"La gran incursión"
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"La gran incursión"
Verde esmeralda bajo la luna
Un nuevo ciclo llegaba a su fín en el nebuloso reino de sombras y caos en el que todo es más traicionero y peligroso de lo que cualquier criatura ajena a éste mundo pueda llegar a comprender. Promesas de gloria, esperanza de victoria y deseos de muerte recorrían las mentes de un reducido grupo de sombras que recorrían raudas los temidos túneles de la Antípoda Oscura.
La danza de las sombras era armoniosa y silenciosa, organizada, eficaz....letal. Encabezando al reducido grupo incursor, se extendían como los finos hilos de una telaraña los Velguks, batidores drow, Talthalra y Darkron, raudos, silenciosos y eficaces, eliminando cualquier posible obstáculo que causara alguna eventualidad, e informando al grupo central de los posibles peligros que surgían en el camino.
Al frente, el Qu'el'saruk, Sha'n maestro de armas, un ejemplo a seguir en un varón guerrero, con mirada severa y paso seguro, atento a la llegada de los informadores, siempre dispuesto para la batalla. Pocos metros por detrás la Yalthallar, M'aeve la Alta sacerdotisa, altiva y orgullosa, caminando con porte noble, protegida por la propia mano de Lloth y custodianda en la retaguardia por Dumaih, el Qu'el'Faeruk y su pupilo Imrod, silenciosos y aparentemente frágiles los temibles Arcanos drow cerraban la procesión pertrechados con múltiples conjuros y sendas ballestas envenenadas.
Ninguna criatura de éste oscuro lugar deja paso a las sombras, pues cuando sus ojos advierten la presencia de la carga drow, es ya demasiado tarde, pues las armas de los Velguks ya permanecen impacientes apuntando las espaldas de las víctimas, ansiosas de morder su carne. La táctica es sencilla, el resultado rápido, eficaz y mortal....la huella de un trabajo limpio es el único testigo que queda en los túneles tras el paso de las sombras. Y así avanzaron durante casi dos ciclos hacia la tierra que los rivvin llaman superficie, el lugar mordido por la gran esfera de fuego, la caverna infinita donde el techo tiene extraños y lejanos adornos llamados estrellas.
-Mi señora, los batidores informan de que el camino a la superficie está cortado, la cuerda que lleva a la cueva del exterior...no está en su lugar. La información trasmitida por Sha'n sólo podía indicar una cosa: problemas. Aún así la misión continuaría por la gloria de la Dama Tenebrosa, nadie podía detener la voluntad de la Diosa, nadie se interpondría en las órdenes del Templo...nadie ganaría un pulso a la casa Veldruk....nadie, nadie en absoluto se sobrepondría a M'aeve.
El grupo drow se acercaba lentamente a la salida del Pozo, la prueba de fuego estaba apunto de comenzar. Probablemente la pregunta que cruzó en aquel instante, era quién habría podido hacer aquello, pero un rugido desde lo más alto del Pozo llamó su atención. Una gran bola de fuego bajaba vertiginosa, llevándose consigo varios cascotes de piedra, aterrizando de manera violenta frente a los drows.
-Veo drows- comentó un gran demonio donde los halla, su voz, gutural, sin embargo detonaba cierto cordialidad.
-Y veis bien, Balor- respondió M'aeve con la serenidad y frialdad que la caracterizaba.
Los demás participantes del encuentro se limitaron a dejarle hablar a la alta sacerdotisa, presa algunos del miedo, otros de la más rigurosa curiosidad.
-Ya he tratado con varios de los tuyos- afirmó M'aeve dando cierto toque de advertencia.
-He de suponer que mi emisario no ha llegado pues- conjeturó el demonio alado.
-Ningún emisario ha sobrevivido para llegar ante las puertas de Bel'larag.
-Es una lástima, pues era un drow a quien envié-continuó hablando el Balor- Ningún Rivvin osará entrar, como así ningún drow me molestará, ese es el mensaje que llevaba.
M'aeve se limitó a pensarse su respuesta, esas criaturas no debían tomarse a la ligera, ya lo sabía por experiencia.
-No os impediré salir, pero no quiero que llaméis la atención, no quiero Rivvin por aquí.
-En eso estamos de acuerdo- afirmó la sacerdotisa.
-Quizá lleguemos a un acuerdo mutuo que nos beneficie, nadie entrara y no seré molestado.
-Al parecer tendremos guardianes para la entrada a nuestra tierra *asiente conforme al trato con el Tan’nari mayor*, aun nos queda camino y preferimos aprovechar el manto estrellado que los rivvin llaman noche.
-Por supuesto, uno de mis esbirros os lanzara la cuerda.
