Bunar Buscamuerte

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Thornik84

Bunar Buscamuerte

Mensaje por Thornik84 »



Nacido en Argluna en 1307 gracías a la bendición del Trueno. Fue criado por una pequeña familia bajo la fe de Clangeddín Bargênta, en la Bajociudad. Durante sus largos años jóvenes se fue preparando para las grandes hazañas que estaba destinado a realizar su raza tras la bendición de Moradin.

Tras las décadas de barbilampiñez, se entrenó en el uso de las armas y las técnicas de combate, preparandose de manera incansable y constante para las batallas futuras.

Tal oportunidad se le planteó en 1367, cuando el El Rey Emerus Corona de Guerra, realiza una llamada a los guerreros de la comunidad de enanos de Argluna y estos deciden prestar su apoyo en la batalla para recuperar Felbarr.
Largas fueron las luchas abriéndose camino entre los pasillos y pasajes junto a sus camaradas, hasta que un hecho lo cubrió de vergüenza.

El ataque a Felbarr fue una batalla encarnizada a pesar de las bajas que habían sufrido el bando defensor por el asedio continuado de las tropas del Rey Greneire.

Durante el combate en uno de los pasillos interiores, la infantería enana, luchaba hombro con hombro, cerrando el paso de una acometida orca. Mientras algunos de sus camaradas rodeaban la antesala por un pasadizo paralelo, consiguiendo así atacar a los desprevenidos orcos por la retaguardia.



Bunar, acompañado de varios de sus compañeros fueron encomendados para dicha misión...
Thornik84

Re: Bunar Buscamuerte

Mensaje por Thornik84 »

Los oscuros pasillos se iluminaban por las antorchas de los enanos, Bunar se encontraba en segunda linea, con su hacha en ristre. Ansioso por entrar en batalla.



Retumbaban los sonidos de combate por las salas contiguas, mientras las incansables botas de la marcha enana proseguía por el pasaje.

Bunar apoyó la ancha palma sobre las paredes toscamente labradas. Como latidos de un corazón en pleno esfuerzo la roca palpitaba gracias al fragor de los combates. El ansia recorría su cuerpo, deseando entrar en combate.

- Pero no. - Se dijo para si mismo. - Es una misión importante, de esta forma acabaremos con esos malditos orcos.

Un enano de espesa y blanca larga que iba al frente alzó la mano. - Deteneos, la salida está justo aquí.

Bunar le miró, se notaba que era un viejo conocedor de todos los pasajes y cámaras de la fortaleza. Giró la cabeza y miró a su amigo de toda la vida.
Tronir le guiñó un ojo y sonrió mostrando sus dientes amarillos. Bunar le devolvió la sonrisa y alzó el hacha. Tronir asintió.

El experto enano que dirigía la marcha se arrastró pegado a la tosca pared, tanteando el terreno con meditada paciencia. El resto de enanos formaron el linea tras suya, poco a poco fueron pasando lentamente.
Tronir se colocó al lado de Bunar, continuaron avanzando pegados a la piedra. El anciano de barbas blancas palpó una roca y presionó un mecanismo oculto.

Un pasadizo se abrió en la piedra labrada, oculto a cualquier ojo no experto. El ruido de combates se intensificó. Con un gesto de la mano, hizo que los enanos pasaran por el pasadizo.
Bunar estaba atento al continuo ruido de batalla, los gritos de los enanos, los gruñidos de los orcos, el entrechocar de armas y escudos. Paso a paso, siguieron acercando a la salida que daba a una pasarela en un nivel superior.
Ocultados tras unas rocas terminaron de salir todo el grupo, Bunar alzó la cabeza para ver el combate que se producía abajo. Apretó con fuerza el mango de su hacha.

- Tranquilos camaradas, aguantad un poco más... - Tronir lo miró y asintió.

- Acabaremos con todos ellos. - Bunar contestó con una sonrisa.
Thornik84

Re: Bunar Buscamuerte

Mensaje por Thornik84 »

- Preparad las armas, vamos a hacer que paguen por mancillar nuestra tierra. - Desenfundó su hacha. Señala con un dedo una pequeña escalera de piedra cuando todo el grupo asiente.

