El principio del fin [Secretos en la niebla]
Publicado: Mié Feb 01, 2012 12:33 am
La niebla se había apoderado de la infraoscuridad, pocos fueron los que consiguieron escapar de ahí, la mayoría fueron arrastrados a las mas viles torturas, sacrificios y dura esclavitud, pero aun así, eso era lo mejor a lo que podían aspirar. Los rituales oscuros que procedían de los pisos inferiores rezumaban algo mucho más grotesco, miles de seres desfilando leales a su nueva diosa, sin voluntad, sin mente propia, nada más que la eterna sumisión entre la fina linea que divide la vida y la muerte.
Nada podría ya detenerles, ni la más densa niebla que les acompañaba siempre podría cubrir ya su victoria...
El ritual en Ascore era la única esperanza que les quedaba a ese grupo de Drows, y su mayor ventaja el factor sorpresa, nadie iba a preocuparse de un par de varones abandonados a su suerte.
Ese ritual les ayudaría a superar el gran muro de niebla y el poder que envolvía tras de sí, alejándoles un poco del yugo que suponía traspasarlo. Consiguiendo así poder adentrarse en unos dominios no hace mucho suyos.
La estrategia estaba estudiada al milímetro, laberintos, pasadizos secretos, trampas imposibles...información privilegiada que sólo pueden llegar a conocer los que han vivido ahí durante años. Una información alejada de la supremacía que ahora gobernaba esas tierras. Todo eso unido a el valor que te rodea cuando ya no te queda nada, a la rabia que da la impotencia de verte humillado y arrastrado a morar en la superficie, a la bajeza de tratar con humanos en busca de ayuda, por todo ello han de pagar, esto supera cualquier enfrentamiento religioso, esa no era su lucha, no es lucha para mercenarios.
Llegaron a Bel'arag sin lanzar ataque alguno y la táctica no iba a cambiar. Las calles infestadas de incontables cadáveres que no deberían de moverse no era el camino más recomendable para cualquiera que no buscase el suicidio. El plan se dividía en varias fases y cada uno debía cumplir su papel.
Zar'ud sería el encargado de adentrarse en el templo sin ser visto. Intentando pisar el suelo lo menos posible, Rell lo envió lo más lejos que pudo por un conjuro, el resto corría a cargo de Zar, saltando de edificio en edificio ayudado de cuerdas, garfios y conjuros que amortiguaban todo ruido y visión. Los no muertos nunca fueron los mejores vigías.
Una vez alcanzada la cornisa deseada, se coló por una ventana que dejó abierta para que Rell y Abner apareciesen en la instancia al momento. El arcano era ahora quien indicaba el camino, dentro de ese edificio. Avanzaron rápidamente, sin preocuparse de acabar con ni uno solo de los enemigos que se iban encontrando, sólo les interesaba el objetivo final.
Sólo retrasaron lo inevitable, en poco tiempo se vieron obligados a combatir, y aunque ellos nunca contarán esta parte, gracias a poderosos conjuros obtenidos de sus “aliados” en la superficie pudieron abrirse camino, elementales que ocupaban casi todo el reducido espacio en el que luchaban hacían que pocas veces se viesen superados. Cosa que incluso parecía molestar al pequeño svirf, ansioso por aplastar las cabezas de los que antaño se proclamaban seres superiores a él.
Finalmente, alcanzaron su objetivo.
La gran sala donde antaño se alzaba la capilla Lloth, estaba desmoronada en muchas de sus secciones. La estatua que representaba a la Reina Araña, destrozada en el suelo y allí donde antes se alzaba, una débil columna de niebla se contorneaba entorno a los canticos desesperados.
- Kiaransalee! Kiaransalee!
5 seres, envueltos en oscuros sudarios, permanecían alrededor de ese último foco.
Abner avanzó un par de pasos mientras limpiaba su maza, Rell aferró la espada mientras comenzaba a trazar una runa en el aire y Zar´ud los detuvo.
Los tres miraban pocos segundos después a donde Zar´ud continuaba mirando.
Por medio de la niebla, una gigantesca estructura ósea se dejaba entrever. Cercana a los 7 metros de altura, constaba de cuatro brazos y parecía inanimada, por el momento.
Sin esperar, Zar´ud comenzó a acercarse a los supuestos clérigos, Abner aguardaba impaciente y Rell guardó las manos en las mangas de la túnica.
Golpes, explosiones, sangre, zumbidos y siseos. Plegarias, lengua draconica, metal chocando… el ruido de la batalla se alzó, silenciando las invocaciones.
Los tres, extenuados y al límite de sus fuerzas, observaron los cuerpos destrozados. El último conato de Niebla se esfumaba hacia lo alto de la antigua capilla de Lloth.
Los tres, dieron media vuelta regresando camino a los pasillos, al exterior.
Los tres escucharon el chasquido y el pesado ruido de algo moviéndose.
Los tres se giraron y vieron como la inmensa mole de huesos cobraba vida.
Los tres, sacando fuerzas de la flaqueza, iniciaron el nuevo combate.
…
..
.
Horas después, las arañas recorrían nuevamente la capilla, paseaban por medio de cadáveres que no iban a levantarse y por entre medio de una gran osamenta quemada y acuchillada.
Una araña curiosa, asomo sus patas a través del boquete del cráneo, seguramente producto de un contundente mazazo.
La Niebla de la diosa se había acabado, pero sus efectos aun continuaban a lo largo de la Infraoscuridad.
Aun quedaba mucho que eliminar pero al menos… habían vuelto a … su hogar?
Gracias a Tanis y Varang por su participación en el relato