El balor comenzó a trepar lentamente por aquel oscuro hueco, instantes más tarde, el extremo de una soga pendía, aprovechándola para el ascenso, donde, invisibles, pudieron comprobar que en efecto allí aguardaba un slaad negro, vigilando la entrada.
Tras la salida de la cueva el infinito....un mundo nuevo, extraño y aterrador ante los ojos de las sombras, formaciones de extraños y gigantescos hongos cubrían lo que para ojos drow es juzgado como la claridad de la noche rivvin; tras unos segundos de habituación a la intensa luz de la noche superficiana la partida de sombras desapareció dejando lugar a la nada.....simples huellas en el suelo y poco más que el crepitar de alguna hoja es lo único que había a ojos de cualquier criatura. El viaje agotador pero fascinante, la inmensidad de la superficie, la sensación de ahogo y pérdida de orientación persiguió los compungidos y negros corazones de las sombras, de todas excepto de una, la única de ellas que conocía el camino, que detalló el mapa, el Qu'el'Saruk, guía de la que ahora era una sola criatura formada por seis drow, cubierta bajo un manto de invisibilidad protectora que evitaba miradas ajenas, extrañas....testigos que de descubrir la partida incursionista, habrían servido de sacrificio a la Terrible Dama del Caos.
Las formaciones montañosas, la tierra y el cielo estrellado, mudos testigos del paso raudo y sigiloso de lo que era como una sóla criatura dejando tras de sí al cambiante paisaje. Las montañas dejaron paso a una extensa planicie, rivvins ajenos a lo que pasaba a su alrededor utilizaban cegadoras hogueras para calenarse del frío aire superficiano. Las horas pasaban y la planicie dejó paso a nuevas montañas, extrañas criaturas y algo curioso...el hielo, permanente frío, cortante y resbaladizo, un manto blanco cubria la eterna caverna que es la superfície para asombro de las infracriaturas, pero había una prioridad, no había lugar para distracciones. Más horas del ciclo parecieron competir con la invisible carrera de los drow, cuando la temible y protectora bola de fuego de los rivvin comenzaba a despuntar la guarida de hielo se alzaba ante los ojos de M'aeve. La hora había llegado, el anónimo viaje un rotundo éxito, la pocas críaturas que tuvieron la mala suerte de cruzarse con el grupo yacían conservadas por el frío suelo entre su propia sangre.
Los cánticos resonaban el la caverna con una poderosa voz sobrenatural que surgía de los labios de la Yalthallar, los proyectiles de fuego cruzaban la estancia raudos casi derritiendo algunas estalactitas de hielo desde los dedos de los arcanos drow, la poderosa hacha de Sha'n se deslizaba sobre las duras escamas del níveo dragón con un sonido metálico, mientras los Velguks distraían a la enorme criatura mágica asestando terribles estocadas entre las pocas escamas abiertas que préviamente habían estudiado con maliciosa y certera intención. Tras horas de ardua batalla la criatura consiguió de un poderoso zarpazo lanzar por los aires al formidable Sha'n derribándolo a pocos metros del fragor del combate, instante en que la mano del Caos Personificado se impuso al dragón inutilizándolo...tras el estruendo y caída del inconsciente dragón no había silencio....sino jadeos, el humeante aliento de los victoriosos drow recuperándose tras el esfuerzo, como una sóla criatura sombría, cada drow era una extremidad, coordinada y ahora también victoriosa.
Las horas que siguieron sirvieron de descanso, mientras los maestros extraían el preciado mineral, inexistente en el oscuro mundo del que procedían las sombras, M'aeve había liderado y llevado a buen final la importante misión, la casa Veldruk conseguía así asestar un importante golpe a sus rivales en la ciudad...el Templo aumentaría su influencia y buenas relaciones con la ciudad orígen Menzoberranzan, y Su Oscura Majestad glorificada a través de sus doncellas.
//Bueno éste es la aventura narrada, espero que os guste, os la dedico a los negritos de la incursión especialmente, a la los drow de la casa y a todo el majo que se lo lea!
PD: agradecimientos a ArtemisEntreri por su aportación y enriquecimiento tanto del rol como de la historia, ya que la parte del encuentro con el Bálor es una aportación suya.
PD2: Lloth los que aparecen en la historia son los participantes de la quest, creo que no me dejo a nadie, sólo aclarar que Eorlin era el bálor y el posterior slaad que encontramos.
Bueno saludetes y a ver que os parece, si algo está mal, o hay dudas preguntadme! Un beso!