Bunar apretó el mango de su hacha y Tronir se apoyó en la cabeza de su martillo. Los viejos amigos estuvieron siempre juntos y hoy en una de las grandes batallas de su vida, pemanecerían unidos.

El viejo enano, alzó la mano y la bajó con gesto firme, los enanos se alzaron tras el parapeto y corrieron en dirección a la escalinata. Un cuerno resonó en toda la estancia, los orcos se pararon en seco mientras veían la maraña de enanos con las armas preparadas.
Multitud de gruñidos de los jefes de la guarnición orca ordenó su retaguardía, orcos con dientes afilados y armas herrumbrosas se preparaban para aguantar la inminente carga enana.

Bunar alzó su hacha y se lanzó con un salto sobre el orco que tenía justo en frente. El piel verde paró el golpe con su machete de gran tamaño, pero el impulso de la carga le hizo trastabillar. Y con un gesto rápido el hacha de Bunar cercenó el antebrazo de la criatura.
- ¡Muere! ¡Por Clangeddín! - Con un revés, clavó la hoja en el cuello del orco y pasó por encima del enorme cadaver en busca del siguiente enemigo.

La carga por la retaguardia levantó el ánimo del muro de escudos enanos que se defendían de la guarnición orca. Y renovaron esfuerzos manteniendose con la firmeza de un yunque, mientras sus camaradas golpeaban por la espalda con la fuerza de un martillo.

Tronir aplastó una cabeza con su martillo y apartó el cuerpo inerte a un lado mientras seguía a la diestra de Bunar. Un enorme orco, que intentaba que la retaguardia orca no se desmoronase se encontró con la pareja de enanos. Bunar alzó la vista y gritó. - ¡Mio! - Tronir le siguió de cerca.

El hacha del orco descendió sobre Bunar que saltó a un lado, saltando chispas cuando el enorme arma chocó contra el suelo donde había estado el enano. Tronir golpeó el hacha con su martillo, apartandola de su camino y gruño al lanzar un golpe contra el piel verde. - No Bunar, ¡es MIO! - Y dirigiendose al orco añadió ¡Muere criatura del demonio!



Bunar se giró al ver la escena y con ceño fruncido, alzó el hacha y corrió en dirección al combate mientras gritaba. - ¡Es MIO! - Y con un fuerte empujón apartó a Tronir antes de que cayera el golpe sobre el orco.

La criatura extrañado, gruñó de rabia cuando se encontró con ambos enanos frente a él y dejó caer su hacha sobre Tornir. Bunar interpuso su hacha delante y paró el poderoso golpe del orco. Un gruñido y el puño del orco impactó contra el rostro de Bunar, lanzandolo a varios metros de distancia. El golpe lo dejó durante unos segundos atontado. Cuando pudo alzar la vista el hacha del lugarteniente orco cercenaba a su querido amigo Tronir.

La rabia inundó su cuerpo, pero las piernas no le respondían, del fuerte golpe recibido. Gruñó y apretó sus amarillos dientes obligandose a levantarse. Cuando pudo ponerse en pie apoyandose en contra una de las paredes, unos pocos orcos habían conseguido huir a una antesala contigua y no había rastro de aquel gran orco.

Bunar se acercó tambaleante entre los vitores de los enanos. El plan había funcionado, la victoria era primordial para la reconquista de la fortaleza. Bunar llegó ante el cuerpo inerte de Tronir, y una punzada de culpabilidad inundó su espíritu. Alzó la vista y buscó su hacha.

- Por mi culpa has muerto camarada... pero vengaré tu muerte mil veces... - Dijo Bunar en voz baja.

El enano de barba blanca, comenzó a reorganizar a las tropas. El ataque principal estaba llevandose a cabo en estos momentos y tenían que colocarse en posición. Bunar gruñó, ahora no importaba la fortaleza, solo importaba la venganza.
Thornik84

Re: Bunar Buscamuerte

Mensaje por Thornik84 »

- Preparaos, que los clerigos se ocupen de los heridos y de los muertos. - Señaló a la siguiente antesala y clamó a los guerreros. - Alzad las hachas y los martillos. Que Clangeddín esté orgulloso de todos vosotros.

