Estaba ya anocheciendo cuando once figuras emergieron de una casa blanca en Sundabar. Jaina al salir a la calle miro a sus compañeros, uno a uno, allí estaban el antiguo aspirante a la Orden Briddo Leore, el clérigo de Selene Ander Ventormenta, el ayudante del cronista el mediano Jacksown, Arianne perteneciente a la orden arcana y un extraño hombre que respondía al nombre de Stan también estaban presente cinco jóvenes doncellas con aspecto cansado pero sonriendo al ver de nuevo brillar el astro sol, tras mirarlos a todos Jaina bajo su cabeza hacia el cadáver que sostenía entre sus brazos: el cadáver del fiscal Atmey.
-“Vamos compañeros debemos informar a las autoridades de Sundabar de nuestro hallazgo”. Dijo solemnemente la paladina.
Las once figuras recorrieron entonces las calles de la ciudad, Jaina con el cadáver de Atmey y Briddo sosteniendo el cadáver de un miembro de la guardia. Los ciudadanos se iban apartando al ver acercarse tan extraña tropa, algunos los miraban con curiosidad otros con temor y por fin unos pocos con admiración.
El grupo llego al tribunal allí les esperaba Dama Lazhkiera Moriund su semblante pareció relajarse al verlos regresar pero al acercarse la tropa y ver los dos cadáver su rostro se volvió serio y algo triste.
-“Dama Lazhkiera hemos encontrado al alguacil así como al fiscal Atmey, desafortunadamente ambos están muertos”. Anuncio Jaina al acercarse a Lazhkiera.
-“¿Que ha ocurrido?”. Pregunto la Dama Moriund.
-“Como recordara me comento, cuando estaba preparando mi alegato para la defensa del acusado Ter, que estaba preocupada porque todavía el fiscal Atmey no se había presentando y sin él el juicio no podía empezar, había mandado un alguacil a buscarlo pero tampoco había aparecido, así que me ofrecí a ir a buscarlos a ambos”. Iba diciendo la paladina mientras en su mente iba recordando los acontecimientos sucedidos tras dejar a Lazhkiera.
Entonces había abandonado el tribunal para dirigirse a la casa de Atmey que le había sido indicada, a pesar de llamar a la puerta nadie le abrió ni le contesto. Entonces llegaron Briddo, Arianne y Stan, ellos también le habían ofrecido su ayuda a Lazhkiera. Mientras el grupo debatía los pasos a seguir se pudo oír dentro de la casa unos gemidos que parecían una llamada de socorro, Jaina sin pensarlo se abalanzo sobre la puerta para derrumbarla pero reboto contra ella con un fuerte dolor en el hombro, Stan se ofreció entonces a abrir, manipulo la cerradura hasta hacer saltar el cerrojo. Todos entraron de forma apresurada. En el suelo gimoteando se encontraba un hombre con el uniforme de la blindada, sin lugar a dudas el alguacil mandado por Dama Lazhkiera, se estaba desangrando rápidamente tras el en el suelo se podía distinguir una pisada que llevaban a una rejilla. Briddo y Jaina se agacharon a prestar ayuda al guardia, pero la rápida actuación de los dos paladines no pudo salvarlo. Su último acto fue señalar la rejilla.
Un silencio cayo sobre el grupo, el alguacil había sido asesinado por alguien pensó Jaina ¿y Atmey donde estaba?, ¿había sido él el asesino? ¿Y esa casa como podía ser la casa de alguien si parecía por dentro totalmente abandonada? Meditaba la paladina al mirar a su alrededor.
-“Lo sabia tal y como lo había anunciado Damian, ¡Atmey es culpable!”. Dijo el mediano Jacksown a la vez que disipaban el conjuro de invisibilidad que le había permitido seguir a los demás. “debemos ir tras el” comento mientras señalaba la reja en el suelo hacia donde se dirigían las pisadas ensangrentadas. Arianne estuvo de acuerdo en todo momento con el mediano. Mientras tanto Ander Ventormenta cruzo la puerta y se unió a los demás. La información de la que se disponía fue compartida con el recién llegado y tras esos momentos las miradas de todos se giraron de nuevo hacia la rejilla.
-“Debemos abrirla y bajar no queda mas remedio”. Dijo alguien y todos aprobaron.
Los más fornidos se pusieron manos a la obra y con gran esfuerzo consiguieron hacer girar la rejilla hacia arriba, adentrándose todos a continuación hacia la oscuridad…
El túnel vertical los condujo hacia una cueva de grandes dimensiones las pisadas de sangre ya no estaban a la vista, todos desenvainaron sus armas predispuestos a defenderse por si eran emboscados pero allí abajo en la oscuridad nada se movía salvo los integrantes del grupo. Nada más deslizarse el último miembro de la tropa, por la escalera, pudieron oír como la rejilla se cerraba de forma automática. Los intentos de Stan para abrirla resultaron infructuosos.
-“estamos atrapados como ratas” susurro casi para si mismo Jaina.
Entonces alguien hizo alusión a conjurar un portal para salir de forma mágica.
-“No” contesto secamente Jaina
-“aquí hay cinco jóvenes doncellas presa de la secta que lidera Atmey, las necesita para realizar un ritual, necesita a seis jóvenes vírgenes para sacrificarlas y alimentar con sus almas puras al rubí de sangre y con ello invocar a un demonio” explico la paladina.
-“aunque la sexta joven; Mina fue liberada y esta bajo custodia de la Orden y que el rubí es inefectivo, sin el fragmento que le fue extraído por el escudero fallecido Win, es nuestro deber y obligación acabar con esa atrocidad, Atmey debe ser llevado ante la justicia por sus crímenes, con el sus sectarios y debemos destruir el rubí así como la estatua del demonio necesaria para el sacrificio. Y por Torm que sobre mi honor lo haré con vuestra ayuda o sin ella”.
Ander, Jacksown, Briddo y Arianne meditaron las palabras de la paladina todos compartían su objetivo no se podía retroceder tras llegar a ese punto. No hubo necesidades de decir mas las miradas de todos dejan muy claro que ya nadie pensaba en huir.
El mediano Jacksown fue el que primero que tomo la iniciativa al caminar hacia un túnel lateral seguido por los demás. Al poco rato se paro acercándose el resto del grupo. Jacksown había colocado su dedo índice de la mano derecha sobre su boca y con la mano izquierda señalaba su oreja y el túnel delante del grupo. De nuevo el silencio se hizo. Todos pudieron oír entonces unos cánticos. Jacksown y Arianne se miraron y al unisón cabecearon desapareciendo tras lanzar sobre ellos un hechizo. El resto del grupo se mantuvo a la espera. A medida que iba transcurriendo el tiempo Jaina se iba poniendo más nerviosa la idea de unos sacrificios humanos y de la invocación de demonios le alteraban y abrumaban. Los dos exploradores volvieron dando su informe: en la sala había varios sectarios, entre ellos se encontraba Atmey así como la estatua de un demonio, el rubí estaba colocado en una mesa delante de la estatua.
-“Es la celebración de una misa de un culto de banista dedicada al demonio perdición”. Concluyo susurrando Ander.
-“Tenemos que trazar un plan para sorprenderlos, quizás lo mas efectivo sea hacernos con el rubí”. Le contesto susurrando Arianne.
