Yathallar=Gran sacerdotisa de Lloth.¿Cazador o presa?
Últimamente Ard’Non Ymrymn estaba muy atareado, el entrenamiento de toda las castas de la Qu’ellar recaían sobre sus hombros, ya que nada se sabía del paradero de los demás Maestros de la Casa, además de sus múltiples quehaceres y obligaciones para con las sacerdotisas y la instrucción de los Sargtlin, el brazo armado de la Casa. Multitud de reclutas en busca de ser partícipes de la gloria de la Qu’ellar Ymrymn habían acudido en los últimos días a Belg’aragh, el rumor de que el Maestro de Armas de la segunda Gran Casa del puesto fronterizo había acabado con tres herejes rivvin sin tan siquiera sufrir un rasguño, corría de boca en boca. La Qu’ellar Ymrymn gozaba del favor de Lloth.
Los ciclos pasaban sin que nada de realmente importancia aconteciera, pasar revista a las tropas, entrenamientos, entrevistas, patrullas y la más agotadora de las tareas, cuidar de la seguridad y satisfacer los deseos de las caprichosas y crueles Yathrins. En tan solo una decana, tres sacerdotisas de Lloth habían sido acogidas y puestas a prueba por la Yathallar Thren’dei. Por suerte para el Maestro, las caprichosas sacerdotisas pronto empezarían a despellejarse las unas a las otras y lo dejarían en paz.
Ya habían pasado dos decanas de aquél suceso en los túneles superiores con los paladines herejes y no había informes de más avistamientos rivvin, había comenzado con la instrucción en patrulla de los nuevos reclutas y si bien aún les quedaba mucho por aprender, el Maestro de Armas Ymrymn sabía que nada les haría aprender mejor sus enseñanzas que llevándolos sobre el terreno. Y así un reducido número de tan solo tres Ymrymn, se encaminó a realizar maniobras por los túneles superiores. La patrulla estaba formada por Szordrin, un joven e inexperto drow que había entrado a formar parte de la Qu’ellar Ymrymn hacía tan solo unos ciclos, la Yatahllar Thren’dei y el mismo Qu’el’saruk de la Casa, Ard’Non Ymrymn. Debía ser un viaje tranquilo, perfecto para instruir al joven Velg’larn Szordin en sus tareas como batidor, pero…los hilos de la telaraña de Lloth son caprichosos, La Ultrine tenía otros planes para la improvisada y reducida patrulla.
Avanzaron sin dificultad por los túneles, los únicos retrasos fueron algún encuentro fortuito con Basiliscos en la zona de la caverna del Lago y unos pocos Micónidos en la sección superior cuando revisaron los yacimientos de Titanio. Todo estaba en calma, todo parecía normal. Las vetas no parecían haber sido minadas desde que Ard’Non las revisara ciclos atrás, las alimañas vagaban por las cavernas en un número controlable, no parecía que tuvieran que reducir su población por el momento, así que continuaron su avance hacia los depósitos de Diamantes.
En la angosta subida hacia la caverna donde se encontraban las piedras preciosas, Ard’Non dio orden a Szordin de que se adelantara y explorara el terreno, él se quedaría custodiando la seguridad de la Yathallar Thren’dei en una zona que escogió por su facilidad defensiva. El velg’larn partió raudo a cumplir las ordenes del Maestro, sin vacilar un segundo, se adentro en la negrura de los túneles en solitario.
El tiempo pasaba, ya hacía más de media hora que el Batidor había partido a cumplir su misión de reconocimiento y no daba señales de vida. Algo no marchaba bien, pensó Ard’Non.
- Malla Yathallar, el velg’larn no regresa y llevamos demasiado tiempo parados, será mejor moverse e investigar que le ha ocurrido, parados somos un blanco fácil para cualquier enemigo. –Dijo Ard’Non usando el lenguaje de signos drow-
- Bien Ard’Non, movámonos pues –Respondió ella usando el mismo lenguaje-
Avanzaron despacio por los túneles, Ard’Non abría la comitiva del binomio, adelantado unos pasos de la sacerdotisa. Recorrieron un largo túnel que giraba tras un momento dado hacia la izquierda y se extendía varios metros más, hasta llegar a un cruce con forma de “T”. Allí, en medio de la intersección, estaba tirado en el suelo el cuerpo sin vida de Szordin. Un breve vistazo le bastó al Maestro de Armas para reconocer la causa de su fallecimiento, una trampa…-¿Cómo ese inútil había caído en una trampa tan sencilla?- Pensó el drow. Sin más se acercó al cadáver y tiró con fuerza de una de sus piernas hacia el interior del túnel por el que habían llegado, alejándose unos metros de la trampa y el cruce.