Todos los enanos estaban preparados para el siguiente combate, pero Bunar permanecía sentado con el hacha sobre sus piernas, mirando el cuerpo inerte de su amigo de la infancia. Un viejo clerigo se acercó al cuerpo. - Tranquilo, me ocuparé de él.

Bunar no contestó. Los guerreros se prepararon para el ataque, Bunar se levantó en silencio y gruñó al pasar al lado del clérigo. Contempló su rostro sierio y contorsionado se sacó un cuchillo de cazador y cogiendo su melena roja se cortó el pelo de sus sienes, dejando una cresta en su cabeza.
Los mechones caían, mientras los clerigos cuidaban de los heridos y preparaban los cuerpos de los muertos. Giró su cabeza, los soldados marchaban a la siguiente antesala. Bunar dejó el cuchillo, posó su hacha en el hombro y marchó junto a sus camaradas. - Tengo un amigo que vengar.

El pasillo era estrecho, humedo y frio. Pero la ira contenida le impedía sentir ningún malestar, pequeños mechones se habían quedados enredados en su barba rojiza, alzó la mirada. Estaban ya a punto.
Humanos y enanos luchaban en la sala principal, buscando el acceso hacia el salón del trono. Bunar frunció el ceño y preparó su hacha, acomodandola en su mano. El viejo enano que iba al frente habló.

- Llegó el momento camaradas. ¡Por Clangeddín! - Los enanos clamaron y en un grito al unisono, todos el grupo surgió a la gran sala por una pasaje lateral, cargando a las defensas orcas en un combate sin igual.

Bunar salió junto con sus camaradas, con sólo una idea en la mente. Acabar con la inmunda criatura que hacía unos minutos había mutilado a su querido amigo.

Alzó la vista, mirando por todo el campo de batalla. Un orco se avalanzó sobre él, lo apartó con un gesto de su hacha y tras un movimiento rápido cercenó el cuello de la criatura. - No tengo tiempo para ti. - Gruñó y siguió revisando todo la gran sala, contemplando el gran combate que se estaba realizando. De repente abrió los ojos. Allí estaba, aplastando con su hacha a un camarada, mientras degollaba a otro con un cuchillo. La ira que inundaba su corazón, se avivó al contemplar matar a otro de sus compatriotas. Gruñó y se avalanzó en un grito desesperado por captar su atención.

Apartó a otro orco que se encontró en su camino partiendole una rotula. Empujó a un enano de su camino y continuó gritando al lugarteniente de Oboldo Muchas-flechas. - ¡Criatura infame! ¡Ven para que te lleve al mismo infierno! - Agarró su cota de mallas, dejandola caer al suelo sin dejar de gritarle. - Maldito engendro! ¡Ven a buscar tu muerte!

El orco tras abrir la cabeza de un humano, se giró ante Bunar. Este golpeó su pecho descubierto provocando al piel verde, quien contestó con un grito que helaría la sangre de cualquier humano, enano u elfo.

El orco se avanlanzó contra Bunar, entrechocando sus hachas. Un puñetazo se dirigió a la cabeza del enano y este apartó su testa rapada. Clavó una rodilla en tierra y rodó a un lado. - Ahora, te toca morir.

Última edición por Thornik84 el Dom Ago 07, 2011 12:11 pm, editado 1 vez en total.
Thornik84

Re: Bunar Buscamuerte

Mensaje por Thornik84 »

Bunar alzó la vista y el orco soltó un gruñido de ira. Cruzaron sus miradas y el piel verde se avalanzó sobre él. Alzó su hacha descendiendola sobre el enano que interpuso la suya bloqueando el golpe. Durante unos segundos permanecieron en
esa posición, pegando sus caras al máximo, mirandose a los ojos con furia contendia.



Las babas del piel verde caían por sus mandibula prominente, mientras el olor penetraba por la nariz de Bunar. - Asquerosa criatura. - Le dijo sin pensar y apretando los dientes empujó al orco lo suficiente para poder echarse a un lado mientras la gigante hacha rompía la baldosa donde antes había estado el enano.