-“Podríamos entrar invisible para ello”. Propuso susurrando Briddo.
“¿Invisibles? ¡Por Torm no hay tiempo para discusiones tenemos que parar el ritual impedir que se invoque al demonio!”. dijo Jaina casi alzando la voz, voz que denotaba preocupación.
“Jaina no es un ritual es una misa”. Tuvo tiempo de susurrarle Ander a la vez que se escuchaba ruido de silla moverse y pasos dirigirse hacia la posición del grupo.
Todos miraron a la paladina a la vez que esta última susurraba.
-“¿Torm que he hecho?”.
-“¡Intrusos! Muerte a los intrusos”. Grito el primer banista que avisto el grupo y todos los sectarios atacaron al grupo de compañeros. Ander, Briddo y Jaina se colocaron delante de sus otros tres compañeros formando una línea compacta que impedía a los sectarios acceder a los demás, los golpes de los dos paladines apoyados por las bendiciones del clérigo y las flechas certeras de Arianne acabaron uno a uno con los banistas. Solo quedaba el cabecilla Atmey. Los seis compañeros tras dejar de si el pasillo lleno de cadáveres entraron en la sala grande allí estaba Atmey delante de una estatua que representaba a un Demonio. Se acercaron a el desplegándose en semi circulo.
-“Vaya ¿quienes tenemos aquí?”. Les dijo Atmey al verlos acercarse mientras desenvainaba una daga de su cintura.
Briddo se acerco a él presto a hundir su espada en su corazón pero se detuvo al ver que sus compañeros no le seguían.
-“Tu reino de terror ha acabado, tu fe en perdición no te salvara Atmey”. Le dijo Ander
-“Ríndase Atmey será llevado ante la justicia” le contesto Jaina al fiscal mientras observa de reojo como Stan se acercaba a un cofre que había en una esquina.
-“Tal y como predijo Damian pagaras por tus crímenes Atmey”. Señalo Jacksown.
Atmey seguía con sus muestras de arrogancias sonriendo y sin aparentar ningún temor.
-“¿si, eso pensáis? ¿Pero sabéis que tenéis un traidor en vuestras filas?”. Dijo mirando al mediano a la vez que se acercaba a la mesa donde estaba el rubí.
Arianne fue las mas rápida de todos apunto con su arco a la gema y disparo con la idea de darle para alejarla del fiscal sin embargo cuando la flecha iba a alcanzar el rubí se desvió hacia otro lado como si hubiese chocado contra una pared invisible.
-“Obviamente esta protegida” dijo Atmey sonriendo “¿bueno donde esta el fragmento? ¿Quién lo tiene?” pregunto a continuación mirando al mediano.
Este último se quedo quieto mientras todos los demás iban mirando tanto a Atmey como a Jacksown. Arianne por ser amiga del mediano no dudo de el y apunto con su arco a Atmey, Ander cuya fe hacia su deidad era de sobra conocida en la marca no aparto la vista del fiscal sabiendo la maldad que encarnaba, Jaina sabia que tanto Damian como su ayudante Jacksown no siempre habían respetado la ley pero sus objetivos eran los mismo que la Orden en este caso acabar con Atmey, sacar a la luz su felonía y castigarle por ello, el engaño del fiscal había fallado.
-“El fragmento de tu rubí de sangre que tanto añoras, se lo llevo el escudero Win con el a la casa de la triada cuando lo matates”. Anuncio Jaina.
-“No, no puede ser” contesto Atmey.
Mientras tanto Jacksown deslizo su pequeña mano dentro de su túnica y saco un objeto brillante de color rojo a la vez que centraba su mirada en la estatua.
-“Si lo sabia, el fragmento no podía estar perdido en otro plano. Entrégamelo”. Le dijo Atmey a Jacksown
Todas las miradas se centraron de nuevo en el mediano que tras unos instantes se llevo el rubí a la boca y se lo tragaba.
-“¡NO!”. Grito Atmey a la vez que con su daga se hacia un corte en la mano y intentaba agarrar al rubí de sangre colocado en la mesa. Ander y Briddo no le dieron esa oportunidad ambos se abalanzaron sobre el propinándole un par de golpes mortales. Atmey cayó al suelo.
El silencio inundo de nuevo la cueva parecía que de nuevo el mal había fracasado pero cuando todos se disponían a decir algo el rubí se alzo de la mesa, flotando en el aire, recomponiéndose como regenerándose y volviendo a completarse ante el asombro de los presentes a continuación empezó a levitar hacia la estatua del demonio, todos se echaron atrás, salvo Jaina que intento agarrar la gema, viendo que el rubí esquivaba su mano levanto su espada para golpearla pero al intentar hacerlo Luminari su espada choco contra un campo invisible que protegía el rubí y mando hacia atrás con gran fuerza la paladina. El rubí se incorporo dentro de un hueco que había en la estatua y de repente la piedra, materia de la cual estaba hecha se quebró liberando al demonio que estaba en su interior…
Lazhkiera se horrorizo al oír tal terrible noticia.
-“¿venciste al demonio?”. Pregunto
-“Si Dama Moriund, fue un combate épico muchos de nuestros golpes no conseguían penetrar la piel del demonio pero la fe que tengo en Torm hizo que algunos de mis golpes fueran mortales para la criatura infernal, claro esta que sin la ayuda de mis compañeros nunca lo hubiese conseguido, supongo que la fe de Briddo en Tyr y de Ander en Selune es igual de fuerte que la mía”. Comento mientras los miraba “los golpes de ese señor en la espalada del demonio también contribuyeron a la victoria” dijo señalando a Stan. “Y por fin la destreza en el manejo del arco de Arianne hizo que la victoria fuese nuestra. Tras acabar con el demonio registramos la cueva donde encontramos y liberamos a esas cinco doncellas secuestradas por la orden, a sus pies deposito el cadáver de Atmey Dama Moriund lamento no poder haberle traído vivo para ser juzgado, ahora esta en mano de los Dioses”.
//os dejo seguir y acabar compañeros o por si quereis añadir algo mas..........
Se reanuda el Juicio
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Re: Se reanuda el Juicio
Última edición por obijuankenobi el Vie May 01, 2009 9:38 pm, editado 1 vez en total.
Re: Se reanuda el Juicio
// Muy bueno. Pena de final... hubiera estado mejor con las virgenes sacrificadas y los paladines muertos 

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Re: Se reanuda el Juicio
//Los finales felices son un mitoLuisblasco escribió:// Muy bueno. Pena de final... hubiera estado mejor con las virgenes sacrificadas y los paladines muertos

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Re: Se reanuda el Juicio
//La vision de una CB, porque realmente Jaina lo ha puesto todo
.Gracias, has sido la más diligente!
La segunda vez que testificaba, pero esta vez, por su propio pie.
Sentada en la silla, la joven de cabellos plateados y sonrisa perenne mantenía la narrativa en la que el jurado, y en concreto, la dama Lazhkiera Moriund, escuchaban atentamente.
- Cuando vos mandasteis a la paladina Jaina a buscar al alguacil describisteis la fachada de su edificio: era exactamente igual a la que Nebiros, nuestro director de la Orden Arcana, describió cuando realizamos un conjuro de conocimiento de leyendas sobre el fragmento carmesí. Por ello, mi compañero Stan y yo misma decidimos ir hasta allí, acompañados del sr. Briddo.
