Haytham al Saqr, el Halcón de Calim

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Haytham al Saqr, el Halcón de Calim

Mensaje por Trovador »

//Antes decir que esto lo he escrito de forma rápida y con resaka, ya que es el capitulo que menos me llama...

CAPITULO I
El Nacimiento

La música y la danza se había extendido desde la tarde hasta ya bien entrada la noche, los pies desnudos de los bailarines no paraban de moverse al compás de los rudimentarios instrumentos de música dulce, varias parejas apartadas disfrutaban de los plateados rayos de la luna y la agradable brisa veraniega mientras daban rienda suelta a su amor y pasión... Todo era maravilloso, cuando una flecha se ensartó en el cuello de uno de los flautistas.

- ¡Nos atacan! - Resonó el grito en élfico en el claro. El pánico hizo mella en los sorprendidos elfos salvajes, y comenzaron a huir descontrolados, diezmados por aquellos atacantes, que cargaron contra los desarmados elfos, matando a unos, y secuestrando a otros. Simples mercenarios... Basura sin moralidad que podrían ganarse unos puñados por los elfos capturados.

Tras una desigual carniceria, los mercenarios escoltaron a los elfos capturados hasta un campamento, donde comenzaron a clasificarlos, una de ellas, una preciosa mujer de grandes ojos miel y una larga melena castaña que caia en cascada por su delgada espalda, sus pies descalzos manchados de barro tenian ahora cortes y magulladuras debido a la penosa marcha al igual que su corto vestido tapando lo justo y necesario.

Tras dekhanas de marcha, llegaron al Desierto de Calim, allí se celebraba una feria ilegal de comercio, esclavos, sustancias prohibidas, venta de articulos robados... Cuando la elfa de ojos miel salió.

Tras una dura puja, la elfa, Avriel, ya tenía una nueva vida, viviría junto al jeque Arif al Saqr, y sería la nueva mujer de su extenso y reputado harén. Avriel era la favorita de Arif, debido a su indudable belleza y su dulce voz, y asi se lo hacía saber cada noche...

Dos años después de aquel ataque, un niño reposaba en los brazos de la elfa, Haytham le llamaron, el quinto hijo de una larga lista (aunque en ese momento solo fueran cinco, obviamente), claramente se veia su herencia elfa, el consuelo de Avriel para mantenerse viva, su pequeño "Halcón"...

Continuará...
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Re: Haytham al Saqr, el Halcón de Calim

Mensaje por Trovador »

CAPITULO II

El vuelo del Halcón


- ¡Halcón! Vuestro padre os hace llamar. – El soldado a las órdenes de Arif se acercó al chiquillo, el cual no tenía más que nueve años, armado con una cimitarra a la cintura y una lanza, con un simple peto de cuero y un turbante blanco.
- ¿Ahora? Siempre tiene que molestarme en el momento menos oportuno...
- Ve... Es importante...
- Bueno bueno... – Refunfuñó el pequeño Haytham mientras se dirigía al palacete de su padre.

El pueblo de Arif estaba cercano a un oasis, antaño un pueblo nómada, el abuelo de Arif hizo que prosperara y ganara reputación, siendo un paso casi obligado para comunicar la ciudad de Calimport con el resto de las tribus del desierto, las casas de blanca piedra se construian alrededor de una bonita plaza, adornada con un par de fuentes y un jardín extrañamente verde y floreado, donde estaba el mercado y podía oirse el bullicio del trueque y el regateo. Haytham, entró al palacete de su padre Arif, justo en el centro del pueblo, recorría un largo pasillo cuando se cruzó con Isma´il, su hermano mayor, primogénito varón de Arif, gran guerrero y hombre noble y justo.

