* Los ojos se inyectaban en sangre mientras las pupilas cada vez se hacían mas grandes. El dolor era tal que no podía evitar gruñir del sufrimiento, incluso emitir leves chillidos incontrolables, mientras el cuerpo se deformaba y su nariz y su boca tomaban la forma de lobo, a la vez que el pelaje de todo su cuerpo se multiplicaba y la columna se iba acomodando a su nueva forma *
La luna se alzaba amarilla y llena en el cielo de Nevesmortas, ni una nube le hacía sombra a la misma y los olores empezaban a emerger de todas partes del bosque. Los sonidos eran cada vez mas perceptibles y hasta la vista se le agudizó en la fría noche. No tardaría en encontrar un grupo de osos, entre ellos uno terrible y dos pardos norteños, tal vez demasiado para un único lobo. La manada estaba rota desde la desaparición de la líder, las presas cada vez eran mas pequeñas y el hambre más grande. La tripa le sonaba y estaba cansado de comer venado, una presa fácil que no suponía ningún reto y una vergüenza para Malar. No se lo pensó demasiado y se agazapó entre los matojos, acercándose sigilosamente en su forma de gran lobo hacia el oso de mayor tamaño. Se percataron de su presencia pero era demasiado tarde, cuando se quisieron dar cuenta el lobo ya estaba en el aire dirección al cuello del oso terrible, del cual no supuso ninguna dificultad arrancar su gaznate de un bocado. Al ver la sangre y a su padre desangrándose los otros osos tomaron una actitud defensiva, aunque se les notaba el miedo y el corazón acelerado al ver la escena, el lobo estaba pletórico, el olor a sangre, el pulso acelerado de su presa, un mordisco limpio que había levantado el miedo entre el resto y la cuenta atrás para acabar con el resto, hacían que Dugol se sintiera en su máxima plenitud.
Los osos se defendieron con zarpazos y mordiscos al aire, casi todos esquivados por el lobo, de mayor agilidad y experiencia que ellos, aunque no sin antes recibir un par de golpes que desgarraron la piel del lobo, la cual se iba regenerando entre gruñidos y placajes del mismo. Finalmente acabó con los osos después de varios minutos de intercambios de zarpas y dientes... la cena estaba servida y Malar orgulloso de que el cachorro había podido vencer a semejantes rivales.
* Antes de empezar su cena se lamió las heridas para sanarlas del todo con la saliva. Tras eso devoró al oso terrible, de mayor carne y sabor, dejando los cuerpos de los otros dos osos para algún carroñero que pasara, o algún otro lobo hambriento*