Arianne no omitió ningún aspecto. Pese a que había quedado muy en entredicho la eficacia de la justicia y de la Orden de Caballeros, todavía mantenía cierto respeto a la dama Lazhkiera. Miró de reojo a un caballero de Plata, para proseguir con aplomo.
- ¿Y cómo descubristeis el fragmento?
- Damián Astarte se lo entregó a la Orden Arcana para encerrarlo en nuestras cámaras de seguridad, y fabricar una copia idéntica con la que, si la secta conseguía sus propósitos, al menos la convocación del avatar no pudiera completarse. Conseguimos crear una copia tan efectivamente idéntica que guardaba, en menor proporción, las características de su antecesora: atrapaba la energía vital, o el alma, de aquel que la manipulase. La diferencia era que el fragmento verdadero estaba ya lleno, y este no.
- Sin embargo, el fragmento lo tenía el mediano Jacksown, ¿qué sucedió?
- No supe de Jacksown hasta que nos encontramos con el cuerpo moribundo del alguacil. Debió seguirnos con buen criterio, pues cuando llegamos, escuchamos los lamentos, y si no fuera por Stan, aún seguiríamos intentando derribar la puerta a trompicones. Justo allí apareció el clérigo Ander, por lo que completamos el grupo con 6 personas: Jaina, Briddo, Ánder, Jacksown, Stan y yo misma, mi señora.
La joven hizo una pausa, antes de proseguir. Jaina y el resto ya habían testificado, y sólo quedaba ella. Una de las cosas que agradecía era el hecho de que preguntasen desde el principio: el cargo o el rango no debería ser importante para demostrar mayor veracidad…Y si no, ahí estaba la prueba más fehaciente: Atmey, un fiscal corrupto y ladino hasta la médula, que ya no volvería a respirar.
- Cometimos el error de bajar todos a la vez por la trampilla manchada de sangre, por lo que quedamos atrapados en lo que parece ser un complejo subterráneo, en el corazón de Sundabar. Allí la secta se disponía a terminar el ritual. No entraré en las discusiones de mis compañeros y de mí misma, a no ser que me las preguntéis, mas sólo añadir que, tras una pelea, sólo el fiscal quedaba en pie, observando lo que en mi criterio, se trataba de un emisario de Bhaal en figura de piedra, y el rubí de sangre en el altar, con protecciones mágicas.
Desde luego que no entraría. Su espíritu distaba mucho de ser combativo, y las tesituras de honor, duelo y todas esas cosas carecían de valor cuando se trataba de varias mujeres inocentes muertas y un enemigo que podría haber arrasado Faerun. Lo más eficaz en el menor tiempo posible y con los menores riesgos. Y a ser posible, sin sangre. Ése era su lema. Personalmente, hubiera preferido que el fiscal se hubiera podrido en la cárcel. Pero muerto estaba, y ella no lloraría su pérdida.
- Atmey intentó engañar a todos con el doble sentido de un traidor entre nosotros, acusando a Jack. Cualquiera que conozca un poco el corazón del mediano o con capacidad intuitiva sabría que eso no era cierto. Desgraciadamente, Jacksown a veces actúa…impulsivamente, y se tragó el fragmento a fin de evitar que lo uniera al rubí. Atmey se sacrificó para terminar de conformar el rubí, y ahí fue cuando perdimos al fiscal, muerto por lo que deseaba traer a este plano.
- Lo logró, según las palabras de tus compañeros.
- Así es. Pero el fragmento de Jacksown no estaba dentro de esa criatura: en cuanto el mediano reaccionó y lo destrozó fue derrotada.
Lazhkiera asintió. Mirando a Arianne, está ladeó la cabeza, enarcando una ceja antes de preguntar.
- Dama Lazhkiera, ya ha terminado el juicio de Atmey, y por tanto, mis visitas al templo de la justicia Sempiterna y la vigilancia del caballero Alafina, he de entender.
La mujer asintió, mientras ambas observaban al caballero de Plata, que sonrió tras el yelmo. Arianne no pudo evitar suspirar, mezcla de la libertad de nuevo otorgada y la pérdida de un buen compañero. Levantándose hizo una suave reverencia a los presentes, para alejarse del templo de la Justicia.
….
Stan estaba sentado con un botellín de cerveza, en cuanto vio aparecer a Arianne, se levantó. Mientras, Ander, por su parte, se encontraba pensativo…todo lo contrario de Jacksown, puro nervio.
- Os sugiero, señorita, que vayáis a descansar. Ha sido un día muy largo y parecéis cansada- El viejo aventurero echó otro trago a la botella, para recoger otra más de su mochila. Arianne se preguntó cuántas botellas se bebería para celebrar que seguía vivo.
- Podriamos descansar aquí, en la Taberna del cantor- La joven miró a sus compañeros.
- ¡Y comer con buena música! – Jacksown pegó un brinco, dispuesto.
- Pues adelante. – El clérigo de sêlune asintió, bajando con los demás para comer y descansar…merecidamente.

La segunda vez que testificaba, pero esta vez, por su propio pie.
Sentada en la silla, la joven de cabellos plateados y sonrisa perenne mantenía la narrativa en la que el jurado, y en concreto, la dama Lazhkiera Moriund, escuchaban atentamente.
- Cuando vos mandasteis a la paladina Jaina a buscar al alguacil describisteis la fachada de su edificio: era exactamente igual a la que Nebiros, nuestro director de la Orden Arcana, describió cuando realizamos un conjuro de conocimiento de leyendas sobre el fragmento carmesí. Por ello, mi compañero Stan y yo misma decidimos ir hasta allí, acompañados del sr. Briddo.
Arianne no omitió ningún aspecto. Pese a que había quedado muy en entredicho la eficacia de la justicia y de la Orden de Caballeros, todavía mantenía cierto respeto a la dama Lazhkiera. Miró de reojo a un caballero de Plata, para proseguir con aplomo.
- ¿Y cómo descubristeis el fragmento?
- Damián Astarte se lo entregó a la Orden Arcana para encerrarlo en nuestras cámaras de seguridad, y fabricar una copia idéntica con la que, si la secta conseguía sus propósitos, al menos la convocación del avatar no pudiera completarse. Conseguimos crear una copia tan efectivamente idéntica que guardaba, en menor proporción, las características de su antecesora: atrapaba la energía vital, o el alma, de aquel que la manipulase. La diferencia era que el fragmento verdadero estaba ya lleno, y este no.
- Sin embargo, el fragmento lo tenía el mediano Jacksown, ¿qué sucedió?
- No supe de Jacksown hasta que nos encontramos con el cuerpo moribundo del alguacil. Debió seguirnos con buen criterio, pues cuando llegamos, escuchamos los lamentos, y si no fuera por Stan, aún seguiríamos intentando derribar la puerta a trompicones. Justo allí apareció el clérigo Ander, por lo que completamos el grupo con 6 personas: Jaina, Briddo, Ánder, Jacksown, Stan y yo misma, mi señora.
La joven hizo una pausa, antes de proseguir. Jaina y el resto ya habían testificado, y sólo quedaba ella. Una de las cosas que agradecía era el hecho de que preguntasen desde el principio: el cargo o el rango no debería ser importante para demostrar mayor veracidad…Y si no, ahí estaba la prueba más fehaciente: Atmey, un fiscal corrupto y ladino hasta la médula, que ya no volvería a respirar.
