Hielo y fuego

[El_Darko]

Intacta

- ¡No me toques! ¡No te atrevas a tocarme!
Tali salió corriendo y se refugió bajo un árbol cogiéndose la cabeza. El dolor era punzante, palpitaba y parecía recorrer toda su cabeza. El joven mediano la miraba con la boca abierta, entre el asombro y la ira.
- ¿Que demonios te pasa?
Cuando el dolor de cabeza bajó, miró a su alrededor. En su huida había tirado los libros al suelo y se había hecho un rasguño en la cara.
- Te... Te dije que no podía acercarme a los chicos.
- ¿Como no te vas a acercar? Tienes quince años, se supone que es lo que deberías de hacer, no estar enfrascada en estos libros.
- Es complicado de explicar. -respondió cabizbaja.
- Ya bueno, seguro que solo eres otra tarada... No quiero líos. Adiós.
- ¡No, espera!
Pero se fue. Era el primer chico en ese pueblo que se había molestado en hablarle, mirando más allá de la pila de libros, el pelo sobre la cara y las pecas. Al día siguiente irían a otro pueblo, y volvería a pasar lo mismo.

La caravana estaba en silencio, excepto por el traqueteo del camino, el tintineo de las monedas contadas y el pasar de paginas. Cuando Cory acabó con los ingresos, miró a su hija sin decir palabra. Después de una hora mirándola, Tali pareció darse cuenta y dejó el libro, incómoda.
- ¿Pasa algo, padre?
El mediano negó, envejecido.
- Me recuerdas tanto a tu madre...
- No me gustaría que me comparaseis con madre. No tengo nada que ver con ella. Estaba loca. -contestó con voz gélida.
Cory palideció de ira.
- No hables así de Alina, niña. Respeta a tu madre.
- No tengo nada que respetar. Ella me condenó... A esto. - señaló con ambas manos la prisión que era su cuerpo.
- No quiso que fuese así. Le pidió a la bruja del pantano que hiciese algo para que fueses aplicada, quería salvarte de una vida de ratera o algo peor. No sabía que nunca volvería a poder tocarte y eso...
- … La mató. Sí. Conozco la historia.
Se sostuvieron la mirada, padre e hija. Ambos pares de ojos azules destilaban frío y resentimiento. De repente, él rompió a llorar. El primer reflejo de Tali fue levantarse a consolarle... Pero se detuvo a tiempo. Impotente, se quedó de pie ante su padre.

[El_Darko]

Magia

El mago la miraba con sus profundos ojos grises, esperando. Si esperaba algo, fuera un éxito o un fracaso, sólo lo sabía él. Su expresión era neutra y no hacía ni un ruido.
La aprendiz, por su parte, estaba con los ojos cerrados y vocalizaba unas palabras sin llegar a pronunciarlas. Sus manos estaban sobre la mesa, listas para empezar. De repente, abrió los ojos.
- Estoy lista.
El mago asintió.
La aprendiz pronunció las palabras, hizo los gestos rápidamente y concentró su poder sobre un punto imaginario encima de la mesa. Una pequeña chispa de luz se formó y empezó a crecer, hasta convertirse en un pequeño globo luminoso. Después volvió a cerrar los ojos, expulsó aire y se permitió un gesto triunfal en el rostro.
El mago seguía mirándola sin cambiar de expresión. La aprendiz volvió a la expresión neutra rápidamente.

- ¿Como ha ido?
El ayudante del mago la esperaba fuera de su caravana, más nervioso que la propia Tali.
- Muy bien. He conjurado por primera vez. Era un conjuro sencillo, pero es un buen comienzo.
- ¡Eso es genial! ¡Tenemos que celebrarlo!
La mediana esbozó una sonrisa. Llevaba meses al servicio del mago humano Heimnell, pero su aprendiz solo hablaba con ella desde hacia unas semanas, cuando supo que no abandonaría. Tommen era un mediano de unos diecisiete años, la misma edad de Tali, que Heimnell había rescatado de una vida de latrocinio. No era la primera vez que lo hacia y al parecer le gustaba rodearse de los hin.
- Tienes razón, Tom. Me vendrá bien un descanso.