- Mi Señora, parece que el batidor cayó victima de una trampa. –Expresó Ard’Non en lenguaje de signos con la mano libre mientras acercaba el cuerpo donde se encontraba situada la sacerdotisa-
- Veamos si la Ultrine tiene deseos de que este drow siga caminando entre los vivos. –Replicó ella-
Elevó las manos hacia arriba al tiempo que entonaba una plegaría a la Reina Araña, versos y palabras de tremendo poder salían de su boca mientras un alo luminoso de color púrpura comenzaba a emanar por las puntas de sus dedos, que dirigió al pecho del caído, insuflando la vida en aquél cuerpo maltrecho poco a poco. El drow, abrió los ojos, su respiración aún agitada era signo de que su alma había estado atrapada en algún tipo de terror abismal, entonces fue consciente de donde y ante quien se encontraba.
- Malla Yathallar…Qu’el’saruk –El batidor miró hacia los lados del túnel- No percibí la trampa hasta ser demasiado tarde…lo lamento. – El drow se puso en pie como pudo e intentó recomponerse-
Algo llamó la atención de Ard’Non en ese momento, pisadas…voces…
- Alerta, tenemos compañía. Szordin, protege a la Yathallar –Dijo en un susurro en lengua drow-
El trío oscuro se posicionó de cara hacia la abertura en forma de “T”. Silencio…nada se movía, o eso creía Ard’Non. Bastó con asomarse por la esquina para que un astil empenachado terminara clavándose en su hombro, su rápida reacción y la armadura le libraron de la peor parte del impacto, tampoco había tiempo en ese momento para preocuparse por el dolor, no ahora…había visto a dos darthiir armados con arco acechándolos por el pasillo Este. Rápido retrocedió unos pasos tomando cobertura y acercándose a Thren’dei, su zurda tomó un pergamino que llevaba preparado en un tubo del cinturón y lo leyó, desapareciendo a la vista.
-Darthiir mi Señora, no consigo verlos…-El drow tiró con fuerza del astil, arrancando la flecha mientras ahogaba la queja- deben estar escondidos entre las sombras. –Usando el lenguaje de signos mientras trataba de percibir algo que delatara la posición de los atacantes –
-La sacerdotisa elevó nuevamente una plegaria a su oscura Diosa, apelando al poder de la visión mágica, sus ojos relucían en contraste con la oscuridad reinante. Echó un vistazo hacia el cruce y transmitió algo a Ard’Non usando el lenguaje drow- Hay uno más adelante observándonos en el pasillo Oeste. Acaba con ellos Ard’Non…-Su voz sonó a sentencia-
Nada más lejos de la realidad, aquello era todo cuanto necesitaba Ard’Non para dar rienda suelta a su sed de sangre, sangre Darthiir… el Guardián de Lloth desenrolló otro pergamino más que sacó de un recipiente similar al anterior, sujeto a su cinto, leyéndolo con premura por las circunstancias que los rodeaban. Pronto, el sádico y mortal guerrero gozó de la visión mágica que le revelaría la posición de aquellos pobres infelices.
- Be’la Lloth, Bel’la Ymrymn –El Maestro de Armas se lanzó al combate, directo a por su primer rival que sorprendido al verlo cargar, trató de acertarle con sus flechas, fue inútil, como también lo fue la lluvia de astiles que llegaban desde el otro lado del pasillo que, pese a impactar en su blanco, no lograban poner fin a la danza de muerte que había comenzado-
- E…E…Elenth…- Dijo la Darthiir al ver con horror como el drow le arrebataba de un golpe su arco que cayó partido en dos al suelo-
Por el rabillo del ojo, Ard’Non había visto otro tercer Darthiir oculto entre las sombras, una sombra que acechaba cual una pantera a su presa, buscando el fatal momento para atacar.