- Cometimos el error de bajar todos a la vez por la trampilla manchada de sangre, por lo que quedamos atrapados en lo que parece ser un complejo subterráneo, en el corazón de Sundabar. Allí la secta se disponía a terminar el ritual. No entraré en las discusiones de mis compañeros y de mí misma, a no ser que me las preguntéis, mas sólo añadir que, tras una pelea, sólo el fiscal quedaba en pie, observando lo que en mi criterio, se trataba de un emisario de Bhaal en figura de piedra, y el rubí de sangre en el altar, con protecciones mágicas.
Desde luego que no entraría. Su espíritu distaba mucho de ser combativo, y las tesituras de honor, duelo y todas esas cosas carecían de valor cuando se trataba de varias mujeres inocentes muertas y un enemigo que podría haber arrasado Faerun. Lo más eficaz en el menor tiempo posible y con los menores riesgos. Y a ser posible, sin sangre. Ése era su lema. Personalmente, hubiera preferido que el fiscal se hubiera podrido en la cárcel. Pero muerto estaba, y ella no lloraría su pérdida.
- Atmey intentó engañar a todos con el doble sentido de un traidor entre nosotros, acusando a Jack. Cualquiera que conozca un poco el corazón del mediano o con capacidad intuitiva sabría que eso no era cierto. Desgraciadamente, Jacksown a veces actúa…impulsivamente, y se tragó el fragmento a fin de evitar que lo uniera al rubí. Atmey se sacrificó para terminar de conformar el rubí, y ahí fue cuando perdimos al fiscal, muerto por lo que deseaba traer a este plano.
- Lo logró, según las palabras de tus compañeros.
- Así es. Pero el fragmento de Jacksown no estaba dentro de esa criatura: en cuanto el mediano reaccionó y lo destrozó fue derrotada.
Lazhkiera asintió. Mirando a Arianne, está ladeó la cabeza, enarcando una ceja antes de preguntar.
- Dama Lazhkiera, ya ha terminado el juicio de Atmey, y por tanto, mis visitas al templo de la justicia Sempiterna y la vigilancia del caballero Alafina, he de entender.
La mujer asintió, mientras ambas observaban al caballero de Plata, que sonrió tras el yelmo. Arianne no pudo evitar suspirar, mezcla de la libertad de nuevo otorgada y la pérdida de un buen compañero. Levantándose hizo una suave reverencia a los presentes, para alejarse del templo de la Justicia.
….
Stan estaba sentado con un botellín de cerveza, en cuanto vio aparecer a Arianne, se levantó. Mientras, Ander, por su parte, se encontraba pensativo…todo lo contrario de Jacksown, puro nervio.
- Os sugiero, señorita, que vayáis a descansar. Ha sido un día muy largo y parecéis cansada- El viejo aventurero echó otro trago a la botella, para recoger otra más de su mochila. Arianne se preguntó cuántas botellas se bebería para celebrar que seguía vivo.
- Podriamos descansar aquí, en la Taberna del cantor- La joven miró a sus compañeros.
- ¡Y comer con buena música! – Jacksown pegó un brinco, dispuesto.
- Pues adelante. – El clérigo de sêlune asintió, bajando con los demás para comer y descansar…merecidamente.
Re: Se reanuda el Juicio
El joven hierofante de Selûne se mantenía en silencio, pensativo.
Sentía la mirada de la Señora de la Justicia de Sundabar, la Dama Lazhkiera, sobre él; inquisitiva pero amable, recta pero justa, eficaz pero compasiva.
Y aunque su respeto por la justicia del Dios Manco era sincero, los acontecimientos pasados junto a lo que acababa de ocurrir en aquella cueva le sumían más en un sentimiento triste que en una locuaz disposición.
Seguramente la sacerdotisa debió notarlo aunque sus palabras eran igualmente firmes.
- Así que todo lo ocurrido era sabido por la Iglesia de Selûne. ¿Por qué no acudisteis a las autoridades de la ley?
- Por que lamentablemente, como hemos podido ver, señora, a veces la justicia nada tiene que ver con las leyes. - Su tono era algo cansado, pero igualmente firme al mirar a la mujer que portaba la armadura de Tyr.
La suya, una armadura de la Doncella Luna que brillaba con una clara luz lunar repujada de runas y símbolos de su fe, estaba algo abollada y polvorienta, llena de su sangre y sangre de otros.
- Desde el principio ayudé a Damián Astarte y al buen mediano Jacksown contra el fiscal Atmey. No os aburriré con los detalles de mi fe, ni por qué estaba obligado a dar apoyo a ambos aunque por mí mismo no hubiera estado dispuesto a hacerlo. Fueron acusados injustamente, como ya se ha comprobado y sólo espero que su nombre quede limpio ya, pues se ha demostrádo que obraron buscando una libertad para todos contra la corrupción y la maldad de los servidores del Dios Bane. - El joven arrugó el ceño al explicarse. No era la primera vez que había tenido que sufrir a los banitas y aunque una vez más habían sido aplastados, el ver que debía luchar una y otra vez contra ellos tan sólo le recordaba el enorme mal que habitaba el mundo.
- Pero obraron contra las leyes.- La aseveración de la Dama Lazhkiera era clara.- Secuestraron a un fiscal en el mismo templo de Tyr.
- Sus acciones seguramente fueron un "delito", pero estuvieron movidas desde el bien. Se vieron arrastrados a ello al ver, impotentes, como un asesino, una maldad semejante, se atrevía a usar las leyes para acabar con las buenas gentes. El fiscal Atmey había hecho que el propio Damián tuviera precio sobre su cabeza. Una vez arrastrado fuera de la legalidad ¿Se puede seguir las leyes cuando éstas son injustas?
Quedaron frente a frente, mirándose. Pero finalmente Ánder sonrió tristemente.
- Lo siento. Vos no tenéis la culpa, mi señora. - Se acomodó de nuevo en la silla. Le dolía mucho la espalda.- Disculpad mis palabras, por favor. El único culpable es Atmey y ahora está muerto.
- ¿Qué ocurrió hoy? Llegasteis más tarde a la casa donde estaban los otros, eso es lo que han declarado vuestros compañeros.
- Así es. Paso mis días a caballo entre el templo de Argluna, donde sirvo, y Nevesmortas, donde fui destinado para guardar la fe en Nuestra Señora de Plata. Llegué tarde porque vine de Argluna por los rápidos.
- ¿Qué ocurrió cuando llegásteis a Sundabar?
- Me dirigí hacia aquí y los guardias de la puerta me avisaron de que las gentes que yo buscaba se habían dirigido hacia la casa del fiscal Atmey. Cuando llegué y vi aquella casa... Blanca, con sus flores y sus altos ventanales, ¡Por Selûne bendita que si me quedaba alguna duda, entonces ya no había lugar a ellas!
- Era la misma casa que el maestro de Nevesmortas, Nebiros, había visto en su visión del fragmento de rubí de sangre.
- Si, justo la misma. En la visión vió la casa. Y si había visto la casa con el rubí de sangre como foco del conjuro, la imágen correspondía a un lugar con el cual el rubí de sangre estaba íntimamente ligado.