Había una feria en la villa cercana y la música se oía desde la pequeña colina donde estaban los dos medianos, compartiendo una botella de vino dulce, una risa espontanea y, más tarde, un silencio cómodo y agradable, roto por el mediano después de unos segundos.
- ¿Sabes? Deberíamos bailar.
Tali frunció el ceño, algo molesta.
- Sabes que no puedo...
- Eso es una estupidez -dijo Tommen con una sonrisa- Claro que puedes.
Tommen se concentró y convocó a su familiar, un diablillo de tamaño similar. Acto seguido intercambió unas palabras con él y cerró los ojos concentrándose. El diablillo la miro con los ojos del mediano.
- Ahora ven conmigo. Tu geas te impide tocar a una persona... Pero ya no soy una persona.
La mediana se acercó nerviosa y tocó la piel roja del diablillo, preparándose para el dolor. Pero el dolor no vino. Empezó a reír y a llorar y se abrazo a él.

Y bailaron hasta caer dormidos.

[klotar]

y no quiero ensuciar, pero se viene lindo! ^^ a ver como sigue he?!!

[Lady Starlight]

// Qué bonito el final del segundo

[El_Darko]

Cambios

El espantapájaros era ya un esqueleto de madera chamuscada cuando la aprendiz relajó su cuerpo. El mago la observó unos segundos antes de hablar con voz rasgada.
- El Primer Circulo ya no es un misterio para ti, Tali. Has empezado el verdadero camino.
Tali apenas podía contener la emoción.
- Gracias, maestro.
- No, no ha sido gracias a mí, has trabajado duro. Algún día serás una archimaga... Así que tengo un regalo para ti.
El mago Heimnell se quitó del dedo anular un anillo con una extraña piedra engarzada que cambiaba de color continuamente.
- Cuando domines la séptima esfera, podrás empezar a estudiar los Grandes Arcanos. Modelar los conjuros, los elementos... El hielo se transforma en agua que a su vez se vuelve vapor... Dominarás lo cambios de la materia, los elementos. Y éste anillo te ayudará en tu tarea.
El mago dejó el anillo sobre una roca y Tali lo cogió casi reverencialmente.
- Pontelo. Ahora es tuyo.
Obedeció y antes de que la mediana pudiese contestar, él se había encaminado a la caravana.

- Te vas a desgastar los ojos de tanto leer.
La mediana alzó la vista de su libro y sonrió al ver a Tom, que se sentó a su lado, a la sombra de un árbol más del camino.
- Y a ti de no usarlos, ¿cuando piensas empezar con ese tratado de evocación?
- Bueno, ya me conoces, prefiero practicar a estudiar.
- Pues ve espabilando, porque esta misma mañana he conjurado un proyectil mágico.
El mediano la miró impresionado.
- Eso es... Vaya, a este paso pronto me vas a superar...
Tali sonrió orgullosa y le enseñó su mano. La expresión del mediano se congeló.
- Te ha dado el Anillo de los Elementos.
- Pues... No se como se llama pero dice que me va a ayudar.
- Tali, ese anillo vale más oro del que nunca veremos. Cuando Heimnell me adoptó lo estaba intentando robar...
La mediana se empezó a sentir incomoda.
- Bueno, pero ya no eres un ladrón.
Tom se levantó.
- Dame el anillo. No te lo mereces... Llevo años esperando para conseguirlo.
Tali insinuó una sonrisa nerviosa que pronto se desvaneció.
- Me estas empezando a dar algo de miedo. Para ya...
- Dame el anillo o te obligaré a dármelo. -contestó con voz fría.
- ¡Tom! Tom, cariño... ¿Estas loco? Soy yo.. ¿No significo nada para ti? No voy a darte el anillo, necesito el anillo, sabes que solo cuando acabe el aprendizaje me llevará a quitarme el geas... Entonces tendremos una vida normal...
El mediano se acercó bruscamente y Tali tartamudeó el principio de un conjuro de atontar, pero no pudo terminarlo antes de que éste le diese un bofetón, y el escozor de la cara no fue nada comparado con la explosión de dolor en su cabeza.
- ¡Dame el anillo!
Tali retrocedió atropelladamente y se tropezó con una raíz del árbol, cayendo al suelo, respirando agitadamente, aterrorizada.
- Tom... Tom... Por favor... Dioses, por favor, no...
El mediano se abalanzó sobre ella y Tali sintió su cálido aliento en la cara, el peso de su cuerpo, su contacto doloroso, gritó y lloró, notó como el dolor palpitaba ardiente en su cabeza, empezó a dar manotazos de forma histérica, le arañó la cara a Tommen, que gritó furioso y atrapó su mano finalmente, arrancándole el anillo. Tali se sentía cada vez mas débil, oprimida por el dolor, miró respirando entrecortadamente al que hacía unos minutos era su mejor amigo y solo pudo hablar con un quejido lastimero.
- Por favor... Déjame, por favor...
Encima de ella, el mediano la miró unos segundos, consciente de lo que acababa de hacer.
- Supongo... Que hemos terminado.
Bajó la mirada, le cogió de la mandíbula y le besó furiosamente. Las lagrimas de Tali ardían, sus extremidades empezaron a hormiguear, su visión se volvió carmesí y finalmente se desmayó, incapaz de soportar tanto dolor.