Un nuevo ciclo llegaba a su fín en el nebuloso reino de sombras y caos en el que todo es más traicionero y peligroso de lo que cualquier criatura ajena a éste mundo pueda llegar a comprender. Promesas de gloria, esperanza de victoria y deseos de muerte recorrían las mentes de un reducido grupo de sombras que recorrían raudas los temidos túneles de la Antípoda Oscura.
La danza de las sombras era armoniosa y silenciosa, organizada, eficaz....letal. Encabezando al reducido grupo incursor, se extendían como los finos hilos de una telaraña los Velguks, batidores drow, Talthalra y Darkron, raudos, silenciosos y eficaces, eliminando cualquier posible obstáculo que causara alguna eventualidad, e informando al grupo central de los posibles peligros que surgían en el camino.
Al frente, el Qu'el'saruk, Sha'n maestro de armas, un ejemplo a seguir en un varón guerrero, con mirada severa y paso seguro, atento a la llegada de los informadores, siempre dispuesto para la batalla. Pocos metros por detrás la Yalthallar, M'aeve la Alta sacerdotisa, altiva y orgullosa, caminando con porte noble, protegida por la propia mano de Lloth y custodianda en la retaguardia por Dumaih, el Qu'el'Faeruk y su pupilo Imrod, silenciosos y aparentemente frágiles los temibles Arcanos drow cerraban la procesión pertrechados con múltiples conjuros y sendas ballestas envenenadas.
Ninguna criatura de éste oscuro lugar deja paso a las sombras, pues cuando sus ojos advierten la presencia de la carga drow, es ya demasiado tarde, pues las armas de los Velguks ya permanecen impacientes apuntando las espaldas de las víctimas, ansiosas de morder su carne. La táctica es sencilla, el resultado rápido, eficaz y mortal....la huella de un trabajo limpio es el único testigo que queda en los túneles tras el paso de las sombras. Y así avanzaron durante casi dos ciclos hacia la tierra que los rivvin llaman superficie, el lugar mordido por la gran esfera de fuego, la caverna infinita donde el techo tiene extraños y lejanos adornos llamados estrellas.
-Mi señora, los batidores informan de que el camino a la superficie está cortado, la cuerda que lleva a la cueva del exterior...no está en su lugar. La información trasmitida por Sha'n sólo podía indicar una cosa: problemas. Aún así la misión continuaría por la gloria de la Dama Tenebrosa, nadie podía detener la voluntad de la Diosa, nadie se interpondría en las órdenes del Templo...nadie ganaría un pulso a la casa Veldruk....nadie, nadie en absoluto se sobrepondría a M'aeve.
El grupo drow se acercaba lentamente a la salida del Pozo, la prueba de fuego estaba apunto de comenzar. Probablemente la pregunta que cruzó en aquel instante, era quién habría podido hacer aquello, pero un rugido desde lo más alto del Pozo llamó su atención. Una gran bola de fuego bajaba vertiginosa, llevándose consigo varios cascotes de piedra, aterrizando de manera violenta frente a los drows.
-Veo drows- comentó un gran demonio donde los halla, su voz, gutural, sin embargo detonaba cierto cordialidad.
-Y veis bien, Balor- respondió M'aeve con la serenidad y frialdad que la caracterizaba.
Los demás participantes del encuentro se limitaron a dejarle hablar a la alta sacerdotisa, presa algunos del miedo, otros de la más rigurosa curiosidad.
-Ya he tratado con varios de los tuyos- afirmó M'aeve dando cierto toque de advertencia.
-He de suponer que mi emisario no ha llegado pues- conjeturó el demonio alado.
-Ningún emisario ha sobrevivido para llegar ante las puertas de Bel'larag.
-Es una lástima, pues era un drow a quien envié-continuó hablando el Balor- Ningún Rivvin osará entrar, como así ningún drow me molestará, ese es el mensaje que llevaba.
M'aeve se limitó a pensarse su respuesta, esas criaturas no debían tomarse a la ligera, ya lo sabía por experiencia.
-No os impediré salir, pero no quiero que llaméis la atención, no quiero Rivvin por aquí.
-En eso estamos de acuerdo- afirmó la sacerdotisa.
-Quizá lleguemos a un acuerdo mutuo que nos beneficie, nadie entrara y no seré molestado.
-Al parecer tendremos guardianes para la entrada a nuestra tierra *asiente conforme al trato con el Tan’nari mayor*, aun nos queda camino y preferimos aprovechar el manto estrellado que los rivvin llaman noche.
-Por supuesto, uno de mis esbirros os lanzara la cuerda.
El balor comenzó a trepar lentamente por aquel oscuro hueco, instantes más tarde, el extremo de una soga pendía, aprovechándola para el ascenso, donde, invisibles, pudieron comprobar que en efecto allí aguardaba un slaad negro, vigilando la entrada.
