos haciendo, espero que sea un hilo con muchos capítulos que narrar, gracias a todos por la Asistencia/paciencia.

PD: Disculpas a Ferae por romperle la cabeza por accidente (dos veces...)

//Jajajaja cosas que pasan. Yo no tuve que lamentar nada después, eras vos el que se arrancaba los pelos con las facciones jodidas.
Pongo esto a modo de introducción, ya que no me quedé para el final. Espero les guste y sea buen comienzo para esta quest que promete mucho!

De los cielos, el grito de las aves irrumpía el alboroto de la ciudad, y el barullo de la verde espesura. Aquella música cotidiana que a estas alturas, es apenas poco más que un silencio, se vió atravesada con el llamado del bosque.

Guerreros de Úthgard, aquellos hombres cuyo espíritu es casi tan rudo como su terquedad, caminando firmes más allá del Paso de la Luna, más allá del Rauvin, más allá de lo conocido. Sin miedo. Aquella palabra no existía y si existía, había pertenecido a un pasado incluso más lejano que las mismas fronteras de la memoria.
Junto a ellos, el delicado paso de los hijos del bosque, dejando trás el antiguo cayado de la archidruida una estela de tierra blanda y vida, inusual escena que los animales contemplaron entre los arbustos.

Una joven alianza los guiaba en un mismo camino, dejándolos allí, frente al círculo druídico del Rauvin. La divina chispa del mundo natural parecía concentrada en esos escasos metros cuadrados, bajo el vuelo de los pixies, y aquello era solo una pequeña demostración de lo que más pronto sus ojos verían.

"No sé que pasará con nosotros, no sé como terminaremos. Llegó el momento de tomar una decisión difícil y quién no crea estar preparado para seguirme, hermanos, es ahora momento de que que vuelva sobre sus propios pasos" dijo el Carnero frente a sus hombres. Ninguno retrocedió. Era propio de los útghard nunca soltarse los brazos, luchar codo a codo aún sin saber de qué trataba todo aquello, pues poco más dijeron las palabras de su líder.
Aquellos que velaban por el bosque tampoco pusieron objeción alguna. Los dioses saben lo que la Vildiara dijo a sus compañeros; ninguno de ellos dió media vuelta.
Ambos grupos simplemente contemplaron en silencio como el viejo druida del claro realizaba su ritual, abriendo delante de ellos, un portal que los conduciría a una tierra bendita donde muy pocos llegarán jamás...

Pocas leyendas podrían compararse con lo que presenciaron aquellos hombres y mujeres en cuanto sus pies volvieron a besar la hierba... ¿Podría una inspiración tan increíble caber en las limitados dominios que las palabras pueden describir? Si caben, entonces quienes allí estuvieron podrán contar el resto de la historia...

//Si, si... pero la culpa lo primero al Bardo!! . Gracias a tí por el rato Hoar. Aquí va la impresión de Daya




*Entre las páginas de un grueso cuaderno se haya parte de una historia, historia que será cantada por los siglos de los siglos, conocida en cualquier lugar de Faerum y recordada por todos a través de las vidas presentes y futuras*


Una llamada desde los cielos con un mensaje de Vildiara. Se me citaba como parte del bosque, sí, todos conocen que no lo soy pero siento gran afinidad por él. Desde el mismo día en que recibí las bendiciones de Sylvanus mientras me llamaba Alegre voz cantarina del bosque, desde el día que las casualidades dejaron de existir y desde el día que realmente pensé que mi destino estaba sellado junto a mundo natural además de al mío propio supe que nunca más volvería a desligarme del bosque.

A veces me pregunto a que dioses rezo las pocas veces que lo hago. Soy fiel a Oghma, devota por hecho de Mystra y fiel de corazón a Sylvanus. Una mezcla sorprendente y casi excéntrica pero ¿acaso algo en mí ha sido lógico?

Con Malakai aun regresando acudí al claro, Vildiara y otros estaban esperando, la reunión iba a comenzar y de allí el gran acuerdo entre bárbaros y miembros del círculo del bosque. Juntos emprendimos una marcha hacia algo que desde luego cambiaría por y para siempre nuestro mundo, nuestra vida y la vida de nuestros descendientes presentes y futuros. Cuando todo estuvo pensado, nos pusimos en camino hacia el Rauvin. Nuestro grupo era el encabezado por Vildiara, tras de ella Zeras y Malakai que había vuelto apenas unos días antes y afortunadamente pude contarle todo lo que estaba sucediendo y el llamado del cielo. Con ellos yo

Bárbaros y gentes del bosque combatieron raudos cada enemigo del camino, mientras Vildiara llenaba de vida todo por donde caminaba. Mi voz, arengándoles a seguir con fuerza.

Y por el paso de luna
El acero suena
Y por el paso luna
La sangre mana

Y por el paso luna
La voz resuena
Por el paso luna
La vida nos acuna

Todo estaba a punto de cambiar, todo comenzaba a dibujarse borroso, todos empezamos a tomar decisiones.

