Nombre: Percival
Edad: 23
Raza: Mediano
Profesión: Maestro Conseguidor
Ciudad natal: Aguas Profundas
Nacido de la recurrente unión de un marinero y una prostituta. Fue problemático desde su mas tierna infancia, pues ya desde bien chico aprendió que lo mas importante en la vida era el oro si quería seguir viviendo, y eso de trabajar partiendose el lomo no iba mucho con él, por lo que se convirtió en todo un profesional del fino arte de tomar prestado lo ajeno.
Ágil con las manos y de carácter temperamental, siempre va acompañado de sus camaradas, aquellos de los que piensa que puede obtener algun beneficio.
Siempre que necesitéis algo, Percival os lo conseguirá a muy buen precio. ¡Pero nunca le deis la espalda!
Percival
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- Lobo Terrible
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Re: Percival
*observas una figura de corta estatura, por sus ropas ostentosas parece nadar en la opulencia*
Parece que venir a La Marca fue una buena idea, pues el "negocio" va mejor que nunca; los contratos se cumplen a su tiempo (o se intenta), los clientes se muestran siempre generosos y gano tanto dinero que ya no se ni en que gastarmelo. El otro día les dije a dos gnomos: "¡el primero que lama la nuca del otro se llevara 1000 monedas de oro!". Fue muy divertido ver aquella escena, dos miserables muertos de hambre peleandose por unas pocas monedas.
Pero todavía me queda dar un gran golpe del que se hablará durante meses... que digo meses, ¡AÑOS! Si todo sale según lo planeado, esos idiotas se arrepentirán de haberme menospreciado, los veré arrastrarse por el fango suplicando misericordia.
¿Y tú, qué necesitas? Percival, Maestro Conseguidor, es tu mediano de confianza. ¿Dinero para comprarte algun caprichito? ¿O quieres algo que no esta en venta? ¿Deseas que alguien desaparezca de la faz de Faerûn? También cuento con la mercancía mas exquisita que ese estúpido de Jaskar jamás tendrá.
Búscame en la taberna de Vándar y hablemos de dinero. Porque todo tiene un precio... *sonríe mientras busca otro par de gnomos*
Parece que venir a La Marca fue una buena idea, pues el "negocio" va mejor que nunca; los contratos se cumplen a su tiempo (o se intenta), los clientes se muestran siempre generosos y gano tanto dinero que ya no se ni en que gastarmelo. El otro día les dije a dos gnomos: "¡el primero que lama la nuca del otro se llevara 1000 monedas de oro!". Fue muy divertido ver aquella escena, dos miserables muertos de hambre peleandose por unas pocas monedas.
Pero todavía me queda dar un gran golpe del que se hablará durante meses... que digo meses, ¡AÑOS! Si todo sale según lo planeado, esos idiotas se arrepentirán de haberme menospreciado, los veré arrastrarse por el fango suplicando misericordia.
¿Y tú, qué necesitas? Percival, Maestro Conseguidor, es tu mediano de confianza. ¿Dinero para comprarte algun caprichito? ¿O quieres algo que no esta en venta? ¿Deseas que alguien desaparezca de la faz de Faerûn? También cuento con la mercancía mas exquisita que ese estúpido de Jaskar jamás tendrá.
Búscame en la taberna de Vándar y hablemos de dinero. Porque todo tiene un precio... *sonríe mientras busca otro par de gnomos*
Lajato McDelawer, monje autodidacta
Edward Edurik, infame pirata
Percival, Maestro Conseguidor
Kiko el martinico
Esnea, portadora de oscuridad
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- Lobo Terrible
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Re: Percival
Irrumpió en taberna de Sundabar, vestido con harapos malolientes y algo mojados -había estado en el río limpiandose la sangre seca- bajo la capa; Tenía pinta de haber vivido momentos mejores. Le pidió al tabernero un Negro Amargo y las llaves de una habitación, y se sento en el rincón mas oscuro de la taberna.
"-¿Cómo es posible que haya acabado así? -Se maldecía hacia sus adentros mientras se tocaba el estómago- Yo, que era alguien importante, con contactos influyentes, ¡todo un hombre de negocios!... Con todo el dinero sucio que ha pasado por mis manos, cuán irónico es el destino, acabar sin nada por una simple moneda. Tymora me ha abandonado". Le dió el último trago a su cerveza y subió al piso de arriba.
Ya en la habitación, cogió unas tijeras y empezó a cortarse el pelo de la cabeza; tenía que pasar desapercibido después de la masacre que tuvo lugar en el cuartel de la guardia de Nevesmortas. A continuación tomo una navaja y se afeito la cabeza y la barba. Parecía como si hubiese envejecido 20 años, hacía mucho tiempo que no se miraba en el espejo. La mala vida que habia llevado le había pasado factura, y podia notar en sus entrañas como la moneda maldita iba consumiendolo poco a poco. Apaciguó el dolor con un poco de cerveza y se fue a dormir.