Tras la salida de la cueva el infinito....un mundo nuevo, extraño y aterrador ante los ojos de las sombras, formaciones de extraños y gigantescos hongos cubrían lo que para ojos drow es juzgado como la claridad de la noche rivvin; tras unos segundos de habituación a la intensa luz de la noche superficiana la partida de sombras desapareció dejando lugar a la nada.....simples huellas en el suelo y poco más que el crepitar de alguna hoja es lo único que había a ojos de cualquier criatura. El viaje agotador pero fascinante, la inmensidad de la superficie, la sensación de ahogo y pérdida de orientación persiguió los compungidos y negros corazones de las sombras, de todas excepto de una, la única de ellas que conocía el camino, que detalló el mapa, el Qu'el'Saruk, guía de la que ahora era una sola criatura formada por seis drow, cubierta bajo un manto de invisibilidad protectora que evitaba miradas ajenas, extrañas....testigos que de descubrir la partida incursionista, habrían servido de sacrificio a la Terrible Dama del Caos.
Las formaciones montañosas, la tierra y el cielo estrellado, mudos testigos del paso raudo y sigiloso de lo que era como una sóla criatura dejando tras de sí al cambiante paisaje. Las montañas dejaron paso a una extensa planicie, rivvins ajenos a lo que pasaba a su alrededor utilizaban cegadoras hogueras para calenarse del frío aire superficiano. Las horas pasaban y la planicie dejó paso a nuevas montañas, extrañas criaturas y algo curioso...el hielo, permanente frío, cortante y resbaladizo, un manto blanco cubria la eterna caverna que es la superfície para asombro de las infracriaturas, pero había una prioridad, no había lugar para distracciones. Más horas del ciclo parecieron competir con la invisible carrera de los drow, cuando la temible y protectora bola de fuego de los rivvin comenzaba a despuntar la guarida de hielo se alzaba ante los ojos de M'aeve. La hora había llegado, el anónimo viaje un rotundo éxito, la pocas críaturas que tuvieron la mala suerte de cruzarse con el grupo yacían conservadas por el frío suelo entre su propia sangre.
Los cánticos resonaban el la caverna con una poderosa voz sobrenatural que surgía de los labios de la Yalthallar, los proyectiles de fuego cruzaban la estancia raudos casi derritiendo algunas estalactitas de hielo desde los dedos de los arcanos drow, la poderosa hacha de Sha'n se deslizaba sobre las duras escamas del níveo dragón con un sonido metálico, mientras los Velguks distraían a la enorme criatura mágica asestando terribles estocadas entre las pocas escamas abiertas que préviamente habían estudiado con maliciosa y certera intención. Tras horas de ardua batalla la criatura consiguió de un poderoso zarpazo lanzar por los aires al formidable Sha'n derribándolo a pocos metros del fragor del combate, instante en que la mano del Caos Personificado se impuso al dragón inutilizándolo...tras el estruendo y caída del inconsciente dragón no había silencio....sino jadeos, el humeante aliento de los victoriosos drow recuperándose tras el esfuerzo, como una sóla criatura sombría, cada drow era una extremidad, coordinada y ahora también victoriosa.
Las horas que siguieron sirvieron de descanso, mientras los maestros extraían el preciado mineral, inexistente en el oscuro mundo del que procedían las sombras, M'aeve había liderado y llevado a buen final la importante misión, la casa Veldruk conseguía así asestar un importante golpe a sus rivales en la ciudad...el Templo aumentaría su influencia y buenas relaciones con la ciudad orígen Menzoberranzan, y Su Oscura Majestad glorificada a través de sus doncellas.
//Bueno éste es la aventura narrada, espero que os guste, os la dedico a los negritos de la incursión especialmente, a la los drow de la casa y a todo el majo que se lo lea!
PD: agradecimientos a ArtemisEntreri por su aportación y enriquecimiento tanto del rol como de la historia, ya que la parte del encuentro con el Bálor es una aportación suya.
PD2: Lloth los que aparecen en la historia son los participantes de la quest, creo que no me dejo a nadie, sólo aclarar que Eorlin era el bálor y el posterior slaad que encontramos.
Bueno saludetes y a ver que os parece, si algo está mal, o hay dudas preguntadme! Un beso!
Última edición por Claudia el Mar Jul 03, 2007 9:44 pm, editado 5 veces en total.
Hay que decir que escribes de vicio, y narras muy bien las escenas. Y te mentiria si no te dijera que mas de una vez se me ha puesto la piel de gallina de lo bien detallado que estaba la cosa y lo que ayuda a imaginarlo, solo una cosa, tengo ganas de leer mas cosas tuyas, te animo a seguir escribiendo.