- ¿Qué tal, halcón? ¿Vas a ver a padre?
- Eso parece, Isma´il... ¿Cómo fue la expedición de la dekhana pasada?
- La verdad es que bastante bien, padre está contento ya que los nómadas del jeque Abdul han dejado de quejarse por los impuestos... Aunque eso nos costara un poco de sangre... – Al comentar la ultima frase, el primogénito bajó la cabeza con respeto, a pesar de mandar a los soldados de su padre, ser diestro en la lucha y las técnicas de combate en el desierto, Isma’il odiaba la violencia.
- ¡Vaya! Eres increíble, Isma’il
- Gracias Haytham... Bueno, ve a ver a padre, yo tengo que entrenar a nuevos reclutas... Salam allikum...
- Allikum salam.

Siguió andando hasta la sala donde su padre trabajaba y llevaba las cuentas y todo ese “Dichoso papeleo del averno” como él decía, llamó a la puerta.

- Adelante... – Escuchó la voz de su padre. A lo que el pequeño semielfo entró y se sentó en una butaca frente a la mesa de su padre.
- ¿Quería algo padre?
- Sí, hijo... – Mientras hablaba, Arif sacó un pequeño pergamino y lo desenrolló con cuidado mientras miraba a su hijo -... ¿Recuerdas el juego que os hizo vuestro hermano Isma’il hace un año?
- Ehm... Claro padre. – Respondió, mientras recordaba aquel “juego” que hizo su hermano, que consistía en varios examenes para ver las aptitudes del joven y colocarle en lo que mejor se le diera... Contable, comerciante, miliciano, guardia, militar, médico, religioso...
- Pues según ese juego, sacamos una conclusión para tu futuro... – Mientras extendía el brazo y ofrecía el pergamino al pequeño Haytham - ... Vas a ser miembro de la Guardia del Sultán de Calim... Es un puesto honorable, donde si eres diestro e inteligente... Que sin duda lo eres... Podrás llegar a ser noble y poder llevar una buena vida.
- Gracias padre. – Dijo el chiquillo, mientras recogía el pergamino.

Era de noche, Avriel tejía una bonita túnica perlada para su halcón, cuando la cortina se abrió y entró el chiquillo dando botecitos sonriente.

- ¡Hola madre! – Saludo el pequeño con entusiasmo - ¿Qué tal el día?
- Pues todo muy bien, mi halcón. – Mientras escondía la túnica sin que nada viera el chiquillo - ¿Y tú? Me he enterado que tu padre quería hablar contigo...¿Ya has vuelto a hacer una travesura?
- ¡Que va! Quería darme esto... –Mientras le entregaba el pergamino - ... Dice que seré un Guardia de no se que tipo... Seguro que es un gordo gruñón y avaro como él...

Avriel desenrolló el pergamino y leyó con atención el contenido, hablaba sobre Haytham, los resultados de su prueba, y su destino, Guardia del Sultán, en una dekhana tendría que viajar hacia un campamento cercano, a solo una jornada a pié, donde pasaría unos años de entrenamiento, aunque tendría tiempo de sobra para ir a verla. Tras leerlo, cerró el pergamino y besó en la frente a su hijo, recostándose en la cama para dormir apaciblemente con él.

Se había decidido el futuro de Haytham, sería un temible espadachín calishita, guardia del sultán, los guerreros más temibles cuerpo a cuerpo de toda la región, la elite de Calim. Armados con dos cimitarras... Con una resistencia a las inclemencias sobrenatural... Solo los mejores pueden pensar en serlo... Solo los mejores de los mejores son Guardias del Sultán. El halcón volaría y llegaría muy alto... Hasta las estrellas.
zgzpedro

Re: Haytham al Saqr, el Halcón de Calim

Mensaje por zgzpedro »

Me alegra verte de vuelta. Bonita historia.
Trovador
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Re: Haytham al Saqr, el Halcón de Calim

Mensaje por Trovador »