- El lugar donde restaban los otros fragmentos.
- Si, así era con muchísima probabilidad.
- ¿Qué ocurrió cuando entrásteis?
- Al entrar vi al grupo de mis compañeros dentro y un cadáver. Uno de los guardianes del cuerpo de la ciudad de Sundabar. No pude hacer nada por el, ya llevaba un tiempo muerto y a todos nos debe llegar algún dia. Rezaré por que su alma se haya reunido felizmente con su Dios.- Hizo un gesto compasivo y al hablar se tocó la insignia de Selûne que cerraba su capa. Luego siguió hablando.- Mis compañeros me avisaron, estaban con las armas desenvainadas y atentos. Atmey había asesinado a aquel pobre guardia y las pisadas ensangrentadas llevaban hacia una trampilla. Decidimos bajar todos y cuando se nos ocurrió que podría ser una trampa, la trampilla se cerró.
- ¿Se cerró u os encerraron?
- Se cerró sola por un resorte, no había nadie arriba.
- ¿Qué ocurrió después?
- Discutimos que hacer. Y he recibido una cura de humildad que siempre ha de agradecerse. La voluntad y la firme decisión de doña Jaina nos hizo seguir y explorar en vez de usar conjuros para salir de la mazmorra, al pensar que simplemente estábamos encerrados. El Leal debe estar muy orgulloso de una servidora tan diligente. - Buscó con la mirada la alta y adusta figura de la paladina y sonrió al verla.- Siempre he dicho que si hay algo que criticar de doña Jaina es que sea errática en sus palabras, pero no en sus hechos. Cada uno es como es y ella es una buena mujer, la respeto y aún más ahora.
- Vaya, al fin buenas palabras para un paladín.- La Dama sonreía, divertida.
- Hasta los paladines, mi señora, son criaturas amadas por Selûne.- Ander bromeaba, riéndose suavemente.
- Entonces, explorásteis la cueva. ¿Qué ocurrió?
- Jacksown, como siempre, tenía prisa. Me dió algo de miedo de que le ocurriera algo, pero sabe lo que hace, tan sólo necesita algo más de seguridad en sí mismo. - Amusgó los ojos, como si aún los escuchara.- Entonces oimos voces. Escuché y me pareció percibir salmos. Al principio creímos que estaban terminando el ritual, pero tampoco era posible, nosotros teníamos el fragmento del rubí de sangre. Y entonces me dí cuenta de lo que eran, eran rezos mi señora, rezos alzados a Bane, al Señor Oscuro y su maldito poder de tiranía.
- ¿Qué hicisteis entonces?
- Cabía esperar qué hacer, tan sólo eran rezos, no formaban parte de un ritual. Vos sabréis cuál es la diferencia. El resto dudaba, pero para mí, que fueran rezos o no, estuvieran atados con Atmey o no (aunque he de decir, que siempre tuve la idea de que la secta estuviera vinculada con la Iglesia de Bane, un fiscal corrupto, olia tanto los métodos de Perdición...) no les hubiera dejado allí. Mi deber era acabar con ellos como ellos acababan con la libertad y la esperanza de las buenas gentes. Lo mismo pensó doña Jaina y estoy seguro de que lo mismo hubiera pensado don Briddo.
- Pero...
- Pero nos descubrieron y entonces tuvimos que luchar con ellos a muerte. Ya no importaba por que no nos dejarían salir con vida. Entonces, al acabar con el último de ellos, allí estaba, el Fiscal. Tan artero y alimañil como siempre, junto a una estatua de piedra de lo que parecía un emisario de Bane. Le tendríais que haber visto, intentando hacernos dudar, intentando dominar la situación a pesar de que estaba tan perdido. ¡Incluso llegó a acusar a Jacksown de haber estado colaborando con él!
- Cosa que...
- ¡Cosa que es imposible!- Hizo un gesto seco, zanjando el tema.- Prefiero pecar de ingenuo y confiar en mis amigos, mi señora, que permitir que mi corazón tenga una mínima duda. Y jamás hubiera dudado de Jacksown ni aunque él mismo me hubiera asegurado de que el Fiscal Atmey decía la verdad.
- ¿Y qué pasó después?
El selûnita suspiró.
- Nada de lo que pudimos decir convenció a Atmey de que se entregara. Su locura le cegó. Incluso cuando intentamos herirle para poder atraparlo, cuando llegamos hasta él se había sacrificado para completar el ritual. Era un loco... un maldito loco banita. Al sacarlo de la zona de ritual ya estaba muerto.
- Y entonces la estatua revivió.
- Si, al acabar el ritual, el rubí de sangre se alzó para meterse dentro de la estatua, que cobró vida y allí empezó el combate. Tengo suerte de estar vivo. El demonio se ensañó conmigo y si no hubiera sido por doña Jaina, que me curó, ahora estaría muerto. Lamentablemente, todos los golpes que le dábamos no hacian mella, incluso se recuperaba, su esencia vital estaba encerrada en el rubí de sangre.
- Asi que había que destruir el rubí de sangre para acabar con el demonio.
- Así es, y la clave la tenía Jacksown. Ese mediano loco se había tragado el trozo de rubí de sangre ¿Os lo habían contado? Hasta que no pudo destruirlo tuvimos que mantener a raya al demonio y como digo, fue un combate brutal.
- Cuando destruyó el fragmento, el demonio fue vulnerable.
Ánder asintió.
- Una flecha de Arianne le hizo daño y el demonio gritó. De repente nos dimos cuenta de que nuestros golpes sí le afectaban. Después no fue enemigo contra la fuerza de los paladines, ni contra las flechas de Arianne, ni contra la experiencia del señor Stan ni contra la fuerza de la luz de Selûne. Ni siquiera contra la voz mágica de Jacksown. - El clérigo sonrió.- Que por cierto, debo ver si tiene alguna herida en el estómago. Mira que tragarse ese trozo de rubí...
- Eso es todo, señor Ánder. Sundabar os agradece vuestra ayuda, a vos y a todos vuestros compañeros.
El joven se alzaba con esfuerzo y miraba sonriendo a la sacerdotisa.
- ¿Significa eso que Damián y Jacksown están fuera todo juicio? Atmey confesó todos sus crímenes ante nosotros antes de inmolarse.
La Dama de la Justicia suspiró. Aquel selûnita no tenía descanso. El hierofante se echó a reir, travieso.
- Que la Doncella Luna ilumine vuestro camino, dama Lazhkiera. - El clérigo le hizo un gesto de bendición, agradecido.- Si visitáis Argluna siempre seréis bien recibida en el Templo de las Estrellas Plateadas. Y si pasáis por Nevesmortas me gustará que vengais a saludar. - Se inclinó respetuosamente, todo lo que podía, maltrecho y con armadura.
- Para discutir, ¿Ánder de la Luna?
- Para intercambiar opiniones. - El joven sonrió sinceramente y tras despedirse de nuevo, fue a reunirse con sus compañeros.
Sentía la mirada de la Señora de la Justicia de Sundabar, la Dama Lazhkiera, sobre él; inquisitiva pero amable, recta pero justa, eficaz pero compasiva.
Y aunque su respeto por la justicia del Dios Manco era sincero, los acontecimientos pasados junto a lo que acababa de ocurrir en aquella cueva le sumían más en un sentimiento triste que en una locuaz disposición.
