Brognar Ironforge

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Canduterio
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Brognar Ironforge

Mensaje por Canduterio »

74 primaveras atrás vino al mundo un enano muy particular en el seno de una familia tradicional enana.

Su padre Toglín Ironforge, el menor de 4 Hermanos, era un respetado y oficioso armero de la ciudad de Mirabar. La esposa de Toglín no pudo reprimir una mueca de desconsuelo y decepción, cuando su marido le espetó secamente:

¡¡ Olenaaaaaaaaa … este hijo tuyo o es un mestizo de gnomo … o Moradín nos ha castigado por alguna bravuconería de tu padre!!

Brognar no respondía a los estándares enanos desde su nacimiento, inferior en altura a la mayoría de los enanos de su clan, no era especialmente recio, ni grueso. Su complexión era más agil y ligera de lo que cabía esperar. Su ingenio, curiosidad, capacidad de aprendizaje y agilidad, eran sin embargo admirables.

Las bromas entre sus iguales no se hicieron esperar y para la temprana edad de 10 años, sus compañeros de juegos ya lo conocían como el gnomo que quería ser enano.

El tiempo trascurrió lento y pesado para Brognar hasta que alcanzo la veintena. Edad en la cual conoció a sus dos compañeros de correrías, y los que , hasta la edad adulta serían sus mejores amigos y protectores: El huérfano Thorgrim, tan mal oliente, marrano y brusco como siempre y su Enorme,orondo y flatulento primo Kronem

Los 3 formaron una sociedad indisoluble entre la que las bromas y pillerías entre ellos eran la moneda de cambio habitual. La fuerza física y el aguante eran la característica de ambos primos, siendo la astucia, los ardiles, rápidez de sus movimientos y acciones, junto con su natural gracia para la ocultación, la principal consigna de Brognar.

Numerosas veces tuvieron los ancianos discusiones con Toglín y su pobre esposa, lo que le acarreó castigos severos al joven enano.

Cumplidos los 35 años se ofreció voluntario para ayudar a abrir nuevas vetas en la minas de la villa. De este modo ayudado por las circunstancias, mejoró sus dotes de sigilo, exploración y auspiciado por un antiguo batidor humano, también aprendió a reconocer engaños tanto naturales, como diseñados por las razas inteligentes.

En los bordes de la adolescencia (48 años) ocurrió un suceso que marcaría la vida del Clan entero en la, hasta entonces, pacífica y aburrida, vida de la comunidad de Mirabar. Los Rumores de que un clan de enanos marchaba desde el valle del viento helado hasta el corazón de la Marca para recuperar un antiguo Bastión de la raza robusta tuvieron su echo en los clanes enanos.

De inmediato algunos belicosos jóvenes se ofrecieron voluntarios para auxiliar a tan intrépido clan. Los ancianos se mofaron de ellos, abduciendo que no llegarían más que a alimentar a los cuervos.

Entre discusiones un jovén enano, Glaugin, recordó a los ancianos que en la antigua ciudad de Mithril Hall reluciá como un día de sol por lo ricas de sus vetas en tal mineral. Ese argumento silenció a los presentes, y ante la imposibilidad de convencer a un pequeño grupo de jóvenes de permanecer en la villa, consintieron que cada uno hiciera su elección.

Mis compañeros de correrrías y yo nos enrolamos en esa empresa, y fue así como dejamos atrás nuestra comunidad natal, para ponernos al servicio de Bruenor Battlehammer.

Tras conseguir enlazar con la avanzada del clan, fueron dispuestos como tropas auxiliares de apoyo. Nuestra función, debido a no ser hombres del clan, y de considerarnos imberbes por lo ajustado de nuestra edad, fue la de ayudar a la logística y avanzadilla de enanos.

Fue asumiendo esta función cuando tuvimos que hacer frente a un grupo de Gigantes de las montañas, a los cuales abatimos no sin dificultad, así como a un grupo de iracundos orcos. Nuestro grupo no combatió en el recinto de la antigua fortaleza del clan, pero celebró la victoria como si pertenecieran al mismo.

En los 8 años sucesivos nos instalamos y asumimos funciones para con el clan Battlehammer. Al no ser de utilidad para la forja y debido a mi complexión y especialidad, continué explorando túneles para su posterior apertura.