//Gracias, espero sacar más tiempo y rolear más con vosotros ^^

CAPITULO III

Dhûl Faqâr

La tarde era calurosa, las gargantas resecas de los aspirantes gemían y se quejaban, mientras un sonido monótono y uniforme de los golpes de los pies en el suelo resonaba en el amurallado campamento. Un hombre, de grandes proporciones, con semblante duro y marcado, adornado por una recortada barba y una cicatriz que cruzaba en vertical su ojo izquierdo. Aquel hombre, vestido con un simple peto de cuero y ropas propias del desierto, armado con dos cimitarras con un extenso y honorable recorrido militar: Comandante de Infantería del Ejercito del Norte del Sultán, Capitán de la Guardia del Sultán, Consejero Militar del Sultán y ahora, por propia petición, se dedicaba a entrenar a los futuros Guardias del Sultán. Ghazi al Qudama era su nombre.

- ¡Alto! – Bramó con voz solemne, mientras se dirigia con gesto tranquilo hacia los jóvenes aspirantes. - ¡Derecha!... ¡Ar!. – A aquella orden, todos giraron 90º el cuerpo hasta ver al veterano guerrero.

- Llevais seis meses en este campamento, donde se os ha entrenado duramente, se os ha expuesto a altas temperaturas sin apenas agua más que para estar en el límite de la hidratación... Empezasteis un total de doscientas personas... De las cuales, cuarenta y dos han muerto... Ciento cuarenta y dos han sido descartados... Solo quedais dieciseis, solo quince teneis una mínima posibilidad de ser honorables Guardias del Sultán... Enhorabuena, jóvenes... – Habla con elegancia, con bravura, haciendo que a cada uno de esos dieciseis, se les erizase el pelo de la nuca, sentían como si les hablase a ellos personalmente, y daban ánimos para continuar pasando aquellas calamidades. - ¡Rompan filas!.

Aquel día fue especialmente duro, y merecían un buen descanso... Haytham fue al comedor y recibió un poco del extraño potaje que solían comer y abundante agua. Tenía diez años, observaba su cuerpo, más delgado y bajo que la mayoría de sus otros quince compañeros, había forjado una gran amistad con ellos, siempre con rivalidades, como las que tenía con Wazir y con Bouba, el primero, hijo de un primo del sultán, el tradicional hijo de noble calishita, el segundo, un varón altísimo de oscura piel, primo del mejor amigo de Haytham en el campamento, Jouba, el cual se parecía muchísimo a su primo, solo que algo más bajo.

- Eh Halcón... He oido que mañana empuñaremos un arma. – Habló Jouba, tumbado en la litera de abajo.
- ¿En serio?
- Claro, lo escuché cuando charlaban dos guardias, dicen que somos una de las mejores promociones de los últimos años.
- Vaya... Tengo ya ganas de dejar de hacer tantos ejercicios y empezar a aprender el estilo.
- Somos unos privilegiados Halcón... El estilo que usan los Guardias del Sultán es el Dhûl Faqâr... Usando dos cimitarras combina la rapidez y ligereza del arma con golpes brut...
- Ya lo se, Jouba... Todos los que estamos aquí sabemos todo eso... Pesado. –Le tiró el cojín a su amigo con una suave risilla, a lo que se lo devolvió su amigo riendo divertido, al final como siempre, acabaron hablando largamente, riendo animados hasta la hora de dormir.

Vestidos completamente de negro, los dieciseis se alinearon en fila mientras Ghazi se paseaba examinándoles uno a uno, con varios fajines de tela en su enorme brazo, unos rojos y otros azules. Cuando terminó dio una voz y ocho jóvenes dieron un paso al frente, desde el primer día, se les asignó una pareja, Haytham, iba con Jouba, y este fue quien dio un paso al frente y recibió el fajín azul, quedando el rojo para el Halcón. Tras las explicaciones, se les entregó a cada uno dos cimitarras.

