La verdad en la locura, la locura en la verdad. (Visiones)

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Glutentag

La verdad en la locura, la locura en la verdad. (Visiones)

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UNA NOCHE DE ESTRELLAS

Otra vez aquella pesadilla…

Llevaba ya una dekhana sin apenas pegar ojo. Cada noche el mismo sueño: volvía a estar otra vez frente a “La Rosa y el Martillo” y aquel anciano cristalino le miraba desde el umbral con su brillante ojo sin párpados.

Esa noche creyó haber distinguido algo en su sueño, hasta ahora cuando miraba dentro de la negra pupila solo veía fuego, fuego e imágenes girando a toda velocidad. Pero esa noche le pareció percibir que las imágenes no eran si no tres, danzando sobre las llamas: la primera representaba una casa, abandonada y vacía, sin embargo las otras dos seguían demasiado borrosas.

Lo invariable es que, tras pocos segundos de aquella confusa visión, se despertaba angustiado levantándose de la cama para poder coger aire, sudoroso y aturdido.

¿Qué significaba?

El agua fría despejó un poco sus oníricos pensamientos, se caló la túnica negra con motivos blancos y miró por la ventana. Fuera aún era de noche, pero no una cualquiera, una noche despejada. No podía dejar pasar aquella oportunidad, así que recogió sus bártulos y comenzó a montar las lentes del telescopio; desde su llegada no había podido disfrutar de una relajante dosis de astronomía y no iba dejar pasar la oportunidad.

Bajó a apresurados trompicones las escaleras de la posada, dejó las llaves de la habitación sobre el mostrador y se despidió de la siempre fría y distante Rosa. Estaba claro que no le gustaba a la posadera y suponía que la cartomancia tenía algo que ver.

Tampoco le importaba demasiado, en aquellos años de viaje hacia el norte había encontrado muchas veces la reticencia y desprecio de los lugareños de las villas, aprendiendo rápido que ya no estaba en Tashalar, y que allí las artes adivinatorias eran cosa de brujas, gitanas y timadores.

¡Cómo echaba de menos su tierra! sus gentes…gente de mente abierta, con la mirada puesta en el futuro, gente que disfrutaba del conocimiento de lo venidero y de los dones que Savras nos ofrece. Últimamente había empezado a cuestionarse su viaje a Nevesmortas, sí, seguía los designios de su visión pero ¿Era realmente ese su destino? ¿Realmente quería El Que Todo lo Ve, que se pudriese en el frío norte, malviviendo de la cartomancia desperdiciada en escépticos bárbaros e incultos?

Sacudió la cabeza, debía mantener su Fe, su destino no podía ser algo tan sencillo. Empezó a pensar que las conversaciones con Fraya y con aquella mujer, Alba, habían empezado a afectar su carácter y su visión de aquella comarca. Pero lo cierto es que la compañía interesante escaseaba: más allá de algunas trovadoras, arcanos como Shein, Riceween o Tali y un par de aventureros; el resto tenía una conversación que no habría estimulado ni la mente del trasgo más simple. Por lo tanto no podía prescindir de la compañía de la Hin, que además era su mejor clienta.

Frotó sus manos echando el vaho de su aliento sobre ellas. Hacía frío pero merecía la pena, el cielo estaba cuajado de estrellas ¡Sus viejas y adoradas estrellas! Así que se inclinó sobre el telescopio para echar un vistazo. Había preparado sobre la hierba una manta, y sobre ella pluma, tinta y pergamino para sus anotaciones…La última vez que se detuvo a otear las estrellas estaba en Calimport y ahora le esperaba un arduo trabajo para localizar las constelaciones y planetas en aquella latitud.

Primero distinguió a Ieriyn, la estrella del marinero y la mejor forma de orientarse en el cielo, siempre brillante y señalando al norte. Pasó un largo rato identificando a sus viejas conocidas en sus nuevas posiciones hasta que algo llamó su atención: Era Anadia, el llamado planeta de Kossut, el brillo rojizo era indistinguible pero… ¿Era imaginación suya? El planeta estaba alineado con dos constelaciones, constelaciones con las que no debería tocarse de hecho ¿Qué hacían tan cerca Cassima y la Zodiacal del dragón?

Se despegó del telescopio y comenzó a anotar, realizando un rápido boceto de lo visto. Tenía que consultar aquello en los libros y mapas astrológicos, posiblemente fuese todo cosa del cambio de latitud, y la estación… nada de lo que preocuparse.