En una expedición rutinaria por el perímetro no explotado de las reservas de mineral hayamos a unos svirfneblins que huían de una asalto drow. Tras llevarlos a presencía del Rey Bruenor, entablé amistad con uno de ellos: Ylin, aprendiz de mago, el cual enseñó muchos misterios de la infraoscuridad, incluso, tras un par de años consiguió que Brognar dominara el idioma común que allí se practica y también que aprendiese a utilizar artefactos y objetos destinados a gnomos.

Dos años más tarde la ciudad Drow de Menzoberranzan lanzaría un ataque debastador contra Mithril Hall, usando los túneles de la infraoscuridad. En este encuentro sería herido de gravedad en la cara por una cimitarra oscura, la cual es la responsable de que perdiera un ojo, incluso de que no pueda pronunciar correctamente las palabras, ya que el tajo surcó su cara desde la frente hasta la boca.

Al perder la consciencia y ver tan horrible tajo, fue dejado por muerto en los túneles de Mithril Hall. Un día más tarde un reconocimiento de los enanos camorristas lo descubrió y llevó a la ciudad.

Una vez recuperado, me incorporé a mis labores habituales, aunque en mi pecho la curiosidad innata me exigía ver el mundo y atesorar no el oro o metales, como la mayoría de mis hermanos de clan, sino conocimientos.

Mis compañeros de Correrías, tampoco estaban del todo contentos con su función. Y debido a uno acto de rebeldía de Thorgrim, decidimos que lo mejor era partir del Bastión y explorar el mundo exterior.

Fue así como fuimos a parar a la villa de Nevesmortas hace ya 6 años. Mis camaradas decidieron hacerse un hueco como armeros y fundidores y yo por mi parte me propuse rivalizar con los elfos en el arte de fabricar arcos, ballestas y lo que denomino mi especialidad armas de asedio.

Mis camaradas abandonaron la villa hace 3 años, por motivos que aún desconozco, tampoco pude hallar su paradero ni obtener pistas de que fue lo que los incitó a tomar esa decisión. Aunque , no obstante espero poder encontrarlos y poner fin a este misterio.

Por mi parte continuo desempeñando mis labores en la villa y me he llegado a convertir en el mejor carpintero de la región, a la par que comerciante de objetos raros hallados en dungeons peligrosos. Entre sus actuales amistades constan las de su socio Eowaran Freyn, las hermanas Wend, la silenciosa Drum y el resto de miembros de la villa.
Mis quecos os saludan

El pescador y esgrimista Caraldur

El cascarrabias y abroncador Öleg

El mercenario Kiorgan

El ocurrente Brognar

El niño del sprint Xian Long

El sobrado Lomilith
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Re: Brognar Ironforge

Mensaje por Canduterio »

DESAPARICIÓN Y TORMENTO.

Primavera pasada por agua y planes nulos en la villa, preludio de unas cuantas conversaciones habidas con mi socio habitual, el elfo Eowaran Freyn.

Entre dimes y diretes acordamos preparar una incursión a una zona concreta del Desierto de Anauroch. El bastión de las Lamias. Conocedores de la maldad y poderío de dichos seres, se pertrechan con todo tipo de ayudas, pociones, objetos, libros mágicos y parten hacia su lugar.

Tras hacer un descanso en el Oasis y dejar presentes a los mercaderes de la zona partimos hacia el templo. Eliminamos a los guardias sin más inconvenientes, una vez dentro del templo la cosa empieza a torcerse. Tanto Eowaran como un servidor somos expertos en sigilo y en la manipulación de mecanismos complejos, ya sea cerraduras o trampas. A nuestro pesar dentro del templo no hay un alma, al menos, no percibimos ninguna señal de las inquilinas. Esto me resultó muy turbio y usé unos cuantos pergaminos para tratar de detectarlas. tomé un trozo de pergamino que encerraba un conjuro de la segunda esfera, ver lo invisible. Realicé el salmo correctamente y procedí a inspeccionar el templo: NADA ... Los nervios afloraban, puesto que sentíamos que no estábamos sólos, pero no había forma de comprobarlo.

