Haiku I
"Desde las sombras,
oscuras en la infancia,
la verdad nace."
_________
Desde su infancia en el palacio Oda, Takeshi supo que era diferente. Incapaz de mentir, sufrió las burlas y golpes de sus hermanos mayores y el indiferente silencio de su padre, hatamoto de la familia Oda. El clan Oda gozaba de gran respeto e influencia en las tierras de Kozakura, aunque el joven samurai descubrió que todo era una impostura. El engaño y las luchas de poder con el resto de clanes eran el día a día de su clan.
-"Aprende hijo mío... no saldrás de tus problemas con honor y sinceridad, sino con astucia, rapidez y previsión. Si ellos se burlan, desacredítales en público. Si te buscan para vengarse, anticípate y hazlo tú antes.".- le decía, con la esperanza de que cambiase.
Solo sus dos pasiones le hacían sentirse vivo y ajeno a las tramas y dobles sentidos propios de su clan. En el haiku aprendió de su padre la serenidad de vivir el momento, de captar un sentimiento concreto y plasmarlo en tres versos atrapándolo ahi para siempre. De la esgrima aprendió equilibrio, concentración y sobre todo respeto.
Fue a la edad de trece años cuando Takeshi aprendió el respeto que su habilidad con la espada podía generar en los demás. Sus hermanos mayores, Hideo y Takuma fueron a buscarle mientras entrenaba con su gastado bokken en el jardín.
Habían bebido, seguramente sake, ya que desde la ceremonia de gempukku que marcaba la mayoría de edad se habían entregado con dedicación a los placeres carnales. Su padre toleraba su actitud, esperando que una vez se cansaran de ellos se centrarían en las técnicas Bayushi de bushi como era su obligación.
Hideo, tres años mayor que Takeshi, empuñó el bo con el que solía entrenar y avanzó sin mediar palabra hacia el joven Takeshi. Este, con la espada en la cadera, esperó con una sensación de tranquilidad en el rostro. En ese momento decidió que ya estaba bien de bromas y chanzas. Hideo se movió con rapidez, aunque el sake hizo que sus movimientos no fueran perfectos. Takeshi giró hacia la izquierda y efectuó un movimiento de iajutsu con el bokken golpeando a su hermano en el costado con fuerza.
Hideo se desplomó y el bastón cayó al suelo con un ruido sordo.
Takuma alzó la voz con rudeza y tiró su tonfa a un lado. Sin dejar de gritar ni increpar al joven Takeshi, desenvainó su katana y avanzó hacia su hermano.
Un sudor frío perló la frente del joven samurai. Era la primera vez que se enfrentaba a un arma mortal y no sabía como reaccionaría ante esa presión. Takuma golpeó y Takeshi hizo lo propio... el bokken solo encontró aire y la afilada hoja de la katana de su hermano arañó su rostro muy cerca del ojo.
Takuma sonrió con maldad y adoptó una posición de duelo con la espada sobre su cabeza. El joven espadachín le imitó, preparando el bokken para la maniobra de iajutsu con la que se sentía más cómodo. Vaciando su mente, se concentró en su adversario... al que ya no sentía como su hermano, sino como un reto mas en su aprendizaje marcial.
Ambos golpearon y Takeshi fue mucho mas rápido y certero. El bokken golpeó con dureza la muñeca de Takuma y la espada cayó al suelo. Otro golpe derribó al suelo a su odiado hermano, rompiendo una de sus rodillas, y este solo supo pedir clemencia. Takeshi lenvantó su espada para terminar el combate y una voz le hizo detenerse.
-"No, Takeshi... es tu hermano.".- dijo su padre, que había contemplado el combate en silencio.
Takeshi comprendió su situación y el dolor del rechazo volvió a su corazón, como cuando era pequeño. Su padre había observado el combate desde el principio. Y no lo había detenido, esperando que el joven Takeshi fuera golpeado de nuevo. Ni siquiera cuando Hideo desenvainó la katana, había levantado la voz para protegerle.
Solo cuando la vida de Takuma e Hideo corría peligro, había ejercido su autoridad fraternal para dar por terminado el entrenamiento. ¿Quien le aseguraba que no les había enviado para atormentarle, aprovechando su embriaguez?
Sin una palabra entró en la casa, dejándo a sus dos hermanos tendidos en el jardín. Nunca mas se burlaron de él.