Bunar sacudió su cabeza, el lugarteniente levantó el hacha con ambas manos. Comenzaba un nuevo asalto. El enorme arma hizo un barrido intentando cercenar la cabeza del enano, este se agachó y rodó a un lado, para lanzar un tajo a la pierna del orco.
Un gruñido de dolor surgió de la bestia, la sangre comenzó a manar del muslo del piel verde. Bunar sonrió satisfecho, cuando retiró el arma y volvió a lanzar el golpe como un leñador contra un indefenso árbol... todo se hizo negro...

El orco giró en redondo e impactó con el dorso de su mano contra la cabeza de Bunar. El dolor y la adrenalina hizo notar cada instante del impacto, como lentamente la armadura del orco fue desgarrando su rostro y fracturando su craneo mientras sentía su cuerpo volar y cayendo a varios metros de distancia.

La criatura se acercó pesadamente, cogeando mientras dejaba tras de si un reguero de sangre. Bunar sacudió la cabeza, una mancha borrosa verde y enorme se dirigía hacia él. Gruñó intentando levantarse, el cuerpo no le respondía. Poco a poco la figura se fue clarificando. Un hacha gigantesca se levantó sobre su cabeza. Bunar tragó saliba. - ¡No! ¡No puedo morir! Tengo que vengar a Tronir. - Pensó para si.

El hacha descendió con toda la fuerza e impactó contra el suelo vacio. Bunar apretando los dientes rodó hacia un lado con todas sus fuerzas lanzó otro tajo contra la pierna herida. El arma enana se hundió profundamente en la carne orca, manando de ella una fuente de sangre. El orco cayó redondo sobre su pierna recien cercenada y soltó su arma agarrandose el muñón.

Bunar cubierto de sangre, con la mitad de su cara reventada y magullado por tantos golpes se colocó a su lado. - No mereces clemencia... pero tampoco mereces vivir... - Levantó el hacha tras su cabeza y con un golpe seco cortó el cuello del orco, dejando que rodara sobre el campo de batalla. Se quedó quieto tras unos instantes, saboreando el momento de triunfo. Mas su corazón seguía inundado de una culpabilidad y una rabia que no se habían apaciguado.

Un orco se lanzó a la carga contra Bunar, este alzó su hacha, la interpuso al arma del piel verde y giró sobre si mismo. Se colocó a su espalda y con un golpe de revés aplastó la columna de la bestia inmunda. Ni un atisbo de alivio, ni un poco de tranquilidad en su corazón. - Mil orcos caerán ante mi hacha... y no hallaré la paz...

Sacudió su cabeza y gruñó. - ¡Entonces los mataré a todos! - Un grito de rabia brotó de su boca y se lanzó a la batalla con el resto de sus camaradas. Nada importaba, tampoco su propia vida; simplemente luchar y morir....
Thornik84

Re: Bunar Buscamuerte

Mensaje por Thornik84 »

La llegada a Nevesmortas

Un viento gélido proveniente del norte tapaba las huellas que Bunar iba dejando en la nieve. La escarcha se le acumulaba en la barba de la que pendía pequeños témpanos helados. Un gruñido y una sacudida fue su único intento por entrar en calor.

Cubierto por una pesada capa de pieles, continuaba vagando por los pesados caminos de la Marca. Tiempo había pasado desde la batalla en Felbarr, conforme proseguía la marcha sus pensamientos se posaron en aquellos pesados días.

- "Fue duro todo aquello" - Pensó para si, tras consolidar posiciones el Rey Emerus se hizo fuerte en la fortaleza de Felbarr, poco más había que hacer allí para Bunar. Alzó la vista al cielo, de donde caían la continua nevada suave pero incesante. - Poco más había que hacer. - Se repetía de forma lastimera, como a quien una pesada carga le ahoga el espíritu.

Los días posteriores a su marcha no fueron sencillos. Rehusando todo contacto de vida, se dirigió al este, por las montañas de Rauvin buscando la muerte o la redención ante tal pesada carga que recaía sobre sus hombros.
Tras largos meses de marchas forzadas y duros combates entre las angostas sendas de antiguos caminos ya olvidados, divisó un contorno conocido que se alzaba imponente en el horizonte. Ocultando los pocos rayos del frío sol que por entonces intentaba calentar aquellas tierras.