- No debe cogerme desprevenido. –Pensó el drow, que como cobertura, apeló a sus poderes innatos para crear un globo de oscuridad que lo protegiera del constante flujo de flechas provenientes del otro lado del pasillo que empezaban a ser molestas-
En ese momento, Thren’dei y Szordin entraron en juego. El batidor se lanzó contra la Darthiir al ver que su Señor se giraba hacia el asesino, mientras, la Yathallar, trató de eliminar al elfo que fuera del globo de oscuridad, había comenzado a disparar sobre ella ante la imposibilidad de continuar haciéndolo sobre su victima anterior, seguramente, por miedo a dañar a sus compañeros. El endemoniado arquero tenía la ventaja sobre la Yathallar, que rápido cayó fulminada por una lluvia de flechas certeras que erizaron su cuerpo. Szordin, corrió la misma suerte, el asesino lo interceptó al tiempo que el batidor lanzaba una flecha certera hacia la Darthiir desarmada, que ya se encontraba casi lista para atacar de nuevo con un nuevo arco que descolgó de su espalda. De poco le sirvió al asesino acabar con la vida de Szordin, Ard’Non, se había girado hacia él tan pronto como termino de conjurar la oscuridad que los rodeaba.
-Primero le quito el arma derecha- Pensó el drow mientras un terrible golpe se estrellaba contra la guarda del estoque del elfo que la hizo saltar por los aires para perderse en la negrura- Luego la izquierda - Su arma esta vez impactó al vacío, el asesino que había sido sorprendido con el primer golpe, se giro rápidamente hacia su nuevo adversario, fintando tan veloz como un rayo y esquivando el golpe que lo habría dejado completamente desarmado, a merced del elfo oscuro.
-Una victoria momentánea- Se dijo Ard’Non, que aferrando con fuerza su acero, descargó una lluvia de golpes sobre el elfo. Aquel asesino era bueno, sabía lo que se hacía, pocas veces el Maestro de Armas había topado con alguien tan versado en el combate como él, fintaba y esquivaba como el mismísimo demonio, aunque, tenía las de perder, las feroces acometidas que el drow lanzaba sin descanso contra él, lo dejaron exhausto rápidamente y el golpe fue brutal, un sonido sordo retumbó por toda la caverna, era el hueso de la muñeca del elfo al romperse por el tremendo impacto que recibió en su mano armada. Desamparado y viéndose perdido, el elfo retrocedió unos pasos y trató de sacar algún arma con la que poder defenderse de su agresor. El Qu’el’saruk aprovechó aquello para girar sobre si mismo y tratar de destruir el nuevo arco de la elfa que ya apuntaba a su espalda. El avezado Guardián de Lloth, pegó su espalda a la pared, encarando su escudo hacia el asesino al tiempo que golpeaba de plano con su acero, la mano que sujetaba el arco de la elfa, que con un grito de dolor, dejó caer el arma al suelo al sentir sus dedos entumecidos y doloridos por el impacto.
- Eso debería frenarla un buen rato. –Se dijo el drow y, estaba en lo cierto, la elfa comenzó a elevar plegarias a su Dios hereje-
Resuelto el problema de la arquera, se giró completamente hacia el asesino, que ya cargaba con un estoque en la mano sana hacia él. Durante unos segundos hubo un intercambio de golpes, fintas y esquivas, ninguno conseguía acertar a su adversario. Pero entonces el Maestro drow realizó una argucia, adelantó adrede su pierna izquierda mientras realizaba un ataque total hacía el pecho del elfo, dejándola como señuelo para su adversario. Sin dudarlo, el asesino, creyendo haber encontrado una abertura entre las defensas del drow, lanzó una estocada hacia el arma de su enemigo. – Ya eres mío – Pensó el drow. El Maestro de Armas Ymrymn, aprovechó ese movimiento para golpear el estoque del elfo con un barrido vertical que dejó al asesino boquiabierto, desarmado a la espera del golpe fatal que acabaría con su vida. Este no tardó en venir, ya sólo quedaban dos…
La expresión de terror en el rostro de la elfa al ver como la muerte personificada en aquél drow se giraba hacia ella, fue casi mayor recompensa para Ard’Non que el placer que le produjo hendir su maléfica espada bastarda en su carne mientras esta terminaba de conjurar alguna clase de plegaria. Buscando su flanco, el experimentado guerrero drow había propinado una estocada en profundidad con “Desangradora” que expresó su contento mentalmente a su portador por permitirle saciar su voraz apetito con la sangre de aquella infiel. En aquel mismo momento, el globo de oscuridad se disipó.