Haiku entre las nieves del norte
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Re: Haiku entre las nieves del norte
Haiku II
"Como el cuervo,
vuela entre las ramas,
mi alma leal."
_________
Tres días más tarde, Takeshi acudió a la llamada de su padre.
-"No seguirás más en el palacio Oda, hijo mío.".- le dijo.
-"Padre... no entiendo, ellos me atacaron antes. Vos lo visteis desde las sombras del jardín y Takuma desenvainó su espada contra mi...".- respondió el joven escorpión angustiado.
-"No sigas, Takeshi.".- cortó su padre, levantando una mano. "El duelo entre hermanos ha llegado a oídos de mi señor, Oda Hideyoshi. Ha ordenado que seas entrenado lejos de nuestras tierras, hasta que aprendas a respetar la vida de los miembros de tu Clan."
-"Pero, padre... el honor exige..."
-"¡No me hables a mi de honor!".- gritó su padre. "¡Alguna vez pienso que tu madre dió a luz un estúpido cachorro gaijin, en vez de un orgulloso hijo de mi sangre!... mil veces te lo he repetido. Si ellos te buscan, que no te encuentren hijo mío. Y cuando lo hagan que no sepan donde ni cuando recibirán tu venganza. En el miedo esta el control, Takeshi... y en el control la victoria. La lealtad y no el honor es lo que debe regir tu existencia. Lealtad para con tu Clan, y para con tu padre."
Takeshi guardó silencio. Había visto luchar a su padre y no conocía a nadie mejor espadachín que él. Muchos decían que solo el daimyo Oda Hideyoshi era superior a su hatamoto. Le admiraba, pero el único momento en el que sus ideales coincidían era mientras contemplaban la luz de la luna y los versos surgían espontáneamente de su boca.
-"Partirás mañana al amanecer a la escuela de duelo perteneciente al Clan Takeda, vasallos de nuestro señor. Solo espero que no me averguences mas aún, siendo el mejor alumno de Takeda Toshimoko.".- dijo su padre.
El joven samurai miró a su padre con lágrimas en los ojos, pero asintió en silencio. En verdad su padre tenía razón y Takeshi era sin duda su hijo mas leal, aunque su visión del camino a seguir no podía estar más alejada.
"Como el cuervo,
vuela entre las ramas,
mi alma leal."
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Tres días más tarde, Takeshi acudió a la llamada de su padre.
-"No seguirás más en el palacio Oda, hijo mío.".- le dijo.
-"Padre... no entiendo, ellos me atacaron antes. Vos lo visteis desde las sombras del jardín y Takuma desenvainó su espada contra mi...".- respondió el joven escorpión angustiado.
-"No sigas, Takeshi.".- cortó su padre, levantando una mano. "El duelo entre hermanos ha llegado a oídos de mi señor, Oda Hideyoshi. Ha ordenado que seas entrenado lejos de nuestras tierras, hasta que aprendas a respetar la vida de los miembros de tu Clan."
-"Pero, padre... el honor exige..."
-"¡No me hables a mi de honor!".- gritó su padre. "¡Alguna vez pienso que tu madre dió a luz un estúpido cachorro gaijin, en vez de un orgulloso hijo de mi sangre!... mil veces te lo he repetido. Si ellos te buscan, que no te encuentren hijo mío. Y cuando lo hagan que no sepan donde ni cuando recibirán tu venganza. En el miedo esta el control, Takeshi... y en el control la victoria. La lealtad y no el honor es lo que debe regir tu existencia. Lealtad para con tu Clan, y para con tu padre."
Takeshi guardó silencio. Había visto luchar a su padre y no conocía a nadie mejor espadachín que él. Muchos decían que solo el daimyo Oda Hideyoshi era superior a su hatamoto. Le admiraba, pero el único momento en el que sus ideales coincidían era mientras contemplaban la luz de la luna y los versos surgían espontáneamente de su boca.
-"Partirás mañana al amanecer a la escuela de duelo perteneciente al Clan Takeda, vasallos de nuestro señor. Solo espero que no me averguences mas aún, siendo el mejor alumno de Takeda Toshimoko.".- dijo su padre.
El joven samurai miró a su padre con lágrimas en los ojos, pero asintió en silencio. En verdad su padre tenía razón y Takeshi era sin duda su hijo mas leal, aunque su visión del camino a seguir no podía estar más alejada.