Imagen

Las majestuosas montañas de Hielo. Bunar asintió ante aquel espectáculo y sonrió. - Adbar, allí hallaré el perdón por mi falta. - Se cubrió en su capa y buscó con apremio un lugar donde guarecerse aquella noche.
Thornik84

Re: Bunar Buscamuerte

Mensaje por Thornik84 »

La fría noche estaba llegando a su fin, y Bunar suspiró, gracias a las escasas ascuas, las pesadas pieles y su determinación consiguió aguantar otra dura noche en las montañas de Rauvin.

Contempló la salida de la pequeña cueva. Aquellas tierras estaban plagadas de grutas y madrigueras de animales y trasgos, ocultas bajo la capa de nieve. Afortunadamente Bunar se había convertido en un experto en localizarlas tras su largo viaje.



Las marchas forzadas por aquellos caminos inhóspitos y olvidados agrió su carácter. Pese a pertenecer a la dura raza de Moradin, no dejaba ser un enano criado bajo la protección de los muros de Argluna y en la comodidad de sus camas.

La espesa cerveza fermentada por sus camaradas en la Bajociudad, aquellas tabernas donde las canciones, el licor y la buena comida nunca paraba de fluir.

Frunció el ceño al sacar una de sus manos de debajo de las pesadas pieles de oso y hurgar en su bolsa en busca de algo que echarse a la boca. La mueca se hizo más pronunciada cuando tan solo halló cecina congelada. - Maldita tierra del infierno helado. Ni tan si quiera un mísero lobo en varios días. - Gruñó con amargura y desesperación al tiempo que le daba un mordisco.

Miraba fijamente las ascuas, escasas y casi apagadas, sin posibilidad de avivarlas por falta de algún combustible adecuado.



Un crujido de nieve se escuchó en el exterior, de manera instintiva Bunar estiró su mano y cogió el gran hacha que había a su lado. Mientras se acercaba a la salida de la gruta cubrió las ascuas con nieve y esperó en silencio.

La respiración se hacía más lenta y trabajosa, mientras intentaba mantenerse en silencio, con su arma en las manos. Escuchando atento cualquier ruido del exterior.

Otro crujido sonó con más fuerza, los sonidos transportados por el frío viento se hacían cada vez más constantes y nítidos. No había duda. - Alguien se acerca... - Tragó saliva y preparó su hacha.

Amigo o enemigo, no estaba dispuesto a correr ningún riesgo, no sin antes haber saldado su deuda con el mismísimo Moradin. Apretó los dientes y abrió lo máximo que pudo la capa, estaba dispuesto para el ataque.
Thornik84

Re: Bunar Buscamuerte

Mensaje por Thornik84 »

Estuvo atento a las pisadas, - "Al menos un par..." - pensó al momento que tragaba saliva.

Una figura a contraluz pasó por delante de él. Un trasgo con una carcaj de flechas en la espalda y un cuchillo enfundado. Otro más pasó, armado con una espada corta. Bunar gruñó. - Hay otro más. - Un tercero apareció con paso lento, cargando con un bulto a la espalda.

Bunar no esperó más tiempo y salió de su escondrijo. Con un gesto rápido el hacha cayó sobre el último de los trasgos, quedando su cabeza aplastada por el peso del gran arma del enano. Los otros dos trasgos se giraron. El arquero dio dos pasos atrás y comenzó a preparar su arma, mientras el otro trato de desenfundar su espada.

Con su gran mano, aferró la del trasgo antes de que este pudiera sacar el arma. Y justo cuando el trasgo se diera cuenta, la cabeza de Bunar impactó contra su nariz convirtiéndola en una masa sanguinolenta que desfiguraba más su horrible cara.

Sacó el hacha del cuerpo inerte del primer trasgo y con el rostro cubierto de sangre del trasgo y una mueca feroz, se encaró al tercero de los trasgos.

- ¡IIIIhh! - Chilló la vil criatura, para después salir despavorido sin mirar atrás.

Bunar relajó sus hombros y contempló la escena.