[Unebril]

El final parecía Smeagol y su compañero,peleandose por el anillo xD.
Escribes muy bien^^ me gusta!

[El_Darko]

Rota

- ¿Vas a decirme algo hoy?
Tali estaba en camisa, tumbada en su camastro con un cuenco de sopa caliente entre los dedos, con el pelo naranja despeinado y la mirada perdida. El mago suspiró y se dirigió a la salida de la caravana, pero un pequeño gemido le detuvo y se giró para verle mover los labios y emitir un tenue sonido ininteligible. Cuando se acercó, pudo entender lo que decía.
- ¿Que... me ha... pasado?
Heimnell le explicó como la había encontrado al borde de la muerte y sin el anillo, tendida en la hierba. Como había buscado sin éxito a su ayudante y finalmente la había llevado en brazos a la aldea más cercana, donde un viejo clérigo apenas había podido evitar que se muriese. Le contó que llevaba en la cama mirando al vacío, sin comer apenas y sin decir palabra desde hacía dekhanas. Después de unos segundos de silenció, la mediana simplemente asintió.
- Tali... ¿Que te ocurrió? ¿Sabes donde está Tom?
- Tom ha robado el anillo.
El resto lo guardó para si misma.

Sólo después de dos estaciones se atrevió a salir de la caravana, pero no hablaba con casi nadie de las aldeas y pueblos que cruzaban. Siguió con los estudios aún más rápido que antes y cuando acabaron de cruzar la Frontera Salvaje ya conocía media docena de conjuros del Primer Círculo y pudo colaborar en la defensa de la caravana. Finalmente, cuando llegaron a la Marca Argéntea, Heimnell se dirigió a la mediana mientras conducía a los caballos.
- En Nevesmortas hay un clérigo, un siervo de Lathander que te podrá retirar el geas. Voy a pedirle que lo haga, como te prometí. Una vez allí, puedes quedarte en la villa o viajar conmigo... Necesito un ayudante.
Tali sólo asintió.

No hubo gran ceremonia, ni luz de ángeles, ni la liberación de ningún peso. Cuando el clérigo de la Atalaya del Alba retiró el geas, Tali no se sintió de ninguna forma especial. Heimnall se acercó sonriente y le tendió la mano. Ella fue a cogerla dudando pero cuando la tomó no hubo dolor, pero sí angustia. El corazón de la mediana empezó a latir acelerado, amenazando con salir del pecho, la respiración se agitó y las imágenes del asalto volvieron a su cabeza. Con un grito de terror se apartó del confundido mago.

Ya no estaba maldita. Pero seguía rota.