Re: Haiku entre las nieves del norte
Haiku III
"Como el rocío,
un abanico se abre,
ante mis ojos."
_________
El joven samurai llegó al palacio Kakita sin novedad alguna en su viaje.
Partió atravesando el territorio Oda hasta el Paso Beiden, formando parte de una caravana de mercaderes. Luego siguieron por las tierras Bayushi y mas tarde por las del clan Takeda, más allá del Castillo del Cruce de Caminos. Afortunadamente a pesar de los rumores, los tres clanes guerreros eran capaces de hacer respetar la seguridad de los caminos.
De ese largo viaje a pie, solo recordaría la amistad que hizo con varios de los ashigaru que servían como escoltas y la contemplación de la luna en compañía de dos o tres mercaderes de la caravana, con la suficiente sensibilidad para apreciar un espontáneo haiku.
Takeshi llegó a la escuela de duelo equipado únicamente con varias mudas de ropa, utensilios de escritura y su inseparable bokken. Todos los días, el amanecer le descubría entrenando en las técnicas básicas que su padre le había mostrado solo una vez.
La mañana que llegó al castillo Takeda, los guardias le condujeron a un enorme patio. Decenas de alumnos vestidos de azul se entrenaban con armas diversas, todas ellas de madera.
Resuelto, se acercó a uno de los alumnos que descansaban a un lado del jardín.
-"Konichiwa. Mi nombre es Oda Takeshi y vengo en busca del sensei Takeda Toshimoko".- dijo inclinandose a modo de saludo.
El joven le miró, soprendido del mon con el que decoraba sus ropas negras y rojas y asintiendo entró en el enorme edificio de la escuela.
"Como el rocío,
un abanico se abre,
ante mis ojos."
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El joven samurai llegó al palacio Kakita sin novedad alguna en su viaje.
Partió atravesando el territorio Oda hasta el Paso Beiden, formando parte de una caravana de mercaderes. Luego siguieron por las tierras Bayushi y mas tarde por las del clan Takeda, más allá del Castillo del Cruce de Caminos. Afortunadamente a pesar de los rumores, los tres clanes guerreros eran capaces de hacer respetar la seguridad de los caminos.
De ese largo viaje a pie, solo recordaría la amistad que hizo con varios de los ashigaru que servían como escoltas y la contemplación de la luna en compañía de dos o tres mercaderes de la caravana, con la suficiente sensibilidad para apreciar un espontáneo haiku.
Takeshi llegó a la escuela de duelo equipado únicamente con varias mudas de ropa, utensilios de escritura y su inseparable bokken. Todos los días, el amanecer le descubría entrenando en las técnicas básicas que su padre le había mostrado solo una vez.
La mañana que llegó al castillo Takeda, los guardias le condujeron a un enorme patio. Decenas de alumnos vestidos de azul se entrenaban con armas diversas, todas ellas de madera.
Resuelto, se acercó a uno de los alumnos que descansaban a un lado del jardín.
-"Konichiwa. Mi nombre es Oda Takeshi y vengo en busca del sensei Takeda Toshimoko".- dijo inclinandose a modo de saludo.
El joven le miró, soprendido del mon con el que decoraba sus ropas negras y rojas y asintiendo entró en el enorme edificio de la escuela.
Re: Haiku entre las nieves del norte
Haiku IV
"Negra el alma,
vuela sin medida,
calle desierta."
_________
Cinco años más tarde, Takeshi volvió a reunirse con su padre. El mensaje llegó por medio de uno de los criados de la escuela Kakita, sin duda miembro del Clan Oda.
"Estaré en la Posada de los Tres Cerezos, a las afueras del palacio. Iré solo. Pregunta por Kuroi."
El joven samurai quemó el mensaje para asegurarse que nadie más lo leería. En los cinco años que llevaba en la escuela Takeda, casi había olvidado el dudoso honor que acompaña la vida de un Oda.
Su sensei Toshimoko se había portado con él con la dureza propia de un buen maestro, forjando su cuerpo y su carácter como si de una hoja de espada se tratase. El aprecio había crecido entre ellos y le había entregado personalmente un dai-sho en la ceremonia de gempukku que marcaba la mayoría de edad. Era una simple hoja encargada a los artesanos Takeda sin ningún adorno o símbolo, más allá de la marca del artesano en la hoja como era tradicional.
