Symyn estaba de cuclillas apoyado en su bastón mirando a su amigo que reposaba en aquel árbol.
-¿Entonces no sabes por que tuve que salir de aquel lugar?-Bien, yo te lo contaré. Pero júrame que no dirás nada.- Unas risas fuertes sonaron con algo de maldad.
Se acercó un poco mas al que descansaba en el árbol y le dio unos toques en la cara con la mano para que aprestara atención.
“Caminaba junto a Morbi por los llanos de lo que parecía una masacre. Otro pueblo más había sufrido los ataques de múltiples bandidos y saqueadores. Creo recordar que fue cerca Vado de la Daga, no muy lejos de aguas profundas. Si, creo que fue por allí.
Marchábamos con un carro tirado por dos bueyes, ya que mi señor se dedicaba a tratar con cuerpos para las investigaciones de tales. Ese día nos hicimos de un buen número de cuerpos, vaya que sí, once ni más ni menos. Para no salir en un mes de casa.-Sywyn rió.
Cargamos los cuerpos en el carro y pusimos marcha a un escondite no muy lejos de allí. Una cueva oculta en ramajes que seguramente sirvió como refugio de algún oso o de algunos bandidos tiempo atrás. No era la primera vez que acudí a ese lugar.
La muerte le da sentido a la vida, y de la muerte surge una nueva vida. ¿No crees?
La cosa es que solo pude inspeccionar un cuerpo en su máximo esplendor. Aún me quedaba mucho estudiar y para hacer unas prácticas primero se debe saber bien el proceso. Desde la mesa donde estudiaba podía ver a mi señor noche y día tratando a los cuerpos sin vida.
Una mañana salí de allí para buscar algunas plantas para hacer unos ungüentos. Caminaba solo pero no muy lejos de allí para no perderme cuando para mi sorpresa me topé con pastor de ganado. Era un jovenzuelo de no más de veintiún años de edad. No dudó en acercarse cubierto por el interés o tal vez por el simple hecho de hablar con alguien. Cansado de hablar con cabras se acercó para hablar conmigo, pero lo que no sabía es que de pasar a hablar con cabras pasaría a hablar con un cabrón.”
-¿Me estas escuchando verdad?-volvió a dar una palmada en la cara aún mas fuerte sobre la personaba que se postraba en aquel árbol.
-Bien. Viendo que no respondes seguiré con la historia mi silencioso amigo.
“Pues bien. Después de fingir hablando de estupideces me acerqué al joven y por métodos mágicos hice que me acompañara al interior de la cueva. Despejé la mesa donde estudiaba tirando algunos papeles al suelo con la mano y tumbe allí al personaje.
Mientras me hablaba con algo de esfuerzo preguntándose que es lo que le pasaba y por que estaba allí yo agarre un garrote que no había muy lejos.
Alcé el garrote hacia arriba colocándome en la parte de la cabeza del sujeto cuando le aticé unos diecisiete palos en la cabeza para hacerle callar hasta que un surtido de materia gris, sangre y carne quedó donde antes había una cabeza parlanchín.
Manchado por completo me dirigí hacia donde seguía con los estudios Morbi. Lo raro es que no estaba.
Me acerqué a mirar sus experimentos cuando observe algo que me llamó bastante la atención. Un brazo cortado por el antebrazo estaba en el suelo rodeado de sangre. Me acerqué para examinarlo mejor.
Por Velsharún! Era el brazo de mi señor.
Me levante y mire los demás cuerpos para saber que había podido pasar. Conté los cuerpos y los miembros de estos. Algo gracioso sin duda. Faltaba un brazo izquierdo de uno de los cuerpos que había tendido en otra mesa junto a un libro negro escrito en pieles humanas con sangre. Ya volverá me dije.
Sin limpiar aquello cogí los instrumentos para abrir el cuerpo de aquel pastor.
Aquél día Morbic no apareció. Miré entre sus anotaciones y encontré un documento que hablaba de Sundabar, Nevesmortas y otros lugares cercanos. Algo estuvo mirando sobre esos lugares.
Un día más pasé investigando en el interior del pastor cuando una mañana escuché ruido que se avecinaba por la entrada de la cueva. Fui a acercarme cuando los vi. Dos personas armadas estaban indecisas con antorchas en entrar o no.
Lo cierto es que fui estúpido de dejar el rebaño de ese pastor por las cercanías y tal vez alguien lo vio y siguió el rastro que dejé cuando arrastré el cuerpo hasta la cueva.
Corrí al interior de la cueva y eché mano del brazo de mi señor, el libro negro y poco más. Me tome una poción de invisibilidad y espere a que entraran cuando me escabullí de ese lugar.”
-Y es por eso por lo que estoy aquí amigo mió. Me dirijo a Nevesmortas para saber si este pájaro anda por aquí.
-Por cierto, una cosa mas. ¿Sabes por donde se va a Nevesmortas?- Cogió el brazo de este que posaba en el árbol y señalo hacia una dirección.
-Muy bien. Gracias por escucharme y por mostrarme la dirección.-se levanto apoyado de su bastón y empujo al hombre con el bastón hacia un lado.
El cuerpo sin vida al que le hablaba cayo lentamente de lado y Sywyn camino rumbo a Nevesmortas.
P.D.; pues si, se le va la pinza hablándole a un cadáver. Jeje.
Sywyn
Moderadores: DMs de tramas, DMs
Re: Sywyn
Las noches son oscuras y los mantos de nieve hacen de Nevesmortas un buen lugar para mi refugio. Solo de día y viendo la alegría que algunos ciudadanos transmiten es lo único que me molesta.
Me paso los días y las noches oculto en los rincones de esta mísera biblioteca estudiando algunos libros de interés sobre la anatomía humana, aun así no consigo encontrar la paz y la tranquilidad de la soledad.
Esto empieza a incomodarme lo suficiente y no encuentro el momento adecuado para mis verdaderas investigaciones. Oculto en alguna cueva, apartado, sin nada que me moleste, solo con la carne, es lo que necesito.
Pude ver alguna cueva al norte de la villa, pero demasiado lejos para sobrevivir. No me conviene apartarme mucho del lugar aun que esto me hará llevar una doble vida.
Tal vez, ese cementerio al sur… puede ser un buen lugar. Pero no me gustaría levantar sospecha. Tengo que localizar al enterrador y hacerme con su puesto y si las cosas se ponen duras no dudaré en eliminarlo.
Tal vez algún indeseado piojoso de la zona deba saber algo de quien lleva ese honrado trabajo.
Tendré que socializarme con esta plebe aunque me cueste, algo habrá que hacer.
Me paso los días y las noches oculto en los rincones de esta mísera biblioteca estudiando algunos libros de interés sobre la anatomía humana, aun así no consigo encontrar la paz y la tranquilidad de la soledad.
Esto empieza a incomodarme lo suficiente y no encuentro el momento adecuado para mis verdaderas investigaciones. Oculto en alguna cueva, apartado, sin nada que me moleste, solo con la carne, es lo que necesito.
Pude ver alguna cueva al norte de la villa, pero demasiado lejos para sobrevivir. No me conviene apartarme mucho del lugar aun que esto me hará llevar una doble vida.
Tal vez, ese cementerio al sur… puede ser un buen lugar. Pero no me gustaría levantar sospecha. Tengo que localizar al enterrador y hacerme con su puesto y si las cosas se ponen duras no dudaré en eliminarlo.
Tal vez algún indeseado piojoso de la zona deba saber algo de quien lleva ese honrado trabajo.
Tendré que socializarme con esta plebe aunque me cueste, algo habrá que hacer.