Llegamos al lugar de la cita, nuestro interlocutor no era otro que el druida Amendur, aquel que conocí de la mano de Malakai, aquel que ahora aguardaba una decisión por parte de todos.

Avanzaron nuestros representantes, por un lado Anager y a su lado Vildiara.

Mientras Malakai se me acercaba, ponía su frente sobre la mía, susurrándome amoroso mientras con sus manos tomaba las mías. Toda la fiereza de su aspecto se ve reducida cuando el corazón se abre paso y desde luego creo que por eso no me sorprendió su respuesta más adelante.

Vildiara llegó y habló. “Nuestro mundo cambiará, y quiero que estéis seguros de lo que vais a hacer, nadie os culpará ni os reprochará que no sigáis. Daya sobre todo tú, y a pesar de tener el beneplácito de Sylvanus, quiero que estés segura, que lo pienses porque tu mundo cambiará.”

Ya lo había pensado, iba a seguir por mí, porque estaba segura de que mucho ganaría en esos días, no hablo de lo material, ganaría en vivir y seguía pensando que nadie nunca acallaría mi voz. Ni una mirada hacia atrás para dar un paso a la inversa, no… por supuesto que iba a continuar y no era ni tan siquiera el amor hacia Malakai lo que me impulsaba, era yo simplemente.

Las palabras acabaron para dar paso al denso bosque que ante nosotros se abría.

Criaturas milenarias, criaturas legendarias, criaturas mágicas por el simple hecho de existir, Ents… mi retina iba dibujando en mi cabeza cada cosa que estaba viendo, se nos pidió continuar. Yo, que hasta entonces no me había sentido insignificante lo hice ante tal explosión de mano divina, busqué entonces el calor de la mano de Malakai y así avanzamos hasta donde se nos guiaba. Una mujer de las que estaban allí fue acercándose a mí, me olió y tras ello sonrío volviendo a abrirnos paso.

De nuevo las palabras fluyendo, conocimos entonces el motivo de la llamada al Rauvin
El anciano Chungred nos fue observando a cada uno de los viajeros y solo entonces nos dio a conocer la razón de nuestra presencia allí El abuelo árbol necesitaba de nuestra ayuda, necesitaba plantar su semilla pero para eso tenía que contar con nosotros. Tras el impacto primero todos asentimos, buscaríamos el lugar más adecuado para la semilla. El anciano mandó que trajesen a la misma y al hacerlo un silencio sepulcral se adueñó de nosotros.

La semilla venía de la mano de su cuidadora, era una niñita. No hablaba, no necesitaba hacerlo al parecer, mas ninguno de nosotros conocía la raza de la pequeña.

¿Una niña? ¿Una niña era la semilla del abuelo árbol? ¿Cómo íbamos a plantar a una niña? Dioses, si no fuese real aquello sería digno de la más desternillante de las comedias.

La pequeña nos fue mirando a cada uno de nosotros, ella sería quien eligiese su custodia. Al llegar hasta donde estábamos de la mano Malak y yo, nos miró alternativamente y sonrió yo miré a Malakai diciéndole que también le había sonreído a los demás, pero sólo añadió “Pero a nosotros más, amor, a nosotros más” Sinceramente sé que donde más protegida podría estar es donde menos se la buscaría pero ¿En serio Malakai estaba insinuando algo?

Sea como fuere, supimos que la bestia nos acecharía, quería la semilla y era de él de quien debíamos protegerla… de él y sus seguidores. En el mismo instante, todas las miradas se dirigieron a Mok ¿Porqué un reconocido malarita estaba allí?

La semilla elegiría su custodia y por más que nos sorprendiese no se equivocaría. La pequeña se dirigió en último lugar a Vildiara, y tomó su mano pero aun no conoceríamos su decisión…

“La vida es una guerra”

Estas palabras resonaban una y otra vez en la cabeza del chaman, la niña dormiría una Dekhana, el solo verla inundaba su corazón de una pasmosa tranquilidad que el ya creía olvidada.
Una nueva hija, un honor, un privilegio, una responsabilidad mas lejos de lo alguna vez imaginado.

El refugio de druidas y exploradores estallaba en vida mientras todos los protectores de la infanta se acomodaban para pasar un largo rato de visitantes.

Los barbaros más cercanos al líder habían sido apartados, por orden directa, de las incursiones contra los drows, el cuidar a la semilla era infinitamente más importante que unos malditos pielesnegra jugando en las cuevas, las caserías tendrían que esperar.

En la pequeña calma que entregaba el cambio de turno, Anager se decidió a examinar mejor a la pequeña, la sucesora del Padre Arbol, si hubiera podido ver su propia cara cuando Chungred se las presento, habían pasado ya muchísimas lunas desde la última vez que el viejo carnero se sintió genuinamente sorprendido.