Takeshi se había acostumbrado a vestir ropas oscuras, alejándose del rojo de sus iguales. Tampoco usaba ya la máscara, pues no tenía nada que ocultar. Como único símbolo del Clan Oda llevaba un mon de acero en el hombro izquierdo del kimono de entrenamiento. Por ello muchos de los alumnos le llamaban "Karasu"... al principio como insulto y más tarde, cuando demostró su maestría con el bokken, como nombre de compañero de armas sin tener que pronunciar su odiado apellido.
La Posada estaba desierta, y Takeshi encontró a un criado que, en completo silencio, le llevó hasta un reservado donde esperaba Kuroi.
-"Konichiwa hijo mío... veo que has crecido y que ya portas con orgullo el dai-sho... aunque no llevas máscara alguna.".- le saludó su padre sin levantarse del tatami donde habían servido algo de sake y comida.
-"Padre... no tengo nada que ocultar y no quería diferenciarme de mis iguales en la escuela de esgrima.".- respondió Takeshi mientras dejaba a su derecha el wakizashi.
-"Brillante sin duda, hijo mío. Veo que has recapacitado. Nunca hemos conseguido inflitrarnos hasta este nivel en una escuela de bushi. El respeto de Toshimoko-san hacía ti es evidente para cualquiera que pueda observar las clases de esgrima, y tu habilidad es superior a la de los vanidosos Takeda, como era de esperar."
-"Padre, no..."
Pero su padre, hatamoto de la familia Oda, no le escuchó y siguió hablando sobre los planes de futuro que tenía para su hijo menor.
-"Servirás a los intereses de tu Clan como un honorable duelista en la corte. A tu diestra se acercarán los mayores talentos con la espada de Kozakura y tu les vencerás o les adiestrarás, según tu conveniencia. El respeto que obtendrás te abrirá todas las puertas y la información fluirá hacia ti sin necesidad de buscarla. No debes mostrar jamás alguna debilidad en tu impostura, Taheshi... no en vano eres el más hábil de mis hijos..."
-"¡Padre, no...!".- repitió Takeshi alzando la voz.
El silencio se hizo entre ellos, mientras la tensión crecía ante la respuesta del padre hacia la falta de respeto de su hijo.
-"No padre... no lo haré. No es una impostura mi entrenamiento marcial. No es un engaño mi fidelidad al código del Bushido. No es falso el respeto que he recibido de Toshimoko-san, ni las virtudes que él mismo me ha inculcado sin palabras... solo con la fuerza del ejemplo. Un camino que es opuesto al que tu sirves, y en el que también eres un maestro.".- dijo Takeshi.
El joven samurai se levantó y dejó sobre la mesa el mon con el kanji propio de su Clan. También dejó el dai-sho que con tanto honor le había entregado su maestro, sin un señor al que servir no era digno de llevar espada alguna. Sin decir una palabra, abandonó la posada. No sabía cual sería su futuro, pues como ronin había perdido su sitio en el orden celestial.
Un largo viaje le esperaba.
_________
Mientras Takeshi abandonaba la Posada de los Tres Cerezos, dos ninjas se unieron al hatamoto del Clan Oda.
-"Padre, dame la señal y ese traidor caerá de inmediato. Tenemos varios hombres apostados en el camino y nadie encontrará su cuerpo... incluso su muerte podría servir para generar tensión en el castillo Takeda durante el Festival de los Cerezos en Flor.".- dijo Takuma, mientras su hermano mayor Hideo asentía con aprobación.
-"No. Los kami determinarán que papel juega vuestro hermano en la política del Clan en el futuro... él cree que puede librarse de sus deberes tan fácilmente. Esta equivocado.".- dijo mientras daba vueltas al pequeño mon de acero que Takeshi había abandonado.
"Negra el alma,
vuela sin medida,
calle desierta."
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Cinco años más tarde, Takeshi volvió a reunirse con su padre. El mensaje llegó por medio de uno de los criados de la escuela Kakita, sin duda miembro del Clan Oda.
"Estaré en la Posada de los Tres Cerezos, a las afueras del palacio. Iré solo. Pregunta por Kuroi."