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CONTINUARÁ

//Visión original viendo historia del personaje, el dibujo lo he hecho en el paint, siento que sea un poco cutre pero no soy ningún artista XD//
Última edición por Glutentag el Mar Dic 06, 2011 3:00 am, editado 1 vez en total.
Glutentag

Re: La verdad en la locura, la locura en la verdad. (Visione

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ESTUDIO, ESTRELLAS Y VISIONES: ¿UNA PUERTA A LA LOCURA?


Cuidadosamente deslizó el compás graduado sobre la carta astral, apuntando con calma los grados de latitud que condicionaban el cambio respecto a sus antiguas referencias. Extrajo algunos mapas del cielo antiguos, válidos en su tierra, y comparó. Frunció el ceño, las cosas no cuadraban. Con parsimonia abrió uno de los tratados de astronomía y mojó la pluma en el tintero, para comenzar los cálculos. En base al cambio en la latitud, y el mes del año en que se encontraba, podría inferir los movimientos de los cuerpos celestes y cómo, según la teoría, deberían estar posicionados sus tres incógnitas.

Los cálculos eran largos y complejos, la mañana ya despuntaba por las estrechas ventanas de la biblioteca. Un par de aprendices de mago cuchicheaban en un rincón, por lo demás la escuela estaba desierta.
Se echó hacia atrás en la silla, suspirando, observó la hoja ante si llena de números y bocetos de constelaciones. No cabía duda alguna, aquella alineación solo sucedía cada 333 años… ¡Ja! Qué evento tan curioso. Sin embargo no se sentía satisfecho, de hecho algo no cuadraba, algo le inquietaba…

Las ojeras se marcaban en su rostro, llevaba más de un día sin dormir pero su mente bullía incansable. Cassima era la constelación del Fénix, aunque sus orígenes eran élficos los humanos habían adaptado la historia… según ella, hubo una vez una joven virgen que fue aprisionada por una bruja y quemada en la hoguera en su lugar, pero antes de morir, Selune la transformó en un pájaro de llamas que voló hacia los cielos.
La zodiacal del dragón era una de aquellas constelaciones que, según los astrólogos influenciaba el carácter de aquellos que habían nacido bajo su símbolo, como todas las zodiacales.

Por su parte Anadia era el planeta rojo, conocido como el planeta de Kossut, o el ojo de Gruumsh según las leyendas orcas que, según los viejos tratados, creen que al final de los días, de él bajará una lluvia de fuego que acabará con todos los que no sean orcos.
Dos constelaciones y un planeta, tres particularidades con algo en común….el fuego, el fuego, el fuego...

¡Fuego como el de sus sueños! No…no podía ser. Era absurdo, mera coincidencia, casualidad, estaba viendo solamente lo que quería ver ¡Claro que no! Y sin embargo… 3 imágenes, tres conjuntos celestes, 333 años…el fuego.

Sacudió la cabeza, el cansancio le estaba volviendo paranoico, tenía que ser pura fantasía. Sin poder remediarlo, pese a sus reproches, echó mano a la baraja de cartas sacándola del estuche. Empezó a barajar, mientras sus turbulentos pensamientos, la paranoia y las teorías estrambóticas daban vueltas en su cabeza.

Destapó las tres primeras cartas, claramente tenían que ser tres, y observó el resultado:

-La Torre, con su cumbre envuelta en llamas y la gente que se lanza desde sus ventanas al mar que espera debajo. Representa un accidente, una fuga de prisión, una muerte violenta….

- El Colgado, el hombre que pende de su pie derecho, colgando desde un alto poste de madera. Representa la profecía, el poder profético.

- El As de espadas, boca abajo, representa el desastre.

ImagenImagenImagen

Sacudió la cabeza, su paranoia crecía al tiempo que las “casualidades” se amontonaban, volvió a barajar y sacó otras tres cartas: La Torre, el Colgado y el As de espadas. Volvió a barajar: La Torre, el Colgado y el As de espadas. Se levantó de la silla con tanto ímpetu que esta cayó hacia atrás y tiró la baraja al suelo, asustado. Las cartas se desperdigaron por el enlosado de piedra, todas boca abajo excepto tres: La Torre, el Colgado y el As de espadas. De golpe volvía a estar ante aquella negra pupila, las tres imágenes danzaban sobre el fuego y las llamas lamían la primera de ellas, la casa vacía.

El canto de un grillo hizo que entreabriese los ojos, parpadeó un par de veces al tiempo que se incorporaba, con el leve crujido del pergamino despegándose de su rostro, se había dormido sobre el libro de astronomía. Rápidamente miró al suelo, pero estaba limpio, ni una sola carta. Suspiró aliviado, había sido un sueño.