Un trasgo daba chillidos de dolor mientras se agarraba la cara, junto a su compañero muerto. Con gesto rápido y sin mostrar compasión ninguna cortó la cabeza del trasgo herido. - Así aprenderás a estar callado. - bufó a la vez que escupía en la figura rodeada de sangre.

Se acercó al bulto que llevaba el trasgo y lo examinó. - Un día de suerte. - Dijo con una mueca parecida a una sonrisa. - Hoy comeré tejón.

Se lo echó al hombro y frunció el entrecejo. - Si esos estúpidos han encontrado comida, quiere decir que no debe andar muy lejos el camino hacia Adbar. - La idea le alegró por un instante. - Al menos podré salir de estas montañas y encontrar un sitio menos frío donde descansar.

Y tras cubrir los cuerpos y la sangre con nieve, se dirigió al este. Con paso pesado buscando algún rastro de civilización que tanto había despreciado, y tanto anhelaba ahora encontrar.



Un camino cubierto de nieve entre las montañas, rodeado de arboles que deseaban el calor del sol, era su única vista. Pero eso pronto cambiaría.
Thornik84

Re: Bunar Buscamuerte

Mensaje por Thornik84 »

Alzó la vista y suspiró ante las inmensidad de las montañas de Hielo. La niebla envolvía las lomas de las montañas, siendo imposible divisar las cumbres. Bunar suspiró ante tal espectáculo. - He de darme prisa o pasaré otra noche más al raso.



Continuó la marcha, por el camino que se intuía bajo la capa de nieve. Era difícil de seguir para un profano y aun más si no se estaba habituado con aquella ruta. Por suerte Bunar había visitado la Fortaleza Adbar en el pasado y la mente de un enano nunca olvida.

Cubierto en sus pesadas pieles caminaba por la ruta, hasta que se alzó ante él unas inmensas escaleras labradas en la propia montaña. Peldaños de piedra pura, cubiertos por una capa de hielo y nieve que convertía la subida en un deporte de riesgo.



- Malditas escaleras. - Dijo mientras daba un traspié y clavaba la rodilla en tierra. Apoyándose en su gran hacha, volvió a levantarse y prosiguió con el ascenso.

Aquella dura escalera era solo la primera muestra de las defensas de la Fortaleza Adbar que se alzaba imponente sobre la montaña. - Sin lugar a dudas es una construcción prodigiosa, digna del mismísimo Moradin. - Pensó el enano mientras continuaba la ascensión, cada vez con un mayor resuello en su respiración.

Tras la larga subida y no sin más de un susto, culminó con la visión de la imponente ciudadela. Alzándose con estoicismo entre las duras peñas y riscos de las montañas de Hielo. Bunar se acercó a la puerta y un Guardia del Hierro le cortó el paso.

- Tu nombre y tu motivo. - Dijo con voz seca y acento pronunciado.

- Bunar y los motivos son cosa mía. - Contestó de manera firme y poco amistosa.

- Sin una causa, está vetada la entrada a estas horas de la noche. - Sentenció el Guardia.

Bunar alzó la ceja y se volvió a la inmensidad de sus vista. Durante su ascenso la noche se había echado sobre la montaña sin que se diera cuenta. Gruñó por desesperación ante la idea de tener que dormir al raso por un día más. Se volvió y se preparó para acampar a las puertas de la ciudadela.

- Vamos Torlor, se nota que es un peregrino que ha venido a rezar al Gran Moradin. - Comentó una extraña voz desde la puerta.

Tanto el Guardia como Bunar se volvieron y un viejo enano salió por la pequeña abertura destinada al paso de los vigilantes.

- ¡Oh, mi señor! Disculpe. Pero las normas son las normas. - Dijo el Guardia que según dedujo Bunar se llamaba Torlor.

- Paparruchas. - Añadió el viejo. - No creo que el rey Járbromm le importe mucho que un camarada entre un poco después del cierre de las puertas.

Torlor asintió, - como deseéis, mi señor Gulfan. - Dijo al tiempo que hacía una reverencia. - Bunar, podéis pasar. Y dad las gracias al señor Gulfan, paladín de los Martillos de Moradin.