El joven samurai quemó el mensaje para asegurarse que nadie más lo leería. En los cinco años que llevaba en la escuela Takeda, casi había olvidado el dudoso honor que acompaña la vida de un Oda.
Su sensei Toshimoko se había portado con él con la dureza propia de un buen maestro, forjando su cuerpo y su carácter como si de una hoja de espada se tratase. El aprecio había crecido entre ellos y le había entregado personalmente un dai-sho en la ceremonia de gempukku que marcaba la mayoría de edad. Era una simple hoja encargada a los artesanos Takeda sin ningún adorno o símbolo, más allá de la marca del artesano en la hoja como era tradicional.
Takeshi se había acostumbrado a vestir ropas oscuras, alejándose del rojo de sus iguales. Tampoco usaba ya la máscara, pues no tenía nada que ocultar. Como único símbolo del Clan Oda llevaba un mon de acero en el hombro izquierdo del kimono de entrenamiento. Por ello muchos de los alumnos le llamaban "Karasu"... al principio como insulto y más tarde, cuando demostró su maestría con el bokken, como nombre de compañero de armas sin tener que pronunciar su odiado apellido.
La Posada estaba desierta, y Takeshi encontró a un criado que, en completo silencio, le llevó hasta un reservado donde esperaba Kuroi.
-"Konichiwa hijo mío... veo que has crecido y que ya portas con orgullo el dai-sho... aunque no llevas máscara alguna.".- le saludó su padre sin levantarse del tatami donde habían servido algo de sake y comida.
-"Padre... no tengo nada que ocultar y no quería diferenciarme de mis iguales en la escuela de esgrima.".- respondió Takeshi mientras dejaba a su derecha el wakizashi.
-"Brillante sin duda, hijo mío. Veo que has recapacitado. Nunca hemos conseguido inflitrarnos hasta este nivel en una escuela de bushi. El respeto de Toshimoko-san hacía ti es evidente para cualquiera que pueda observar las clases de esgrima, y tu habilidad es superior a la de los vanidosos Takeda, como era de esperar."
-"Padre, no..."
Pero su padre, hatamoto de la familia Oda, no le escuchó y siguió hablando sobre los planes de futuro que tenía para su hijo menor.
-"Servirás a los intereses de tu Clan como un honorable duelista en la corte. A tu diestra se acercarán los mayores talentos con la espada de Kozakura y tu les vencerás o les adiestrarás, según tu conveniencia. El respeto que obtendrás te abrirá todas las puertas y la información fluirá hacia ti sin necesidad de buscarla. No debes mostrar jamás alguna debilidad en tu impostura, Taheshi... no en vano eres el más hábil de mis hijos..."
-"¡Padre, no...!".- repitió Takeshi alzando la voz.
El silencio se hizo entre ellos, mientras la tensión crecía ante la respuesta del padre hacia la falta de respeto de su hijo.
-"No padre... no lo haré. No es una impostura mi entrenamiento marcial. No es un engaño mi fidelidad al código del Bushido. No es falso el respeto que he recibido de Toshimoko-san, ni las virtudes que él mismo me ha inculcado sin palabras... solo con la fuerza del ejemplo. Un camino que es opuesto al que tu sirves, y en el que también eres un maestro.".- dijo Takeshi.
El joven samurai se levantó y dejó sobre la mesa el mon con el kanji propio de su Clan. También dejó el dai-sho que con tanto honor le había entregado su maestro, sin un señor al que servir no era digno de llevar espada alguna. Sin decir una palabra, abandonó la posada. No sabía cual sería su futuro, pues como ronin había perdido su sitio en el orden celestial.
Un largo viaje le esperaba.
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Mientras Takeshi abandonaba la Posada de los Tres Cerezos, dos ninjas se unieron al hatamoto del Clan Oda.
-"Padre, dame la señal y ese traidor caerá de inmediato. Tenemos varios hombres apostados en el camino y nadie encontrará su cuerpo... incluso su muerte podría servir para generar tensión en el castillo Takeda durante el Festival de los Cerezos en Flor.".- dijo Takuma, mientras su hermano mayor Hideo asentía con aprobación.
-"No. Los kami determinarán que papel juega vuestro hermano en la política del Clan en el futuro... él cree que puede librarse de sus deberes tan fácilmente. Esta equivocado.".- dijo mientras daba vueltas al pequeño mon de acero que Takeshi había abandonado.