Tapiz Infinito

[Norisse]

La hebra dorada

Hay quien piensa que, cada persona, no es más que una hebra de hilo entrelazadas con el entorno y el resto de criaturas de la creación, terminando por formar un tapiz complejo en el que todo queda conectado. La belleza de esta idea consiste en ser capaz de formar tu propio tapiz y decidir que hebra quieres llegar a ser y en que lugar te quieres hilar.

*El joven bardo arrancaba notas lentas y tranquilas de su guitarra, como perfecto contrapunto a su voz de barítono*

Os contaré la historia de una hebra dorada, procedente de una madeja de hilos de gran nombre e importancia en la ciudad de las aguas oscuras o de los báculos profundos, ahora mismo, no alcanzo a recordarlo.

Esa hebra dorada, tenía ya prefijada, desde que entró a formar parte del inmenso tapiz del mundo, una pequeña sección de creación, estipulada y bien dispuesta, sólida e inamovible, un tapiz demasiado bien hilado desde hacía tiempo, como para que la pobre hebra dorada pudiera, o tan si quiera, pensara en otro tipo de creación que la que le habían tenido preparada.

Pero... los tejedores y creadores de las madejas que forman parte del tapiz del mundo, debieron dar a esta pequeña hebra, algo especial... o quizás fuera, que la hebra se negó a encajar en el tapiz que le habían preparado.

Quizás fuera el material de que estaba hecha, quizás fuera algo tan sencillo como que no era la hebra que se esperaba... lo que está claro es que la hebra dorada se resistía a seguir el camino establecido, tendiendo a desviarse y a seguir sus propios derroteros, aun dentro de la creación férrea que le había tocado, creando desazón y caos en la sección de tapiz que le había tocado.

Tal era su resistencia, que los hilos que le rodeaban, comenzaron a mostrarse más duros y apretados, lejos de conseguir mantener a la hebra dorada dentro de su formación, esto produjo el efecto contrario, una mayor insistencia en la búsqueda de otros caminos por donde escaparse.

Todo cambió el día que apareció una hebra que si que encajaría en el tapiz, que para la hebra dorada, había sido creado. Los hilos que le rodeaban comenzaron a aflojar su presión y ayudar a la nueva hebra a seguir el camino que debería haber seguido la dorada... pero... ay! Por el discurrir de un hilo, no caben dos hebras distintas, por lo que la composición se volvió tensa e inestable.

Fue entonces cuando apareció un maestro tejedor, un maestro venido de fuera de la sección de tapiz, un maestro ajeno, que al ver el problema que aquí se mostraba, se acercó a la hebra dorada y le dijo:

“Hebra dorada... ¿qué me diría si te dijera que una hebra puede formar su propio tapiz? Nadie tiene por qué imponerte un lugar al que encajar... ¿por qué amoldarte a eso si puedes elegir los hilos y hebras que formen parte del tapiz en el que quieres estar? ¿quieres aprender de mi? ¿quieres que te ayude a empezar un nuevo tapiz?”

La hebra dorada, henchida ante la salida que había estado buscando toda la vida, quiso romper los lazos que le unían a su encorsetada sección, así lo propuso el maestro tejedor a los hilos que la rodeaban, y así fue como la hebra dorada fue borrada de su sección del tapiz, cortada para que pudiera empezar ella su propio tapiz, y sustituida por la nueva hebra, mucho más amoldable a las estrecheces que tenían pensada para la dorada.

*Sonríe pensando en los días pasados, mientras sus dedos siguen bailando por las cuerdas de la guitarra (La casa Dalenoui anuncia la muerte de su primogénito Marcus, llenos de pesar, la segunda en la línea sucesoria, Loneria, tomará los pasos de su amado hermano)*

Así comienza el viaje de la hebra dorada, transportada por el maestro tejedor, en busca de los hilos con que formar su propio tapiz...

*Deja que la música muera, así como su voz vibrante... mirando al público con sus ojos grises y una sonrisa cálida*

[Norisse]

*Desde lo alto de la colina, observa la ciudad, envuelta en las luces artificiales que dan seguridad en lo profundo de la noche, con una suave sonrisa en sus suaves rasgos*

Madre... Padre... Lonerai... Marcus ha muerto y ha vuelto a visitaros parar recuperar lo que nunca le debió ser arrebatado – murmura con tono grave y aterciopelado, encaminándose por el camino a la gran urbe costera.