- Aprenderéis el estilo Dhûl Faqâr... El estilo que yo mismo uso, que cada Guardian del Sultán usa, un estilo único, no puede aprenderlo un cualquiera, solo los mejores calishitas pueden aprenderlo... Usando fintas, engaños, aprovechando cada elemento que rodea a su favor, aunque sea el propio aire... Las cimitarras serán una con vuestros brazos, vuestros brazos serán uno con vuestras cimitarras... Vuestros golpes serán tan devastadores y rápidos como tornados, será como si una tormenta de arena asolara al enemigo cada vez que os movais, sin saber si atacareis, fintareis... Si ese golpe es un amago, es superficial, es mortal... Se os ha entrenado cada músculo del cuerpo, los reflejos, la fortaleza física... Ahora, aprenderéis el estilo, y seréis reputados Guardias del Sultán.

Habían pasado dos años desde aquella charla, Haytham ya contaba con doce años, y tenía una dekhana libre, la cual viajó a su pueblo natal Essam, para estar con su madre, amigos y familiares. Vestía una elegante túnica blanca, un turbante del mismo color, con ribetes rojizos, colocado de tal forma que dejaba ver una de sus orejas puntiagudas, un chaleco también del color de la sangre, al igual que el cinto de seda que le entregó Ghazi dos años atrás, en su cintura portaba dos cimitarras. Llegó a la plaza, estaban solo tres mercados, de bienes primarios y casi vacios montados, sus amigos Jamal, Kadin y Fátima charlaban animadamente sentados en un banco.

- ¿Cómo os va amigos? – Saludó Haytham.
- ¡Eh Hay! – Corrió la encantadora Fátima hacia el semielfo, tan emotiva como siempre – Llevabas dekhanas sin venir.
- Nadie se queja – Respondió el tranquilo Jamal, el cual estudiaba magia en la torre de el Hechicero de Essam, ya que poseía el don de la magia.
- Aunque sin duda a ti también te va genial – Dijo Kadin, el jinete más joven de la caballeria de la Fuerza de Essam en ingresar de toda la historia del pueblo.

Haytham se unió a la charla, escuchando a sus amigos y hablando de sus vivencias en el campamento, ya cuando anochecía, todos fueron a sus respectivas casas.

El semielfo camino a casa se encontró con su hermano Isma’il, con el cual estuvo jugando un rato a las adivinanzas y riendo animadamente, tras cenar con el y algunos de sus hermanos, marchó a la habitación de su madre.

- ¡Hola madre! – Saludó nada más entrar a la bella elfa.
- Hola mi halcón, ¿cómo te ha ido estos dias?
- Bien madre, hemos estado entrenando unos nuevos movimientos, son complicados pero ya los manejo más o menos...
- Me alegro cariño... Me alegro.

Tras un par de horas de charla, Avriel señaló la otra punta de la habitación, donde reposaba un cestito, al acercarse, Haytham vio la figura peluda y gordita de un hamster dormitando, se acababa de dar un buen atracón de zanahorias y dormía plácidamente.

- ¿Y esto, madre?
- Es un regalo que quiero hacerte, me lo ha traído hace poco Ishan, el mercader, es lo mejor que ha podido encontrar...
- ¿Un hamster? Pero no podré...
- No es un hamster cualquiera, se llama Sir Arthur, y es muy orgulloso, aunque leal, fiel y valiente... Será un gran compañero.

Tras explicarle algo sobre el hamster, su comida favorita, sus fobias, gustos, pasatiempos favoritos mandó que su hijo se acercara y se quitara la túnica, quedándose solo con un pantalón blanco. Avriel movió las manos en extrañas formas, atrayendo hacia sí la magia de la naturaleza y expulsándola en palabras extrañas y luces verdosas y marrones, al final, un halo de tenue luz verde salió de su dedo, y dibujó en el brazo del joven un extraño tatuaje, el cual en el lenguaje de la tierra natal de su madre significaba “Halcón”.

Tras eso, se acurrucó a brazos de su madre y se quedaron ambos dormidos, disfrutando de un agradable sueño.

Lo que no sabía Haytham, es la naturaleza de su hamster, mágica o no, el peludo y pomposo Sir Arthur posee una percepción e inteligencia fuera de lo común, asi como unos modales exquisitos.
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