Seguramente la sacerdotisa debió notarlo aunque sus palabras eran igualmente firmes.
- Así que todo lo ocurrido era sabido por la Iglesia de Selûne. ¿Por qué no acudisteis a las autoridades de la ley?
- Por que lamentablemente, como hemos podido ver, señora, a veces la justicia nada tiene que ver con las leyes. - Su tono era algo cansado, pero igualmente firme al mirar a la mujer que portaba la armadura de Tyr.
La suya, una armadura de la Doncella Luna que brillaba con una clara luz lunar repujada de runas y símbolos de su fe, estaba algo abollada y polvorienta, llena de su sangre y sangre de otros.
- Desde el principio ayudé a Damián Astarte y al buen mediano Jacksown contra el fiscal Atmey. No os aburriré con los detalles de mi fe, ni por qué estaba obligado a dar apoyo a ambos aunque por mí mismo no hubiera estado dispuesto a hacerlo. Fueron acusados injustamente, como ya se ha comprobado y sólo espero que su nombre quede limpio ya, pues se ha demostrádo que obraron buscando una libertad para todos contra la corrupción y la maldad de los servidores del Dios Bane. - El joven arrugó el ceño al explicarse. No era la primera vez que había tenido que sufrir a los banitas y aunque una vez más habían sido aplastados, el ver que debía luchar una y otra vez contra ellos tan sólo le recordaba el enorme mal que habitaba el mundo.
- Pero obraron contra las leyes.- La aseveración de la Dama Lazhkiera era clara.- Secuestraron a un fiscal en el mismo templo de Tyr.
- Sus acciones seguramente fueron un "delito", pero estuvieron movidas desde el bien. Se vieron arrastrados a ello al ver, impotentes, como un asesino, una maldad semejante, se atrevía a usar las leyes para acabar con las buenas gentes. El fiscal Atmey había hecho que el propio Damián tuviera precio sobre su cabeza. Una vez arrastrado fuera de la legalidad ¿Se puede seguir las leyes cuando éstas son injustas?
Quedaron frente a frente, mirándose. Pero finalmente Ánder sonrió tristemente.
- Lo siento. Vos no tenéis la culpa, mi señora. - Se acomodó de nuevo en la silla. Le dolía mucho la espalda.- Disculpad mis palabras, por favor. El único culpable es Atmey y ahora está muerto.
- ¿Qué ocurrió hoy? Llegasteis más tarde a la casa donde estaban los otros, eso es lo que han declarado vuestros compañeros.
- Así es. Paso mis días a caballo entre el templo de Argluna, donde sirvo, y Nevesmortas, donde fui destinado para guardar la fe en Nuestra Señora de Plata. Llegué tarde porque vine de Argluna por los rápidos.
- ¿Qué ocurrió cuando llegásteis a Sundabar?
- Me dirigí hacia aquí y los guardias de la puerta me avisaron de que las gentes que yo buscaba se habían dirigido hacia la casa del fiscal Atmey. Cuando llegué y vi aquella casa... Blanca, con sus flores y sus altos ventanales, ¡Por Selûne bendita que si me quedaba alguna duda, entonces ya no había lugar a ellas!
- Era la misma casa que el maestro de Nevesmortas, Nebiros, había visto en su visión del fragmento de rubí de sangre.
- Si, justo la misma. En la visión vió la casa. Y si había visto la casa con el rubí de sangre como foco del conjuro, la imágen correspondía a un lugar con el cual el rubí de sangre estaba íntimamente ligado.
- El lugar donde restaban los otros fragmentos.
- Si, así era con muchísima probabilidad.
- ¿Qué ocurrió cuando entrásteis?
- Al entrar vi al grupo de mis compañeros dentro y un cadáver. Uno de los guardianes del cuerpo de la ciudad de Sundabar. No pude hacer nada por el, ya llevaba un tiempo muerto y a todos nos debe llegar algún dia. Rezaré por que su alma se haya reunido felizmente con su Dios.- Hizo un gesto compasivo y al hablar se tocó la insignia de Selûne que cerraba su capa. Luego siguió hablando.- Mis compañeros me avisaron, estaban con las armas desenvainadas y atentos. Atmey había asesinado a aquel pobre guardia y las pisadas ensangrentadas llevaban hacia una trampilla. Decidimos bajar todos y cuando se nos ocurrió que podría ser una trampa, la trampilla se cerró.
- ¿Se cerró u os encerraron?
- Se cerró sola por un resorte, no había nadie arriba.
- ¿Qué ocurrió después?
- Discutimos que hacer. Y he recibido una cura de humildad que siempre ha de agradecerse. La voluntad y la firme decisión de doña Jaina nos hizo seguir y explorar en vez de usar conjuros para salir de la mazmorra, al pensar que simplemente estábamos encerrados. El Leal debe estar muy orgulloso de una servidora tan diligente. - Buscó con la mirada la alta y adusta figura de la paladina y sonrió al verla.- Siempre he dicho que si hay algo que criticar de doña Jaina es que sea errática en sus palabras, pero no en sus hechos. Cada uno es como es y ella es una buena mujer, la respeto y aún más ahora.
- Vaya, al fin buenas palabras para un paladín.- La Dama sonreía, divertida.
- Hasta los paladines, mi señora, son criaturas amadas por Selûne.- Ander bromeaba, riéndose suavemente.
- Entonces, explorásteis la cueva. ¿Qué ocurrió?
- Jacksown, como siempre, tenía prisa. Me dió algo de miedo de que le ocurriera algo, pero sabe lo que hace, tan sólo necesita algo más de seguridad en sí mismo. - Amusgó los ojos, como si aún los escuchara.- Entonces oimos voces. Escuché y me pareció percibir salmos. Al principio creímos que estaban terminando el ritual, pero tampoco era posible, nosotros teníamos el fragmento del rubí de sangre. Y entonces me dí cuenta de lo que eran, eran rezos mi señora, rezos alzados a Bane, al Señor Oscuro y su maldito poder de tiranía.
- ¿Qué hicisteis entonces?
- Cabía esperar qué hacer, tan sólo eran rezos, no formaban parte de un ritual. Vos sabréis cuál es la diferencia. El resto dudaba, pero para mí, que fueran rezos o no, estuvieran atados con Atmey o no (aunque he de decir, que siempre tuve la idea de que la secta estuviera vinculada con la Iglesia de Bane, un fiscal corrupto, olia tanto los métodos de Perdición...) no les hubiera dejado allí. Mi deber era acabar con ellos como ellos acababan con la libertad y la esperanza de las buenas gentes. Lo mismo pensó doña Jaina y estoy seguro de que lo mismo hubiera pensado don Briddo.
- Pero...
- Pero nos descubrieron y entonces tuvimos que luchar con ellos a muerte. Ya no importaba por que no nos dejarían salir con vida. Entonces, al acabar con el último de ellos, allí estaba, el Fiscal. Tan artero y alimañil como siempre, junto a una estatua de piedra de lo que parecía un emisario de Bane. Le tendríais que haber visto, intentando hacernos dudar, intentando dominar la situación a pesar de que estaba tan perdido. ¡Incluso llegó a acusar a Jacksown de haber estado colaborando con él!
- Cosa que...