Ambos adversarios se observaron brevemente por una fracción de segundo. Sobraban las palabras, allí y en ese momento, se decidiría el destino de ambos, vivir o morir…vencer o ser vencido, cazador…o presa.
El elfo salvaje fue el primero en atacar, una tanda de flechas silbantes llovieron sobre el ya herido drow que se lanzaba a la carrera contra él con el escudo por delante. Quien sabe si presa de la rabia o la ira a causa de haber sido testigo de los gritos de sus compañeros, o temiendo que si no acababa con el Guardián de Lloth antes de que llegara a su altura, el elfo salvaje esperó hasta el ultimo momento para dejar de disparar e intentar esquivar la carga que le venía encima. Craso error. La embestida resultó ser fatal para él. Ard’Non, embistió de lleno con su escudo al Darthiir, que perdió el arco con el golpe, pero…el anciano elfo salvaje aún no estaba acabado. Haciendo de tripas corazón, salió corriendo por uno de los túneles tratando de ganar tiempo y conseguir hacerse con su arco o el de su compañera caída. El drow, dándose cuenta de sus intenciones, salió corriendo tras el, hostigándolo a cada paso sin cejar en su empeño.
El elfo salvaje, viéndose imposibilitado en recoger su propio arco o el de su compañera, optó por tratar de sacar a la carrera otro que portaba colgado a la espalda. No le fue fácil, más ligero que su perseguidor ataviado con armadura pesada, corrió con todas sus energías para adelantarse, por fin, tras girar un recodo en el ensanchamiento del túnel, pudo descolgarse el arco, el que cargo con presteza y rapidez, apuntando al elfo oscuro que acudía a él para darle muerte.
Victima del cansancio, el viejo elfo tan solo consiguió disparar un par de veces su arco contra Ard’Non, que de un salto se puso a su altura con la espada ya en ristre.
Un solo golpe bastó para acabar con gran parte de las esperanzas del elfo salvaje.
Su arco, terminó con la cuerda rota tras tratar de cubrirse con el ataque del drow. Viéndose perdido, el elfo salvaje echó a correr nuevamente, esta vez en dirección al arco que perdió con la primera embestida. Una lluvia de dardos cosió la espalda del elfo salvaje que poco podía hacer para esquivarlos mientras el drow le perseguía a la carrera lanzándoselos con fuerza. Pronto el elfo cometería aquel que sería su ultimo error, quizás viéndose perdido decidió aferrar su arco para morir con el en las manos, víctima de algún estúpido apego sentimental al arma, pensó el drow. Fuera como fuese, Ard’Non Ymrymn descargó una ultima vez a “Desangradora” contra el Darthiir, poniéndole fin a su existencia con un tajazo que desparramó sus tripas por los suelos de la Antípoda Oscura…sin duda, la Qu’ellar Ymrymn, gozaba con el favor de Lloth y esta se encargaba con dedicación y esmero a extender el terror que la Oscura Diosa se merecía.
…Mientras su diabólico acero alababa a su portador mentalmente por otorgarle tal festín, él drow comenzó a atender a su Yathallar Thren’dei, no sin antes mirar el campo de batalla y al Darthiir arquero que aún conservaba su arma aferrada entre sus manos…
Lo que vino después se realizó como un proceso rutinario, recompuesta la patrulla, el Velgak encendió una fogata y calentó su medallón de Lloth, con el que marcó al rojo a los Darthiir caídos en la batalla. Allí los dejaron en medio de los túneles, los que probablemente, serían sus tumbas si alguien del mundo brillante no los encontraba antes…
Qu'el'saruk= Jefe militar de una casa.
Qu'ellar=Gran casa drow.
Velgak=Jefe de patrulla.
Darthiir=Elfos de la superficie.
Agradecimientos: Mi más profundo agradecimiento y respeto hacia los implicados, tanto de uno como del otro bando, sin vosotros todo esto no sería posible.
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