Echó un vistazo a los apuntes sobre la mesa, eso sin duda era cierto, Cassima, Dragón y Anadie se habían alineado y no volvería a pasar hasta dentro de 333 años. Sonrió levemente.

Regresó a la posada para poder coger algo de sueño medianamente decente: era noche cerrada, tras día y medio estudiando sin parar aquella pesadilla era fruto del cansancio y la obsesión, eso estaba claro.

Al llegar a la habitación abrió la bolsa y el estuche de sus cartas llamó su atención, lo abrió sonriendo, casi riéndose de si mismo y su locura.
Destapó las tres primeras cartas: La Torre, el Colgado y el As de espadas...

CONTINUARÁ

//PD: Las estrellas, planetas y demás constelaciones ¡No me las he inventado! Son de verdad del transfondo de Faerun, lo que si me he inventado es el dibujo y bueno, lo de su alineación claro :P //
Glutentag

Re: La verdad en la locura, la locura en la verdad. (Visione

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EL NÚMERO TRES Y LA PRIMERA PROFECÍA

La posada estaba bastante animada a media tarde, se sentó en el banco que acostumbraba a ocupar, casi mecánicamente. No había dormido nada, absolutamente nada, y no sabía cuantos días habían pasado ya. Su aspecto era un verdadero desastre, ojeroso y macilento, lo que unido a sus murmullos incoherentes sobre cifras y fuego, hacía que la gente se apartase de su lado.

En el camino hacia allí se había topado con Norisse ¿Seguro? Lo recordaba difusamente, pues su mente estaba ahora centrada en aquel libro ¿Estaría allí la respuesta que buscaba?

Pidió distraídamente una copa al extrañado camarero: un vino caliente especiado No lo iba a tocar, el vino norteño era demasiado fuerte, demasiado basto y necesitaba su mente despejada, sólo lo pedía para poder quedarse.

Abrió el libro “La astrología electiva” de Horary, si había UN tratado de calidad sobre astrología, era ese. Le había sorprendido encontrarlo en la biblioteca de la escuela, la verdad. Revisó el índice del libro, buscó en sus páginas las interpretaciones para lo que había visto en el cielo, para las coincidencias que se amontonaban ya en su mente. Estuvo horas ininterrumpidas, salvo por la molesta aparición de una elfa maleducada (Shiga) ¿Le habían interrumpido? ¿Seguro? La falta de sueño estaba pasándole factura y no encontraba nada ¡Maldita sea!

Cerró el libro, abatido, nada cuadraba…una pérdida de tiempo. Lo único que había descubierto en ese estúpido tratado es que, según la alineación del cielo…era un gran momento para hacer negocios en las tierras centrales, pero no para casarse. Resopló, dando un breve sorbo al vino, ya frío. Recordó por que no lo había tocado hasta ahora y lo dejó de nuevo en la mesa.

De repente algo le cosquilleó en alguna parte de su mente, frunció el ceño tratando de concentrarse pese al cansancio, para seguir aquella idea esquiva y remota. Cogió pluma, tintero y pergamino y anotó:

333 años, 3 grupos celestes, 3 imágenes. Luego miró la carta de los cielos y contó las estrellas que componían Cassima ¡33! ¿Y las de Dragón? 21…2 más 1 igual a ¡3!...y si sumamos ambas, 21 más 33 es igual a 54. Si cogemos 54 (6veces 9, que es 3 veces 3) y lo dividimos entre 3, nos da 18, que no sólo es 6 veces 3 si no que es el número de estrellas de Dragón menos 3. ¡El 3 era la clave!

Abrió “La astrología electiva” por la página 3 y copió el inicio de cada tres frases:
- La llamada constelación de…
- Sin duda nuestro recurso más…
- La puerta dimensional se…

Ahora probó con la página 54 e hizo lo mismo:
- Podemos llamar a nuestra posición…
- Nuestros sueños son, con previo…
- Es una puerta abierta hacia el futuro de…

Ansioso, pasó las páginas hasta llegar a la 333:
- Llamemos a los puntos descritos…
- Nuestra es la oportunidad de…
- El dibujo de una puerta es bien claro…

Lo mismo pasaba en la página 21, en la 33 y en la 18… tres palabras se repetían.