//Con esto acabo la historia previa de Tali a su llegada al servidor. Espero que os haya gustado y a partir de ahora pondré lo que le vaya pasando

[Lady Starlight]

// Pobrecita Tali con lo monérrima que es.
Me ha gustado mucho el final, los dos últimos -no comenté el anterior porque me comentaste que lo ibas a partir, y no quería ensuciarlo- han sido en general muy buenos, aunque me quedo con éste.

Ya no estaba maldita. Pero seguía rota.

Me gusta mucho el cierre =)

[El_Darko]

Gato y ratón

- ¡La caravana está en peligro! ¡Defendednos!
Tali alzó la mirada, pero se referían a un leñador fornido que sonreía con suficiencia. La mediana se encogió de hombros y observó como bajaba ansioso de ser un héroe. Con un suspiro esperó paciente, oyó el grito de guerra del leñador, el gruñido de unos gnolls, carrera en la nieve y silencio.
- Ese pobre desgraciado ha muerto.
Los otros dos granjeros se miraron y huyeron hacia Adbar, dejándola sola, como siempre. Tali bajó de la caravana decidida a no volver a pie e invocó una araña terrible.
- Encargate de ellos, pequeña...
Se volvió invisible y observó la batalla. El veneno de la araña hizo que un gnoll se retirase indispuesto, pero el otro la despachó sin problemas. La mediana empezó a dudar, mientras el gnoll se dirigía a la caravana. Tenía que actuar rápido o se quedaría tirada en mitad de ninguna parte.
La bola de fuego salió sin apenas darse cuenta, y el gnoll se giró con su pelo chamuscado y ojos inyectados en sangre.
En la cabeza de la mediana ya solo había un pensamiento: “Estoy muerta.”.
Con un bramido horrible, el gnoll cargó blandiendo su hacha contra la mediana, ante lo cual, sin mucha ceremonia, huyó. Sabía que no podía seguir corriendo por el camino, ya que tarde o temprano el gnoll la alcanzaría así que decidió jugar la baza de su pequeño tamaño y mayor inteligencia para hacer que se quedase atrancado entre unas raíces.
El gnoll bramaba y bufaba, golpeando al suelo con su hacha y Tali, ya en lugar seguro, conjuró los últimos proyectiles mágicos que le quedaban sin conseguir derribarlo. Con una maldición se descolgó la ballesta de la espalda y le empezó a disparar, pero el gnoll detenía todos los ataques con su escudo. Finalmente un virote le impactó en el hombro y rugió de dolor.
- No se tu... Pero yo me puedo pasar así todo el día.
La sonrisa se congeló en los labios de la mediana cuando escuchó un crujido y vio como el gnoll se liberaba de su presa y seguía avanzando. Tali corrió y pasó por entre sus piernas esquivando por los pelos un hachazo, pero subiendo una ladera nevada pisó en falso y tropezó. Casi por instinto pudo rodar a un lado y que el hachazo le rozase el brazo en lugar de cortárselo. La sangre manchó la nieve blanca y la mediana siguió huyendo hasta que consiguió una posición ventajosa desde la cual el gnoll no podía alcanzarla, cegado completamente por el dolor y la rabia y medio muerto.
Sacó un nuevo paquete de virotes y cargó su ballesta.
- ¿Por donde íbamos? Ah... Ya lo recuerdo. Tu ibas a morir.

El sol estaba ya casi poniéndose y la caravana estaba completamente vacía, sin conductor, ni pasajeros. La mediana, cojeando, magullada y ensangrentada, pasó por encima del cadaver del gnoll y se subió donde debería de estar el cochero. Dejó la ballesta a un lado y cogió las riendas con una media sonrisa.
Si fuese trovadora, cantaría sobre esta gesta durante meses... Pero era una estudiante de magia. Estaba por encima de vanos pavoneos.