Pero la guerra había comenzado, una vez más, Tempus no parecía darle respiro, las brujas orcas, el resurgir de su horda, su nuevo tótem, el mensaje de Chungred, el ataque drow y ahora nuevamente el asqueroso Malar metiendo sus zarpas entre los suyos.

La maldita pantera de dientes negros una vez más acechaba a los barbaros, a los que juro proteger, a la esperanza de todo el bosque que devolvería el equilibrio, a su nueva hija, de solo pensarlo un gruñido gutural broto de la garganta del rustico, obligándolo a apretar los dientes.

No era hora de descansar, no. Expulsando un fuerte resoplido por la nariz termino de matar toda la calma que hace solo unos minutos lo empapaba, era hora de discutir estrategias con la hija del bosque.

Traslado

Para los señores de lo Salvaje lo más difícil fueron los primeros pasos, decidir donde ocultar el tesoro que les había sido confiado era algo que no debían tomar a la ligera. La semilla demostró que solo era una niña, una curiosa niña que no podía decidir donde quería esta dejando que esta decisión cayera sobre aquellos que habían jurado defenderá con su vida.
Las discusiones seguían y entonces Zeras noto una voz en su cabeza, notó como era llamada por la semilla, así que sin dilación alguna se acercó a la pequeña para ver que ocurría.

“Como te llamas?”La pregunta no formulada resonó en su cabeza, dejando claro que pese a que la niña no podía hablar, no le era necesario.

“Zeras Moonglade, mi señora” La respuesta de la elfa en suave élfico no hizo sino demostrar como de sorprendida estaba para responder nada mas.
“Me gusta tu arco…”La niña lo dijo mientras desviaba la mirada al viejo arco que la elfa portaba en la espalda..

“Es de buena madera…”Es lo único que llego a la mente de la cazadora mientras descolgaba el arma y la ponía al alcance de la niña.

Cuando el arco fue tocado, enredaderas brotaron de este y se enroscaron a él, apretando y haciendo crujir la madera del viejo arco.
Sorprendida por la proeza, se giró a mirar a los lideres confirmándoles que podía comunicarse, que pese a que no hablaba no le era necesario. Prono Vildiara se acercó y hablo con ella en una lengua que la cazadora no supo comprender, pero la atención de la niña y del resto del claro pronto estuvo en ella. Se tomaron el resto de decisiones y se ordenó descansar puesto que se partiría en una hora al amparo de la noche donde sus enemigos al menos lo tendrían un poco más difícil.

“SIlvanus tu que lo ves y lo equilibras todo guía mis flechas y que estas encuentren el corazón de nuestros enemigos” La plegaria, necesaria para enfrontar lo que venia a continuación vino mientras la elfa se concentraba en el entorno. Prono la archidruida había terminado con los preparativos y el líder de la tribu del pájaro de fuego, tomó a la niña en brazos y se dirigió a la runa que Vildiara había trazado en el suelo.

Una vez en la nueva posición se dieron órdenes y poco tardaron en adelantarse Alassante, Heathcliff, Ardeil y Zeras para batir el terreno y limpiarlo de posibles amenaza las dos elfas con discreción y pisando con cuidado apenas si dejaban marca al pasar pronto divisaron al primer grupo de animales, suponiendo que no serian un problema los ignoraron y siguieron…pronto esos animales atacaron a la niña y los barbaros poco tardaron en reducirlos, la Archidruida extrañada en un principio y seria en el segundo ordenó que los animales fueran apartados de su ruta puesto que la bestia rondaba…

EL grupo siguió el camino hasta el refugio donde se adentraron pero la cazadora no estaba convencida pidiendo permiso a la Señora Vildiara retrocedió por sus pasos borrando rastros, se frotó a conciencia contra un oso impregnándose de su olor y dejando el mismo sobre el olor que pudieran haber dejado los demás, quitó ramas rotas borro huellas y donde eso no fue posible mando animales sobre los rastros para que estos fueran borrados por el paso de los mismos, durante horas la elfa trabajo a conciena hasta que cansada decidió volver.

Al llegar la niña dormía, los barbaros se retiraban a descansar en un salón de reuniones del pequeño refugio , Alassante y Heathcliff se apostaron en la entrada donde si alguien se acercaba dado que era un lugar habitual de ellos para descansar, nadie sospecharía. La señorita Daya se quedó en un principio al lado de la niña. Al fin y al cabo, ¿quien mejor para cuidar de ella y mantenerla entretenida que la joven trovadora? Por su parte la cazadora se retiró al interior del refugio donde se deslizo en la bañera para quitarse el olor a oso y poco tardó en cerrar los ojos en el interior de la misma y meditar….

//*Bosteza*Me he dejado mucho de lo que hicieron los demás, así como nombre seguro que me dejo alguno...pero es que son las 7 de la mañana...(no es hora para estar despierto y menos escribiendo xD)