Bunar resopló ante tanta palabrería y pasó junto a los dos enanos, con un asentimiento de cabeza en señal de agradecimiento.

Torlor hizo el amago de ir a por Bunar ante tal falta de respeto, pero la firme mano de Gulfan lo paró. - Un gran tormento hay en él. Déjalo estar. - Y con paso firme siguió a Bunar, cerrando la puerta tras de si, quedando protegido bajo las grandes murallas de Adbar.
Thornik84

Re: Bunar Buscamuerte

Mensaje por Thornik84 »

Bunar sacudió la capa de pieles, dejando caer la nieve en la entrada, Gulfan lo contempló. - Ha sido un largo camino. ¿Verdad Bunar?

Bunar soltó un bufido, - Todos los caminos son largos y duros. - Lentamente se quitó las pieles, mientras se acercaba a uno de los grandes braseros que iluminaban la estancia.



Gulfan asintió. - Aunque hay caminos más largos que otros. - Estiró la mano en forma de saludo. - Todavía no me he presentado, aunque conozcáis mi nombre. Gulfan Tornafría, Paladín de los Martillos de Moradin y consejero de Rorann Martillorroca.

Bunar dejó de frotarse las manos frente al fuego y estrechó su mano.

Gulfan asintió y al notar el frío tacto de la mano de Bunar sonrió. - Creo que necesitas un trago, sígueme. - Bunar recogió sus pieles y se dirigió tras el viejo enano por los inmensos salones de Adbar hasta llegar a una gran sala, con multitud de asientos de piedra tallado y mesas labradas en frío mármol y trabajado granito.

- ¡Amigo! Traed una buena cerveza enana para mi camarada, ha hecho un gran viaje hasta aquí. - Gritó al camarero mientras se sentaba con cierto trabajo. - ¿Sabes? Cada día me cuesta más sentarme en estas sillas... me hago viejo. - Sentenció con una carcajada.

Bunar siguió callado, con las pieles amontonadas en el asiento continuo y el gran hacha al alcance de su mano. Contempló al viejo enano hasta que llegaron las bebidas. De larga y espesa barba blanca, con anchos hombros y manos fuertes. - "Debió de ser un gran guerrero en su juventud." - Pensó para si, para finalmente salir de sus pensamientos con la llegada de la bebida. Hizo un atisbo de sonrisa y agarró la jarra rápidamente, tragando la espesa cerveza negra y disfrutando de su amargo sabor al pasar por su gaznate.



Gulfan rió. - Se notaba que hacía tiempo que no disfrutabas de un buen brebaje enano. - Después tomó un trago de su cerveza. - Erees un enano callado. Si bien no presumimos de grandes bardos y parlanchines entre los de nuestra raza, tu eres incluso demasiado para estar entre "camaradas".

Bunar alzó una ceja al escuchar la variación de tono en la palabra, "camarada". Resopló y estiró su mano hasta tocar el mango de su hacha. - Este es el único "camarada" que conozco. - Contestó.

Gulfan volvió a reír al escuchar sus palabras. - Y es buena camarada sin duda. - Dio otro trago y añadió. - Aun así, hablad... ¿qué os trae a Adbar? - Miró de arriba a abajo a Bunar. - No parecéis un comerciante, ni tampoco un fiel seguidor del Gran Moradin.

El joven enano se quedó pensativo, contemplando la cerveza, recordando aquellos tiempos en la conquista de Felbarr, su camarada Tornir muerto a sus pies y el gran Orco al que aplastó bajo su hacha. Tras unos instantes en silencio, dijo en voz queda, sin levantar la vista de la jarra. - Busco un destino que seguir...

- Todos buscamos nuestro destino. - Sentenció Gulfan.

Bunar levantó los ojos, clavándolos en el viejo. - Para expiar mi deshonra. - Ambos se sostuvieron la mirada durante unos instantes que parecieron eternos. Sus mandíbulas apretadas y sus ceños fruncidos reflejaban la tensión del momento. Finalmente Bunar volvió a bajar su vista a la oscura cerveza. Gulfan suspiró.

- Termínate la cerveza, voy a enseñarte un sitio.
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