La red estaba dispuesta, las presas ubicadas. En un instante, la habitación comenzó a girar, el centro de gravedad cambió de forma súbita y mi compañero y yo, nos vimos comiendo techo, para comprobar que todas y cada una de las lamias estaban en círculo, conjurando diversos sortilegios. No tenía miedo, puesto que iba protegido contra los sortilegios que producen muerte y energía negativa; de poco sirvió, puesto que ví como envolvían a Freyn en ambar, para segundos después seguir el mismo destino.

HORROR, SUFRIMIENTO Y TORMENTO.

¿Cuánto tiempo pasé en forma inerte dentro del conjuro? ¿Qué destino sufrió mi compañero de aventuras? Lamentablemente no tengo respuesta para ninguna de las dos cuestiones. Sólo sé que eventualmente, bien por hartazgo, bien por comprobar la potencia de sus conjuros, decidieron liberarme de dicho tormento; ó iluso de mí, eso creí yo.

Lo siguiente que tengo en memoria, y son sólo borrones, girones, retales de la misma, es una oscura celda, con humedad, ninguna iluminación natural y un jergón de paja en un lado. ¿Cuánto tiempo pasé en esa sala? es difícil cuantificarlo, no había patrones regulares, me alimentaban sólo cuando les placía, por lo que no podía contar los días. No había ciclos de luz y oscuridad. No escuchaba mucho, más que la entrada de insectos a carcomer la bazofia que recibía por sustento. Trozos de pan mohoso, gachas de sepadiosqué y eventualmente algo de carne seca ...

De vez en cuando me sacaban de la celda, para ser usado como conejillo de indias en los sortilegios de las lamias noveles. Me lanzaron de todo, conjuros enajenadores, dominación y manipulación mental y todo tipo de hechicería para dañar mi cuerpo, proyectiles, ácido, fuego, electricidad. Su sadismo no tenía parangón. Progresivamente fuí cayendo en un estado de aletargamiento y sopor. Mi mente desconectaba por ratos del mundo ... mi cuerpo, sufría y se encogía más si cabe. Este ciclo fue repetido infinitas veces.

No había en las celdas más ruidos, no supe que fue de Eowaran. Sólo estaba conmigo en mis recuerdos, fueron sus bromas y las vivencias juntos las que me hicieron mantener la cordura, las que me dieron un propósito. No he sido un enano particularmente religioso. En reclusión abracé la única fe que me llegó de veras, el humor, las bromas y el sarcasmo ... la herencia recibida se resume en abrazar y rezar a un credo que conocía en práctica, pero que nunca antes le había procesado fé como deidad. Asumí y recé a Erevan Ilesere, maestro de las argucias, patrón de pícaros y rey del humor entre el pueblo noble. No lo hice por desesperación, sino por devoción.

El ciclo siguió repitiéndose, hasta que en un día, la fortuna me sonrió lo justo; entre conjuramento y conjuramento, una esquirla metálica se incrustó en mi vientre bajo, las lamias no revisaban mi cuerpo, salvo para lanzar alguna conjuración menor de sanación e impedir mi muerte en sus rituales. Una vez en la celda, me extraje la esquirla y comencé a darle forma, con fricción y humedad conseguí afilarla, tras horas de trabajo cesé y me guardé el objeto entre la ropa roída, hice un pequeño bulto y lo puse en una muñequera.

Estudié los patrones de ruido de las lamias y deduce sólo una cosa, no me extraían a diario, aproximadamente me daban entre 1 día y medio a 2 días entre sesión y sesión de tormento. El modo de calcular el tiempo consistió en contar cuantos segundos discurrían entre la gotera de humedad de la pared de la celda.

Tras una sesión más de tormento y tras rezar las mejores plegarias que supe a Erevan, conseguí recuperar la esquirla y abrir el mecanismo de la puerta. Recuperé el entrenamiento en sigilo de tantos años atrás y le di buen uso, recorrí los corredores hasta el piso superior. Allí esperé el tiempo necesario hasta que la actividad de las lamias fuera la menor del día. Procedía a buscar la salida y Tymora me fue favorable, pues conseguí salir del templo y esquivar a los guardias exteriores.

Lo último que recuerdo es calor, sed, calor ... en algún momento desfallecí en las arenas del desierto.
Mis quecos os saludan

El pescador y esgrimista Caraldur

El cascarrabias y abroncador Öleg

El mercenario Kiorgan

El ocurrente Brognar

El niño del sprint Xian Long

El sobrado Lomilith
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