Al amanecer, fue directo al sastre, y después de darle una bolsa de dinero para que no hiciese preguntas, salió vestido de la forma mas anodina posible. Tenía que mantener un perfil bajo durante un largo tiempo si no quería pudrirse en prisión durante el resto de su miserable existencia. Lo único que le impedía coger la navaja con la que se afeitó y rebanarse el gaznate era la idea de volver con sus camaradas y empezar una nueva vida. Estaba acostumbrado a vagabundear por todo Faerûn, a veces cambiaba de ciudad dos veces en la misma dekhana si un pequeño golpe salía mal. Pero esta vez no sería tan sencillo como cambiar de ciudad, una pila de guardias muertos era el mayor crimen del que había sido acusado hasta ahora.
Tomo un papel y una pluma e hizo una pequeña lista:
- Santino
- Danowl
- Logan
- Bardin
- Daan
La dobló y la guardo en su bolsillo. Jamás olvidará la encerrona traicionera y rastrera en el local de Vándar. Con paciencia, sabía que su venganza iba a ser una espada de Damocles para los componentes de la lista: un poco de veneno en la comida, un cuchillo en su garganta mientras duermen... había muchas formas de acabar con ellos sin que se enterasen. A estas alturas ya deberian de saber que TODO tiene un precio... Pero eso podía esperar. Su mayor preocupación era la moneda que se tragó: "-¡Cómo pude ser tan tonto! ¡Si se la saqué a Boris de su propio estómago!".
Lo que había destrozado por dentro a ese pobre desgraciado ahora estaba en sus entrañas. A veces sentía la angustiosa necesidad de coger cualquier cosa afilada y rajarse las tripas para sacarsela. Había probado vomitando, cagando, golpeandose el estómago... Nada funcionaba.
Salió de la taberna con un propósito bien claro: buscar a un arcano que no hiciese muchas preguntas y que le diese las respuestas que necesitaba.
"-¿Cómo es posible que haya acabado así? -Se maldecía hacia sus adentros mientras se tocaba el estómago- Yo, que era alguien importante, con contactos influyentes, ¡todo un hombre de negocios!... Con todo el dinero sucio que ha pasado por mis manos, cuán irónico es el destino, acabar sin nada por una simple moneda. Tymora me ha abandonado". Le dió el último trago a su cerveza y subió al piso de arriba.
Ya en la habitación, cogió unas tijeras y empezó a cortarse el pelo de la cabeza; tenía que pasar desapercibido después de la masacre que tuvo lugar en el cuartel de la guardia de Nevesmortas. A continuación tomo una navaja y se afeito la cabeza y la barba. Parecía como si hubiese envejecido 20 años, hacía mucho tiempo que no se miraba en el espejo. La mala vida que habia llevado le había pasado factura, y podia notar en sus entrañas como la moneda maldita iba consumiendolo poco a poco. Apaciguó el dolor con un poco de cerveza y se fue a dormir.
Al amanecer, fue directo al sastre, y después de darle una bolsa de dinero para que no hiciese preguntas, salió vestido de la forma mas anodina posible. Tenía que mantener un perfil bajo durante un largo tiempo si no quería pudrirse en prisión durante el resto de su miserable existencia. Lo único que le impedía coger la navaja con la que se afeitó y rebanarse el gaznate era la idea de volver con sus camaradas y empezar una nueva vida. Estaba acostumbrado a vagabundear por todo Faerûn, a veces cambiaba de ciudad dos veces en la misma dekhana si un pequeño golpe salía mal. Pero esta vez no sería tan sencillo como cambiar de ciudad, una pila de guardias muertos era el mayor crimen del que había sido acusado hasta ahora.
Tomo un papel y una pluma e hizo una pequeña lista:
- Santino
- Danowl
- Logan
- Bardin
- Daan
La dobló y la guardo en su bolsillo. Jamás olvidará la encerrona traicionera y rastrera en el local de Vándar. Con paciencia, sabía que su venganza iba a ser una espada de Damocles para los componentes de la lista: un poco de veneno en la comida, un cuchillo en su garganta mientras duermen... había muchas formas de acabar con ellos sin que se enterasen. A estas alturas ya deberian de saber que TODO tiene un precio... Pero eso podía esperar. Su mayor preocupación era la moneda que se tragó: "-¡Cómo pude ser tan tonto! ¡Si se la saqué a Boris de su propio estómago!".
Lo que había destrozado por dentro a ese pobre desgraciado ahora estaba en sus entrañas. A veces sentía la angustiosa necesidad de coger cualquier cosa afilada y rajarse las tripas para sacarsela. Había probado vomitando, cagando, golpeandose el estómago... Nada funcionaba.
Salió de la taberna con un propósito bien claro: buscar a un arcano que no hiciese muchas preguntas y que le diese las respuestas que necesitaba.
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