- ¡Cosa que es imposible!- Hizo un gesto seco, zanjando el tema.- Prefiero pecar de ingenuo y confiar en mis amigos, mi señora, que permitir que mi corazón tenga una mínima duda. Y jamás hubiera dudado de Jacksown ni aunque él mismo me hubiera asegurado de que el Fiscal Atmey decía la verdad.
- ¿Y qué pasó después?
El selûnita suspiró.
- Nada de lo que pudimos decir convenció a Atmey de que se entregara. Su locura le cegó. Incluso cuando intentamos herirle para poder atraparlo, cuando llegamos hasta él se había sacrificado para completar el ritual. Era un loco... un maldito loco banita. Al sacarlo de la zona de ritual ya estaba muerto.
- Y entonces la estatua revivió.
- Si, al acabar el ritual, el rubí de sangre se alzó para meterse dentro de la estatua, que cobró vida y allí empezó el combate. Tengo suerte de estar vivo. El demonio se ensañó conmigo y si no hubiera sido por doña Jaina, que me curó, ahora estaría muerto. Lamentablemente, todos los golpes que le dábamos no hacian mella, incluso se recuperaba, su esencia vital estaba encerrada en el rubí de sangre.
- Asi que había que destruir el rubí de sangre para acabar con el demonio.
- Así es, y la clave la tenía Jacksown. Ese mediano loco se había tragado el trozo de rubí de sangre ¿Os lo habían contado? Hasta que no pudo destruirlo tuvimos que mantener a raya al demonio y como digo, fue un combate brutal.
- Cuando destruyó el fragmento, el demonio fue vulnerable.
Ánder asintió.
- Una flecha de Arianne le hizo daño y el demonio gritó. De repente nos dimos cuenta de que nuestros golpes sí le afectaban. Después no fue enemigo contra la fuerza de los paladines, ni contra las flechas de Arianne, ni contra la experiencia del señor Stan ni contra la fuerza de la luz de Selûne. Ni siquiera contra la voz mágica de Jacksown. - El clérigo sonrió.- Que por cierto, debo ver si tiene alguna herida en el estómago. Mira que tragarse ese trozo de rubí...
- Eso es todo, señor Ánder. Sundabar os agradece vuestra ayuda, a vos y a todos vuestros compañeros.
El joven se alzaba con esfuerzo y miraba sonriendo a la sacerdotisa.
- ¿Significa eso que Damián y Jacksown están fuera todo juicio? Atmey confesó todos sus crímenes ante nosotros antes de inmolarse.
La Dama de la Justicia suspiró. Aquel selûnita no tenía descanso. El hierofante se echó a reir, travieso.
- Que la Doncella Luna ilumine vuestro camino, dama Lazhkiera. - El clérigo le hizo un gesto de bendición, agradecido.- Si visitáis Argluna siempre seréis bien recibida en el Templo de las Estrellas Plateadas. Y si pasáis por Nevesmortas me gustará que vengais a saludar. - Se inclinó respetuosamente, todo lo que podía, maltrecho y con armadura.
- Para discutir, ¿Ánder de la Luna?
- Para intercambiar opiniones. - El joven sonrió sinceramente y tras despedirse de nuevo, fue a reunirse con sus compañeros.
Re: Se reanuda el Juicio
Esaban en un lugar poco conocido, alejado de miradas indiscretas, donde sólo los dioses, o quizás ni éstos podían posar sus ojos. Dos figuras estaban sentadas en sillas en torno a una mesa redonda de grandes proporciones, y una de ellas, la más alta, una mujer, miraba a la otra, una figura bajita y menuda que apenas llegaba al borde de la mesa.
- Vamos, ¿por qué no me estás contando lo que ha ocurrido?- dijo la mujer con autoridad. El mediano, que se había distraído jugando con un rubí del tamaño de un puño entre sus manos, alzó la cabeza con aire despistado.
- ¡Ah, está bien, no te pongas así!- Jack sonreía ampliamente.- ¡El caso es que Atmey está muerto, no creo que vaya a darnos más problemas!
- ¿Pero acaso no vas a contarme por qué está muerto, calzas cortas?- preguntó de nuevo la figura femenina bajo la luz de un candelabro, algo irritada.
- ¡Oh, claro, verás!- Jacksown dejó el rubí encima de la mesa y mientras se explicaba movía las manos para darse más argumentación.- ¡Descrubimos dónde vivía Atmey por casualidades de la vida, era una casa de la cuál Nebiros había tenido una especie de premonición o algo así, la verdad es que no me enteré mucho de eso!- sonrió disculpándose mientras se rascó la nuca y prosiguió.- ¡El caso es que habían mandado al alguacil a su casa, porque tenía que proseguir el juicio y Atmey no había acudido!
- Ya veo.- dijo la mujer, entrando en la escena.- ¿Qué más?
- ¡Encontramos al alguacil muerto en la cámara principal, y ya nos empezamos a oler que había algo sucio!- el mediano asintió firmemente.- ¡Ánder Ventormenta, por la gracia de Selûne, apareció en aquella casa, y tras encontrar una rendija que conducía a un subterráneo algo lóbrego, nos adentramos todos!
- Arianne, Shapirra, Leore, el borracho, Ventormenta, y tú.- recapituló la mujer para sí misma. Jack continuó explicándose.
- ¡Todo era una encerrona, arg!- esbozó una mueca de asco.- ¡En cuanto traspasamos la rendija, ésta se cerró con un resorte, y aunque él clérigo de las estrellas podría habernos sacado de allí, decidimos quedarnos para indagar!
- Continúa.
- ¡Traspasamos el oscuro lugar hasta lo que parecía ser una cámara natural, donde desde un sitio bien escondido se oían extraños cánticos que identificamos como salmos hacia Perdición, sí!- asintió de nuevo con firmeza.- ¡Arianne decidió infiltrarse de manera invisible y nos contó que había varios sectarios a la defensa, y en un altar había una estatua enorme y de aspecto demoniaco, y el mismo Atmey estaba observándola!
Se oían ruidos desde arriba. Al parecer, había mucho movimiento en el lugar, y la mujer miró a Jacksown con apremio.
- Vamos, concluye.- le apuró.
- ¡Acabamos con los sectarios, me acusaron de traidor, Atmey se sacrificó tras tragarme el fragmento del rubí, el demonio surgió en carne y hueso, lucharon contra él en vano hasta que, mágicamente, el ´pequeño rubí apareció en mi mano, lo destrocé y finalmente consiguieron vencerlo!
La bella figura femenina lo miró con esceptismo. ¿Le estaba tomando el pelo?
- ¡Bueno...! ¿no tenías prisa?- Jack se rascó la nuca molesto.
La mujer suspiró. Con ese mediano, era una batalla perdida.
- Puede que te hayas librado del calabozo dado que integrantes de La Orden han sido testigos de tus intenciones.- dijo.- No sé cómo están las leyes ahora, pero me temo que es muy posible que no te dejen entrar en ésta ciudad en una buena temporada.
Jack se levantó de la mesa y cogió el rubí que utilizó como broche de su capa, la cuál se echó dentre los hombros y ató al cuello.
- ¡Entonces puede que no nos veamos en un tiempo!
- De eso nada.- dijo la mujer rotundamente a la vez que ella también se levantaba.- Cuando haya otra misión ya te lo haré saber, y si no acudes, me lo tomaré como una traición, ¿me has entendido?