Al pie del pergamino que había usado para los cálculos apuntó, como llevado por una idea no meditada, ni deseada, pero tan obvia que no podía eludirse:

“El fuego llamará tres veces a nuestra puerta: la primera, la casa estará vacía y nadie le recibirá”
JRJ

Re: La verdad en la locura, la locura en la verdad. (Visione

Mensaje por JRJ »

¡Jujuju, parece un relato de terror, me gusta, me gusta! :twisted:

(Arcanos, toooodos locos)
Wantu
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Registrado: Vie Jul 16, 2010 7:52 pm

Re: La verdad en la locura, la locura en la verdad. (Visione

Mensaje por Wantu »

Feros da mucho miedito :normas: .

¡Me gusta el relato paranoico!
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
Glutentag

Re: La verdad en la locura, la locura en la verdad. (Visione

Mensaje por Glutentag »

// :oops: ¡Gracias! //
Malar
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Ubicación: Plano de la Furia

Re: La verdad en la locura, la locura en la verdad. (Visione

Mensaje por Malar »

I like it! :idea:
La Bestia (parda)
Garl
Mas pesado que Rusillo con los Tejones.
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Registrado: Mié Oct 27, 2010 11:01 pm

Re: La verdad en la locura, la locura en la verdad. (Visione

Mensaje por Garl »

Buenísimo, qué trasfondo...
Hoar escribió:Como siempre se ha hecho:
:dwarf: :paladin: :orc: :elf: :assassin: :mago: *Grupo de aventureros*
:bronca: *DM*
:jester: *Garl*
Glutentag

Re: La verdad en la locura, la locura en la verdad. (Visione

Mensaje por Glutentag »

Ju ¡Gracias de nuevo! :-D
Glutentag

Re: La verdad en la locura, la locura en la verdad. (Visione

Mensaje por Glutentag »

VISIONES, PROFECIAS Y LOCURA.

Terminó de recoger las cartas bajo la atenta mirada de Alba Dracopardo. Relenar acababa de subir a las habitaciones, tras dejar una cuantiosa suma de dinero, y parecía bastante complacido por la sesión de cartomancia.

Se encontraba un poco mejor, había conseguido dormir algunas horas hasta que la pesadilla volvió a sus sueños para despertarle. Cada vez estaba más convencido: Si no acababa la profecía que las imágenes en llamas trataban de comunicarle, aquel ojo sin párpados no dejaría de irrumpir en sus sueños.

- Lo que quiero decir, es que yo creo en las profecías de Siamorphe – apuntilló Alba.

Se pasó una mano por la cara rasposa: tenía que hacer algo con su barba. Subiría a dormir un poco más, lo que la visión le dejase, y se arreglaría como es debido pues no le gustaba ir tan desaliñado.

Miró a Alba y sonrió levemente, antes de responderle.

- A…-

En un parpadeo la posada a su alrededor se deshizo en jirones de sombras, al segundo parpadeo la figura de Dracopardo se convirtió en humo arrastrado por una fuerte corriente, al tercer parpadeo se encontró de pie en un lugar completamente distinto y rodeado de la más absoluta oscuridad.

Tardó unos segundos en acomodar la vista, hasta darse cuenta de que estaba al aire libre, pues al volverse hacia arriba un oscuro cielo encapotado le devolvió la mirada. Las negras y densas masas de nubes se arremolinaban, chocando entre si y produciendo un fulgor rojizo que ilumina una noche sin luna ni estrellas. Bajó la vista, y en el descanso entre destellos y oscuridad pudo distinguir, a lo lejos, el paisaje recortándose contra la negra nada. ¿Qué era aquello que llamaba su atención? ¿Un simple cerro? … no… allí había una ciudad ¿Seguro?

De golpe sus pensamientos se disiparon llamados a centrarse de nuevo en el cielo: los destellos se habían convertido en un intenso fulgor. Era como si el firmamento ardiese entre las llamas del infierno y solamente las nubes contuviesen el incendio, atenuando su luz. Pero no fueron suficientes y algo agujereó su esponjosa superficie…¡Eran rocas! ¡Rocas envueltas en llamas! Caían como una lluvia de fuego, directas para chocar con aquella ¿Ciudad?

El denso humo llenó sus ojos, enturbiando su mirada y obligándole a toser, pero fue el llanto, el agudo llanto de los niños el que penetró en sus oídos, cegando su mente y obligándole a despertar.

Tanto Alba como Relenar y Daya se situaron alrededor del adivino, tratando de comprobar si estaba vivo. Se había dejado caer sobre la mesa, con los ojos en blanco y llevaba un par de minutos sin responder.