//Me ha gustado tanto que he decidido postearlo xD Gracias a Hoar por los sustos que me daba desatascando al gnoll xD

[El_Darko]

Justicia

La pequeña figura bajó de la caravana y se retiró la capucha, dejando a la vista un pelo desordenado y anaranjado y un rostro pecoso de ojos azules. Había conjurado “Localizar criatura” tal y como le había enseñado Shein por última vez y era el momento y el lugar, no podía desaprovechar esta ocasión ya que no tenia fuertes fiebres y aún no pertenecía a la Orden. Miró hacia delante y Aguas Profundas se alzaba ante sus ojos.

Tres días después, Tali estaba en una habitación, sentada en una silla orientada directamente a la puerta a una distancia prudencial. Las palmas de las manos le sudaban mientras sostenía su ballesta y repasaba el plan en su cabeza una y otra vez, buscando cualquier posible fallo. Finalmente, oyó un crujido y supo que había llegado la hora. Segundos después la puerta frente a la silla se abrió y el tiempo pareció ralentizarse. Vio su pelo rubio. Su nariz ligeramente torcida. Sus labios, ni demasiado finos, ni demasiado gruesos. Se detuvo en seco al verla y abrió los ojos, sorprendido. Ella alzó la ballesta.
- Hola, Tom. O Deke. ¿Es tu verdadero nombre? Responde sin moverte.
El mediano miró a ambos lados sin mover la cabeza y asintió.
- Has sido difícil de encontrar. Bien... Deke. No intentes avanzar hacia mi, estoy demasiado lejos. Tienes una oportunidad, una sola oportunidad para lanzar un único conjuro. Aprovechala.
Tali soltó la ballesta y comenzó a conjurar mirando fijamente a su rival, pero él se llevó ambas manos a la cintura y lanzó unos cuchillos. Sintió el punzante dolor en un hombro y estuvo a punto de perder la concentración, pero acabó su conjuro centrándolo en el mediano, que ya había iniciado una huida. Se quedó completamente paralizado, con media vuelta dada y Tali se levantó apoyándose en el bastón que había al lado de la silla. Acto seguido se acercó sin prisa, sacó una pequeña daga afilada y se agachó tras él.
- Nunca confiaste de verdad en la magia. Un conjuro de “Paralizar” como el que he lanzado yo te habría dado algo de tiempo, pero no podías lanzarlo... ¿Verdad? Tranquilo, no dura demasiado. Por eso voy a cortarte los tendones del pie, pero no te preocupes, duele tanto que vas a desmayarte...

Deke despertó otra vez y sólo podía ver el rostro de Tali, serio y frío, desde abajo. Estaba completamente aterrorizado, ya que las últimas tres veces que había despertado había vuelto a pasar algo que le hacía desmayarse de dolor, pero por más que lo intentaba no podía encogerse, y por más que pretendía pedir piedad, solo salia un gimoteo incomprensible.
- Verás, no has podido disfrutarlo mucho debido a tu decepcionantemente bajo umbral de dolor, así que voy a explicarte lo que ha pasado estas últimas horas. Ya sabes que te he cortado los tendones de los pies, pero me temo que eso, al igual que el haberte seccionado los músculos que te permiten mover los brazos, responde a la cuestión práctica de que debes permanecer quieto. También te he cortado las manos, para que no puedas tocar ni robar a nadie más y te he quemado con ácido los labios, para que no puedas volver a besar a nadie sin su consentimiento.
Sólo pudo abrir los ojos mucho y balbucear un lloriqueo como respuesta.
- No te molestes, no te va a oír nadie, ya me he encargado de eso. También me he encargado de la perdida de sangre, no morirás desangrado, aunque puede que sí mueras de sed si no viene nadie a ayudarte, cosa que ambos sabemos es improbable.
Se quitó los guantes manchados de sangre y los guardó en su bolsa para luego encaminarse hacia la puerta.
- Me gustaría dejarte muy claro que no hago esto por placer. Esto es justicia. Ahora mismo eres una victima, eres impotente. Estas a mi merced, tal como yo lo estuve aquella tarde. Ahora... Tu también estas roto. Adiós, Tom, te quise mucho. Espero no volver a verte nunca más.