A ella no le gustaba tener que llegar a esos extremos, pero a ese mediano, para hacer que algo le entrase en su cabeza, tenía que ponerle siempre en lo peor. Éste asintió mientras tragó saliva sonoramente.
- ¡Está bien, está bien!- dijo mientras se alejó hacia las escaleras de subida.
- Será mejor que seas discreto, han estado a punto de cogerte.- advirtió la mujer.
Jack miró hacia atrás y asintió. Tras ello, sonrió como él solía hacer ante la felicidad o la adversidad, ante la salud o ante la enfermedad, ante el bien o ante el mal, quizás no diferenciaba unos de otros, o quizás todo le daba igual.
- ¡Entonces... hasta la próxima!- echó a correr hacia las escaleras, pero no se dió cuenta de lo cerca que estaba de ellas y cuando dió el primer paso se tropezó con la primera de ellas y cayó estrepitosamente al suelo. Se levantó con rapidez y se alisó las ropas, y cuando vió que la mujer lo observaba con una mirada que podría tumbar una pared y de brazos cruzados, se rascó la nuca y sonrió como disculpa.
- ¡Lo siento, lo siento!- tomó el primer escalón, y cuando vio que el camino ya era seguro para sus torpes pies, alzó una mano hacia atrás y desapareció las el final, una puerta de discretas dimensiones.- ¡Adiós!
La mujer se mantuvo un instante observando hasta que no se pudo contener más y comenzó a reír. Había gente que odiaba trabajar con incompetentes y con gente que no nació dada para desempeñar el oficio que trataban, pero en cuanto se refería a ese mediano, se trataba de una diversión sin igual. Ascendió con tranquilidad mientras la sonrisa perduró en sus labios.
- Vamos, ¿por qué no me estás contando lo que ha ocurrido?- dijo la mujer con autoridad. El mediano, que se había distraído jugando con un rubí del tamaño de un puño entre sus manos, alzó la cabeza con aire despistado.
- ¡Ah, está bien, no te pongas así!- Jack sonreía ampliamente.- ¡El caso es que Atmey está muerto, no creo que vaya a darnos más problemas!
- ¿Pero acaso no vas a contarme por qué está muerto, calzas cortas?- preguntó de nuevo la figura femenina bajo la luz de un candelabro, algo irritada.
- ¡Oh, claro, verás!- Jacksown dejó el rubí encima de la mesa y mientras se explicaba movía las manos para darse más argumentación.- ¡Descrubimos dónde vivía Atmey por casualidades de la vida, era una casa de la cuál Nebiros había tenido una especie de premonición o algo así, la verdad es que no me enteré mucho de eso!- sonrió disculpándose mientras se rascó la nuca y prosiguió.- ¡El caso es que habían mandado al alguacil a su casa, porque tenía que proseguir el juicio y Atmey no había acudido!
- Ya veo.- dijo la mujer, entrando en la escena.- ¿Qué más?
- ¡Encontramos al alguacil muerto en la cámara principal, y ya nos empezamos a oler que había algo sucio!- el mediano asintió firmemente.- ¡Ánder Ventormenta, por la gracia de Selûne, apareció en aquella casa, y tras encontrar una rendija que conducía a un subterráneo algo lóbrego, nos adentramos todos!
- Arianne, Shapirra, Leore, el borracho, Ventormenta, y tú.- recapituló la mujer para sí misma. Jack continuó explicándose.
- ¡Todo era una encerrona, arg!- esbozó una mueca de asco.- ¡En cuanto traspasamos la rendija, ésta se cerró con un resorte, y aunque él clérigo de las estrellas podría habernos sacado de allí, decidimos quedarnos para indagar!
- Continúa.
- ¡Traspasamos el oscuro lugar hasta lo que parecía ser una cámara natural, donde desde un sitio bien escondido se oían extraños cánticos que identificamos como salmos hacia Perdición, sí!- asintió de nuevo con firmeza.- ¡Arianne decidió infiltrarse de manera invisible y nos contó que había varios sectarios a la defensa, y en un altar había una estatua enorme y de aspecto demoniaco, y el mismo Atmey estaba observándola!
Se oían ruidos desde arriba. Al parecer, había mucho movimiento en el lugar, y la mujer miró a Jacksown con apremio.
- Vamos, concluye.- le apuró.
- ¡Acabamos con los sectarios, me acusaron de traidor, Atmey se sacrificó tras tragarme el fragmento del rubí, el demonio surgió en carne y hueso, lucharon contra él en vano hasta que, mágicamente, el ´pequeño rubí apareció en mi mano, lo destrocé y finalmente consiguieron vencerlo!
La bella figura femenina lo miró con esceptismo. ¿Le estaba tomando el pelo?
- ¡Bueno...! ¿no tenías prisa?- Jack se rascó la nuca molesto.
La mujer suspiró. Con ese mediano, era una batalla perdida.
- Puede que te hayas librado del calabozo dado que integrantes de La Orden han sido testigos de tus intenciones.- dijo.- No sé cómo están las leyes ahora, pero me temo que es muy posible que no te dejen entrar en ésta ciudad en una buena temporada.
Jack se levantó de la mesa y cogió el rubí que utilizó como broche de su capa, la cuál se echó dentre los hombros y ató al cuello.
- ¡Entonces puede que no nos veamos en un tiempo!
- De eso nada.- dijo la mujer rotundamente a la vez que ella también se levantaba.- Cuando haya otra misión ya te lo haré saber, y si no acudes, me lo tomaré como una traición, ¿me has entendido?
A ella no le gustaba tener que llegar a esos extremos, pero a ese mediano, para hacer que algo le entrase en su cabeza, tenía que ponerle siempre en lo peor. Éste asintió mientras tragó saliva sonoramente.
- ¡Está bien, está bien!- dijo mientras se alejó hacia las escaleras de subida.
- Será mejor que seas discreto, han estado a punto de cogerte.- advirtió la mujer.
Jack miró hacia atrás y asintió. Tras ello, sonrió como él solía hacer ante la felicidad o la adversidad, ante la salud o ante la enfermedad, ante el bien o ante el mal, quizás no diferenciaba unos de otros, o quizás todo le daba igual.
- ¡Entonces... hasta la próxima!- echó a correr hacia las escaleras, pero no se dió cuenta de lo cerca que estaba de ellas y cuando dió el primer paso se tropezó con la primera de ellas y cayó estrepitosamente al suelo. Se levantó con rapidez y se alisó las ropas, y cuando vió que la mujer lo observaba con una mirada que podría tumbar una pared y de brazos cruzados, se rascó la nuca y sonrió como disculpa.
- ¡Lo siento, lo siento!- tomó el primer escalón, y cuando vio que el camino ya era seguro para sus torpes pies, alzó una mano hacia atrás y desapareció las el final, una puerta de discretas dimensiones.- ¡Adiós!
La mujer se mantuvo un instante observando hasta que no se pudo contener más y comenzó a reír. Había gente que odiaba trabajar con incompetentes y con gente que no nació dada para desempeñar el oficio que trataban, pero en cuanto se refería a ese mediano, se trataba de una diversión sin igual. Ascendió con tranquilidad mientras la sonrisa perduró en sus labios.