No fueron muchos los participantes, pero sin duda sus escritos no pasaron desapercibidos.
Entre ellos destacó el del señor Ánder, que con sus textos y nuestras risas el premio consiguió.
A continuación se detallan los cuatro escritos.
Clarice:
El niño sin nombre se crió para ser la mano
Para vigilarte, para protegerte, o matar cuando le fuera ordenado.
La elección que hizo no podía comprender
El secreto de su linaje lo tenía a su merced.
Dividido entre su honor y el amor de su vida
Sus plegarias para conservar los dos no fueron respondidas.
Tantos sueños se truncaron y tanto fue sacrificado
Valió la pena dejar atrás a los seres amados?
Quienes son los nobles y los sabios, tantos años han pasado...
Estarán con el tiempo nuestros pecados justificados?
La maldición de su causa lo atormentaba en su lecho
Obedecer el emblema era un crimen siniestro.
Su alma torturada por el amor y la agonía
Quería marchar, pero su juramento lo retenía.
Dividido entre su honor y el amor de su vida
Sus plegarias para conservar los dos no fueron respondidas.
Tantos sueños se truncaron y tanto fue sacrificado
Valió la pena dejar atrás a los seres amados?
Quienes son los nobles y los sabios, tantos años han pasado...
Estarán con el tiempo nuestros pecados justificados?
Perdoname por el dolor
Por abandonarte con tus miedos
Por los sueños acallados
Por las puertas que cerré
Pese a ello soy la mano que te sirve
Y aunque no me veas nunca te abandonaré
Tantos sueños se truncaron y tanto fue sacrificado
Valió la pena dejar atrás a los seres amados?
Quienes son los nobles y los sabios, tantos años han pasado...
Estarán con el tiempo nuestros pecados justificados?
Radha
En la villa de nevesmortas
vive un elfo llamado damian
a toda mujer intenta besar
pero solo un guantazo se logra llevar.
Tambien esta claire
que su trasero vimos crecer
tal era su grandeza
que rodearlo daba pereza.
Y quien no escucho hablar de Nerea
la que sus alas menea
que son su aliento
frie un pimiento.
Y por ultimo la diosa tymora
que su belleza enamora
y es por ser pelota
es para acabar esta nota.
Damián
Ha llegado el día.
Dos minutos quedan para dar comienzo la gran función. Aquel gran reloj de pared había marcado los más de mil chasquidos que había soportado en ese lugar. En pie espero, lejos de querer descansar en el viejo lecho de paja. Hoy no, hoy es mi día. Una capa de terciopelo rojo sobre mis hombros, pantalones de tela negra y una camisola ribeteada hasta el cuello. Todo pensado para ser un peón en aquella triste historia sin final, negro destino donde solo la desesperación tenía lugar. Hoy no será un día cualquiera.
He destrozado una silla. Todo por un arma, aunque fuese una astilla de veinte centímetros. El reloj suena, el resorte hace salir aquel condenado cuco que marcaba cada día el principio de mi pesadilla. Hoy se me antojaba tremendamente goloso ese instante. Mis captores entran dando un portazo, para variar. Algo en mí ha cambiado. Debe haberlo hecho, pues no eran ellos los que sonreían, si no yo. Creo que es la primera vez que lo hago... y me siento bien. Veinte pasos... diez. Pocos les quedan para llegar hasta mí, soltando la clásica retahila de improperios al verme tan animado.
Mi mano... se mueve sola. Un cosquilleo, apenas me da tiempo a mirar y un pequeño hilo de sangre salta a mi rostro. Sigo sintiéndome... bien. Como si nada pudiera cansarme, nada pudiera derribarme. El segundo hombretón no tarda en caer ante mis ojos y los extraños impulsos de mi cuerpo. ¿Ese soy yo? Trago saliva, me he quedado solo. Alzo la mano libre a mi boca, ¿por qué sigo sonriendo? ¿Será perjudicial hacerlo? Un crujido hace que ascienda un tanto más, hasta palpar aquella máscara con la que había nacido. Un trozo de porcelana que ocultaba parte de mi rostro y que nadie vislumbraba.
Paso por encima de los futuros cadáveres, estertores de sangre que aullaban como cerdos con una mano al cuello.Atravieso la puerta. Al fin ante el escenario. Se habían tomado la molestia de abrir el telón hace rato ya. Era yo el que llegaba tarde. Los espectadores quedan atónitos ante mi imagen. Creía que solo provocaría otra carcajada más, como de costumbre. Pero aquellos crueles ojos que se clavaban en mí día a día, riendo y golpeándome con la mirada, hoy no eran más que fantasmas. Reflejos del miedo que en mi fuero interno yo también sentía.
Río... no puedo evitarlo. A mi derecha habían colocado un espejo. ¡Un espejo! Tantos años aquí y nunca pude mirarme en uno. Qué ironía, justo hoy. Hasta los espíritus están de mi parte. Esperaba encontrar la imagen acongojada de un elfo. Pero qué grata sorpresa, al ver que me había convertido en uno de ellos. La máscara había caido, dejando ver unas mejillas enrojecidas por la sangre de otros.
Hoy es mi día... y me siento demasiado bien.
-El ganador ha solicitado no publicar su texto-