- Debe ser el cansancio- apostilló Relenar – Parece llevar días sin dormir.-

Se levantó de un golpe, la luz había vuelto a sus ojos y estaba desorientado. Se encontraba de nuevo en la posada, pero los recuerdos de lo vivido aún estaban tan recientes, que podía paladear el acre sabor del humo. Miró a su alrededor y vio las borrosas figuras de aquellos que le observaban con sorpresa y miedo…finalmente distinguió a Daya.

¡Daya! Llevaba días buscándola, días tratando de encontrarla pues sólo ella podía ayudarle. Tenía que difundir el mensaje, la profecía que él había descubierto, la gente debía de saber y prepararse para ello… qué mejor que la cronista para hacérselo llegar.
¡Pero esto era mucho más importante! ¡El fuego tardaría en llegar, pero la visión de los meteoritos estaba cerca, mucho más cerca! ¡Lo sentía!

Avanzó hacia la dama de cabello rojizo, tambaleándose y aún cegado por la luz. La aferró por los hombros, para que no pudiese escapar, para que escuchase ¡Tenía que escuchar! ¡Y que creer!

“En una noche sin luna ni estrellas, las nubes se abrirán y una lluvia de rocas de fuego caerá sobre los edificios, en un cerro que se recorta contra la oscuridad. Todo quedará reducido a cenizas y solo el llanto de un niño romperá el silencio de las llamas.”

La trovadora trataba de soltarse de su férrea presa, pero él no pudo resistir la fuerza de los brazos de Relenar, que le apartaron de ella. Miró a su alrededor ¿Qué les pasaba? ¿Por qué no corrían a contarlo? ¿Por qué no iban a hacer algo?

En un parpadeo la posada a su alrededor se deshizo en jirones de sombras, al segundo parpadeo las tres figuras se convirtieron en humo arrastrado por una fuerte corriente, al tercer parpadeo se encontró de pie en un lugar completamente distinto y rodeado de la más absoluta oscuridad.

Esta vez sus ojos captaron rápidamente movimiento, pero no venía del cielo si no de la tierra. Cientos de sombras, retorciéndose en la oscuridad más absoluta, marchaban preparadas para sembrar el caos.

Estaba de nuevo en la posada, en cuclillas con las manos aferrando su propia cabeza, por un instante recordó que siempre había soñado con ser como el gran sabio Alaundo, profetizar lo que estaba por llegar y cambiar el rumbo de la historia, el resultado de ese futuro, sólo con sus palabras.

No pudo si no echarse a reír. Pero en los oídos de los presentes sonó a carcajada desquiciada.

“En una noche sin luna ni estrellas, las nubes se abrirán y una lluvia de rocas de fuego caerá sobre los edificios, en un cerro que se recorta contra la oscuridad. Todo quedará reducido a cenizas y solo el llanto de un niño romperá el silencio de las llamas. Las retorcidas sombras formarán como un ejército y marcharán en las tinieblas.”

Alba le aferró por los hombros, gritando fuera de sí, haciendo preguntas que él no podía aún responder. Así que volvió a citar la nueva profecía.

El arcano vagaba por la ciudad, ajeno a su propio aspecto, alienado de la imagen de locura que emanaba su actitud, los pensamientos en voz alta junto con su mirada perdida y ojerosa. Llevaba ya ¿Cuántos días? Sin dormir. No podía dormir, no había tiempo. Debía estudiar las visiones, debía precisar su profecía. No importaba nada más, él había rezado por el “Don”, y ahora debía aprovecharlo…daría todo de si. ¡Y que los dioses les acojan si no le hacían caso!

No le creían, no. Le tomaban por loco, por desquiciado. Pero él sabía lo que había visto…claro que si. Él seguiría estudiando, buscando las claves, buscando el donde y el cuando. Pero las sombras le vigilaban, a veces se giraba en plena calle sabiendo que le seguían ¿Qué querían de él? ¡Lo había dicho todo pero no le creían! No… no… no… “La ceguera del hombre es el origen de toda estupidez” citó en voz alta el dogma de Savras y alguien pareció responderle ¿Desde cuando estaba allí ese discípulo del Dios Leal? Que difunda la palabra, si si, pero acabaría por no creerle, como todos, acabaría por mirarle con esos ojos de temor y compasión jajajaja. Todos estaban contra él, eso es ¡Un complot para que su mensaje no fuese escuchado!... y no podía olvidar sus sueños, el fuego que llamaría tres veces, también tenía que atenderlos, que estudiarlos…

Se volvió para mirar tras de si ¿Otra vez le estaban siguiendo?

¡Qué de trabajo! No podía dormir, tenía que estudiar…
Última edición por Glutentag el Dom Dic 11, 2011 12:48 pm, editado 1 vez en total.
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